martes, 30 de noviembre de 2010

Sobre el Laberinto y otros simbolos de pensamiento creativo


“En la soledad del hombre siempre se recrea el laberinto”. (Paolo Santarcangeli).

Origen:

¿Cuándo comienza a aparecer la imagen del laberinto? ¿Cómo y porqué se origina esa figura que ha obsesionado a los seres humanos desde que su conciencia está despierta? Como pocos símbolos el laberinto arrastra una historia tan antigua, que se relaciona en principio con dos figuras más antiguas aún como son la espiral y los meandros. Ninguna de éstas es aún un laberinto (pues no existe en ellas un centro al cual llegar) sin embargo el motivo del recorrido tortuoso, en el cual es fácil perderse, comienza a dibujarse. Y finalmente llegar a un destino exitoso, el centro de todas las ideas. El equilibrio absoluto.

El Laberinto clásico se nos presenta así como el arquetipo de la situación en la cual es fácil entrar pero difícil salir. Como bien sabemos la vida en sí es un camino tortuoso, donde caminar por él sin guía es a menudo un Infierno, el cual culminaría cuando lleguemos al centro y alcancemos la iluminación. Por esto el laberinto conlleva la idea de peregrinación, a menudo impedida, donde lo que buscamos es volver al útero materno homologado a la idea de caverna, círculo y finalmente centro, que sería el origen.

Y es en ese centro donde espera nuestro monstruo, el Minotauro o bien la figura con cuernos que asociamos al diablo, que más bien parece un dios de la fertilidad desbocado, nuestro maligno doble, nuestra sombra... Si algo hemos aprendido en ese peregrinaje, ese centro de horror será un árbol, una fuente, una flor (“Rosa mística, dulce oscuridad”), un castillo o una ciudad a menudo amurallada.

Así, el laberinto se asocia, tanto a los ritos de fertilidad como al culto a los muertos, pues es un camino para vivos y también para muertos. Aparece como un mapa del más allá que le permite al alma llegar al centro y poder reencarnarse. Impide la entrada de los malos espíritus que según los chinos sólo pueden volar en línea recta. En Europa, los ritos laberínticos relacionados con la fertilidad adoptaban la forma de danza (la danza como el juego más serio de todos, donde nos jugamos la vida, ya sea física o espiritual, recordemos las danzas taurinas en Cnosos, patria del más célebre laberinto). En Inglaterra se utilizaban laberintos de hierba (llamados turfs) en los festivales primaverales de Pascua y del 1° de Mayo. En Finlandia y en Suecia se fabricaban laberintos llamados Jungfraudanser o danzas de la Virgen donde los jóvenes debían ingresar para rescatar a una muchacha aprisionada en el centro.

Como en un eterno esquema circular, el laberinto se relaciona con diversas figuras: “las vueltas y revueltas de lo desconocido, la variedad infinita de los bosques en su monótona similitud, los senderos de las montañas y las constelaciones”. Según Waldemar Fenn, ciertas representaciones de laberintos circulares o elípticos, en grabados prehistóricos, podrían ser diagramas del cielo, imágenes del movimiento aparente de los astros.
También el laberinto resuena desde nudos y serpientes, portadoras de sabiduría, desde los mandalas antiguos y modernos (laberintos como dobles de los rosetones en las iglesias góticas), desde nuestra propia caverna que guarda los intestinos, casa de las entrañas y de la sinceridad. El laberinto es una figura que ha acompañado a la humanidad desde sus inicios.

El laberinto es a fin de cuentas un espacio imaginario, pues no puede ser contemplado en su totalidad desde su base; lo que hace ser a un laberinto es el muro que delimita lo externo de lo interno. Siempre lo recreamos viéndolo desde arriba (así por lo demás se descubre su secreto) porque en realidad sólo construimos ese espacio recorriéndolo. Un laberinto no es tal si no participamos del juego, pues aunque se encuentra abierto a la interpretación, su secreto es siempre cerrado y personal.

Si vemos al laberinto como una gran figura que implica conocimiento, como una representación de una forma de pensar o una narrativa, encontramos que “cada actividad que implique conocimiento, implica también un laberinto”. Una manera de crecimiento espiritual.

lunes, 29 de noviembre de 2010

De la pasión ciega al amor desesperado: Mi necesidad de escribir


Terminaba el primer año de la década de los 50, cuando el escritor superviviente de la llamada generación Beat, William Burroughs, le propuso a su esposa llevar a cabo el acto temerario por excelencia: tentar a la muerte. Fue en el transcurso de una noche cualqquiera, tal vez embriagado por la sensación intoxicante de la realidad, ese golpeteo de la normalidad que alguna ocasión se hacepor completo insoportable. Ella acepto - confiada probablemente en ese hálito irreductible del temerario - y aguardo: de pie contra una pared mientras él le apuntaba con un arma. Él sonreía, se tambaleó. El arma se disparo. Y acertó de lleno en la frente de la mujer, que se desplomó lentamente al suelo, herida de muerte y aun sonriendo, confiada ante el rostro espectral de su marido.

Por eso -dijo el aprendiz de Tell- se hizo escritor. El espíritu del mal se le había metido dentro, y no podía hacer otra cosa que escribir para luchar contra él.

Creo que todos los que nos entregamos a la pasión por las palabras, expiamos un demonio de fuego al que somos incapaces de controlar. En cada minuto de nuestro día, en cada hora de nuestro señor, repiquetea esa sensación abrumadora e informe, que nos fustiga hasta derrotarnos, somerternos, obligarnos a crear, a luchar contra esa sensación de desconcierto, esa simple vulnerabilidad de entregarnos por completo a un deseo. Sueño y aspiro, me debato en sombras, pero siempre la palabra me ilumina, me ciega, me arranca la voz.

Un mundo en sombras iluminado por el verbo.


Escribo desde que era una niña muy pequeña. Escribía las palabras por el mero placer de paladearlas, degustarlas lentamente entre mis dedos. Escribo por pasión, por tristeza, por alegría, por todas las razones, por ninguna razón, porque crecí entre los parráfos y el sentimiento más profunda de la prosa, porque aun soy una niña que se maravilla por las ciudadelas de la creación que se alzan a mi alrededor. Escribo porque necesito hacerlo, porque no podría sobrevivir sin hacerlo. Escribo entre lágrimas, entre carcajadas, debatiendome en el ojo de la tormenta, gritando enloquecida, en el mutismo intelectual que devora y consume. Escribo mientras duermo, delineando mi voz en las sombras de mi conciencia, escribo mientras camino por las calles, creando las imagenes en reflejo con la idea más visceral de mi perspectiva de la verdad. Soy en palabras, soy en sueños de blanco matiz, soy la idea elevada de mi misma, soy la necesidad que nace y muere ante una hoja en blanco, entre mis dedos temblorosos, la emoción sofocandome, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos de puro furor. Extásis, si, el mayor de todos, el más desesperado, el más hiriente, el más delicioso, el más profundo, el más antiguo.

Una huella de fuego en mi espiritu, una necesidad infinita destinada a no saciarse jamás.

Paz, paz para el mundo de mi mente, el jardin amurallado de mi memoria.

Asi sea.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Apoteósis


Probablemente la exaltación/hiperactividad/neurosis que sufro estan proporcionalmente relacionadas con la falta de descanso que padezco. He dormido menos de 10 horas en toda la semana y eso comienza a preocuparme, aunque me ha sucedido en otras oportunidads. Lo más extraño es que despúes de mis ultimas maratonicas 72 horas despierta, llegué a un estado bastante cercano a una benigna locura: he comenzado a dibujar lo que parece ser una especie de paisaje preciso de mi necesidad de construir un pequeño mundo de palabras ¿O debería decir pequeño monstruo? Escribiendo hasta que los dedos han comenzado a encalambrarseme y la sensación que las palabras tomaban otros formas abstractas, además de las de mi deseo, siento una especie de iluminación mística, furiosa, devoradora, venial, infantil. Insoportable tal vez. Totalmente necesaria. Me dejé caer sobre el suelo de mi habitación favorita, mirando a través de los ventanales, la noche rota convirtiendose en día, naciendo dos veces ( en mi imaginación y en la realidad ), palpitando más allá de la vida de mi voz y de la noche de mi deseo. Reí a carcajadas, sin ningun motivo, o tal vez por todos. El prodigio de destruir y construir el mundo a través de las letras me posee por completo, me arranca nombre y propósito, dejandome exhausta pero tan satisfecha, tan profundamente fascinada con este poder divino, profundamente humano.

Finalmente he podido dormir, alli, tendida sobre el suelo, con uno de mis gatos ronroneandome sobre los tobillos y el calor del sol, envolviendome lentamente. Ah, que sensación exquisita de paz y proclividad.

Al despertar, me llamó la atención un pequeño reflejo en la pared: uno poema enmarcado fruto del dolor y la belleza de Rohkl (Raquel) Korn, llamado - de manera muy apropiada - "Del otro lado del poema". Lo leo en voz alta y siento que la fe de una divinidad muda crece en mi pecho, me hormiguea en los dedos, me delinea hasta que de nuevo soy esta mujer joven y un poco enloquecida por la emoción, tendida en el suelo con los cabellos en desorden y una maravillosa sensación de posibilidades. Suspiro, mi gato maulla sobresaltado por el movimiento, el día termina de nacer y las palabras de poema vuelan en la luz.

Paz y el poder de la voz en mi nombre.

Asi sea.

Del otro lado del poema


Del otro lado del poema hay una orquídea,
y en la orquídea, una casa con techo de paja,
y tres pinos,
tres vigías que nunca hablan, permanecen aguardando.

Del otro lado del poema hay un pájaro,
de color amarillo con pecho rojo,
y cada invierno retorna
colgando como capullo en un arbusto desnudo.

Del otro lado del poema hay un sendero
delgado como un cabello,
y alguien perdido en el tiempo
anda andando el camino desnudo, sin hacer ruido.

Del otro lado del poema cosas maravillosas pueden pasar,
aun en este nublado día,
en esta afligida hora
que respira su febril deseo en la ventana.

Del otro lado del poema mi madre puede aparecer
y parada a la puerta por un momento perdido en el pensamiento
llamarme a casa como alguna vez, alguna vez:
-Suficiente por hoy, Rokhl. ¿No ves?, ya es de noche.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Divagaciones de la Moral esteta o simple tedio sabatino


 


En mis momentos más festivos, suelo pensar que algunas de las entradas de esta personal bitacora, podrían dar forma a algo asi como el diario de una neurótica. La incertidumbre de la adultez sin un verdadero garante en la opinión. No obstante,  ni que decir tiene, que la mayoría del tiempo pienso en que antes ( hace unos pocos años tal vez ) la juventud sensorial - esa que se encuentra atada con cierta ingenuidad - era mucho más simpl y acojedora. En esta nueva región del ser - la epifánia ilógica del miedo, digamos - muchas veces me siento consumida por el oficio de pensar y obsesionarme para comprender la simpleza de lo cotidiano. Sí, cuanto decoro en esta sensación casi triste. Imposible recrear la idea de la madurez de otra manera que con una imagen de mi misma en un presente un poco extravgante.


