jueves, 28 de julio de 2016

Crónicas de la “nerd” entusiasta: Todo lo que debes saber de “American Gods” de Neil Gaiman.





En una ocasión, Neil Gaiman dijo que estaba casi convencido que su libro "American Gods" no podría ser adaptado a ningún formato visual. Lo dijo sin malicia alguna pero sobre todo, luego que en varias ocasiones, la novela intentara convertirse en un guión cinematográfico o televisivo, sin lograrlo. Ya para el 2010, HBO había mostrado interés en una versión serial de la historia, pero por diferentes razones - sobre todo las diferencias creativas entre el autor y los guionistas - llevaron al proyecto a un punto muerto. Tendrían que transcurrir casi seis años para que el canal STARZ (conocido por haber llevado a la pantalla chica productos de excelente factura como Spartacus y Black Sail) retomara el testigo y decidiera crear lo que es quizás uno de los proyectos más ambiciosos de la cadena. Y es que la novela Neil Gaiman - llamada en ocasiones “Los Vengadores de la mitología”- es más que una cuidada recreación sobre mitos y dioses de diversas culturas. Se trata de una búsqueda de significado de la fe y la creencia, pero sobre todo un recorrido por la Norteamérica profunda y su personalidad desconocida. Los Dioses de Gaiman no sólo luchan entre sí por la supervivencia - en una conmovedora batalla contra el olvido y el dolor del desarraigo - sino que se enfrentan por el control espiritual del Centro del Mundo moderno: dioses antiguos y tradicionales con fuertes raíces mitológicas en el Viejo Mundo y los contemporáneos se disputan el privilegio de la fe en una batalla invisible de consecuencias imprevisibles.  Encabezan el reparto Ricky Whittle (Los 1000) como Sombra, el misterioso protagonista, Ian McShane, Emily Browning, Sean Harris, Yetide Badaki, Bruce Langley, Crispin Glover, Jonathan Tucker, Cloris Leachman, Peter Stormare, Mousa Kraish y Gillian Anderson.

No obstante, más allá del suceso televisivo ¿Qué simboliza en realidad "American Gods" como una forma de comprender el origen de algo tan profundo como nuestra curiosidad por lo desconocido? ¿Se trata de una búsqueda sobre los elementos que sostienen nuestra necesidad de creer y como se definen? ¿O como bien dijo su autor, una visión renovada sobre el mito? "American Gods" por supuesto, no se prodiga con facilidad y es una compleja estructura de visiones y reflexiones sobre la naturaleza del espíritu humano como símbolo esencial de nuestra capacidad para comprendernos. Y ese quizás, es su mayor acierto.

Ver, creer y mirar: La teología de Neil Gaiman.

Neil Gaiman suele decir que no está a altura de su propio mito. Que por ese motivo, incluye en su página web, incluye un blog donde detalla su vida corriente y cotidiana. “Nadie puede tener fantasías góticas sobre mi, cuando me imagina limpiando el vómito del gato a medianoche” comenta con su acostumbrado buen humor. Y no obstante sus esfuerzos, es casi imposible no interpretar a Neil Gaiman a través de su capacidad para crear el misterio, para construir una idea sobre el mundo tan lóbrega como hermosa. Porque Neil Gaiman no sólo escribe un Universo a su medida, como cualquier escritor de ficción, sino que además lo dota de una verosimilitud profundamente significativa. De una vitalidad que desconcierta y cautiva a la vez.
Y es que Neil Gaiman, es de un hecho un mito pop, a pesar de sus objeciones al respecto. No sólo por haber transformado el mundo de la novela gráfica con sus series sobre “Sadman” sino por haber brindado una nueva interpretación a la literatura juvenil e infantil. Con su sensibilidad e ingenio, Gaiman logró renovar el género y dotarlo de una renovada energía y sobre todo, otorgarle una original vuelta de tuerca, crear algo tan novedoso que por casi una década se ha mantenido incólume. Una revolución a toda regla en lo que respecta al mundo de la fantasía y a la forma comos se interpreta actualmente. Atípico, con un enorme caudal de referencias culturales y sociales, la obra de Gaiman se mueve con agilidad no sólo entre la narración en estado puro sino además, en una reflexión insistente sobre la identidad de sus personajes y la atmosfera que crea para ellos. En otras palabras, para Gaiman, la profundidad de la literatura no proviene solo del planteamiento central de lo que se cuenta, sino del análisis y la capacidad del escritor para obsequiar al mundo crea de sustancia y belleza. Una noción que Gaiman no sólo afirma en cada una de sus novelas, sino que construye como parte de su visión como creador.

