miércoles, 31 de octubre de 2012

La noche más Brillante: La Fiesta de los Ancestros.








Ser bruja siempre ha sido esa parte de mi vida profundamente personal, intima, esa que expresa ese otro rostro que llamo "propio" y que forma parte de mi mitología personal. Sonrío, con ese pensamiento, mientras ordeno velas, mi caldero - si, tengo un caldero, de metal, muy viejo y ruinoso que amo muchísimo - y preparo mis dagas ceremoniales para celebrar otra vez, un nuevo ciclo que culmina. Me trencé el cabello para homenajear la tierra, me vestí de blanco para celebrar el viento, llevo joyas de turquesa para celebrar el agua y un rubi pequeñito en un anillo viejo para recordar el fuego. Y siento esta emoción. Esta felicidad que en ocasiones es dificil explicar y que tiene mucha relación con mi manera de creer y confiar. Inevitablemente, siento esa enorme conexión, ese vinculo poderoso con el tiempo, que transcurre, el que espera, el que vivo y esa idea hermosa del mundo que he obtenido recorriendo esta senda silenciosa, esta senda de construir todos los días mi propia creencia.

Más allá del tiempo. 


La fiesta de los Ancestros es una de las ceremoniales rituales más significativas que llevamos a cabo en mis creencias. No solo simboliza el inicio de los ciclos naturales ( de hecho, se le suele llamar el año nuevo de las brujas ) sino que además, representa un momento de profunda introspección, que refleja el equilibrio de la Energía Universal en la expresión creadora del Dios y de la Diosa.


Es una fecha solemne para todos quienes nos practicamos la Antigua religión como una forma de fe.  En la antigüedad, la brujas y brujos se reunían en el claro del bosque, para formar un circulo ceremonial que incluía un árbol al norte como símbolo de la eternidad y el vinculo de la divinidad con la tierra. Según las creencias más antiguas de la brujería, el velo entre el mundo de los vivos y el de los espíritus o lo intangible es muy delgado durante esta noche, por lo cual la celebración se basa en contactar con la fuerzas universales personales o espíritus. Como las brujas creemos en la reencarnación, para ellas estos entes que poseen inteligencia y arbitrio, no corresponden a las almas de los difuntos, sino a manifestaciones de la Energía Universal. Es también una ocasión propia para celebrar nuestro vinculo con el pasado, con las raíces de donde provienen nuestros principios morales e intelectuales más personales, una profunda concreción de nuestro espíritu personal.

No obstante, como he repetido en muchas oportunidades a lo largo de los meses, los rituales que incluyo en este blog, no son de ninguna manera exclusivistas o están destinados solo a unos pocos cuyas convicciones sean proclives y concuerden con las mias. Es mi intención expresar la magia de la manera como la conozco: una estructura de pensamiento a la que todos tenemos alcance, porque forma parte de nuestra energía más profunda e intima. Por ese motivo, incluyo un ritual simplicido de la celebración que llevamos a cabo en mi familia, con la intención que todo el que desee unirse a los hijos de la Diosa en la celebración pueda hacerlo.

Para llevar a cabo el ritual de las Fiestas de los Ancestros necesitarás:

4 velas negras.
2 velas color naranja.
Un cuenco para quemar.
7 Hojas de Romero.
Una hoja de papel.



Disposición:

Forma con las velas negras  un cuadrado cuyos vértices coincidan con cada punto cardinal. Siéntate en su interior y dispón las velas color naranja a tu izquierda y  derecha respectivamente, el cuenco para quemar frente a tí ( con las hojas de Romero en su interior ) junto con la hoja de papel y el incienso de Romero.

Cierra los ojos. Toma 7 largas y profundas bocanadas de aire. Procura que tus pulmones se llenen de oxigeno al máximo de su capacidad y luego, expulsa el aliento lentamente. Visualiza que a tu alrededor, se forma un circulo de luz plateada, que brilla con una tonalidad levemente luminiscente en la oscuridad de la habitación donde te encuentras. Levanta las manos y siente que ese mismo resplandor envuelve tus manos y tus dedos, se conecta con el circulo hasta formar una esfera que cubre el altar que has dispuesto para el ritual. Siente como la energía que acaricia tu cuerpo se hace más cálida, densa, hasta que percibes su leve caricia en la piel. Cuando notes que tu concentración ha llegado a un punto óptimo, abre los ojos y enciende la vela que corresponde al norte, invocando de la siguiente manera:

"Abro los ojos en las tierras del tiempo
Y allí encuentro mi recuerdo
En la noche de la sabiduría se eleva mi nombre
Llamo al Dios y a la Diosa
para que acudan a mi llamado
en esta noche donde mi deseo es puro y Universal"

Ahora enciende la vela que corresponde al Este:

"Baila el viento en mis pensamientos
escucho las viejas historias renacer en mí
Invoco al Universo redentor 
que sea la luz de mi razón"

La vela que corresponde al Sur:

"Escucho la tierra Nueva
Busco las respuestas en mí
Soy el tiempo y la creación"

Por último la vela que corresponde al oeste:

"Que sea esta noche, entre todas las noches
Un deseo, un anhelo, la busqueda, la Satisfacción
Mi espíritu se inflama en fuego bendito
Que sea ahora y siempre
la más hermosa forma de expresión
Así sea"


Cierra los ojos por un instante. Siente como la energía en tu interior palpita con fuerza. Luego, enciende la vela naranja a tu izquierda:


"Que sea la Diosa en mí
Bendita y poderosa
Soy el hijo del tiempo y la Creación"

Y finalmente la vela a tu derecha:

"Que sea el Dios en mí
Magnanimo y rutilante
Soy el hijo del tiempo y la Creación
Así sea"


A continuación, toma la hoja de papel y escribe en ella todo lo que desees culminar, todo aquello que sientas que necesita dejar de formar parte de tu vida. Puedes incluir malos hábitos  una perspectiva nociva de la tu vida, incluso costumbres que puedan haberte hecho daño y que anheles ( o necesites ) abandonar. Siente que te liberas de todo tiempo y forma energética que pueda haberte lastimado durante este ciclo que culmina. Percibe la manera como tu propósito mágico se hace concreto y poderoso a medida que escribes. Por último, dobla el papel en cuatro partes y luego, introducelo en el cuenco para quemar. Después, enciendelo, procurando que arda junto a las hojas de Romero. Una vez que consigas un fuego alto, impregnado del olor característico de las hojas, cierra los ojos y coloca las manos sobre el cuenco ( cuidando de no quemarte ) e invoca de la siguiente manera:

"Sueño con las Tierras de la Sabiduría
Danzo y bailo en la alegría
Me despojo de todo temor y toda duda
para encontrar el brillo del valor
Alzo mi voz a la estrellas
En busca de la respuesta
y la obtengo en mi corazón
Así sea"

Ahora, cierra los ojos e imagina que te encuentras de pie frente a una Hoguera que brilla en el centro de un valle rodeado de altos árboles. Las llamas se elevan a lo alto en medio de una noche estrellada. El olor agradable de la madera al quemarse se extiende en el regazo del viento y el sabor de la humedad de la tierra, te inunda la nariz y la boca. Comienzas a bailar, con los brazos en alto, desordenadamente, riendo. Danzas rodeando la Hoguera, disfrutando de su calor, abandonándote a la sensación que el fuego llena tus pensamientos y tus deseos. No existe ningún temor en ti  no existe ninguna incertidumbre o angustia, porque el fuego te protege. Con los brazos extendidos sobre la cabeza, te llena una emoción profunda y personal, tan intensa que tienes deseos de llorar y gritar. Hazlo si ese es tu deseo, ríe  abre los ojos, mira las estrellas que se abren sobre ti, protectoras y brillantes. Ahora, descubres que no bailas solo: a tu alrededor, siluetas apenas dibujadas por el chisporreteo de las llamas te acompañan. No puedes ver su rostro, pero sabes que son quienes has amado y que han partido al Infinito. Siente que ese reencuentro es profundamente significativo y personal. Cantas para ellos, les dedicas tus movimientos cada vez más rápidos y armoniosos. Y el fuego se hace cada vez más alto, rugiendo en la noche, uniéndonos en la luz, purificando tu espíritu  La luz de espíritu te envuelve, se hace cegador, intensamente sentido.


Vuelve ahora a tu núcleo de conciencia habitual. Si lo deseas, aguarda que las velas se consuman para dar por finalizado el ritual. Si no quieres hacerlo, apaga las velas comenzando por la vela naranja a tu derecha y terminando con la primera vela negra que encendiste y que corresponde al punto cardinal norte, mientras dices:


"Crea poder en mí
Crea fuerza en mí"

Come y bebe algo para equilibrar la energía que has obtenido mediante el ritual.

martes, 30 de octubre de 2012

De nimiedades y otros tormentos: Si celebro Halloween ¿Y que?





Yo celebro Halloween. Y desde que lo recuerde. Solo que yo lo conozco por fiesta de los Ancestros ( si usted que me lee es Wicca, lo conoce por Samhain ). El caso es que lo celebro con toda la felicidad que puedo sentir por una fecha que celebra mis creencias, y de hecho, lo hago con muchísimo orgullo: engalano mi casa, me visto para la ocasión y como en familia ( este año lo haré con mi familia de la vida, porque mi mamá ahora mismo se encuentra en otros de sus viajes demenciales ). Lo cierto del caso es que lo celebro porque quiero, porque lo deseo y es significativo para mi. Al final de cuentas, ese es un buen motivo, como cualquier otro, para celebrar una fecha. Como usted celebra navidad, año nuevo, carnaval, La fiesta de la matraca, la festividad del Espagueti Western o lo que sea que tenga la costumbre de festejar.

De manera que me irrita y muchísimo, toda esta campañita ridícula que últimamente se ha hecho viral sobre lo improcedente  irrespetuoso y "antipatriotico" que es celebrar "una costumbre transculturizada". La campaña, que está acompañada además de una serie de imágenes donde se ve un primoroso Diablo Danzante de Yare junto a una caricatura de lo que parece ser una criatura amenazante sosteniendo una calabaza en llamas - he visto otros, pero este es el que más me molestó - insiste en que la celebración "Transculturiza", e insiste que es un deber ineludible "amar a lo nuestro". Un llamamiento poco menos que crudo y directo  a ese nacionalismo que se supone debería despertar una lucha por "nuestros valores", una idea que parece surgir de vez en cuando y que intenta exacerba ese "sentido de lo nacional" que se ha convertido, para bien o para mal, en simbolo de esta idea política "revolucionaria" que se construye a diario.