Palabras más o palabras menos, la madurez - que palabra truquera - me ha traído un inevitable desasosiego. El desequilibrio y cierto instintiva violencia hacia la rutina me ha producido la sensación de encontrarme recorriendo un paraje desconocido en la más densa oscuridad. ¿Podría llamar miedo a esta sensación ambivalente? tal vez no. Solo se trata de mera incertidumbre. El eterno delirio de los que intentan comprender el mundo a través de sus propias preguntas.

Hoy estuve leyendo por horas Jakob von Gunten. Creo que siempre me sentiré atraída - de una manera un tanto morbosa - por las novelas de internados, donde queda en entre dicho la educación y la creación didáctica.  Supongo que es una reminiscencia de mi infancia, donde muchas veces llegué a pensar que la cultura era capaz de subsistir más allá de un ponderable valor cohersitivo - no en esos terminos claro, sino en algo más cercano al puro hastio intelectual-. Un error común claro está, que subsané al creer.

Como es sabido, fue la primera novela de  Walsen que alcanzó cierta notoriedad. Podríamos decir, salvando las distancias, que es el equivalente de la Obra maestra de Coetzee "Desgracia", con sus espacios lentos y sentidos, la devenir cansado y pesimista de la trama a través de sentencias más o menos absolutas.

El Jakob de Walsen es un personaje frio, carente de la necesaria empatia social que le haría un hombre con un esquema emocional propio. No obstante, tal indiferencia nunca rebasa el límite de la frialdad conceptual y pespuntea la acción con una exquisita comprensión de los valores y sentidos del mundo craso y un poco rancio por el que deambula el personaje. Es una historia triste, sin llegar a la mera melancolia, aunque si lo bastante personal para que por un momento, imaginemos la idea más amplia y cenital del autor con respecto a la realidad. La vida literaria de Jakob palpita entre una enrevesada idea de si mismo y su resignación - una sencilla sensación de dicha pasiva - del mundo al que pertenece. Porque no ha desasosiego en la rutina, sino un candor casi venerable en su aceptación del tiempo y la forma de lo que llamamos normalidad.

No digo con esto claro, que Jakob no mantega un vinculo firme - irreductible - con la idea más puntual de la sensación. A lo que me refiero es que el personaje simplemente acepta la idea concreta de la rutina, el temor, la incertidumbre para crear una realidad moral plana y ascéptica. Desvinculado e incluso, someramente burlón analiza el mundo a través de una yuxtaposición de valores difusos. De hecho, la historia está impregnada de una cierta meláncolia adolescente, esa idea egoista que toda emoción carece de sentido que creo todos experimentamos alguna vez en nuestra primera juventud.

Ah, sí, ese leve desasosiego del mundo carente de matices. Un mar enorme, carente de otro sentido que no sea el tiempo finisecular.

viernes, 26 de noviembre de 2010

De pequeñas Batallas y otros Menesteres: Sobre subidas y bajadas de peso.

Aunque comer siempre ha sido para mi un placer hedonista, con el correr de los años he llegado a la conclusión que el arte de degustar la comida - algo bastante distinto a simplemente masticar los alimentos - es un habito tan poderoso como significativo de la manera como te relacionas con el mundo. En mi caso, aunque siempre fui delgada, durante casi cinco años aumenté de peso hasta llegar a unos preocupantes ochenta y ocho kilos, lo que me trajo, además de problemas de salud, una especie de sacudida moral y animica sobre mi percepción de mi misma. Me llevó casi dos años superar las extrañas ideas que tuve con respecto a mi cuerpo durante ese período y dos años más, volver a mi peso normal ( unos estables cincuenta y ocho kilos ) pero durante todo ese recorrido, llegué a varias conclusiones valiosas sobre mi autoimagen y sobre todo, la forma de mirar el mundo sobre una percepción sobre tu propio cuerpo muy definida. 

De Flaquita a Gordita: autoestima y simple salud.

Aunque mi aumento de peso se debió especificamente a uno de mis vaivenes hormonales, mis habitos alimenticios también contribuyeron a empeorar el problema. Y es que, nunca habia notado hasta donde dependemos de la comida - o el placer y seguridad que nos produce comerla - hasta que lo haces de manera desordenada y caótica. Aumentar de peso para mi fue una especie de perdida de cierta responsabilidad sobre mi salud corporal: utilicé la justificación para dejarme llevar por esa necesidad que todos tenemos más o menos concientes de usar el acto de comer como expiación a toda una serie de ideas que poco o nada tiene que ver con la alimentación. Comía por depresión, por alegria, por tedio, por fastidio, por cansancio, por no tener nada mejor que hacer. Y finalmente, por haber desarrollado un ciclo donde la comida formaba parte de mi manera de expresar mis ideas emocionales más elementales. Literalmente, no podía dejar de llevarme comida a la boca.
Pero lo peor de esa compulsiva necesidad de utilizar la cómida como consuelo, fue deformar mi imagen personal de una manera que terminó haciendome daño. Y no solo me refiero al descuido estético, que puede ser preocupante y ocasiones doloroso, sino al general que llegó a afectar mi salud fisica y mental. Porque finalmente este ciclo enfermizo de comer por simple necesidad emocional, me dejó exhausta, cansada y desequilibrada: la mayoría del tiempo me sentía afectada por una serie de pensamientos nocivos sobre mi misma, sobre mi manera de verme como mujer, y la forma como construía mi visión sobre el mundo. Porque no hablamos solo del exceso de peso, sino la convicción de sufrimiento personal, el menoscabo animico y de estima personal, y lo que más grave aun, el convencimiento que el ciclo es imparable, terrible y finalmente destructor. 

De Gordita a Flaquita: La responsabilidad de madurar.


Como suele suceder, llegué al punto más bajo de todo este ciclo de manera fortuita. Un día intenté subir un tramo de escalones de un Centro Comercial y apenas pude hacerlo: sin aliento, temblando, permanecí casi media hora sentada en uno de los escalones, muy conciente que mi salud estaba atravesando tal vez su peor momento en mi vida adulta. Recuerdo que asumí y comprendí que necesitaba entender que el sobrepeso era un problema real, no algo meramente circunstancial y decidí, con esa actitud un poco desconcertada de los desesperados, que ese momento era tan bueno como cualquier otro para comenzar. De manera que, tomé la determinación de al menos admitir que tenía un problema - y bastante grave - y buscar una real solución.

Por supuesto, no diré que esta extravagante epifania, tuvo como resultados inmediatos y una escena final adulcorada por sonrisas y la estampa de una mujer esbelta levantando el puño. De hecho, pasarian todavia varias semanas hasta que tomé la primera determinación realista para empezar lo que sería un largo período de casi once meses de trabajo arduo: Tomé una cita médica con un nutricionista  - paso indispensable - y después con un endocrinologo - paso necesario - y a partir de allí, intenté comprender que tanta responsabilidad habia tenido sobre lo que ocurría a mi organismo. Y la respuesta fue obvia: Fui la única responsable del caos físico en que me encontraba. Asumir esa idea, me hizo entender perfectamente que lo que necesitaria a continuación era encontrar una forma de balancear el sentido común y la fuerza de voluntad necesarias para desandar el camino y lograr finalmente, un punto de equilibrio que me permitiera recobrar el equilibrio.

Delgada y sana: Porque comer es un placer.

Durante once meses, reformulé mi estilo de vida en todos los aspectos, y descubrí, que adelgazar - y recobrar la salud - no es tanto una idea de comer menos, sino de saber comer. Por supuesto, estoy conciente que esta idea no es ni mucho menos nueva o recién descubierta, pero para mi fue toda una revelación. Comenzar a comprender que la comida es una forma de placer pero no una manera de consolar ciertos niveles de angustia fue determinante en el éxito de este necesario proyecto de vida. Asi que me obligué  a comer por apetito, en lugar de hacerlo por cualquier otra razón y el resultado fue inmediato. Me hice muy conciente que tener hambre y tener deseos de comer son cosas muy diferentes, y comprender esa diferencia me permitó construir una idea mucho más sana sobre mi alimentación. 

Finalmente, llegué a mi meta: mi peso normal. Porque en realidad, una vez que has superado ciertas ideas fantasiosas sobre la estética femenina, comprendes realmente el valor de saber que tu cuerpo es sano y normal en su medida individual. Nunca podrás mantener un peso anormalmente bajo y mucho menos llegar a tenerlo, sino conoces tu cuerpo, te responsabilizas por él y comprendes que tu organismo tiene un equilibrio propio que debes encontrar. Durante este año, encontrar ese equilibrio fue mi objetivo y llegar a lograrlo - aun me pregunto si lo he hecho - una satisfacción personal inmensa. Porque no me refiero a bajar de peso como perder kilos, sino llegar a un punto de comunión con tu propia naturaleza que te permita, sentirme feliz y pleno dentro de tu propia manera de comprenderte como ser humano y como individualidad. 

En otra entrada, intentaré hacer una recopilación de los Tips alimenticios que me permitieron construir un esquema balanceado de alimentación. Por supuesto, jamás sustituiran una visita a un buen nutricionista, pero estoy convencida, que si lees esto y te sientes identificado (a) con mi historia, te permitiran comenzar a recorrer ese extraño - y necesario - camino de autodescubrimiento hacia tu propia manera de entender tu cuerpo. Una personal forma de fe.


miércoles, 24 de noviembre de 2010

Dar Gracias


Aunque no soy muy afecta a seguir costumbres foráneas, el día de acción de Gracias me parece una tradición americana especialmente hermosa: una cena familiar dedicada exclusivamente a agradecer cada una de las cosas hermosas - y quizá las no tanto - que el año que casi termina nos ha obsequiado. Por ese motivo, he tomado la costumbre de hacerlo también de manera tradicional, aunque de forma más personal: A través de este pequeño post que espero pueda resumir el enorme sentimiento de agradecimiento hacia la gente de mi vida por su apoyo y aporte durante este año.