Tal vez por ese motivo,   “American Gods” es su novela más adulta, lo cual resulta un contrasentido cuando se analiza la obra del escritor en retrospectiva. No sólo porque las novelas de Gaiman conservan siempre ese elemento esencialmente inocente que las define mejor que otra cosa, sino que además, se trata de una reflexión de gran frescura sobre su propia perspectiva literaria. “American Gods” como obra literaria, sorprende por su planteamiento original, pero sobre todo, por la manera como el escritor crea una historia que se sostiene sobre la sencillez y una profunda capacidad emocional. Ambiciosa, desconcertante, en algunas ocasiones confusa, “American Gods” resume lo mejor del estilo Gaiman y le brinda una nueva dimensión. Una perspectiva novedosa sobre la manera de narrar y aún más, sobre esa aspiración de todo escritor de crear una obra fundacional sobre la que pueda construir una mitología propia. Gaiman no sólo lo logra con “American Gods” sino que además, elabora una historia que se plantea desde lo sensible y se transforma en un lienzo enigmático donde los personajes y situaciones sostienen una sutil metáfora que es quizás, su mayor triunfo como propuesta.

En más de una ocasión se ha dicho que “American Gods” marca un nuevo ritmo en la novela fantástica americana. El mismo Gaiman, asume la responsabilidad sobre esa posibilidad de ruptura al construir una narración que refleja a la norteamerica profunda desde una perspectiva que rara vez, toca la literatura fantástica. La idea resulta sorprendente sobre todo porque Gaiman, británico de nacimiento, afirmó en más de una ocasión, que la literatura le ha permitido profundizar en su necesidad de comprender a la cultura norteamericana desde lo esencial y elemental. Y es que quizás “American Gods” fue la forma más inmediata en que el escritor pudo vincularse a esa identidad abstracta de un país variopinto y desconcertante. Un análisis no sólo a través de sus paisajes y parajes — que Gaiman describe con amplio y ferviente detalle a través de todos los capitulos de la novela — sino esa personalidad que dota al país de un imaginario propio. Una identidad que trasciende y se crea así misma como un elemento cultural independiente.

Y es que sin duda la característica más llamativa de “American Gods” no es sólo el uso de la fantasía como herramienta para describir y reflexionar sobre la cultura desde un punto de vista totalmente nuevo, sino también esa capacidad de Gaiman para dotar a esa meditada perspectiva de una poderosa capacidad simbólica. No hay un sólo elemento en la novela que sea fruto del azar, que no conecte de manera inmediata con una metáfora más profunda. Desde esa percepción de la Divinidad deudora del poder de la fe, de la herencia histórica y cultural, de la comprensión de lo sagrado como una idea personalísima, la novela re interpreta lo Divino desde una noción intima. Un reflejo que hombre que teme y admira. De sus vicisitudes, luchas, guerras y tristezas. El Dios y el hombre que se conectan, que intercambian esa mirada esencial sobre el rol que la historia les brinda. Como si se tratara de un cuidadoso análisis sobre la psiquis Universal, esa personalidad fecunda que lo que consideramos sagrado crea, sostiene y profundiza.

Gaiman todos esos elementos — y otros tantos — con una habilidad que sorprende. Hilvana con un pulso preciso e inteligente historias en apariencia disímiles y logra una narración que sorprende por su complejidad, pero también por su profunda mirada hacia la identidad del hombre, la primitiva. La poderosa. El escritor logra conjugar en un único escenario todo tipo de visiones sobre lo que consideramos poderoso, lo que trasciende a nuestros temores e incluso, esa percepción insistente sobre la cultura que nos define. La novela además tiene la capacidad de construirse así misma desde los matices. Lo conmovedor, lo grotesco, la satírico, lo terrorífico crean una paisaje enrevesado que la prosa de Gaiman atraviesa con inusual facilidad. Nada humano parece ser ajeno a este contador de historias que ahora, intenta no sólo narrar desde lo utópico una visión común sobre el hombre. Gaiman analiza lo ancestral y logra dotarlo de una expresión contemporánea que sorprende por su solidez. La ternura, la violencia, el dolor, el sexo: todos los elementos que convergen y crean la personalidad humana parecen sostener esta historia indefinible que brinda a la fantasía una nueva profundidad.

Más allá de la historia que se cuenta, “American Gods” parece ser un conjunto de retazos y fragmentos de referencias a otras obras, culturas y percepciones, incluyendo las del autor. El metamensaje se sostiene con enorme facilidad, reflejando no sólo esa amplia percepción sobre lo esencial de cualquier cultura: esa raíz primitiva de miedo, amor, deseo que crea el espíritu humano. Y que es quizás, su mayor trascendencia.

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