Lo peor del caso, es que toda esta pantomima de "rescate de valores" viene precedida por esta extraña ambivalencia, una combinación de crasa ignorancia y lo que es peor, irrespeto por la libertad personal del ciudadano. Porque es estos "Ultranacionalistas" de medio real, como comentaría mi augusta y sabia abuela, los mismos que celebran sin pudor alguno navidad, carnaval, semana Santa y algunas otras fechas que les tengo noticia, también tiene calidad de importación. ¿Habrá, alguno de estos esforzados, gritones y chocantes precursores de los valores patrios, investigado cual es el origen de la Navidad como celebración? ¿Habrá siquiera uno de ellos hundido la nariz en un libro - más fácil, tecleado en google y visitado la inefable wikipedia - para comprobar de donde provienen la mayoría de las celebraciones que probablemente festeja? ¿Al menos uno de estos patriotas de puño en alto habrá leído, someramente no pido mucho, de donde provienen las palabras, usos, costumbres, incluso los platos que come con toda probabilidad con gran apetito cada día? ¿Sabrá cualquiera de estos nuevos venezolanos llenos de "coraje" de donde proviene la Tradicional hallaca, la criollisima arepa, el negrito tinto, el chocolate? Por pura curiosidad, ¿Habrá tomado un libro de historia para educar ese musculo de la mente que en su caso parece flojear para saber por qué los Diablos Danzantes de Yare se celebran en esa fecha y que es lo que se celebra? ¿O solamente colgarán la máscara en alguna pared para mirarla de reojo y pensar que Venezolano lo hace que esté allí? Que patriótico  la bandera colgada a su lado, con el par de maracas y probablemente la infaltable tapara. ¿No es así?

Muy probablemente. Y el pensamiento me irrita aun más, porque son estos mismos "Patriotas" los que arrojan la basura en la calle sin un pensamiento de culpabilidad, los mismos que desobedecen las señales de tránsito y se sienten muy orgullosos por ello, los mismos que no duran "engrasarle la mano" a un funcionario para que ese trámite fastidioso sea más rápido. Son los mismos que intentan "colearse" en una larga fila de espera a la menor oportunidad, que conducen con la cervecita en la mano, que rellenan la planilla de impuestos con datos falsos, intentando "no pagar esa mierda inutil del impuesto". Y por supuesto, son los mismo que a la primera oportunidad, se toman el famoso "puente" venezolano que no es otra cosa, esa capacidad del "vivo criollo" para ausentarse del trabajo de la mejor manera posible y sin ningún tipo de remordimiento.

De manera que es este el "patriota" que grita muy airado porque cada quien ejerza el muy libre derecho de celebrar la fecha que le provoque, le convenga, prefiera. Es este el mismo "patriota" que está convencido que yo, ciudadana respetuosa de las leyes, que llevo una bolsa para botar mis propios desperdicios en mi morral, que cruzo calles y avenidas por la estricta señalización, que respeto con la fe ciega de los necios las leyes y las buenas costumbres, no tengo derecho a celebrar lo que bien me parezca celebrar y que si lo hago, soy una "Apátrida". La "Apátrida" que se levanta a las 5 de la madrugada los días de votación para ejercer su ciudadano derecho, cuando muy probablemente alguno de estos "patriotas" sigue durmiendo a pierna suelta sin haber decidido si votará.  La "apátrida" que jamás ha pagado un solo céntimo más allá de lo legal para conseguir un documento oficial, aunque a pesar de cualquier incomodidad. Con ese desparpajo del idiota, estos nuevos nacionalistas, tienen el absoluto descaro, de llamar "irrespetuosos" a los que simplemente ejercen su derecho de celebrar la fecha de su preferencia, de manera privada y como mejor les parezca. No queda menos que preguntarnos que caldo de cultivo este de un nacionalismo pendejo, sin mayor asidero que un rencor sin ningún tipo de disimulo a cualquier idea que contravenga la norma, lo establecido. Y quizás ni eso: el rencor a cualquier cosa que tenga aroma a libertad personal.

De manera que sí, celebro Halloween. Y seguiré haciéndolo probablemente por muchos años más, con el convencimiento que amar a mi país tiene poco que ver con una postura nacionalista y sí mucho, de como respetes esa misma nacionalidad que dices defender.

C'est la vie.

lunes, 29 de octubre de 2012

De pequeños / Grandes momentos: Construir tu cuerpo como forma de arte.






Bitácora del Capitán: 8 kilos menos, cuatro tallas menos.


A medida que avanza esta especie de proyecto a gran escala que es reconstruir mi propio cuerpo, empiezo a ver mi propia salud y todo lo relacionado con ella de una manera totalmente nueva. Ojo, no quiero decir que de pronto me convertí a los evangélicos del entrenamiento y de la buena alimentación - si lo hago, cualquier lector tiene la potestad de apuntar y disparar para sacarme de la miseria - sino que soy más consciente de quién soy, a nivel físico  Esa identidad digamos, que nos hace de alguna manera únicos en el apartado biológico. No hablo de herencia, genética, sino algo mucho más sutil y por tanto más complejo. Algo más cercano a nuestra percepción de nosotros mismos que a la talla de la ropa.

Mientras llevo a cabo mi esforzado entrenamiento de doñita - que consiste en dar vueltas a paso muy rápido alrededor de la Plaza a dos cuadras de mi casa para ganar resistencia - tengo mucho tiempo para pensar en que me llevó a esta deplorable condición física  Hablamos que me quita el aliento, caminar apenas diez minutos con paso apresurado y me he visto en la vergonzosa sensación de sentarme a descansar, mientras un grupo de 4 o 5 risueñas señoras de cabello blanco me pasan por el lado al trote vivo, mirándome entre la curiosidad y la risa. Me lo merezco, lo sé. Pero más allá del mea culpa, he estado analizando que ocurre en mi mente que le huyo al ejercicio de una manera casi patológica y peor aun, porque durante mucho tiempo estuve convencida que eso era bueno. Parte de mi personalidad pues, algo como soy floja y sedentaria porque se me da la gana.

Sonrío con el pensamiento, mientras resoplando, hago la quinta vuelta en fila. Ya puedo hacerlo durante quince minutos, que no es suficiente y por supuesto ni siquiera cercana a la meta de media hora que me impuse para los últimos días del mes pero algo es algo. Me aprieto el costado para calmar el flato y siento de nuevo esas tremendos deseos de reír - casi demenciales - que de vez en cuando me atacan desde que comencé a obligarme a mi misma a tomar en serio mi cuerpo como parte de esa idea creativa con que asumo mi vida. ¿De quién me río  De mi desde luego, de la adolescente descuidada que fui, de la mujer joven necia en que me convertí.

Creo que lo comenté en algún otra entrada, que siempre miré el ejercicio con cierto cinismo. Pero más allá de eso, había esa actitud casi adolescente de resistirse al cambio, de simplemente mirar lo que nunca hemos probado con desprecio. Y es que para esa adolescente pálida, delgada y medio atolondrada que era, el hecho que me llevara tanto esfuerzo lo que a otros parecía tan sencillo y natural, me provocó una inmediata sensación de miedo. Miedo simple, mezclado con una furia infantil por toda aquella armonía del ejercicio físico, esa sutileza de movimientos que yo no alcanzaba en ningún momento. Y es que parte de esa resistencia mía al ejercicio fue un poco ese miedo al ridículo que todos tenemos, esa sensación de indefensión que nos provoca la torpeza. Me recuerdo, de hecho, muy angustiada, mirando a todas las demás alumnas haciendo piruetas y corriendo en el enorme Gimnasio de la escuela donde me eduqué, mientras yo, literalmente petrificada del susto, aguardaba mi turno, bastante consciente que jamás podría lograr esa pulcritud al moverme, esa aparentemente sencilla sincronía. De hecho, nunca lo logré: la clase de deportes y poco después la de Ballet, siempre fueron para mi poco menos que un suplicio. Algo insoportable y cuando no, francamente angustioso.

Siendo ya una mujer, achaqué mi descuido de salud al simple hecho que el ejercicio "no era para mi". Un pensamiento muy cómodo, sobre todo si subes y bajas de peso dramáticamente como yo lo hice. Durante varios años ensayé, probé y seguí dietas extremas que me llevaron a perder peso aceleradamente...solo para aumentarlo después. Y por supuesto, con su inevitable resaca emocional. Sentía que no tenía orden ni control sobre mi cuerpo y que de hecho, aquellos períodos de dieta a los que inmediatamente seguía otro de completo desorden alimenticio, no era sino una manera de expresar ese caos mental de principios de la veintena. No obstante, había algo autodestructivo, personal y doloroso en aquel proceso sistemático y duro: una especie de indolencia sin cuento, una crudisima idea sobre mi cuerpo que nunca terminó de cuajar.

Superar esa idea me ha llevado años. Con palabras e imágenes. Luchando contra esos pequeños temores, esa sensación de perdida que te hace sentir no comprenderte lo suficiente como para mirar tu cuerpo más allá de la idea estética, como una parte de tu mundo personal. Y fue esa toma de conciencia, ese esfuerzo meditado, doloroso y trabajoso, lo que me empujó finalmente fuera de esa adolescencia del cuerpo, de la mirada infantil de mi misma que ha sostenido - y alimentado - esa incertidumbre corporal en la que viví gran parte de mi vida.


Son diez vueltas y siento que el corazón me va a estallar dentro del pecho de puro cansancio. Pero que bien se siente. Que plena sensación de satisfacción me produce empujar ese mecanismo mental oxidadoy descompuesto de mi mente y hacerlo funcionar de nuevo. Sonriendo, tomo una bocanada de aire y sigo caminando, a pesar que siento que me caeré al suelo exhausta en cualquier momento. Que poco importa eso, en comparación a esta sensación de libertad, a este olor de nuevo comienzo que siento claramente. Quizá, parte del truco en todo esto, sea por una vez, volver a ser niña. Y sí, sonreir.

C'est la vie.

domingo, 28 de octubre de 2012

Brujeando en domingo: Atenea y el conocimiento.





Y continuando con el mes de las brujas, en este su blog de confianza, he decidido incluir un ritual que lo personal realizo cuando necesito enfocar toda mi energía para aprender. Recuerdo haberlo utilizado en varias ocasiones - sobre todo en esos años brumosos y muy duros cuando culminaba mi licenciatura en derecho - para sentir esa conexión que existe - o debería existir al menos - entre el deseo de aprender y la idea de crear. Como creo haber mencionando,  en brujería, hay un enorme respeto por el aprendizaje, la sabiduría y el conocimiento como una manera de crecer y construir tu propia perspectiva del mundo que te rodea. De manera que este ritual, es uno de esos te permite entrar en conexión con esa parte de tu mente, que aspira elevarse mediante el aprendizaje.


La Dama del Bosque: 


La Diosa Atenea es para la Brujeria la Divinidad cuya energía se vincula al conocimiento, la búsqueda de la sabiduría, los atributos intelectuales, la fuerza del pensamiento, la lógica, la lealtad y el poder de la inteligencia. En su nombre, se suelen realizar rituales que celebran las cualidades más depuradas de la mente y el raciocinio. De manera que para simbolizar nuestro deseo de aprender de lo que nos rodea, este ritual se suele realizar en su nombre.

Materiales:

3 velas blancas
un vaso con leche
tres flores blancas
Un manojo de hierbas silvestre ( cualquiera de tu preferencia )
Un cuenco para quemar
Incienso de mirra
una cinta roja y una cinta azul.
Disposición:

Coloca las tres velas de tal forma que formen un triangulo de lados iguales. Siéntate frente al vértice que apunta hacia el norte. Ante ti, coloca el vaso con leche, a tu derecha las flores blancas, a tu izquierda el incienso de mirra. Dentro del triángulo delineado por las velas, dispón el cuenco para quemar y dentro las hierbas silvestres que escogiste para llevar a cabo el ritual. Sostén entre sus manos la cinta roja y la cinta azul.