De manera, que Gracias, a todos los que le dan forma y sentido a mi mundo:


A Mi mamá: Aunque tenemos una relación complicada, extraña y un tanto visceral, durante el año que termina mi madre y yo hemos terminado conociendonos y apreciando nuestras diferencias mutuas con una ternura que durante años careció nuestra relación. Quizá se debió a que finalmente maduré y acepté que mi madre es un ser humano falible o ella comprendió que mi manera de ver la vida es distinta a la suya: cualquiera sea la respuesta, este año crecimos juntas y hemos llegado a comunicarnos de una manera como jamás lo habíamos hecho. ¿El mejor recuerdo? Que supiera exactamente de quién se trataba Walter Astrada cuando le telefoneé para explicarle - entre llantos y gritos - que habia sido aceptada en su taller.


A Nele Di Donna: Parte del Aglaworld, Complice criminal,  artista a quién respeto y quiero, Nele siempre ha sido una parte importantisima de mi vida, pero ahora, que decidí seguir mis decisiones artisticas de una manera más madura, encontré en ella el mejor apoyo para continuar mi proyecto de vida. Gracias por escuchar, reir y gritar cuando la ocasión lo amerita!


A Antonio Sifontes: Siempre insisto que es mi mago de Oz particular, pero en realidad es además es el fiel representante de su manera de pensar: Bohemio, extravagante, fotografo por pasión, curioso por convicción me ha brindado su apoyo en los momentos más extraños y locos. Es sin lugar a dudas, el fiel ejemplo de quién cree en sus convicciones, es capaz de crear un mundo a su medida.

A  Arlette Montilla: Mi profesora en Escuela Foto arte y el "Arte" en Escuela fotoArte. De ella aprendí que la constancia, el amor, la dedicación, la pasión son una forma de vida, más allá de cualquier temor y duda. Lucha por lo que amas, pareciera ser su lema, y cada día se esfuerza por darle forma a una idea que más que un futuro, es un sueño de muchos. Me dió el mejor consejo que nadie me ha dado y que me permitió crecer como mujer y fotografa: "El arte te devuelve lo que le obsequias". Gracias profe, POR TODO!

A Erika Zambrano: Hay gente que llega a tu vida de la manera más inesperada, pero agradeces infinitamente que asi sea. Ese es el caso de esta mujer, a quién admiro por luchadora, por perseverante, por inteligente, por enseñarme a soñar. Presente en todos mis grandes momentos de este año que termina, es probablemente una de las personas que más quiero en mi vida. Te quiero Chica!!

A Katherine Gonzalez: De astronauta a farmaceuta, de Fotografa a Pintora, de Inconforme a inmigrante, Kathy es la quintaesencia del poder de la voluntad. Amiga, maravilloso ejemplo, es de quién aprendi el valor de luchar a ciegas por lo que seas y saber, que más allá de tus dudas, está lo que deseas. Gracias mi bella, por enseñarme a ver el mundo a colores!

 A Cristina Rabascall: Avant Garde, extravagante, rompe reglas de profesión, Kryzz me enseñó este año que valor tiene crecer en tu propia visión del mundo. Crear y construir un mundo a la medida de tus sueños. Ser la voz de tu memoria. Gracias Tina, por enseñarme el valor enorme de imaginar el mundo que deseo y darle vida.

A El Caps: El hombre del Renacimiento con Convers. Podría decir mucho sobre este hombre pero puedo resumirlo como lealtad, cariño fraterno, admiración mutua. De él aprendi esa libertad absoluta de las ideas, de romper paradigmas, de cada dia aspirar a lo original y extravagante. Porque para él, el mundo se crea a diario a partir de su forma de ver el mundo: el poder de la creación.


A Yamileth Imbriaco:  Venimos del mismo Planeta. Habitamos el mundo de los inconformes, los locos, los gritones y gruñones, los educados por principio, los mal hablados por placer. Mi amada desde siempre y para siempre. Mi marciana queridisima y mentora emocional.

A  Aj Batch: El otro habitante de mi planeta. Polifacético, inteligente, neurotico, lleno de una asombrosa capacidad para encontrar el equilibrio aun en las peores circunstancias, me enseñó a comprender el valor de la serenidad. Te adoro Marciano mio!

A Luisangela Andarcia: Si la lealtad tuviera un rostro, probablemente fuera el de esta chica de grandes ojos comprensivos. Amable, sincera, integra, voluntariosa, es la mejor y más eficaz argumentadora que conozco. La razón pura en la forma de una voz serena en mi vida. Gracias mi flaca!



A Saraí Da Silva: Es el mejor ejemplo de la nueva generación de mujeres de este país: luchadora, polifacética, poderosamente creativa...pero por sobre todas las cosas amiga de sus amigos, como tengo el honor de comprobar a diaro. Gracias mi bella, por estar allí!

A Noely Hernandez: Ella misma se describe de la mejor forma posible, cínica y soñadora, pero más que eso, es una mujer  perseverante y brillante que durante este año me ha brindado el mejor regalo de todos: su amistad. Gracias mi Cucha bella!

A Carina Luna Rojas: Si necesito una palabra de consuelo, ella tendrá la justa. Si necesito un bofetón, segurisimo me lo dará también. Aprendi de ella que la vida es tan extraña como compleja, extravagante como incomprensible, pero aun asi buena. A despertar con una sonrisa, y decir buenas noches con agradecimientos. Gracias mi Luna!

A Samuel Gonzalez: Efervescente, inteligente, divertido, cínico, neurótico, debutante en el arte del insomnio, Samuel es capaz de hacerte reir incluso en las circunstancias más extrañas. Aprendi de él a reirme de mis pequeñas circunstancias y esa capacidad para burlarme de mi misma que creí haber olvidado, pero que recordé con él. Gracias amado!

A José Arato: Fenix renacido. Cínico, fuerte, idealista en su propia visión de las cosas, capaz de reir y llorar con pasión, con ideas tan fuerte con su espiritu indomable. Aprendi de él que tu vida es tu mejor obra de arte y que hacerla memorable, tu deber. Gracias mi bello!

A Yoendry Prieto: Impulsivo, fotografo por férrea convicción, a diario me demuestra que luchar y soñar son las maneras más poderosas de encontrar tu propio camino. Elevarse sobre tus limitaciones y tener una fe absoluta en tu capacidad para crear, es la mejor lección que mi bello maracucho me dió este año. Gracias mi amore!

A MiguelAngel Guedez: Extravagante, creativo, este genio creativo de la nueva generación me ha demostrado que no solo la creatividad es una forma de vida, sino además la manera de construir tu futuro a diario. Imagina, vuela alto, sueña con lo que deseas, esa es la gran Lección que este caballero de la nueva Era me obsequió este año. Te adorooo!

A  Angelo Mora: Genio irreverente, descomplicado por convicción, neurótico de vez en cuando, es mi adormoro: combinación de amado amigo y adorado confidente. Luego de casi un año y poco más de amistad aprendi de él que crear es un constante crecimiento y un poc de ingenuidad. Te adoroo!


 A  Leibys Avila y Kalu Atencio: Mis maracuchos queridos, ejemplo fidedigno de lo que puede lograrse con empeño, Fe y dedicación. Su proyecto 40° bajo el sol ha crecido exponencialmente y cada dia me demuestran que el poder de amar lo que haces es brindarte la oportunidad de vivir tus sueños. Gracias mi gente!

A Luis Roberto Lipasky: Mi profesor y el "Foto" de Escuela Foto Arte es una de los pilares fundamentales en mi visión de la fotografia. Perfeccionista, apasionado, amable, humilde, es para mi el ejemplo de quien sueña con fe y grandes espeanzas, termina creando un lugar a la medida de sus aspiraciones. Gracias profe, por creer en mi y en todos los fotografos que forman cada dia!


A Adalberto Nieves: Mi compañero / Complice / Amigo ha sido protagonista y parte de gran parte de los momentos memorables de mi vida este año. De él aprendí que valor tiene la humildad de mirar los pequeños momentos para aspirar a los grandes. Gracias mi bello Adal!

A Maria Teresa Madrid: De ella podría decir que es el epítome de la mujer moderna: madre, esposa, abogada y fotografa - si, todo a la vez - tiene la particularidad de crear a través de su experiencia, de crecer a partir de sus errores y siempre encontrar una manera elegante de crear una idea. De ella he aprendido la enorme lección de reir de las pequeñas viscitudes. El poder de la voluntad.

A Carlos Yepez: Mi Tiburon mayor es probablemente ese amigo levemente malvado que todos tenemos. Suele reirse de mi una vez por semana  - seguramente más - pero siempre que necesite un consejo, apoyo y una palabra de consuelo allí estará. Gracias Carlos, por ser mi amigo, por ser mi gran consejero y por recordarme que reir a lo grande, es la mejor terapia de todas. Te quiero chico!

A Monica Sepulveda: El vivo ejemplo de la Tenacidad, Mon va camino directo a convertirse en artifice de su futuro: Cheff, Fotografa, Quimica y pare usted de contar, es una de mis amigas más queridas y que me ha mostrado esa fe de los fuertes, esa capacidad de luchar de los soñadores y esa paciencia de los convencidos de sus propios ideales. Gracias mi amora por estar!

A Angie Gonzalez: Inteligente, tierna, pottermaníaca, amiga queridisima, es una de esas amigas que sabes siempre estará, en cualquier momento y cualquier circunstancia, como lo ha demostrado este año extravagante y loco. Gracias de verdad bella, por ser mi amiga!

Mauricio "La Sopa" Plaza: Se suele pensar que los amigos te hacen reir, pero yo descubrí con Mauricio que también te pueden irritar y que eso, también es fabuloso. Excentrico,  siempre con algo original que mostrar y decir, es de las personas que demuestra que la locura es la mejor forma de ver las cosas. Besos mi Soul Mate, te adoro!

Carmen Moreno: Elegante, delicada, pero fuerte y luchadora, Carmen me enseñó con su ejemplo el valor que tiene creer en tu trabajo, confiar en tus instintos y sobre todo, elevarte por encima de tus propias dudas. Gracias mi bella, por ser quién eres y demostrar con tu diario vivir el poder de la convicción!

Ivan Gonzalez: Con gran respeto, quiero agradecer a este caballero de la fotografia el hecho de haberme enseñado una nueva manera de ver la imagen. Podría decir que gracias a él, encontré una nueva visión de mi misma. Gracias Ivan!


Gracias, por formar parte de mi vida, gracias por apoyarme siempre que lo he necesitado, gracias por escucharme, por ser parte integral del mundo que creo cada dia. Gracias de todo corazón!