Antes de comenzar, toma una larga bocanada de aire. Conten el aliento unos cuantos segundos y luego déjalo escapar lentamente, sintiendo como la tensión abandona tu cuerpo poco a poco. Imagina que un punto de luz blanca te recorre de los pies a la cabeza, llenándote de una sensación cálida y bienhechora. Cuando el punto de luz blanca alcance tu frente, extiende tus manos sobre el triángulo e invoca de la siguiente manera:

"En Nombre de la Diosa blanca
Señora del tiempo y de la sabiduría infinita
Invoco el poder del conocimiento
en la Energía de Palas Atenea, Dama de la noche y el saber
Que sea en mi el poder de la curiosidad
de la razón
y la búsqueda de la verdad
Que escuché mi voz en este ritual
y su energía me envuelva
en mi fervor.
Así sea"

Ahora enciende la vela que está frente a ti diciendo:

"Sea el tiempo y el conocimiento en mí
Invoco a Palas Atenea Dueña de la sabiduría
para que sea en mi energía fuente de poder
Es así por voluntad de la Diosa blanca
en mí sea la fuerza"

Enciende la vela a tu izquierda y que forma el primer lado del triángulo:

"Soy el tiempo en mi voz
Crea energía en mí
Crea fuerza en mí
En nombre de Palas Atenea
Así sea"

Por último enciende la vela a tu derecha y que completa la forma del triángulo diciendo:

"Soy la sabiduría en mi espíritu
Crea energía en mí
Crea fuerza en mí
En nombre de Palas Atenea
Así sea"

A continuación, toma el vaso con leche y alzalo, de manera tal que la luz de las velas incida sobre el círculo. Invoca de la siguiente manera:

"Fruto de la naturaleza y la tierra
Fruto del conocimiento y del tiempo
Sé bendito, purificado y consagrado
en nombre del conocimiento
de la Gran razón Universal
Que a través de Palas Atenea
Así sea"

Ahora toma un sorbo de la bebida. Siente como todo tu cuerpo absorbe y reconoce el liquido como un elemento beneficioso. Saborea su textura y sabor. Con los ojos cerrados, analiza las sensaciones lentamente, sintiendo como tus sentidos reaccionan e interpretan el estimulo. Imagina que la energía blanca que antes te ayudo a relajar tu cuerpo, se fusiona con la sensación general hasta crear una sola, una palpitación vital y desbordante de poder en tu interior.

Ahora, enciende el incienso. Toma largas bocanadas de aire, percibiendo el cálido olor de la mezcla, la sutil manera como te rodea y flota sobre el ambiente cálido. Visualiza en tu mente que todos tus conocimientos, toda tu necesidad de aprendizaje, toda tu curiosidad es parte de esa ondulación lenta del humo, es parte del universo intangible, es energía y parte misma de la divinidad. Continua respirando lentamente, siento muy consciente de la manera con tu mente hilvana las ideas, les brinda un sentido real y concreto, se manifiesta a través de tu energía exterior.

Toma las flores blancas y deshojalas. Mientras lo haces, siente la textura de los pétalos entre tus dedos, la sensación que te produce su consistencia. Luego, rodea el triángulo de velas con los pétalos, formando un circulo que también te incluya. Mientras lo haces, invoca de la siguiente manera:


"Invoco el poder de Palas Atenea en mi
Invoco la fuerza y la energía del saber Universal
El conocimiento está en mi interior
la fuerza de mi espíritu es el núcleo de mi necesidad de comprensión
Así sea"

Por último, para completar el pase de energía que has llevado a cabo, toma la cinta azul y roja y comienza a trenzarlas cuidadosamente. Relájate y visualiza cada nudo como una pregunta y una forma de expresión de tu forma más abstracta de conocimiento. Puedes imaginar un lugar, un objeto, una palabra, cualquier elemento que simbolice tu deseo de aprendizaje y sabiduría. Continua trenzando las cintas hasta que consigas una trenza entera. Una vez que la tengas, realiza un nudo para asegurarlo e invoca:

"Soy la sabiduría, el tiempo y el conocimiento
A través de Palas Atenea
Busco las respuestas en mi espíritu
Así sea"

Finalmente, enciende las hierbas silvestres que has escogido y relájate mirando las llamas. Permite a tu mente divagar y formar creaciones personales de energía a las que luego podrás intentar buscar un significado personal. Si lo deseas, una vez que se hayan consumido, apaga las velas del triángulo diciendo:

"Soy el poder y la creación
En nombre de Palas Atenea
que Así sea"


Come y bebe algo para equilibrar la energía que has convocado con la estructura mágica que has llevado a cabo.

sábado, 27 de octubre de 2012

Terror del bueno, a gritar todos: Mis diez películas de Terror Favoritas






Hablar sobre cual es la mejor película de terror es complicado: para cada quién el miedo es algo distinto y es esa idea de lo abstracto de lo que te produce miedo - o no - lo que hace muy difícil clasificar una película que pueda provocarselo a todo el mundo. Hay a quien la vista de sangre petrifica mientras que a otros - como a mí - el miedo se encuentra en lo que se insinúa, en lo que no puede verse, en que parece arrastrarse por el rabillo del ojo. De manera que esta lista solo recopila mis personales favoritas en el ámbito de terror: Tal vez no incluya algunas que parecen obvias o al contrario, otras que son imprescindibles en cualquier lista de cinéfilo adicto al terror que se precie. Cual sea el caso, debo decir que cada una de ellas me asombró - asusto, lo admito - lo suficiente como para recordarla después y de hecho, creo que ese es el requisito imprescindible para pertenecer a mi recopilación.

¿Cuales serían esas películas?  ( Como siempre, vamos del diez al nueve para hacerlo más interesante )

10) El Exorcista del director William Friedkin                         

La vi siendo muy niña - tendría unos 7 años cuando la vi por primera vez, a escondidas claro - y recuerdo que lo que más me aterró no fueron los gritos escalofriantes, las escenas desconcertantes o ese sublime Leivmotiv con el Padre Lankester Merrin recitando latinazos a gritos mientras la niña poseída flotaba por los aires. Me asustó desde luego, la idea de "Basado en un hecho real". Más adelante claro, comprobaría que la afirmación es poco menos que verídica pero aún así, el Exorcista, con su terror in crescendo, sus escenas largas e inquietantes, una estética dura y casi cruda continúa siendo de esas películas que me producen sobresaltos. Además, la película posee una mitología propia: desde muertes inexplicables ocurridas entre el elenco hasta rumores sobre sucesos inquietantes que ocurrían en el plató de filmación. Toda una leyenda urbana fílmica que ha envejecido lo bastante bien como para provocar escalofríos incluso al amante del terror más curtido.

9) El fotográfo ( The Shutter, en su traducción Americana ) de los directores  Banjong Pisanthanakun y Parkpoom Wongpoom

Como suele suceder con las grandes películas, vi esta por mera casualidad. Un buen amigo me la obsequió en su versión original, creyendo de manera muy ingenua, que tenía algo que ver con alguno de mis fotógrafos preferidos. La confusión resultó tragicómica porque a pesar del chasco inicial, lo que me encontré fue con una interesantísima película de terror que sorprende por momentos con su buen planteamiento y su inteligente puesta en escena. Resulta encomiable el esfuerzo de sus directores de jugar justamente con algo más que efectos visuales para provocar sobresaltos y escalofríos. Aunque la película tiene pequeños problemas de ritmo y en ocasiones parece caer en excesos de escenas explicativas en un intento por no dejar ningún cabo suelto, continúa siendo un producto muy sólido: Hay tramos enteros de la película que producen verdadera angustia y miedo y otros, donde la mera construcción de la trama produce genuino terror. Un interesante experimento visual que convirtió a sus directores en celebridades en su Tailandia natal.

8) El Ojo de los directores Oxide Pang Chun y  Danny Pang                                     .

Otra película asiática para mi lista de escalofríos fílmicos. El Film "Gin Gwai" ( El Ojo, en su versión original )  resultó ser una sorpresa en su natal Japón y se convirtió en una de las 10 películas más vistas del país. Tal vez por ello, es una de las más conocidas de este prolífico subgénero del terror que suele llamarse rayando en lo obvio "Terror asiático". No obstante, a diferencia de una serie de productos desdeñables que surgieron a partir de su éxito, la película "El Ojo" conserva una integridad enorme y un planteamiento fresco que sigue sorprendiendo - y sí, asustando - incluso al más cínico.

Y es que sin duda, el mayor acierto del "Ojo" es su capacidad para aterrorizar con un tema tan antiguo como siempre inquietante: La vida después de la muerte. El argumento, pretendidamente simple, juega con la imagineria  y el culto a los muertos de la sociedad Nipona, pero aún así y es uno de sus mayores méritos, lo trasciende para hacerse casi universal. Además, el guión y la puesta en escena ofrecen una historia que se sostiene con toda facilidad, a pesar de algunos golpes de efectos previsibles y uno que otro gazapo. No obstante,  debo decir, que está película me brindó una de esas secuencias magistrales de terror que nunca se olvidan: Esa ya famosa escena donde nuestra protagonista entra a un elevador...y pronto descubre que no está sola.

7) La Profecía, del director Richard Donner                                 .

También la vi de pequeña y quizá por ese motivo, sigue en mi lista de películas que me producen sobresalto. Muy probablemente era una niña muy impresionable, pero la historia del Anticristo, contada al estilo Thriller de suspenso, me cautivó. Porque si hay un elemento que inquiete en "La Profecía" es justamente esa dosis de cierta normalidad comprensible, esa cuidada estética que en ningún momento sugiere lo sobrenatural aunque lo contiene. Por supuesto que, todos los laureles se los lleva el actor Harvey Stephens , quién interpreta a un terrorífico Damian Thorne, el hijo del diablo, con una sutileza de miradas y gestos que resulta poco menos que asombrosos para sus jóvenes seis años. El guión, lleno de giros argumentales sólidos y bien sostenidos, nunca aburre a pesar de sus escenas explicativas que en esta ocasión, sostienen la trama en lugar de ralentizarla. La banda sonora - dirigida por un inspirado  Jerry Goldsmit -  produce escalofríos por esa combinación de coro y orquesta que apuntala los momentos más álgidos de la película. Y sin embargo, el gran protagonista de la película continúa siendo el miedo, que parece deslizarse lentamente en medio de esa normalidad casi irreal que sugiere la película.