Cinco pequeñas Grandes lecciones que aprendí este año

Habitualmente, suelo realizar una especie de resumen anual durante el mes de diciembre,  en el cual intento recopilar lo ocurrido mi vida y que aprendí durante el año que termina. Y aunque probablemente, me llevará algunas entradas más recopilar las peripecias, alegrias, sonrisas y lágrimas de los que han sido unos meses intensos y poderosamente significativos , quiero comenzar, en este último jueves de Noviembre, con las cinco cosas que aprendí en este año que culmina en unas pocas semanas:


1) A decir que no: Me llevó esfuerzos aceptar que negarme y aceptar que esta bien decir que no, es una de las maneras más sencillas de comenzar a comprender mi mundo y su circunstancia. Y me refiero obviamente, a ese instinto casi espontáneo que todos tenemos de agradar y que muchas veces, nos hace aceptar cosas que más tarde nos resultan incomodas y en la mayoría de los casos, angustiosas. Decir que no - y no hablo de una formula a-lo-libro-de-autoayuda - me permitió crear limites sobre mis ideas con respectos a las ajenas y sobre todo, a comprender que puedo ser diplomática pero no excesivamente permisiva con respecto a mis propio concepto de las cosas.

2) A decir que si: Casi tan díficil como decir que no, es, por extraño que pueda parecer, decir que sí. Correr riesgos, tomar salidas audaces que contradigan nuestros temores y titubeos, siempre será un paso dificil de tomar. Y sobre todo, si la decisión de alguna manera te obliga a replantearte ideas que considerabas firmes en tu vida. No obstante, tomar un riesgo siempre te beneficiará. Ya sea por el aprendizaje que consigues en el proceso, o porque el camino que escogiste tomar te lleve a un lugar totalmente nuevo del que habias previsto, arriesgarte permite crear nuevas formas de construir ideas que creíste absolutas.


3) A decir Gracias: Y aunque dedicaré un post entero a agradecer a todas las personas que de alguna u otra manera me brindaron su apoyo en este extraño, intenso e inolvidable año, creo que una de las cosas más importantes que aprendí en los últimos meses es saber agradecer todos esos gestos que de alguna manera enriquecieron mi vida emocional, mi visión de las cosas y mi perspectiva con respecto a mi vida. Tal vez parezca muy sencillo, pero agradecer y comprender que un "Gracias" es el mejor obsequio que puedes brindar a alguien que forma parte de tu vida, me permitió entender algunos conceptos un tanto complejos sobre las emociones, las relaciones fraternas y de amistad y sobre todo, el sentido más profundo de una cualidad que suele tomarse a la ligera y que pocas veces tiene tanto valor como el aceptar que todos tenemos algo que agradecer: la humildad. Para mí, esta es una lección que conservaré durante el resto de mi vida.

4) A diferenciar critica de consejos y opiniones. Si como yo, te dedicas al arte como forma de vida, muchas veces encontrarás que tu trabajo te hace blanco de la critica y la opinión de una manera casi dolorosa. Tener la madurez de aceptarlo es parte de un proceso muy personal de crecimiento  que tiene una relación profunda  con la visión que tienes de tu obra y también, de la manera como te planteas la opinión ajena sobre ella. De manera que, comprender que la critica y la opinión son cosas por completos distintas, te permite tener una visión muy clara como puede influir la forma de pensar de quienes te rodean sobre lo que haces. Una critica siempre será bien intencionada, constructiva, te permitirá crecer como artista - y creador - y sobre todo, te ayudará a mejorar el resultado de tu esfuerzo. Una opinión es la manera como el observador percibe tu obra: puede ser malo o bueno, pero siempre será una visión personalisima sobre lo que haces y lo que deseas expresar con tu visión. Ahora bien, aprendí a aceptar de buena fe las criticas, y siempre aplicar las que me parecen pueden mejorar lo que hago, pero sobre las opiniones, también aprendi a que pueda escucharlas todas, pero muy pocas realmente pueden tener algun efecto o consecuencia directa sobre mi manera de concebirme como creador. De manera que, en este año aprendi que la critica siempre es beneficiosa y la opinión bien recibida, aunque jamás absoluta o en alguna manera realmente influyente en mis decisiones como artista.

5) A luchar: denodada, ciegamente. Por lo que deseo, por lo que quiero, por lo que aspiro, lo que necesito. Todos los dias, en cada cosa que hago. Construyo mi vida a base de esforzarme, aprender, prepararme, encontrar mis propias preguntas que responder, crecer con la experiencia, aprender de los errores, sonreir ante el cansancio y continuar mi camino en la dirección que creo conveniente. Aprendi el valor de los sueños, de las esperanzas y del poder enorme de la convicción. Aprendí el poder de la voluntad, de reir cada mañana, de encontrar algo bueno que desear. Aprendi el poder enorme e inconmensurable de crear mi propia vida.

Y estas son, las cinco cosas que creo entrarán a formar parte de mi Castillo de la Memoria. Cinco aprendizajes que me hicieron crecer, madurar, elevarme sobre mis propias ideas y creer, con la confianza tal vez de los ingenuos en que siempre podré aspirar a un sueño si recorro el camino con la suficiente firmeza.

Si tuvieras que preguntartelo, ¿cuales serian tus cinco cosas? No me respondas ahora. Pero recuerda, si te hacen sonreir, con toda probabilidad ese aprendizaje cambió tu manera de ver tu vida y tu circunstancia.
C'la vie


martes, 23 de noviembre de 2010

De la bondad y otros detalles Olvidados



Mi abuela solía decir que la bondad moral es un misterio: tan conmovedor, incomprensible y ambivalente como todos los misterios. En cierto modo nos sana y nos engendra, y sin embargo, la mera idea moral que define un elemento como "bueno" y su necesaria contraparte negativa, nos somete eventualmente a una limitación intelectual que nos lleva muchos esfuerzos vencer. Indudablemente, los criterios conceptuales y primarios que nos llevan a juzgar el mundo en elementos paritarios y contrarios, ejercen una dualidad intrínseca que nos obliga a tomar partido hacia un extremo u otro: una visión primitiva y con toda probabilidad prejuiciada sobre la libertad de la opinión personal y aun más, la expresión creadora más espiritual.


Por supuesto, la concepción más idealista sobre el mundo nos permite analizar cada perspectiva bajo un cariz perfectamente discernible: tanto lo que nos parece "aceptable, correcto y decente" como lo que nos parece "execrable y fuera de orden" crean un equilibrio infinitesimal sobre el poder que ejercemos sobre nuestro verbo creador. En ocasiones, nos encontramos que esa enorme red de opiniones y recreaciones sobre el mundo cenital de nuestras ideas, tiene fronteras borrosas, irascibles, desdibujadas y que inevitablemente, nos reducen a un estigma moral fáctico que con frecuencia no podemos superar. Un invierno psíquico, en el sentido más profundo y lacerante, que trae el beso de la muerte espiritual a todo lo que toca. La frialdad significa el final de cualquier relación emocional, ese vinculo zigzagueante y palpitante que define y conforma nuestro Universo cenital más intimo.


Estoy convencida que nuestra capacidad para crear y elaborar un concepto de la verdad y la razón es por completo infinito: La renovación del fuego creador, un propósito claro y dioclesiano que se eleva sobre nuestras dudas, sobre cualquier temor e incertidumbre para delinear un mundo utópico que se construye a si mismo en todas direcciones a partir de nuestra convicción más profunda y unilateral. Pero esa profundo poder para componer y construir la fuente de una sabiduría profunda y concreta, proviene de una completa libertad conceptual, ese maravilloso conocimiento que subyace en nuestra mente y que nos lleva a convencernos de la ausencia de cualquier limite, de cualquier temor, de toda restricción intelectual que pueda restringir la voz de la idea, la visión de un mundo abstracto y espléndido, a la medida de nuestras aspiraciones más profundas. Una sensación de absoluto poder, de una esperanza recién nacida que palpita en algún lugar de nuestra memoria más antigua para indicarnos un lugar donde acudir para encontrar nuestro reflejo, el verdadero rostro que se esconde tras un mundo de conceptos, tras la necesidad en ocasiones insoportable de juzgar una y otra vez a través de parámetros poco menos que sin sentido. Como diría mi abuela, abrir las alas del pensamiento y echar a volar, hacia ese horizonte de fuego y ópalo que aguarda por nosotros más allá del tiempo cronológicamente exacto. Una pasión irresoluta, incontestable, una decisión cerval de construir nuestra propia ciudadela de palabras y principios. Nacer de nuevo, a través de nuestra voluntad.

La voz del tiempo y del futuro, en mí.

lunes, 22 de noviembre de 2010

De la eventualidad del cambio y otras obsesiones diminutas


 Durante estos últimos meses, he sentido que de alguna manera mi vida ha tenido una única constante: el cambio, la conclusión de toda una serie de cosas que han quedado a medias. Un renacimiento perenne que tiene mucho de evolución y poco de olvido. He sido crudamente sincera conmigo misma, escudriñando más allá de lo obvio hasta encontrar sentido - o creer que lo he encontrado, en todo caso - a mis ideas más profundas, personales y dioclesianas. Una labor agotadora que muchas veces me ha empujado a una mínima locura, una sensación oblicua que el tiempo se disloca hasta crear una bifurcación absurda: el rostro en el espejo no es mio, sino una ensoñación caustica y cansada de un deseo. Tal vez mi obsesión con los laberintos tenga relación porque muchas veces siento que me pierdo entre los fragmentos de lugares inolvidables, hechos a medio recordar, mis inspiradas creaciones mentales. El secreto de las coincidencias tal vez, o una mezcla demencial de razones y paradojas que tienen como único vértice en común mi impulsividad. A veces quisiera pensarme mejor las cosas, palpar la textura de mis decisiones hasta encontrar las aristas exactas que les permitan calzar en el esquema de mi razón, pero no puedo. Prefiero gritar, enfurecida, y destrozar la paulatina calma hasta encontrarme tan agotada que simplemente me dejo llevar por mi propia virulencia.



Camino  por mi ciudad con la sensación que redescubro una idea coincidencial más que una sensación estética en si misma. La ciudad es una condición sine qua non de humanidad, al menos en un sentido aristotélico, podríamos puntualizar. El tráfico empedernido e insoportable, la soledad plomiza que aprieta y se hace cada vez más estrecha - sofocante, una sensación de enloquecida claustrofobia - luces y sombras elevándose con lentitud en medio de las siluetas desconocidas de una sensación silenciosa. Sí, una ligera locura, más allá de la mera confrontación del deseo.