6) Al Final de la Escalera:

Esta película peca de anónima, a pesar de ser una extraordinaria pieza de terror. Representante muy digno del subgénero del terror de "Casas Embrujadas" esta protagonizada por un comedido George C Scott, cuyo personaje, luego de sufrir una dolorosa perdida personal, se muda a la casa que digamos, es la protagonista de la trama. Porque debo decir, que en esta oportunidad, la Casa es realmente el rostro del terror. Contribuyen a ello las largas escenas de pasillos y escaleras que el director  Peter Medak  nos regala prolijamente, sino además, el ambiente de tensión que parece aumentar, poco a poco hasta crear un verdadero escenario de miedo: Un tipo de terror muy refinado parece esconderse en las puertas cerradas, el jardín inquietante que parece despertar a medida que la historia avanza hacia un final sorprendente. Una película imperdible, y que recomiendo, si como a mi, te gusta gritar de miedo - y gusto ¿A quién engañamos? - gracias a una escena bien construida.

5) Ringu: ( El aro, en su versión castellana ) dirigida por Hideo Nakata ( versión japonesa ) y Gore Verbinski ( en su versión americana) 

Y esta es la última adición asiática a la lista. No obstante debo decir que con esta historia me ocurre algo curioso: me gusta tanto su versión original ( japonesa ) como su remake americano, algo que muy pocas veces me ha ocurrido. Porque aunque la Japonesa tiene el mérito de una construcción visual y narrativa más sólida, la americana posee una tensión que su director   sabe llevar con un buen y elegante pulso. De manera que, cualquier versión que decidas ver, será igual de satisfactoria y de hecho, siempre consideraré al Aro como una de esas extrañas joyas del cine comercial que posee la suficiente dignidad para que tenga un buen lugar en el cine de terror del bueno.

4) Los Otros del director Aleandro Amenabar 

Esta película es el sueño de cualquier cinéfilo amante del cine de Terror que se precie. No solamente está inteligentemente escrita, sino además, bien actuada, y cada detalle - tanto de fotografía como de estética - cuidado al máximo. El guión, truquero y tramposo como la mayoría de las películas de terror, se sostiene lo suficiente como para mantener su secreto la mayor parte del metraje. Las actuaciones solidas, esa perfecta puesta en escena donde la luz es una especie de enemigo silente que parece devorarlo todo, el ambiente de tensión insostenible, hacen de esta película de Alejandro Amenabar una de mis favoritas de siempre.

3) El sexto Sentido del director del M. Night Shyamalan:

Antes que  M. Night Shyamalan se convenciera de su propia genialidad y comenzara a dirigir locuras, el Sexto sentido demostró un buen gusto y una inteligencia a la hora de contar historias que me atrapó. Recuerdo que vi esta película sin ninguna referencia previa y el guión me guió, de manera casi sencilla, por una trama cada vez más compleja y rica en matices. Que gusto, ver una película de terror, plagada de referencias, de mitología propia, que se sustenta de una serie de planteamientos que cierran maravillosamente bien al final del día. Las escenas de miedo - y que producen verdadero miedo - son tan inteligentes y poderosas como las simplemente emotivas, y en conjunto el film resulta una delicia para el cinéfilo apasionado por el terror. Otra que me brindó una escena que siempre recuerdo: esa cocina iluminada a media noche, con un Cole temblando, mirando lo que se supone no debería ver.

2) Cementerio de Animales de la directora Mary Lambert:                                          


Libro y película son lo que llamo un conjunto suculento: por separado son extraordinarios. Y juntos, forman un dúo maravilloso para el amante de terror. Porque si el libro "Cementerio de Animales" me aterrorizó y tocó una fibra en mi mente que poco libros o historias han siquiera tocado, la película fue la síntesis de ese terror duro, casi primitivo que provoca su hermano en tinta. Con una puesta en escena sencilla y un elenco correcto, la verdadera fuerza de esta película reside en ese poder de capturar el miedo como pequeñas escenas de efecto. A la manera de su gemelo literario  la película se regodea en el miedo de lo que no puedes ver, involucrando al espectador hasta un punto, donde no es posible saber si el sobresalto te lo provoca lo que miras - o lees - lo que habita en tu mente. Muy recomendada si leíste el libro y si no, también!

1) La niebla de John Carpenter:                                         .

Por razones que ni yo misma entiendo, esta película me produce real miedo. Es de hecho, la única de la lista presente que me provocó terror real y que no me dejó dormir por varias noches seguidas. La trama, sencilla y al estilo del sub género del terror "La venganza sobrenatural" esta concebida para provocar miedo. Sin más. De hecho, la ambientación corriente y vulgar del primer tramo de la película parece de pronto dar un vuelco para crear una escalofriante puesta en escena donde el miedo primario, ese miedo a lo desconocido, a lo que no puedes ver, y al final de todo a la muerte, es tratado de una manera muy inteligente y consistente.  Mi gran favorita, aunque debo decir que envejeció muy mal y su remake   ( del director Rupert Wainwright ) fue un despropósito de marca mayor.



Y esta es mi lista ¿Muy corta? ¿Muy larga? ¿Muy incompleta? ¿Cual es la tuya? Vamos a comentarios y cuentamela!

viernes, 26 de octubre de 2012

Y finalmente me puse seria.





Y luego de años de pensármelo mucho y luchar contra mi eterna inclinación hacía el caos, decidí finalmente darle un poco más de formalidad a mi enorme pasión por la fotografía. De manera que el Aglaworld se hace un poco más grande: mi página web. En la nueva habitación del Aglaworld que puedes visitar aquí, podrás encontrar mi portafolio con una recopilación de todo lo que sido mi vida fotográfica.

Gracias siempre a la Super Raquel Gonzalez por su paciencia, amor y enorme dedicación a este pequeño proyecto que es gran paso para mi mundo personal!

Mirando a través del lente: ¿Que hace a una buena fotografía serlo?






Decía Susan Sontag que retratar es conferir importancia. O lo que viene a ser lo mismo: "fotografiar es hacerlo observable, vivo, real". Es una frase que siempre me ha intrigado y me ha preocupado. Miro siempre  mis fotografías - los mias y los de otros - con la sensación que algo se entremezcla entre la luz y la sombra, el encuadre, la composición, el mensaje. La idea que se crea. Hay un acto de elemental lenguaje en cada decisión - artista o técnica - que compone una imagen y muchas veces, es ese "algo" lo que produce el inevitable impacto, esa conexión visual, que hace que reacciones, odies o ames una fotografía. Es un hecho abstracto, pero tan claro que creo, todos lo hemos sentido alguna vez.

Hago esta pequeña introducción porque muchas veces he llegado a pensar que ese "algo" es un elemento a medio camino entre la técnica y el concepto. Un equilibrio cuidadoso entre los extremos de ambas cosas. Algo tan intangible como sustancioso que de hecho podría ser la diferencia entre la fotografía que se recuerda y la que se olvida inmediatamente. Ya lo decía el gran Ansel Adams, gran observador y sobre todo, un apasionado de la imagen como forma de comunicación: "No hay nada peor que una imagen nítida con un concepto borroso". O la vía contraria: un concepto que se adivina, casi se puede comprender, pero que la deficiencia técnica termina destrozando. Uno lamenta, cuando no preocupa, una imagen que parece aplastada por sus problemas visibles y los que no lo son tanto, y cuyo concepto pierde fuerza por ese "quiero y no puedo" del autor hacia una expresión visual personal.

¿Que hace entonces a una fotografía "buena"? Nadie lo sabe. Y no seré yo, con mi poca experiencia y con un camino de décadas de aprendizaje por venir, la que diga cual es ese elemento misterioso que hace una imagen inolvidable. Pero a través de todos estos años de estudio y lectura, he llegado a alguna que otra conclusión sobre el tema, que de alguna manera me han permitido analizar la idea de la imagen desde otra perspectiva. Una idea nueva, digamos, sobre lo que es la imagen, lo que se expresa y lo que se dice.


La imagen muda:

Suele ocurrir que de vez en cuando tropiezas con una imagen que intentas comprender, sin lograrlo. Ayer me sucedió así. El concepto, parecía saltar a la vista pero la técnica era tan deficiente y tan mal utilizada, que pasé más tiempo, analizando los errores técnicos que lo que la fotografía intentaba expresarme. Y no lo hice, por una deliberada intención de critica, sino porque en realidad los errores eran tan evidentes que el mensaje se distorsionó  La composición deficiente, el mal manejo del revelado digital, la iluminación defectuosa, crearon un cuadro que contaminó, por decirlo de una manera gráfica, el mensaje original. Y por unos minutos, me quedé mirando la imagen, adivinando casi la intención del fotograf@, lo que había intentado decir con tanto esfuerzo - la fotografía era bastante elaborada, con profusión de elementos y recursos digitales - sin llegar a comprenderlo. Finalmente decidí que quizá me estaba imaginando el posible "mensaje". La fotografía era difusa, sin sentido, una especie de pieza perdida en mitad de algún tipo de idea que no se había desarrollado de manera completa. Y de nuevo, tuve el pensamiento - inquietante - de cual podría ser ese equilibrio entre lo que hace a una fotografía impactante - como diría mi Profesora de Fotografía, te saca el wow - y otra que simplemente pertenece al "montón", al grupo de las anónimas, las mudas, las que caen en ese limbo visual que creo que a la mayoría de los fotografos y creadores visuales preocupa.

La imagen que se fragmenta:

La idea me inquieta a veces. Uno sabe que una fotografía es buena de manera intuitiva, casi por instinto. De hecho, la idea es tan tremendamente amplia, que entra por completo en el ámbito de lo subjetivo. A la prueba esta, que la fotografía que menciono antes y que estaba colgada en una red social dedicada a las imágenes, tenía un comentario donde se la llamaba "Grandiosa". ¿Que es bello y que no lo es? ¿Que comprendemos y que no? Son ideas que se mezclan y sobre todo son tan intangibles como inclasificables, pero aun así, evidentes. Porque todos sabemos que una imagen "nos gusta", que es "grandiosa" aunque no podamos explicar suficientemente, el motivo. Pero ese "algo", el algo del "wow", del "maravillosa", de la sensación, lo que hace que la imagen sean perdurables como documento visual.

Y volvemos al concepto. Hace poco, veía otra fotografía. Esta vez era un plano callejero: se veía en ella una bicicleta y un hombre de pie, ambas cosas un poco desenfocadas, con una enorme pared abierta que encuadraba la imagen casi con sutileza. Pero había "algo" - de nuevo, indeterminado, incomprensible, casi emocional - que me hizo mirar la fotografía mucho rato, absorber cada detalle: la expresión del hombre que apenas podía ver por el objetivo desenfocado, la bicicleta que parecía flotar en el aire y esa luz mágica, irradiando de algún lado, que parecía llenarlo todo. Y esa belleza - de lo pequeño, de lo que no puedes definir - es lo que me hizo sentir esa conexión inmediata con la imagen y recordarla ahora y probablemente después. El poder de evocar, crear un espacio en la mente de quién la mira, de quién decidirá si esa fotografía posee el poder de evocación o simplemente es otra imagen, en el filo de lo que no es y lo que no se comprende con claridad.

Leo estas lineas y sonrío. Una vez, un amigo me dijo que me tomaba demasiado en serio la fotografía. En ese momento me disgusté y le dije un largo argumento furioso. Ahora me parece entender su razonamiento frivolo de otra manera: no solo hablamos de seriedad - claro que me la tomo en serio - sino esa emocionalidad profunda que me hace mirar una imagen tratando de llevarla a ese mundo de mi mente donde perdurará y crecerá como parte de mis ideas.

¿Defecto o virtud? También eso, sigue en debate en mi mente.

C'est la vie.


jueves, 25 de octubre de 2012

La Divinidad Femenina: Una aproximación a la idea de Dios como mujer.





La idea de una Divinidad femenina fue muy común en numerosas culturas durante siglos. No había, por supuesto, una intención de género - o preferencia porque la Divinidad tuviera una identidad concreta - sino que se definía a través de sus características primarias. En sociedades profundamente vinculadas a la Naturaleza, la divinidad se asumía como creacionista, poderosa y sobre todo, Madre. La idea más extendida de esta Deidad general sin nombre, la primera registrada culturalmente como creencia concreta en una idea sobrenatural, era la de una Madre, dadora de vida, que también, era parte del ciclo natural de todas las cosas. La Diosa estaba presente en la vida por supuesto, pero también en la muerte.

Por supuesto, es probable que los sistemas de creencias existentes - incluida la analogía entre el cuerpo reproductor de la mujer y el de la tierra - se ampliaran para incluir los nuevos conocimientos sobre los cultivos y las estaciones desde el momento en que los primeros humanos se establecieron en comunidades sedentarias y pasaron de un estilo de vida cazador y recolector a otro predominantemente agrícola. El ciclo anual de la siembra y la cosecha se deificó en rituales y y mitos de la diosa y su acción recíproca con el mundo de los muertos que era, simultáneamente, lugar de entierro y de la nueva vida.

El mito de Core y Démeter es la narración más conocida del viaje de una Dioas a los infiernos y hasta es posible que se originase en el Neolítico, pues existen pruebas de dos diosas ( anónimas ) unidas, probablemente manifestaciones de la misma fuente vital que recorre todos los seres vivos. Los nombres de este dúo preolímpico, Deméter ("madre del Trigo") y Core ( "doncella"), aluden a dos facetas de la misma esencia: la madurez y la juventud.

Según el poema homérico sobre Deméter, la Diosa más joven ( a la que llama Perséfone) fue raptada por Hades, señor del mundo de los muertos. Deméter lamentó la pérdida de su hija, la buscó por todas partes y por fin llegó a Eleusis, donde ofrendó al rey Triptólemo el donde la agricultura. A medida que la búsqueda proseguía, la tierra se secó y marchitó a causa de los afligidos lamentos de Deméter, hasta que apenas quedaron alimentos para los humanos o como ofrendas a los dioses. Zeus, rey de las divinidades olímpicas, se inquietó y accedió a que Perséfone pasara las dos terceras parte del año en la tierra, si bien el otro tercio estaba obligada a permanecer en el infierno con Hades, su marido. El retorno de Perséfone al mundo de los vivos - celebrado en las festividades de Deméter - simbolizaba la llegada de la primavera y su descenso a los infiernos marcaba el comienzo del invierno.

Dondequiera que existe, los elementos principales de este mito son los mismos y el ciclo estacional comienza cuando una diosa madre - como la escandinava Freyja, la sumeria Inanna o la griega Afrodita - pierden a su vástago. Existen muchas variaciones regionales e históricas. La egipcia Isis pierde a su marido, Osiris, pero se convierte simbólicamente en su madre cuando recupera su cuerpo desmembrado y lo dota de vida. Aunque no baja a los infiernos, sus recorridos por pantanos y yermos representa el mismo carácter mítico. La mayoría de las Diosas - Freyja y Afrodita incluidas - no sólo pierden una hija, sino un hijo ( Baldur, que podría ser Balder y Adonis, respectivamente) que acaba en el mundo de los difuntos a causa de una muerte
violenta. Tiene lugar un período de duelo que se caracteriza por la devastación de la tierra, hasta que la Diosa negocia el retorno del hijo durante cierta época del año.

La Diosa Inanna no bajó al mundo de los muertos para rescatar a su hijo, sino para experimentar su propia muerte y regeneración: hasta cierto, si las consideramos como dos aspectos del mismo ser, podemos decir otro tanto de Core y Deméter. El poema conocido como El descenso de Inanna a los infiernos demuestra que fue voluntariamente e incluso con impaciencia. Al dirigirse al reino de su oscura hermana Ereskigal, Inanna tuvo que atravesar sietes portales y en cada uno se quitó una preda. Así, durante el recorrido abandonó paulatinamente sus atributos y poderes. Cuando llegó a los infiernos, Ereskigal le dirigió la mirada a la muerte y colgó su cadáver de un gancho. Inanna sólo podía abandonar el mundo de los muertos si dejaba un sustituto en su lugar, por lo que envió a Dumuzi, su hijo y marido. Al igual que Afrodita, ofreció voluntariamente su cónyuge para que se trasladara a los infiernos como parte de la tradición del hijo y el amante que garantiza la fertilidad de la tierra. El descenso de Inanna también simboliza las fases de la luna: su cadáver pende tres días del gancho de Ereskigal, período durante el cual la luna no es visible.

En estos mitos agrícolas el hijo representa la semilla enterrada, hasta que reaparece con la forma de planta que comienza a brotar. Las platas maduran hasta ser cosechadas y el ciclo entero vuelve a representarse. De esta manera, el principio agrícola básico se convierte en alegoría de la vida humana y el deseo de participar en el drama celestial de las estaciones desencadena rituales que simbolizan el proceso de fertilización. Los llamados misterios de Eleusis, consagrados a Deméter a comienzos de la primavera y el otoño, incluían rituales secretos destinados a los iniciados, durante los cuales la persona moría con relación a su vida pasada y su alma retornaba a sus orígenes antes de renacer. Era la representación simbólica del descenso y el regreso de la divinidad. El misterio propiamente dicho consistía en la revelación de que, en lugar de acabar, la vida se transforma sin cesar; la naturaleza, la humanidad y la diosa encarnan dicho proceso. El trigo era el símbolo de la vida eterna. Sófocles, dramaturgo del siglo V a. C, declaró lo siguiente: "Triplemente benditos son los mortales que han visto esos ritos y, por consiguiente, entrando en el Hares; la vida sólo existe para ellos y para los demás todo es desdicha."

miércoles, 24 de octubre de 2012

Y directo al Grano: Hablemos de Brujería. El que, como, para qué, como hacerla y otras cosas del archivo de la bruja moderna.





Como sabe el lector asiduo, de este, su blog de confianza, siempre que incluyo un ritual de brujería, intento que sea lo más accesible posible. Ya sea adaptándolo o simplificándolo  procuro que sea lo suficientemente comprensible para que todo el que así lo desee pueda intentar este acercamiento con esta otra visión de las cosas, esa espiritualidad nueva que mucha gente está descubriendo poco a poco. El caso es que eso limita los contenidos que puedo compartir: hay varios rituales que requieren ciertos conocimientos previos y alguna que otra noción sobre lo que es la magia o al menos como yo la aprendí. De manera que decidí, durante este mes de las brujas, como suele llamarsele, incluir algunas cosas que creo puedan orientar a todo aquel que esté dando sus primeros pasos en este camino hacia el interior de si mismo y esté ahora mismo buscando información al respecto.

De la magia, el circulo y otras cosas: 

Como yo entiendo la magia, es más cercana a la ciencia que a lo sobrenatural y así se me enseñó. La brujería naturalista o por tradición no impone creencias o mucho menos, intenta convencer a alguien más sobre cual es la manera idónea de expresar esa inquietud sobre lo que le rodea o sí mismo. Porque de eso trata la magia y allí comienza toda idea de creación relacionada con ella: Crear y brindarle equilibrio a nuestro entorno en busca de "algo más". ¿Y que es algo más? Eso no te lo puedo decir yo: el proceso es por completo personal y va a depende de cuales son tus circunstancias privadas. Más allá: se dice que la magia busca respuestas. ¿A lo desconocido? ¿A ti mismo? No lo sé, pero es una construcción mental que te permite a analizarte y sobre todo, brindarte la oportunidad de aceptarte bajo una perspectiva nueva.

La brujería es una creencia basada en la naturaleza, en ese instinto primigenio de una intimidad constante e intensa con la Naturaleza. Desde tiempos inmemoriales, la magia y la espiritualidad - cual sea su nombre - implicaba conocimientos y responsabilidad y es este concepto, lo que después creo las primeras ideas sobre espiritualidad basada en la energía personal, la conciencia del yo y su conexión con el Universo - entendiéndose el Universo todo lo que ES y está conectado a ti mismo -. Por tanto, la magia no implica otra cosa que un camino, meditado y sobre todo responsable, hacia tus propias preguntas  tus propios cuestionamientos, misterios, secretos e ideas. Es la manera más profunda de crear algo bello y bueno con tus propia manera de ver lo que te rodea, lo que admites como personal, lo que deseas como intimo. Todo lo que se refiere a la magia parte de ti mismo y regresa de ti mismo porque es parte de ti. De allí se comprenden todas esta serie de ideas malinterpretadas sobre "ley de Tres" o ley de correspondencia y otras, donde se sugiere la idea de castigo, retribución "justa", "satisfacción". La única ley en Brujería es la de la naturaleza: la del aprendizaje y la búsqueda del equilibrio. Serás aquello que juzgas, aprenderás lo que condenas en carne propia. Se aprende viviendo, se aprende comprendiéndose así mismo, se aprende asimilando las sincronías y lecciones que recibes a medidas que avanzas en tu camino personal.

El espacio Sagrado:

Se ha definido la magia como el arte de cambiar de estado de conciencia a voluntad. Hablamos de tu mente, de tu perspectiva de las cosas, de tu manera de relacionarte con las energías del mundo que te rodea, con la Naturaleza como Madre. De manera que, para llegar a ese perfecto equilibrio - o intentar llegar - la magia Tradicional lleva a cabo una serie de pasos que permiten a quien la practique llegar a su mejor estado mental para comenzar ese recorrido esencial hacia ti mismo y atraer desde afuera, lo que irradia desde su interior.  Cuando creamos un espacio sagrado - que se compone de tomar energía de la Tierra, purificarse, dibujar un círculo e invocar a los elementos - estamos entrando intencionadamente en un estado alterado de conciencia. Pero...¿Por qué queremos hacerlo? Es una pregunta que suele formular cualquiera que comience a practicar la brujería y que considero totalmente válida.

El Yo brujo - El yo joven:

En nuestra vida cotidiana, todos nosotros utilizamos lo que mi abuela solía llamar "el yo normal". Es esa parte de nuestra mente preparada para funcionar efectivamente en el mundo de las cosas que llamamos "comunes" o para ser más exactos, nos son familiares. No obstante, durante el sueño o incluso en momentos tan privados como cuando hacemos el amor, hay otra parte nuestra, más sensible, poderosa e incluso niña que sale a flote. Es esa parte que ríe sin tapujos, llora sin reservas, que es capaz de decir y hacer cualquier cosa. Es justamente esa parte la que entra en mayor contacto con la magia, es esa conciencia alterada y desprovista de elementos que lastran la absoluta libertad de ideas y espíritu con la necesitamos conectar al hacer magia, y es esa la que todos los preparativos previos para realizarla busca convocar.