Me detengo, en una calle cualquiera. El sonido de mi respiración se confunde en medio de los zumbidos de una realidad caótica, sin sentido, pero unida bajo un vinculo subyacente de puro significado. ¿No es eso el mundo, después de todo? ¿Una red intrincada e interconectada de conceptos y metáforas más o menos comprensibles, plomizas, lejanas, destructoras, inveteradas, insoportables, que delinean trabajosamente el perfil de la realidad? Es así como el hombre, al limitar su acción individual, su fortaleza física, su destreza de cazador primitivo, por ejemplo, al limitarla y compartir los frutos de sus hazañas exegéticas o pescadoras, en ese momento crea la posibilidad de la ciudad, donde todos tienen que renunciar a ese libre ejercicio. Se ha hablado de esa libertad del campo y de esta esclavitud de la ciudad. Cómo no recordar el “París se repuebla” de Arthur Rimbaud, esos hombres que en el siglo pasado vagaron, divagaron y fueron exterminados por las ciudades tantas veces. Pienso en los románticos de todas partes, en los que veían esa pérdida de naturaleza y esa destrucción sucesiva de las pequeñas ciudades y de las aldeas.

En fin...una forma de conciencia carente de unanimidad

domingo, 21 de noviembre de 2010

Luna Blanca

Durante el mes de noviembre se lleva a cabo la celebración de la Luna blanca, donde se celebra la fuerza de la transformación y la purificación de las intenciones mágicas a través del influjo de la luna. Es un momento donde podemos aspirar a una compresión más profunda de nuestra mas conciencia más alta y espiritual. También se considera que esta celebración del plenilunio es una preparación para llevar a cabo la conclusión de nuestros propósitos mágicos llevados a cabo durante el año y que finalizarán con el ciclo lunar.

Para la celebración de la luna blanca necesitaremos:

2 velas blancas.
esencia de azahar.
7 hojas de Laurel.
un cuenco para quemar.
Una hoja de papel.

Disposición:

Coloca las velas a tu derecha e izquierda. Frente a ti, el cuenco para quemar, rodeado por las 7 hojas de Laurel.  Ahora, impregna tus manos con el aceite de azahar, de manera que cada dedo, la palma y el dorso se impregnen de su textura.  Frotalas una contra la otra hasta que percibas un hormigueo cálido en la piel y luego, extiende el aceite a tus muñecas y antebrazo. Ahora, cierra los ojos y bendice los elementos que utilizarás de la siguiente manera:

"En nombre de la Diosa secreta
Señora del bosque del pensamiento
En nombre de la voz de la Tierra bendita
y su hijo el viento
En nombre del fuego primigenio
que brota de mi voz al llamar al silencio
Invoco la fuerza de la Luna blanca
Para que la convicción tenga la forma de mi verbo
mi deseo y mi voluntad
Que sea en mí la evolución del tiempo Intimo
La fuerza del Espíritu creador
Y la determinación de continuar la senda de mi expresión más personal
Así sea"

Ahora enciende la vela a tu izquierda diciendo:

"Que sea mi voz la que se escuche en el viento
que sea el tiempo de la Tierra la que brinde sentido
Que sea el fuego primitivo
del Tiempo olvidado
el Antiguo verbo encarnado en mi voz
la que otorge fuerza a mi decisión
Que sea en mí el tiempo de la Diosa
Divino y dual
Así sea"


Enciende la vela a tu derecha:

"Que la energía del tiempo y la sabiduría
impregnen mi pensamiento
Sea bendita mi capacidad de creación
Me elevo más allá de la incertidumbre
muero y renazco
En el valle fértil de mi espíritu
en el ábside de mis pensamientos
Más allá de toda duda y temor"


Después, toma la hoja de papel y escribe en ella todo lo que desearías transformar en tu vida. Incluye todo lo que anhelas comprender, cualquier sentimiento que desearías evolucionara hasta tomar una forma definida, todo pensamiento que desees tenga una concresión en el mundo real. Cuando lo hayas hecho, toma la hoja y doblala cuidadosamente en cuatro partes, mientras invocas:


"Muero y renazco
en el Nombre de la Dama Blanca
Soy creación
Soy la energía y determinación
Crea poder en mí
Crea fuerza en mí"

Ahora, introducelo en el cuenco para quemar y enciende el papel, permitiendo que las llamas comiecen a quemarlo. Cuando esté consumiendose, arroja en el interior del recipiente las hojas de Laurel, una por una, mientras imaginas que a tu alrededor, se crea un círculo de luz. Imagina que te rodea, que se alza sobre ti hasta crear una cúpula luminosa que te cubre por entero. Toma una lenta bocanada de aire y disfruta el aroma exquisito del laurel, exparciendose a tu alrededor como una lenta palpitación cálida.  Siente la fuerza de la luz radiante, llenandote, mientras el olor de la hierba te rodea, te inflama, te envuelve. Siente que tu cuerpo se integra a las sensaciones que le dan sentido a la imagen: La bóveda de luz que te acoje en su interior se hace cada vez más brillante, con un brillo cegador y poderoso. Toma una larga bocanada de aire y siente que tu cuerpo se impregna por entero de esa luminosidad raquídea que se alza a tu alrededor, purificandote y llenadote de una energía maravillosa. La voz de la Dama blanca en tí.

Ahora siente que tu conciencia regresa a su nucleo más cotidiano, conservando esa fuerza magnifica y enorme del núcleo más poderoso en tu interior. Para culminar el pase energético del ritual, permite que las velas se consuman y luego, come y bebe algo para librarte de la energia sobrante.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Cinco razones para ver Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte I

Como creo haber mencionado varias veces en esta desordenada bitácora, soy una fanática a hueso rojo de la serie de Libros - y su hómonimo cinematografico - fruto de la imaginación de JK Rowling. Leí por primera vez los libros cuando tenía 19 años y aun no se habian convertido en un fenómeno mediático y desde entonces, sigo con una emoción casi infantil las aventuras de un simbolo de ingenuidad en el cínico mundo moderno. ¿Mercadotecnia? ¿Oportunismo literario? No podría desmentir a las voces que acusan al fenómeno Potter como una pieza simple de un debil engranado literario, pero igualmente me encanta. Y lo admito sin reservas: amo su sencillez, su torpeza, su simple y sutil manera de resucitar al héroe trágico en la piel de un Heroe que de tan humanizado termina careciendo de verdadera grandielocuencia. Porque este Harry, con su exigua estatura, anteojos rotos, sus dialogos simples y su historia casi simple, ha creado para las nuevas generaciones una recreación fidedigna del mito del Héroe, del poder de la bondad contra el mal, la ternura de creer y confiar. ¿Exagero? No lo dudo, pero igualmente no puedo decir otra cosa.

Ayer se estrenó en mi ciudad la Septima Pelicula de la serie, correspondiente al Séptimo y ultimo libro de la saga. En esta ocasión, el metraje cinematografico fue dividido en dos partes, con la intención de englobar el universo Potter fidedignamente. ¿Se logro? ¿Era necesario el corte? Eso lo dejo a la opinión de cada espectador. Sin embargo, tengo cinco razones muy valiosas para ver la Pelicula y que podrian resumirse como:

1) Si te gusto el libro "Harry Potter y las Reliquias de la Muerte" seguramente te gustará también la pelicula. Son exactas en muchos de los detalles - de hecho es la pelicula más fidedigna al espiritu del libro homónimo -. Si te molesto el ritmo o la temática en el papel , te molestará también lo mismo - y por las mismas razones - en la pelicula. 

2) Es una pelicula adulta. Poco queda del Fenómeno Potter creado para hechizar - y valga la metáfora oportuista - masas infantiles. Desde la primera escena, donde vemos a una Hermione pálida y callada borrandose del pasado de sus padres para protegerlos, comprendemos que la infancia termino y que nuestros heroes han crecido y deben enfrentarse a una amenaza real y posiblemente fatal. Poco quedan de los guiños amables de un adulcorado Cameron o la belleza visual de Cuaron. Esta pelicula es fuerte, elegante, sobria y sobre todo, tenebrosa.

3) El Trio Creció: Si la sexta Pelicula pareció la transición de la niñez a la adolescencia de los personajes principales - eje central de la trama - en la septima nos encontramos con la definitiva adultez del trio. Un Harry Potter con barba, Hermione debatiendose en un pequeño y confuso triángulo amoroso, Ron transtornado por  los celos, son algunos de los detalles de la trama que nos indican que los niños que conocimos en el libro - o vimos crecer en su versión cinematografica - se debaten en la complejidad de matices del mundo adulto.  De hecho, hay escenas especificas - y se las dejo al espectador la decisión de cuales pueden ser - que demuestran que el fenómeno de Harry Potter creció con su audiencia y que finalmente, llegó el momento de despedirnos de lo que comenzó siendo una anecdota y terminó convirtiendose en un mito cultural del nuevo milenio.

4) Voldemort: Sadico, cruel, sediento de sangre, el personaje conserva en su versión cinematográfica, cada uno de los rasgos que lo hicieron en el mundo de JK Rowling, el mago más temido de la historia. La escena introductoria nos muestra sin embagues su absoluta frialdad a la hora de matar y a medida que avanza el metraje, encontramos que el personaje se ha convertido el Señor Tenebroso que se anunció en las entregas anteriores. El Reino de Terror que siempre se atisbó antes es ahora una realidad y Voldemort lo gobierna con puño de hierro.

5) La Segunda parte: Por extraño que parezca, la primera parte me hizo desear muchisimo ver la segunda - a estrenarse en marzo del año entrante -. Me parece que el corte de la Historia fue impecable y el ritmo narrativo conseguido en la primera, nos permite esperar que el desenlance final será cuando menos épico. Las escenas que esperamos ver incluyen probablemente el núcleo de la historia y segun lo visto hasta ahora, estoy convencida que será un espectáculo digno de verse.


De manera que tanto si te gusta Harry Potter como sino, puede que "Harry Potter y las Reliquias de la Muerte" llene tus expectativas. Y si no lo hace, quizá te permitirá pensar en cuanto tiempo ha pasado desde la primera vez que escuchaste sobre la historia del Niño que Vivió. ¿Lo has pensado? Si te sucede como a mi, lo más probable es que la respuesta te haga sonreir.

¿Que más queda por decir?