Se dice que los artistas están muy cerca de ese "Yo brujo - Yo joven" debido a que cuando ejercen su arte - cualquiera que esté sea - sienten un instante de éxtasis y profunda comprensión de si mismo. Es justamente ese estado mental, el que se busca invocar en brujería, el que se intenta construir a base de meditaciones, rituales, compromisos personales y aceptación de responsabilidades e ideas transcendentales muy intimas. Tal vez por ello, siempre se ha dicho que los artistas - no importa su ámbito - son iluminados. Y al menos, en mis creencias, eso es verdad.

¿Como creamos nuestro Espacio Sagrado?

Crear un espacio sagrado es un asunto serio y meditado. No digo que nadie que no pertenezca a mi sistema de creencias pueda hacerlo, pero si debes estar lo bastante consciente que realizas un acto sagrado y personal.  La manera de hacerlo que explicaré a continuación está simplicada pero es bastante válido para todo aquel que desee realizarlo.

Primero, tomamos energía de la tierra para purificarnos. Entiéndase "purificarnos" como lograr que nuestra energía personal llegue a punto de equilibrio entre nuestro cuerpo y mente. Para hacerlo, comenzamos pensando que dividiremos el tiempo "normal", en tiempo "personal": lo puedes hacer de la manera que quieras, desde limpiando un espacio de tu habitación, sala, estudio o jardín  y dedicándolo para meditación hasta simplemente trazando un círculo a tu alrededor con tu dedo indice. Define, en tu mente y a nivel energético, un espacio que solo te pertenezca a ti, que te permita crear. Toma ese pequeño rincón de tu habitación, ordenalo, limpialo de polvo y cualquier otra cosa y siente que te pertenece para empezar a crear magia.

Ahora, ponte en posición cómoda - la de tu preferencia - y sacude tus caderas, tus hombres, rodillas y cuello de modo que te sientas suelto y relajado. Permite que tu atención se dirija hacia un punto brillante de conciencia situado entre tus ojos, dentro de tu cráneo  Permite que que ese punto te recorra de la cabeza a los pies. Imaginalo más grande, más fuerte, más luminoso, imagina que te atraviesa, que pasa por todos los pisos inferiores de tu edifico o de tu casa, que llega a la tierra, al humos vegetal al interior de la tierra. Siente la presión y el cuerpo vivo de la Madre Naturaleza, siente como la tierra te sostiene, es parte de ti, siente que la tierra, en tu mente, se hace uno contigo mismo. Ahora, toma una bocanada de aire y siente que toda esa energía regresa a ti, radiante y muy blanca, de nuevo desde la tierra, elevándose para alcanzarte, llegando a tus pies, luego a tu torso, tu pecho y de nuevo tus parpados  Sentirás la Tierra, la energía. Hablo de una sensación física que tu mism@ provocaste y puedes controlar. Ahora, ponte de rodillas y toca el suelo con tus manos, dejando que la energía extra fluya de vuelta de vuelta a la tierra, quedándote con lo que necesites para crear.

Y ahora sí, estamos listos para la magia.

Crear el espacio Sagrado: Purificación

Tras tomar energía de la Tierra, el paso siguiente es liberarte de cualquier tensión, preocupación o distracción que te pueda complicar la tarea de concentrarte  De manera que, empieza por apagar la televisión o el radio, la música y procurar que el sonido del exterior te permita dedicar toda tu atención a lo que harás a continuación.

Agua y sal: 

Mi abuela solía decir que a la verdadera magia no se le puede contener con herramientas humanas, de manera que utilizaba utensilios de vidrio, madera o metal para llevar a cabo la purificación. No necesitas ninguna herramienta que no puedas encontrar en tu casa: ¿Tienes un bol, vaso de cristal? ¿Una cazuela de mental pulido? ¿un pequeño recipiente de madera? Limpialo muy bien. Mi abuela solía hacerlo imaginándose manantiales, riachuelos, todo lo bello y sano del agua mientras lavaba cuidadosamente el objeto que utilizaría para llevar a cabo este pequeño ritual. Yo también lo hago. Procuro restregarlo bien y dejarlo impecable, y una vez que termino, lo lleno de agua a temperatura ambiente ( nunca fría porque no te permitirá concentrarte y hacerte sentir cómodo ). Luego digo en voz alta "Bendito y poderoso esta criatura del agua". Puedes decir cualquier otro tipo de invocación que implique bendecir y llenar de tu conciencia de lo divino el recipiente. No hay nada escrito sobre el particular.

Ahora toma unos pellizcos de sal al agua. Si antes imaginaste ríos y bellos mares, ahora imagina cosas hermosas relacionadas con la sal como el sabor de las lágrimas de alegría  un beso exquisito. Revuelve el agua e invoca, bendiciendo la sal como símbolo de la Tierra. Recuerda, cualquier palabra es válida. Hablamos de tu energía, no la de otro.

Ahora, coloca frente a ti el bol y siente que liberas tus problemas y tensiones en su interior. Introduce las manos en el agua y siente que poco a poco, te liberas de lo que en ese momento te preocupa para disfrutar de un silencio interior exquisito.  En mi casa, solemos utilizar nuestras manos para dar golpecitos y tirones a las partes tensas de tu cuerpo. Toma aire y siente que ese yo más profundo, tu yo que aspira a hacer magia está cada vez más en contacto contigo mismo. Es una sensación extraña. De pequeña, solía sentirme un poco ridícula y sentía incontrolables deseos de reír por ese tipo de vergüenza que sentimos de niños cuando hacemos algo fuera de lo común. Y es justo ese alborozo, esa risa nerviosa, esa confusión, lo que empieza a crear tu capacidad de creer y confiar en que estás profundamente conectado con todo lo que te rodea.

Por último, arroja el agua y siente que tus problemas corren junto a ella.  Recuerda: la creatividad y el sentido del humor son parte de la magia: que algo sea sagrado no hace que deba ser aburrido o fastidioso. Lo sagrado celebra la vida, la belleza y lo bueno que hay en ti, disfrútalo  Crea tus propias meditaciones y rituales para comprender tu mente, para liberarte de tensiones, para entrar en contacto con ese yo más joven que vive dentro de ti.

Crear el espacio sagrado: Dibujar el círculo

El circulo es un elemento tradicional de la brujería y los conocimientos mágicos. Simboliza la perfección, el conocimiento, el equilibrio. Cuando en brujería se hace referencia a dibujar uno, implica que crearás en tu espacio sagrado, un limite mental para invocar, meditar y estar en paz. Al menos en la Tradición que yo practico, no necesitas otra cosa que tu dedo indice para hacerlo. Por supuesto, hay dagas - en otras tradiciones utilizan cuchillos consagrados - pero en realidad, todo esto se trata de abrir un espacio mental que tenga su correspondencia física para crear magia. De manera que no te preocupes: no necesitas nada más que tu voluntad para hacerlo.

Para llevar a cabo el círculo mágico solo necesitas estar consciente de tu propio ritmo físico  ¿A que me refiero? Es algo sencillo de explicar.

Mi abuela me preparó durante meses para abrir mi primer circulo. Me pidió que me levantara todos los días al amanecer durante varias semanas seguidas para ver el amanecer. Ese es tu este: esta no es una teoría espiritual abstracta, es algo normal.

Durante esas semanas - y a pesar que desde entonces sufría problemas de insomnio - me habitué a disfrutar del amanecer. La sensación de renacimiento. Oler el aire. La sensación de los primeros rayos del sol, tan cálidos y casi dulces. Todo eso, lo asocié con el punto cardinal y lo memoricé. De manera que ahora cuando pienso en el este, mi primer pensamiento es una luz radiante y hermosa.

Después, continúe con el Sur. Siempre he tenido problemas para ubicarme espacialmente - suelo decir que nací sin brújula - por lo que me resultó muy sencillo relacionar el punto cardinal con el punto donde el sol comienza a descender a partir del mediodía. Memoricé las sensaciones, el sol quemante, el cielo muy azul de mi Caracas de niña. Cuando le tocó el torno al oeste fue sencillo. Me gustan los atardeceres. Los miraba por largo rato, fascinada por el cambio de colores de la luz, la sensación de diminuta paz que me brindaba. Y al final, lo mejor: aprendí  a hallar la estrella polar en el cielo de Medianoche. Me llevó esfuerzos porque en mi ciudad, el cielo nocturno está lleno de la contaminación del día pero cuando lo hice, sentí un gran asombro. Esa sensación es la que conservo al recordar el punto cardinal norte.

Al cabo de un tiempo supe que todo este proceso era llamado: "Enraizar", es decir, vincular tu práctica espiritual con mi observación personal.  No tienes que tener prisas, no debe ser de un momento para otro. Pero te aseguro que será una experiencia extraordinaria, cuando sientas que tu cuerpo y tu mente comienzan a comprender lo que te rodea de una manera más sensorial y sobre todo, más intima que nunca antes.

Y ahora sé, dibujemos nuestro primer circulo mágico:

Este es un momento especial. Al menos para mi lo fue. Realizalo en el lugar que limpiaste y adecuaste para empezar este camino. Recuerda, solo necesitas a tu mente - quizá una sonrisa, como decía abuelita - para crear magia.  Empieza por el Norte y siente la energía que vibra a tu alrededor. Toma una larga bocanada de aire y extiende tu mano dominante y con el dedo indice marca el punto justo donde comenzará tu circulo. A continuación, anda hacia el este, sintiendo en tus dedos que estás dibujando un arco de energía en el espacio. Te aseguro, que no es un acto común y estoy muy convencida que cuando lo hagas la primera vez, te sentirás un poco incomod@ haciendo aquel raro gesto. Pero algo de ti lo reconocerá.  En cada punto cardinal, recuerda como aprendiste a reconocer ese punto cardinal: el amanecer hermoso, el sol radiante, el atardecer pacifico, las estrellas. Siente claramente mientras vas avanzado, punto por punto, que vas creando algo tan tuyo comop pocas cosas lo son. Cuando alcances el Norte de nuevo, quedare de pie y disfruta lo que has hecho: Magia. De la bella y real. De la que proviene de ti mismo.

¿Que puedes hacer en tu círculo mágico? Meditar, simplemente dormir. Sentirte protegid@, leer. Reir. Bailar. Es tuyo y es tu forma de comprender la magia. Más adelante, te enseñaré rituales que te permitirán utilizar tu círculo. Por ahora, disfruta de él.


Para abrirlo, solo debes recorrer en sentido contrario a las manecillas del reloj el circulo que trazaste. Luego eleva tu brazo y siente como la energía se libera. Es una sensación física. Es tu energía y tu la creaste. Es un aprendizaje pequeño pero creo enorme de lo que podemos lograr en esto tan amplio y hermoso que yo llamo con amor "brujería".

Te invito a hacer tu primer circulo. Quizá necesites más tiempo o solo este pequeño empujón para hacerlo- Cualquiera sea el caso, dudo que sea casualidad que estés leyéndome hoy. Sin duda, tu camino en la magia acaba de comenzar. Disfrútalo.