Accio "Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte II" !

jueves, 18 de noviembre de 2010

Danza Minima de locura

Tomo una taza de café. Deambulo de un lado a otro, un poco a ciegas en medio de la Oscuridad del insomnio. Suspiro, miro la noche a través de la ventana. En silencio, me dejo llevar por la engañosa sensación de tranquilidad de una Caracas en apariencia dormida, un sueño quimérico de una ciudad donde la violencia es una forma de expresión en sí misma. Quisiera llorar pero solo me limito a permanecer allí, en medio de las sombras y las más extrañas reflexiones. Un discreto teorema del ser quizá, una sensación voluptuosa e incluso caustica, que me recorre a ratos y me deja sin fuerzas. Podría ser o no ser mi voz, o simplemente un pensamiento fugaz y delicioso - sí, una especie de especulación barata - que le da forma a mi deseo. A veces el sentido de la propia existencia se recompone ante nosotros en los momentos más insospechados (a pesar de lo que recen todas las psicoterapias al uso, comienzo a sospechar que solo de ese modo discontinuo y más o menos recurrente en que la imagen del mundo alcanza el inusitado equilibrio compositivo de cualquier cuadro de Gauguin puede uno intuir que quizá no todo es inútil). El caso es que hoy he colocado todos los libros que tengo de las colecciones Austral, Cátedra y Alianza en un lugar preponderante de mi biblioteca, lo cual me ha hecho sentir la mujer la mujer más dichosa sobre la Tierra (cada vez que alzo la vista a esa fastuosa serie colorines formada por los volúmenes de Espasa-Calpe siento una emoción semejante a aquella que me embargara cuando descubrí que en la biblioteca Nacional de mi ciudad sí podía tener acceso directo a toooooooooooodas las misceláneas de artículos de Azorín). Y lo que yo digo: ¿qué tiene que ver esa estampa de plenitud cromática, ese instante de reconciliación con el hecho de dormir en la habitación que mi abuela escogió para mi siendo adolescente (¿alguien se acuerda de lo que rumiaba Mrs. Dalloway en la habitación del ático?) , esa satisfacción balzaquiana de haber encontrado en el mundo un espacio para el propio oficio, qué tiene que ver todo eso, me pregunto, con la serie de absurdas imágenes que se han sucedido en mi existencia desde hace un mes? Ah, tampoco hay repuesta para la interrogante crítica de una voz concreta. Tengo que reconocer que el único modo de resolver semejante promiscuidad de los hechos es concederle a la epifanía de hoy un decidido valor estético de contraste.

Compárese si no la placidez espiritual, que me suscita el vacío evidente en las estanterías de mi cuarto y el desasosiego alimenticio que me provocó en cambio  una de mis peliculas almodovarianas favoritasque estuve mirando a altas horas de la madrugada - condenado insomnio -, la sempiterna preocupación sobre la situación política y social de mi país - ah, el ostracismo del justo pero ignorado opositor - la idea ambivalente de recrear mi furia y mi angustia existencial en algo más valido que un retrato - vaya, creo que mi proverbial  ingenuidad comienza a ceder a un saludable, aunque no ciertamente definitivo nihilismo -, la bucólica necesidad de comprender que sucederá con mi futuro si es que decido continuar en mi país y no convertirme en una inmigrante solitaria y cansina - de nuevo-. Ah, por supuesto, en ocasiones siento que estoy saliendo de la brutal fase depresiva de lo que pareciera ser un trastorno bipolar - una gran necesidad anecdótica de comprender porque mi sensibilidad psíquica puede hundirme en el dolor y transportarme al éxtasis en escasos segundos -. Definitivamente, podría pensar que ahora solo feliz comiendo panecillos de chocolate (el placer siempre vuelve a través de las minucias); Quizá con el correr de los años,  me he convertido,  como diría mi querida Laurita, una "adultecente", paradójica combinación entre adolescente y un adulto carente de "compromisos"- .Caramba, hasta pequeñas desgracias veniales como el hecho que rompí la delicada máscara de porcelana de la muñeca Bru que me obsequió mi abuela - que demonios, le tenía miedo a la muñeca-. Pero lo cierto es que mis reticencias ante todo este maregmanun de ideas a medio concretar, una generalidad apoteósica que pudiera o tener sentido en mi hilera de libros favoritos cuidadosamente colocados en el tramo más visible de la biblioteca, podrían parecer obra de un artificiosidad del nihilismo urbanista de Bukowsky.

Pero vamos, ¿tiene algo que hacer la prestigiosa desesperación alcohólico-sexual de los personajes de Bukowsky frente a la espontaneidad de un deseo visceral por romper y destruir cualquier esquema, burlándome de mi aparente idisincracia? Ay, no me extraña en absoluto que haya sido mi madre la que, con un magistral sentido de la armonización estética, haya resuelto la angustiante paradoja lanzándome su frase favorita a la cabeza: "estás definitivamente loca"

Ah, es que esa es la explicación subyacente en todo esto. Estoy loca y solo deseo la paz fragmentaria y frágil de los dementes. Sí, sí, clamo a los cielo por un simple y banal momento de cordura. ¿Lo tendré? probablemente no.

Sí, definitivamente necesito dormir. Con hoy, cuento casi 35 horas en vigilia y creo que comienzo a ver el mundo con demasiada claridad.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Sobre la Rabia y La cordura: Delirios Nocturnos


Pienso que en ocasiones, necesitamos desahogar nuestra furia de una manera estruendosa: Un grito silencioso y anárquico que parece brotar un núcleo casi desconocido de nuestra mente. Algo asi como arrojar una cerilla encendida a un charco de gasolina. Una gran explosión purpurea, poderosa, que por un momento abarca al mundo al completo, se extiende en todas las regiones de nuestro pensamiento, un destello infinitesimal de pura y espléndida locura. Una rutilante necesidad de comprendernos a través de la perdida de habitual y comedido dominio que la idea social insiste que debemos conservar en toda circunstancia. La absoluta transgresión, en suma.

Me hace reír esa idea. Me fascina y me abruma a partes iguales. Sí, liberar la cólera, dejar escapar toda esa energía rudimentaria y falaz que se acumula lentamente en algún lugar de nuestra memoria, abriendo espacios ambiguos en nuestra imaginación. La curandera que vive en mi espíritu, esa vieja misteriosa y sombra que se pasea en las penumbra de mi esencial necesidad de expresar el verno creador, dice que sí, que la cólera puede cambiar, pero hace falta algo perteneciente a otro mundo, algo que pertenezca unicamente al mundo instinto, esa realidad secreta y silenciosa en la que los animales todavía hablan y la danza del tiempo intimo vive, algo que pertenece unicamente a la capacidad de creación de la mente humana.

En el budimos se practica una acción de búsqueda llamada Nyuby, que significa ir a las montañas para comprendernos a nosotros mismos, olvidar nuestro nombre y nuestra identidad en un rapto de absoluta conciencia radiante: la cólera, más allá de todo sentido, palpitando, en nuesta mente, los ojos cerrados, la sensación ampulosa que todo lo que nos pertenece desaparece por un instante en un ígneo estallido de luz. La pasión, la pura reverberación de la conciencia, repitiendose una y otra vez para crear un ciclo en si misma. Soy quien soy, la que camina en la montaña de mis pensamientos, en el tiempo divino y personal que habita en mi mente.

Una cronología bendita, aciaga, desconocida, perpendicular, a solas en medio de esa razón quebradiza que intentamos crear a partir de un sentimiento de pura incertidumbre, el caos en medio de las sombras del espiritu, ese deseo amplio y secular con la forma de una idea que otorga forma al mundo, a la realidad, a nuestro rostro en el espejo. Si, tal vez solo se trata de esa intensa necesidad de libertad - abrir los brazos hacia un amanecer imaginario, lecho de fuego, un horizonte fébril - donde habita nuestra identidad más remota y personal.

C'la vie.

martes, 16 de noviembre de 2010

De Patriarcado y otras ideas Sociales arraigadas en la Psiquis cultural

 
 
Es necesario preguntarse por qué los varones han tenido –y siguen teniendo– tantas dificultades para relacionarse de manera igualitaria y respetuosa con las mujeres y con otros varones. ¿Por qué crearon tantas estructuras culturales, políticas, económicas, sexuales y religiosas que han oprimido a la mujer y la han excluido de todos los ámbitos durante tanto tiempo? ¿Por qué el poder para ser y actuar sólo está en manos masculinas?

"Una de las respuestas se encuentra en las figuras consagradas que han llevado a los varones a considerarse superiores y no iguales a las mujeres. El arquetipo del Dios Padre, masculino y monoteísta, ha tenido un fuerte impacto en la conciencia masculina, individual y colectiva, al presentarse como un ser supremo que no convive con ningún otro ser divino, como si prefiriese la soledad a la vinculación.

Teólogos judíos, cristianos e islámicos suelen indicar que Dios no tiene sexo ni género. Sin embargo la percepción que los y las creyentes tienen es que Dios es masculino, es varón. Las escrituras, las catequesis, las teologías y los cultos constantemente hablan de “Él” y no, por ejemplo, de “Ella”. Tampoco se ocuparon en crear un lenguaje inclusivo para dar a entender que Dios contenía lo femenino además de lo masculino. O bien un lenguaje neutro para esa deidad que trasciende los géneros. La Cábala judía sí lo intentó al desarrollar un Árbol de la Vida con un pilar femenino y otro masculino para conciliarse en un tercero, pero esas visiones apenas transcendieron los círculos de eruditos.

El Judaísmo y el Islam –que no usan símbolos figurativos para Dios– en sus textos sagrados no pueden evitar hablar de Dios utilizando metáforas e imágenes de género masculino para referirse a la deidad.

Por su parte, el Cristianismo dejó de lado esa restricción simbólica y plasmó lo que se daba por sentado: Dios es varón, y así lo representó en el arte sacro, como un hombre poderoso, un patriarca, un rey, un juez. Y a esa figura del Dios Padre se sumaron las del Hijo y el Espíritu Santo, formando una trinidad sin ninguna persona divina femenina. El Cristianismo casi rompe el tradicional monoteísmo de la religión judía. Y si lo hace es para incorporar más figuras masculinas. La Virgen María no participa de la trinidad de la misma manera que el Padre y el Hijo como Diosa Madre ocomo una deidad femenina de cualquier otro tipo; siempre está un escalón más abajo. Para imponerse, la iglesia Católica creó una trinidad que reemplazara a las trinidades precristianas y a las ancestrales triples diosas lunares que en el primer milenio d. C. seguían siendo adoradas en Europa con el nombre de Diana, Isis, Selene, Hécate, las Parcas, junto a sus hijas, hijos y consortes.

Más tarde, la Reforma protestante eliminó las figuras antropomórficas para Dios Padre y Jesús, el culto de la Virgen y de los santos, para concentrarse sólo en la cruz desnuda y la Biblia.

Teólogas católicas y evangélicas progresistas suelen señalar la necesidad de un lenguaje inclusivo, masculino y femenino para Dios como “Dios Padre y Diosa Madre” en las lecturas bíblicas y el culto. Pero cuando se les pregunta sobre la manera de representar esa doble potencialidad en la divinidad monoteísta de manera icónica, reconocen que resultaría muy exótico, incluso chocante, para la mayoría de las/los fieles representar a Dios/Diosa con una figura femenina.

Mucho menos con una andrógina, aún cuando la feligresía se ha acostumbrado a ver personificaciones masculinas de Dios en las iglesias. De hecho, aún no pueden incorporar la expresión “Dios Padre, Diosa Madre” que sería la más adecuada desde la perspectiva de género. Así, vemos que el arquetipo nuclear que está detrás de la masculinidad patriarcal es un modelo estereotipado con grandes dificultades para expresar una relación armónica entre lo masculino y lo femenino; para expresar diversidad e igualdad entre los géneros. Los egipcios, que eran la civilización más avanzada del primer milenio a. C. del Cercano Oriente, incluso en igualdad de género, no toleraron más de un faraón (Akenatón) imponiendo un culto monoteísta. Apenas se murió se restituyeronlos numerosos cultos y deidades femeninas y masculinas.

Algo similar encontramos en las culturas nativas precolombinas donde no existen evidencias de un monoteísmo masculino sin representación sagrada femenina, niuna discriminación sexual y cultural hacia la mujer de las mismas dimensiones que la judeocristiana o islámica. El pueblo Mapuche representa a sus deidades de manera cuaternaria, doblemente femenina y masculina, a través de un símbolo mandálico que la machi sacerdotisa/curandera pinta sobre el parche del kultrún (tambor ritual de madera y cuero): un círculo con una cruz de cuatro brazos iguales que representan a Küshe, la diosa mujer anciana, Fücha, el dios hombre anciano, Ülcha, la diosa mujer joveny Weche, el dios hombre joven. El ave sagrada de los mapuches, el Choiqué, suele considerarse un ser primordial andrógino. Esta cultura, una de las más antiguas de los Andes patagónicos de Sudamérica, rara vez recurre a las imágenes antropomórficas. Aquel mandala -símbolo de totalidad y diversidad– es suficiente para expresar la importancia y dignidad de ambos géneros en sus vidas y costumbres, en la dimensión divina y en la terrena.

En este pueblo, por ejemplo, la violencia doméstica hacia la mujer y los hijos/as prácticamente no existe en las comunidades, especialmente en las menos influidas por la cultura occidental.

La crisis de la masculinidad patriarcal apenas comienza, siendo un momento histórico y cultural para transformar modelos y prácticas que nos han limitado como personas masculinas y femeninas. Mujeres y varones necesitamos llevarla adelante en beneficio mutuo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

De la Locura y otros pequeños placeres

Siendo una niña, comprendí que la idea del mundo era una percepción completamente personal. No hablo que tuve una revelación o una especie de inspiración mística que me mostró el camino hacia una crasa individualidad, sino fue a los seis o siete que comencé a construir ese espacio en sombras que es mi nombre y mi rostro más intimo. A veces imagino el génesis del jardín amurallado donde tantas veces me refugio como el comienzo de una novela normal, con un narrador neutro en tercera persona, que se eleva por encima de la cotidianidad para desmenuzar y dar sentido a algún acontecimiento mágico, trágico, extraño o al menos hilarante en mi vida. Palabras y palabras, creando una idea concreta de la abstracción más intima de mi memoria, dando sentido a esa sensación de furiosa y tal vez núbil vanidad que otorgó cierta textura a mi pensamiento.


Creo que ese descubrimiento - un recorrido palpitante hacia la voz personal - es una idea brillante y secular que tiene en la infancia - esa época nebulosa, exquisita e incompresible - su mejor ejemplo. Me sucede con frecuencia que recuerdo mi niñez como una serie de fragmentos, más o menos inconexos, que crean una especie de mosaico sin sentido en mi mente. Una sensación de caos elemental e instintivo, como si esa carencia de sentido y coherencia simbolizara esa pureza de valores y concepciones que simboliza ese momento de nuestra vida.

Ah, sí, pequeñas anécdotas tan vívidas y sin embargo, completamente desvinculadas entre sí, que se elevan a nuestro alrededor como el origen de nuestra voz más profunda y personal.

Un pequeño anecdotario, quizás:

Tendida, sobre la hierba frutal y fresca. La ropa empapada de rocío, el cielo azul abriéndose sobre mí, inabarcable y tan brillante que me obliga entrecerrar los ojos. Un suspiro maravillado, mi aliento lleno de esa luz dorada y oblicua que transforma el mundo en un sueño, en una exquisita sensación, más que en un momento en concreto. Los brazos abiertos sobre la tierra, queriendo abrazarla, blanda y raquídea. Tan cómoda, tan intensamente vinculada a todas mis sensaciones.


Otro escena:

En una ocasión mi abuela me obsequió una muñeca. La miré, un poco desconfiada - nunca me gustaron las muñecas en realidad - pero sentí una profunda fascinación hacia las mejillas de porcelana redondeada, el cabello negro y sedoso que le caía sobre los pequeños hombros, los ojos grandes y despejados, la diminuta boquita apretada en una mueca que se me antojó caprichosa. La tomé entre mis brazos - el cuerpo esponjoso, el vestido de satén desgastado y oloroso a naftalina - y sentí una insólita sensación de curiosidad. No se trataba de un simple objeto, tampoco de un símbolo vacío de lo que los adultos imaginan es el mundo infantil. Esta pequeño enigma de porcelana y madera tenía textura y peso propios. Tenía sentido. Miré a mi abuela, desconcertada.

- Es una muñeca bru - me explicó. Un vínculo de comprensión entre ambas, palpitante y exquisito - Solían fabricarse en número limitado. Ella es única, como tu.

La muñeca, con su expresión furiosa y caprichosa, viva en mi imaginación.

Y otra imagen más:

Sueño que estoy soñando. Acurrucada en mi cama, envuelta en cobijas y sabanas, un libro junto a mi mano extendida. El viento golpea el cristal, haciéndolo traquetear ruidosamente. Estoy despierta y a la vez no lo estoy. El cabello haciéndome cosquillas en la cara, la respiración lenta y cálida del sueño.

Una sombra en la ventana. Un hombre, tan real que casi puedo ver la forma de su frente alta, la linea concreta de su barbilla. Las manos entrelazadas.

No es real. No es real. Y tampoco estás dormida.

Un ramalazo de miedo. Abro los ojos completamente. La oscuridad me golpea las sienes. Pero la ventana se encuentra vacía, las cortinas bamboleando entre las manos del viento. Y la muñeca caprichosa, descansa sobre mi diminuto escritorio. Los ojos de vidrio destellan un instante, heridos por la luz de la calle y tengo la impresión que ella también ha visto a mi caballero de sombras, que ella también intenta comprender.

Una conclusión:

Tendida junto a la muñeca en el jardín. El sol enorme, es un estallido de luz ígneo, sin forma, irradiando una benéfica y engañosa inocencia. Por un momento creo que el mundo es bueno, que todo tiene sentido y la belleza, la simple dulzura de la aceptación, es posible. De nuevo, creo que estoy dormida. La muñeca no es más que porcelana y madera y yo, solo una niña angustiada intentando darle sentido a sus pensamientos, al ingenuo temor - ¿estoy loca? ¿ es real ? -. Con un respingo, me despierto.

Un suspiro incomprensible de pura desazón.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Del tiempo y otras menudencias Inquietantes


Mi abuela solía insistir que cada idea, pensamiento, sentimiento, incluso nuestras dudas e incertidumbres, necesitan un lugar y un tiempo especifico en nuestro espiritu. Un aliento que les permita obtener las formas y fisuras, las sombras y las contextura que le otorgen un momento consistente en nuestro Universo personal. Tal vez por ese motivo, en las iniciaciones, la permanencia durante un período significativo de tiempo en condiciones díficiles forma parte de un desmembramiento que aísla a la persona de la comodidad y la complacencia. Como en tlos ritos de paso de cualquier experiencia o creencia mágica, el período termina y el espíritu renovado inicia un tránsito hacia una percepción vital más creativa, renovada y más sabia.

Históricamente hablando, sobre todo en la psícologia de las sociedades patriarcales, la enfermedad, el exilio y el sufrimiento se entienden a menudo como un gran desmembramiento iniciático que a veces reviste de un gran significado. Pero en el caso de las formas étnicas e intelectuales donde la femenidad posee  una importancia significativa, hay otros arquetipos adicionales de iniciación que surgen de la psicología y las condiciones físicas, así como también de las recreaciones más amplias de su propia capacidad para otorgar sentido a simbolos conceptuales privados y que forman parte de su mitologia personal. En brujería, llamamos a estos tránsitos de conciencia "amor nutritivo" que es una manera de abarcar una idea conjuntiva, creacionista y dinámica sobre la pasión, sobre el poder magnifico y arrollador de una decisión personal. Porque ¿que otra cosa es una iniciación, un ritual que despoja a la mente y la voluntad de cualquier incertidumbre y duda y te empuja a nueva dimensión de tu conciencia unilateral sino una visión tima sobre el mundo? Una elaboración consecuente y estructurada de nuestra concepción de la idea primigenia sobre lo que llamamos mundo, el valor de las concreciones mentales, la realidad, las formas más aparentes del deseo y la razón. Para la Tradición de la Brujería que practica mi familia, el comienzo del viaje iniciático hacia el bosque de nuestra propia mente, comienza en el mismo momento en que la bruja comprende que cada decisión, cada reverberación de su voluntad de crear y delinear el mundo a su medida, tiene como inmediato efecto una expresión de su yo más desconocido, el secreto en sombras del anhelo por liberarse de cualquier atadura intelectual. Hay una idea que suplica vivir, pero que solo recibe respuesta cuando nos atrevemos a dejarnos caer en la oscuridad de nuestros temores para encontrar la luz de la esperanza...y no me refiero a algo tan simple como una idea romántica y creciente de mi voz y mi nombre, una individualidad crasa, sino en nuestra necesidad de imponer el valor del tiempo personal por encima de la incertidumbre, el desconocierta y esa leve desesperación que sufrimos en medio de cada pequeño cataclismo personal que nos obliga a encontrar un nuevo camino, un norte desconocido hacia donde dirigirnos.

Los griegos llamaban a ese fenómenos rutilante y devastador, Sofía, el espíritu de la sabiduría, que toma la luz del abismo y se recrea asi mismo, elevandose en medio de un cielo nervudo y palpitande de pura expectativa.  Un deseo irrevocable sin duda, de otorgar sentido y belleza a nuestro Universo secreta, esa divinidad sin nombre que habita en nuestro espíritu, más allá de toda moralidad y valor cultural.