La Diosa esté en ti.

martes, 23 de octubre de 2012

Little Angel

Little Angel by Miss Aster
Little Angel, a photo by Miss Aster on Flickr.

Me ha costado veinticinco años entender la fotografía y todavía no lo sé todo sobre ella. Para mí, la fotografía es mágica porque nunca llegas al fondo. Cuanto más haces, mayor es el reto.

David Bailey

De ser mujer y no morir en el intento: Lo femenino y el estereotipo.






Hace unos días, veía una cuña televisiva que era más o menos así: Una seductora voz femenina comentaba las bondades de cierta revista, enunciando las variadas informaciones que contenían sus página, que iba desde maquillaje hasta el último color de moda. Para rematar, la publicidad terminaba con una frase que me dejó parpadeando: "Todo lo que debe interesar a una mujer en sus páginas.". Cuando la cuña acabo, me quedé unos minutos mirando la pantalla y pensando, casi con ingenuidad, que nada de lo que había mencionado la lista de "intereses" femeninos me incluía. O al menos no de la manera como sugería la adulcorada voz que de inmediato llamé mentalmente "la Revistera". Por supuesto, uso maquillaje y me gusta de vez en cuando comprar ropa y zapatos, pero mis intereses corren por una linea muy distinta y tan alejados del estereotipo - de hecho, creo que podría decir lo mismo de todas las mujeres que conozco - que me quedé pensando, que ocurre con la idea femenina, con esa sutil identidad de género que a veces parece ser tan difusa. La respuesta por supuesto no es sencilla, y por supuesto, mucho menos evidente. Pero aun así, creo que merece al menos, una reflexión de vez en cuando.

Aclaro desde ya: este no es un post femenista ni más menos. No suelo predicar extremos, por lo que, quiero dejar bien claro que me refiero a estereotipos del género. De cualquiera de ellos. Porque sin duda resulta también bastante incomodo para los hombres que conozco, ese sambenito tan extraño y sobre todo limitante, del "macho nacional". Y es que de estereotipos hay para escoger y lo que resulta más preocupante, cruzan esa linea, tan intima y probablemente personal que llamamos personalidad. ¿Cuantas veces no se presume y se asume gracias a esas ideas generales que van desde la apariencia que "debe" tener una mujer hasta lo que "debe" interesarle a una mujer? ¿O que pasa con el estereotipo al contrario? Inquietantes de esas imagenes extrañamente sexualizadas de una mujer en unos mínimos pantalocillos revisando el motor de un automovil con el trasero redondo bien visible a la cámara. O esas idealizaciones del hombre "sensible", "amante", "detallista", tan lejanas de la realidad como la mujer talla 0 de las tiendas de ropa o las portadas de  revistas donde actrices con rostros sin expresión nos miran con ojos sin expresión. ¿Cual es el mensaje que transmite todo eso? ¿Cual es la idea que fomenta esa repetición de lo mismo, de un deber ser al parecer intangible pero lo bastante real como para que tropecemos con el concepto con cierta frecuencia?

La verdad no lo sé, pero me preocupa la mera insistencia.

Meses atrás, conversaba con mi inefable amiga E. sobre la feminidad. Claro esta, E. es la mujer menos común de todas las que he conocido: es fuerte, atlética, una gran fotógrafa dedicada al documentalismo y al deporte...y es ella la que suele darme largos y consistentes sermones sobre lo descuidada que suele ser mi manera de vestir e incluso mi manera de alimentarme. Hablo que E., con toda su limpia estética deportiva, tiene un tipo de feminidad atípica  algo fuera de los cánones de esa suposición general de lo que la mujer "debe y puede" ser en nuestro país. Resulta cuando menos curioso en nuestro país - y en nuestra cultura -  que E. sea tan libre como para mostrar su personalidad real sin protegerse con ideas artificiales con respecto a su identidad como mujer. Y tal vez por ese motivo, es tan atípica su posición. No resulta sencillo, sobre todo porque esa idea de la mujer "ideal" es una especie de presencia omnipresente, que parece gravitar sobre la mujer venezolana que intenta, sin duda, sobrevivirle.

Pienso en estas mientras camino en mi intento de entrenamiento diario alrededor de la Plaza que queda a dos cuadras de mi casa. Llevo unos viejos pantalones de deporte que conocieron mejores días, una camiseta de mi banda de rock favorita - Rammstein para el pueblo, babe - y zapatos que están a punto de sucumbir a la vejez. Llevo el cabello recogido de cualquier manera y nada de maquillaje. Resoplando  cubierta de sudor, miro a mi alrededor y me sorprende ver a dos mujeres trotando junto a mo. Las dos, como yo, tienen algunos kilitos de más, pero a diferencia mía, llevan un tipo de ropa deportiva que presumo debe lucir mejor en alguien con al menos dos tallas menos que las nuestras. También están maquilladas y bien peinadas. Y una de ellas incluso lleva un poco de algún producto para el cabello para darle forma a su apretadisima cola de caballo. Las veo pasar e inmediatamente me siento avergonzada de mi facha...y me pregunto porque. Me detengo, sin aliento, inclinándome un poco para aliviar el dolor de flato - sí, ya lo he dicho, estoy en una deplorable forma física - y pienso que es lo que me incomoda, el motivo por el cual me siento incluso un poco humillada. Y la voz revistera aparece por allí, recordándome con su tono adulcorado "Los intereses de la mujer". Maquillaje, la ropa, la familia, la cocina. ¿Cuales son mis intereses? Libros, cámaras, fotografía, espiritualidad, filosofía, idiomas, tecnología, el cine, la música. Podría nombrarlos sin parar y nunca nombraría los "que debe saber toda mujer". El pensamiento me hace reír  de hecho, me hace reír tanto que me rio a carcajadas en voz alta. Recuerdo a mi Profesora de Fotografía, la mujer que se preocupa por cada detalle de su aspecto personal y lleva los tatuajes más hermosos que he visto, y que se define así misma, muy divertida, como "el macho" de su relación con su esposo, mi mentor fotográfico, que a su vez,  siempre bromea en la misma lid llamandose "Jeva". Y sigo riendo, de una manera casi demente, de pie en mitad de una Plaza concurrida, rodeada de extraños y de esas dos deportistas tan acicaladas que vuelven a pasar a mi lado y me dedican ahora sí, una mirada de alarma. Tomo una bocanada de aire y sigo caminando, con Iron Maiden sonando a todo volumen en mi diminuto ipod, y de nuevo la idea de la feminidad crece. Se expande. Se abre en todas direcciones en mi mente.

Como bruja, la feminidad es algo serio. Es la sustancia de esa perspectiva sutil que forma parte de mi mente y de mi manera de comprender el mundo. Vuelvo a pensar en el tema mientras enciendo las velas que me rodean para comenzar un ritual personal. Estoy desnuda, con el cabello suelto, recién salida de la ducha. Y que feliz me siento. Esa  profunda conexión con la idea de la mujer salvaje, de la mujer poderosa, la mujer sin nombre que se eleva más allá de esa sutil identidad de lo femenino parece llenarme mientras levanto  las manos e invoco. ¿Quién soy? ¿qué me hace ser femenina? ¿que me permite sentir esta firme convicción del poder de esta fuerza, primitiva, sin nombre que reconozco como mi identidad? No lo sé, medito mientras suspiro, a solas en la oscuridad, rodeada de la luz pequeña de las velas, protegida por esa inmensa sensación de paz que me produce mi forma de fe. Tal vez nadie lo sepa y esa gran incógnita de hecho, sea lo más hermoso de toda la idea.

¿Quienes somos? ¿Quienes deseamos ser? ¿Hasta que punto esa personalidad que se asimila culturalmente es capaz de sofocarnos, limitarnos, estructurar nuestro pensamiento hasta someternos a una férrea disciplina? ¿Y quienes son capaces de liberarse? ¿Los fuertes, los muy libres, los que aspiran a comprenderse con más firmeza? A veces creo que el pensamiento no es tan idílico. Tal vez todo se trata, concluyo sonriendo, unos días después, mientras entro por voluntad propia a mirar unos bellos zapatos que por alguna razón me llamaron la atención, una cuestión de creación.

C'est la vie.

lunes, 22 de octubre de 2012

No es sencillo ser bruja en esta época: entre wiccanas y otras vueltas a la estrella, te veas.





Como todos mis amigos saben, este blog es el salón de conversaciones de mi mente. De hecho, la imagen es bastante exacta a lo que sucede en el proceso de redacción de cada entrada: observo mis vivencias desde esa perspectiva de lo levemente surreal de lo cotidiano y en consecuencia, cuento una pequeña historia. Satirizo, bromeo, doy mi opinión, pero en general, cada entrada - historia - es una pieza de la realidad de mi vida, creandose caótica a través de las palabras.

Hoy, recibí la crítica de quién fue una de las protagonistas de una de mis entradas, "No es sencillo ser bruja en esta época: De locuras y otras extravagancias ( Y una bella camisa )" que puedes leer aquí. La chica, una wiccana de tradición, pareció muy ofendida porque reproduje de manera satírica nuestra primera conversación y entre cosas, me acusó de irrespetuosa por haber criticado sus creencias de una manera que a su juicio fue poco menos que "grosera". Siendo que, dudo que quiera recibir un correo mio o algo semejante, responderé desde esta puerta pública -y salón privado de mis reflexiones - su argumento y explicaré mis razones para escribir lo que escribí. Obviamente, podría no hacerlo y tomar lo ocurrido como otra de las numerosas anécdotas de este blog, pero me parece importantisimo, en esta oportunidad hacer un par de acotaciones al respecto.

Desde que decidí comenzar a redactar este blog - y el anterior, que cerré por razones personales - mi intención ha sido mostrar la cara más amable, cotidiana y sencilla de la Religión que practico. Brujería es una palabra muy fuerte para algunos, incluso temible.  Crecí aprendiendo a no decirla, a evitar explicar en que consistían mis creencias y a ocultar mi pentáculo por "precaución". No es agradable ni bonito, escuchar constantemente una serie de conceptos equivocados y la mayoría destructores, de lo que consideras más sagrado, de los que consideras parte esencial de tu educación tradicional y personal. De manera que siempre tuve muy en claro, que había que hacer algo, cualquier cosa para expresar mi opinión, para mostrar lo hermoso, lo humano, lo familiar, lo cálido de una tradición tan vieja como sencilla, tan profunda como personal. Y el mejor vehículo que encontré fue por supuesto, escribir sobre ella.

Mi anterior blog, fue un intento bastante ingenuo de llevar a cabo este primer proyecto. De hecho, fueron 1450 entradas de rituales, explicaciones más o menos comprensibles sobre perspectiva religiosa, debates y argumentos sobre la divinidad Femenina, investigaciones, recopilaciones, transcripciones de rituales. Fue una experiencia muy grata...que lamento decir no terminó bien. ¿Y por qué no? Justo porque cometí el mismo tipo de errores que comete los seguidores de la Wicca que conocí, con quien intenté relacionarme siendo más jovencita y de quién terminé alejándome por no comprenderlos. En mi blog, hablé de mis creencias como algo alejado de mi misma, como una especie de acumulación de datos e historias académicas que parecían no formar parte de quién soy, sino de manera tangencial. Recibí comentarios de fanáticos religiosos, de creyentes wiccanos, de discutidores de oficio. Pero nunca hubo interacción. ¿Como podría haberla? Simplemente era un gran anecdotario sin otro valor que el de recopilar y conservar datos. ¿Pero era eso lo que deseaba al crear un lugar semejante? ¿Al dedicar buena parte de mi tiempo a investigarlo? En realidad, no. Casi de manera inevitable,  al cabo de un tiempo, el blog decayó y murió, por el simple hecho de carecer del elemento que creo es esencial en cualquier cosa que pueda mostrar nuestra vida: verdadera identidad.

De manera que lo cerré. Fue un momento duro, deprimente. Había dedicado casi tres años de investigación al site y perderlo fue poco menos como admitir que algo había fallado. ¿Pero qué? Me llevó un tiempo entenderlo y fue casi de manera gradual: había fallado por el que el blog no hablaba de una bruja. Hablaba de fechas de celebración, rituales tradicionales, elementos, un puñado de conocimientos. ¿Pero había algo de mi, de la mujer, de la creyente en la Brujería en esa larga colección de entradas? En realidad no. Pocas veces hablé de la que escribía, de la que durante horas redactaba entrada pensando como hacerlas más comprensibles, de las que adaptaba rituales para hacerlos realizables para todo el que deseara hacerlo. Y descubrí que allí, justo allí, esta el meollo del asunto. Para humanizar la palabra Brujeria, para darle un rostro a la bruja, tenía que comenzar a hacerlo de manera directa y sencilla. Más allá de las palabras rebuscadas, más allá de los largos artículos de investigación, estaba la mujer que había crecido pensando que Dios era una mujer, que llevaba el pentáculo desde niña, que celebraba La Luna en casa cada mes, que va a los mercados para comprar sus hierbas y las clasifica con dificultad. La mujer, que sin duda, amaba su identidad social y cultural. La mujer, que en resumidas cuentas, era yo.

Y así nació, este, su blog de confianza. La aventura ha sido larga y dura, pero satisfactoria. He logrado vencer mi propia timidez - miedo en ocasiones - y hablar de mis creencias y quién soy con toda libertad. Y que hermoso ha sido! Que profundamente significativo ha sido para mi, invitar a mis amigas a rituales, leer para ellas las cartas del Tarot, hablarles sobre mis creencias con toda libertad. Que extraordinario ha sido leer sus comentarios y sobre todo, asumir que esta parte de mi vida, es tan fuerte y libre como mi yo escritora o mi fotografa. Todas las mujeres que soy, en esta sensación de absoluto reconocimiento y paz.

¿Que me llevó a escribir la entrada que molestó tanto a esta chica? Que estoy convencida que la Wicca en nuestro país, como creencia pagana necesita una revisión. Más allá de la satira y el comentario burlón sobre la conversación que sostuvimos, está la critica de lo que está ocurriendo en esos pequeños grupos que solo conocen el paganismo a través de la web, a través de una serie de libros y rituales repetitivos. ¿Es la brujería, el wiccanismo, el paganismo, en cualquiera de sus vertientes solo eso? ¿Es solo llevar un enorme simbolo de plata al cuello, es solo una reunión en un parque público para fotografiarse, es solo esas páginas que repiten una y otra vez conceptos que parecen nunca tener mayor profundidad? Te pregunto amiga, ¿No sería idóneo, esencial que tus creencias fueran contigo a tu casa? ¿Que la brujería, la wicca no necesitara otra cosa que tu convicción en las ideas para existir? ¿Necesitas incluso llevar algún nombre? ¿Necesitas algo más que esa esencial e intima comprensión de ti misma para sentir el poder tu espiritualidad?

Te invito a ti, que tanto te molestó mi post y a todos el que simplemente sienta que se puede identificar con lo que escribo, a analizar la idea, a crear algo más allá de lo simple, de lo superficial y a simple vista. Porque para mí, allí radica el verdadero poder de construir un sistema de creencias, una forma de fe. Y quizás, allí radique la verdadera trascendencia.

C'est la vie.


domingo, 21 de octubre de 2012

La Luna: La leyenda, el simbolo, la Diosa.




A través de la historia, La Luna  ha ocupado un importante lugar en numerosas mitologías y leyendas populares, con una variada y rica simbología  Para gran parte de las culturas precristianas y paganas, La Luna representa el poder femenino, es la Diosa Madre, Reina del Cielo. En distintas tradiciones de Europa del este, La rana, el sapo, la liebre y el conejo son animales relacionados con la Luna, y muchas veces se les representa como símbolo de la resurreción y la capacidad de creación. Para la cultura egipcia, La media luna era atributo de Isis como Reina del Cielo. Para la tradición mitologica griega, la Luna es la representación de los misterios del espiritu humano y la fuerza del conocimiento moral.

También en las culturas Americanas prehispánicas encontramos indicios del influjo de la simbologia lunar dentro de las celebraciones religiosas: Coyolxauhqui representa para los aztecas a la diosa Tierra y la Luna. Está relacionado con las cuatrocientas estrellas deidades de Huitznauna, que está bajo su control. Posee las potencias mágicas que con ella pueden hacer gran daño. Coyolxauhqui descabezó a su propia madre Coatlicue cuando estaba embarazada e hizo desaparecer a sus propios niños en extrañas circunstancias. El dios Sol Huitzilopochtli soltó inmediatamente completamente armado de la matriz y de la ciénaga Coyalxauhqui y muchos de Coatlicue de sus parentescos. Según una tradición, Huitzilopochtli sacudió su cabeza en el cielo donde se convirtió en la luna.


El dios de la Luna del antiguo Egipto, Tot, al que a veces se representa con cabeza de perro, el que lleva sobre la cabeza la Luna creciente, muestra una antigua interpretación sacerdotal, cuando la Luna y el Sol se relevan entre sí, al salir y ponerse. Mientras que el dios Sol Ra se abría camino por el inframundo en las horas de oscuridad, a Tot se le requería para su lugar en el mundo superior. En algunos relatos, es Ra el que crea la Luna para que ilumine el cielo nocturno, dejándola a cargo de Tot, quien también era el responsable de regular el calendario. Enseñó a la humanidad las artes y las ciencias, y los griegos lo interpretaron como el dios Hermes. En época posterior, el dios Luna Tot se convirtió en inspiración de la tradición hermética del ocultismo griego, islámico y europeo. En al mitología de la India brahmánica, se dice que la Luna está donde van las almas de los difuntos. La noción de la Luna como reino de los muertos nos lleva a una mayor tensión en su simbolismo. Sus fases pueden indicar una analogía con los ciclos orgánicos y el reino de la naturaleza, como ocurre en al mitología de algunas zonas de América del Sur, donde se cree que la Luna es la madre le las hierbas. En la antigua Mesopotamia hubo quienes consideraban que el calor de la Luna, más que el del Sol, era la fuerza energética mediante la que crecían las plantas. Al mismo tiempo, sin embargo las fases de la Luna han significado para algunos pueblos la decadencia y la muerte. Esta paradoja de la vida y de la muerte está comprendida en la Luna como triple diosa, un motivo mítico que aparece bajo muchos aspectos, sobre todo donde encontramos una trinidad femenina, como en las tres Parcas, o las tres brujas.

En el mundo de la antigua Grecia, los poetas vieron a la virgen cazadora Artemisa, como la diosa con tres formas, siendo sus otros dos aspectos Selene, la Luna del cielo y Hécate, una misteriosa diosa del inframundo. La triple diosa puede ser interpretada como tres fases del cielo lunar: el arco de plata que lleva Artemisa representa la Luna nueva, Selene es la Luna llena madura, y Hécate, lo oscuro de la Luna, esta presenta el mismo simbolismo triple, siendo descrita a menudo con tres cuerpos o con tres cabezas. Va errando entre las almas de los muertos y su llegada se anuncia con el aullido de los perros. Habita en las tumbas y en los lugares solitarios en los que hay una encrucijada de caminos, y enseña las artes de encantamiento y de brujería. A veces se la representaba como a una vieja arpía, mostrando los últimos instantes del ciclo de la Luna, ofreciéndosele libaciones al final de cada mes.

La visión Arquetipica del ciclo Lunar:

El ciclo lunar, perpetuamente cambiante y sin embargo constante, ha servido para cristalizar a su alrededor un conjunto de mitos muy característicos. Es muy frecuente que las deidades lunares, que son habitualmente femeninas (aunque hay excepciones), aparezcan formando tríadas, o con tres aspectos que reflejan las tres fases diferentes de la Luna: la nueva, la llena y la creciente. Si jugamos con las imágenes que evocan estas tres fases, podremos ver cómo la Luna nueva, la traicionera Luna negra, estaba asociada con la muerte, la gestación, la hechicería, y con la diosa griega Hécate, que presidía los nacimientos y la magia negra. Después de su oscurecimiento, aparece la luna creciente, delicada, virginal y prometedora, con su apariencia de estar preparada para dejarse fecundar por algo. La Luna creciente se vinculaba con la diosa virgen Perséfone, que fue secuestrada por Hades. También se dice que es el emblema de Artemis, la virgen cazadora y patrona de las bestias salvajes. La Luna llena , en contraste, tiene cierto aire de embarazada; es redonda y jugosa, lozana y madura, y podría dar a luz en cualquier momento. Es la Luna en su máximo poder, la cúspide del ciclo lunar, y estaba asociada con Deméter, la diosa de la fertilidad, la madre de todas las cosas vivientes. Después la Luna comienza a menguar, adelgazando y oscureciéndose, hasta que de pronto deja de estar ahí. Hécate, la vieja bruja, recupera una vez más el poder; oculta en el mundo subterráneo, urde sus hechizos y va devanando el futuro desde la oscuridad.


La tríada de deidades lunares refleja una experiencia humana arquetípica, proyectada sobre la Luna física en el cielo. Una dimensión importante de esta experiencia es el cuerpo, que refleja en su propio desarrollo cíclico y en su mortalidad las fases de la Luna. Las deidades lunares presidían el ciclo anual de la vegetación, y también el ciclo humano de nacimiento y muerte. Así, en el mito, la luna rige el ámbito orgánico del cuerpo y los instintos, y por eso estas deidades son generalmente femeninas: porque del cuerpo femenino nacemos todos, y de él recibimos nuestro primer alimento. El ciclo lunar recibía el nombre de la Gran Ronda, reflejando así su conexión con el destino y con lo que siempre retorna, en una interminable repetición. Todas las cosas tienen su ciclo, que es más bien universal que individual. ya que los individuos mueren, pero la especie continúa regenerándose.

Cada vez que en la vida alcanzamos un momento cumbre, un momento de Luna llena en que las cosas llegan a realizarse, podemos estar seguros de que hay un pasado que nos ha conducido a ese momento, un comienzo oculto en que se sembró la semilla en la oscuridad de la Luna y un tiempo de promesa y desarrollo cuando la Luna estaba en cuarto creciente.