Suspiro, mirando como los primeros resplandores del amanecer comienza a palpitar en un cielo púrpura y plata. Una sensación de renovada fe, de profunda emoción me envuelve, tal vez la simplicidad de la razón sin sentido o ese despertar primigenio de mi nombre más austero. Recuerdo que mi tia tia Agatha me insistía de pequeña que utiliza toda mi energía para seguir todos los caminos del mundo de los sueños hasta encontrar a la princesa que dormía en un palacio de Cristal y que creaba la fábula de mis pensamientos a través de su lento devenir por el mundo de los sueños. La amante secreta de Morfeo, la eterna durmiente que crea a traves de un tiempo cenital, el verbo creador y en la nacimiento del fenix de fuego en mi espiritu. Ah, si, esta especie de ansia de transmutación, de recrear cada sentimiento en medio de la luz nívea de mi voz más poderosa y personal.

C'e la vie.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Las minimas variaciones de la luz en mi mente

Siempre he asumido la responsabilidad de mis defectos, incluso lo que considero forman parte intrinseca de mi manera de ver la vida. Nunca he negado que disfruto de mi ligera enajenación, del caos venial que me supone no poder fingir educación y tampoco ningún tipo de sentimiento, tener un especial aprecio por la polémica y el debate transgresor. Pero en realidad este mea culpa solo es una reafirmación que considero que esos defectos - reconocerlos al menos - me dan la oportunidad, sino de corregirlo, al menos de comprender aun más mi verdadero rostro en el espejo.


Creo que me obsesiona un poco la idea de descubrir ese otro aspecto secreto que guardan mis pensamientos más intimos, ese mundo interior inquietante y la mayoría de las veces profano que subsiste en un instante de sombras. Siempre intento atisbarlo en medio de una idea, una imagen apenas desdibujada, la sensación que la fantasia de mi verbo creador y el tiempo criptico que transcurre en mi alma tiene una forma casi concreta. Muchas veces me he quedado dormida mirando el espejo de mi habitación, mirando el eco de reflejos que crea la luz en su interior y preguntandome si la mente humana es un laberinto de formas e increciones semejante a este: Fragmentos de luz fugitivos, refractandose una y otra vez hasta perder su forma y su significado. Una ciénaga rutilante y magnifica que se abre como una flor tenebrosa en medio de mis temores y esperanzas, entre esa niña que soy y el espiritu furiosamente atemporal que habita en mi interior.

Escribo desde que era una niña muy pequeña. Escribía las palabras por el mero placer de paladearlas, degustarlas lentamente entre mis dedos. Escribo por pasión, por tristeza, por alegría, por todas las razones, por ninguna razón, porque crecí entre los parráfos y el sentimiento más profunda de la prosa, porque aun soy una niña que se maravilla por las ciudadelas de la creación que se alzan a mi alrededor. Escribo porque necesito hacerlo, porque no podría sobrevivir sin hacerlo. Escribo entre lágrimas, entre carcajadas, debatiendome en el ojo de la tormenta, gritando enloquecida, en el mutismo intelectual que devora y consume. Escribo mientras duermo, delineando mi voz en las sombras de mi conciencia, escribo mientras camino por las calles, creando las imagenes en reflejo con la idea más visceral de mi perspectiva de la verdad. Soy en palabras, soy en sueños de blanco matiz, soy la idea elevada de mi misma, soy la necesidad que nace y muere ante una hoja en blanco, entre mis dedos temblorosos, la emoción sofocandome, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos de puro furor. Extásis, si, el mayor de todos, el más desesperado, el más hiriente, el más delicioso, el más profundo, el más antiguo.


Con un sobresalto, abro los ojos. La imagen del espejo se hace borrosa, movediza, plata liquida. Me acurruco contra las sábanas, con los ojos muy abiertos, el cabello arañandome las mejillas, temblando ligeramente.  Tengo la impresión que el tiempo ondula, reverbera, una onda ritmica que choca y se retrae en si mismo. El brillo del espejo se alarga, se hace interminable. Suspiro, con la sensación que estoy perdida en ese tiempo equidistante y sin forma. Soy una creación turbia de mi imaginación, una grieta cristalina que se hace más amplia a medida que mi conciencia se desploma en la mera enajenación. Las manos apretadas, el rostro sudoroso. Una pesadilla de la razón.

Me siento sobre la cama, sin aliento. Pero el espejo solo es un espejo, en su marco de madera antigua, las flores taraceadas que parecen flotar en la oscuridad. Cuando lo ví por primera - una pieza maravillosa pero ignorada en una tienda de antiguedades - pensé que todos los reflejos que había devorado, alto, enhiesto, un ladrón de la memoria. Con los ojos de mi mente, imagine a la mujer que tal vez sonrío a su imagen, o una niña curiosa, apoyando los dedos en la fria superficie, intentando descubrir el secreto de su propia vanidad - un figura inconcreta, un suspiro de la mente Universal -, un hombre, comprendiendo el mundo a través de su rostro. Tantos momentos atrapados allí, en plata bruñida, fotografías mudas de un tiempo remoto e inexplicable. Y desee tanto poseer ese secreta belleza! esa exquisita reverberación de un pensamiento equidistante, sin más nombre ni forma que él que yo quisiera darle. La mejilla apoyada en la madera exquisitamente púlida, los dedos recorriendo la superficie impenetrable. Un hilo de comprensión más allá de mi misma.

Extiendo la mano hacia el enigma de plata y concepto. Me pertenece y a la vez no es nada más que mi deseo de encontrar un significado al misterio de la propia incertidumbre, del más absurdo existencialismo.


Pero el ideal puro tiene una vida corta. Es inevitable, ahora lo sé. No puedes sostener tu moralidad y tus principios sobre la base frágil de una necesidad insatisfecha, de una notoriedad que se resquebraja ante el primer roce con la eventualidad más simple. Armado con la única arma de la fe, pura abstracción teologal) acudes a la guerra contra la incredulidad, el desánimo, quizás simplemente con la necesidad humana de rebelarse que vive en el interior de todo ser humano. Durante las largas jornadas de latín y teología, nadie te habla de las miradas burlonas, del cinismo que es la consecuencia inevitable de un mundo donde Dios es una postura moral y el pecado una necesidad vivencial. Empuñas la primitiva retórica que te inculcan como única arma, sin notar que la hoja se encuentra mellada por largas luchas insensatas que nunca han tenido la menor importancia.


El ser humano es un equilibrio entre luz y oscuridad, el resultado del peso de su corazón. Y pienso que a medida que comprendemos que los defectos no son ofrentas a una divinidad superior, sino parte de la variopinta espiritualidad humana, podemos ver la vida en su forma más amplia y no reducida a un sistema de valores que simplemente no son capaces de definir la infinita belleza del pensamiento humano.


Me dejo caer en el piso, con la respiración agitada. Un diminuto rayo de luz atraviesa las sombras y recrea el deambular de mis pensamientos: oblicuo, finisecular, resbala por el espejo hasta que desaparece en un vericueto de la madera. Y luego, solo oscuridad, una cansina sensación de intranquilidad y desasosiego.

Paz para los locos, una rotunda sed de significados, tal vez destinada a no ser satisfecha jamás.

C'la vie.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Obsesiones, locuras y pequeñas trivialidades

Releyendo el Cuervo, que es sin duda mi poema favorito de Poe, siempre encuentro el extraño disfrute de paladear el terror sencillo, sutil y lento de una narración sin ningun objetivo evidente y cuyo crescendo y conclusión habita en nuestra imaginación. Me asombra, esa ampulosidad del lenguaje bordeando un relato exquisito, donde el miedo es una manera de crear belleza. Y que alivio, que esta traducción que conservo desde la Universidad - Pessoa, claro - sea la que siempre encuentro entre los anaqueles polvorientos de mi biblioteca desordenada.  Porque a mí, la que me gusta, es la de Pessoa. Pessoa y su fabulosa compresión del Universo integro de Poe, su  lenta ampulosidad, esa decadencia casi pura que parece teñir cada palabra. La dulce Eleonara muerta y el narrador anónimo, entre temblores, aguardando por su fantasma. Que exquisito, tan lúdico en esa secreta reverberación de la belleza. Y Poe merece a Pessoa desde luego. Derecho adquirido de recrear para el futuro la delicadeza lángida de Poe en su máxima expresión.

Tal vez toda mi manía provenga de mi infancia: La primera vez que leí el Cuervo fue una terrible traducción en prosa que posteriormente encontré de nuevo entre mis montones de libros perdidos. Y después de haber leído la realizada por Pessoa,  el pensamiento fue "y mi gran amor de infancia es recordado por esta porquería?" Es curioso, porque de cualquier forma, yo descubrí a Poe con esa traducción torpe, esa versión de la editorial "Anaya",  colección "tus libros". Tenía nueve años, acababa de cambiarme de colegio y fue el primer libro que saqué de la biblioteca de mi tio, ese coleccionista de libros que jamás leyó. Y Poe es también mi gran objeto de deseo:  Tengo varias antologías de Poe en español, pequeñas excentricidades compradas por puro capricho: ediciones ilustradas, hermosas y repujadas, pequeñas y diminutas, casi un panfleto de casi 60 años de antiguedad: mucho de mis favoritos son ejemplares que fui encontrando de segunda mano hace muchos años. Y, cuando empecé a comprarlo en la Universidad, ya lo compraba en inglés, como comenté antes. Luego fue cuando empecé a comprar Poes en inglés: de hecho, me dediqué a la laboriosa idea de leer a Poe en su idioma natal. Asi de lejos llega mi amor por él. Entonces llegó Pessoa, con su maravillosa capacidad para entender y paladear el drama y pude deslizarme en los pasillos enormes y espléndidos de Poe en Español. Pero recuerdo con terror aquella traducción.

Todo mi obsesión con Pessoa como traductor hasta que descubrí la versión de "El Cuervo" firmado por Cortazar, por supuesto. Pero esa es otra historia.

Sonrío, mientras escribo esto, a veces el insomnio me hace divagar.

martes, 9 de noviembre de 2010

De diminutos infiernos personales y otros teoremas

 
Una de mis pinturas favorita pertenece al perenne genió de Zurbarán. Lleva por nombre Naturaleza muerta con naranjas, limones y una rosa, y fue pintado alrededor del año 1633. Actualmente se encuentra en Norton Simon Museum of Art, en Pasadena.

Se abren los cuarterones de las ventanas en una habitación y de pronto las cosas más sencillas que en ella reposan --una bolsa de muaré, el cristal de las copas, el color tostado de unas yemas-- revelan un esplendor pequeño y tranquilo que silenciosamente se ofrece al mundo. Como si esas habitaciones en las que entra la luz fuesen una imagen de lo que la palabra puede albergar y cómo, aparecen en ellas los objetos desnudos y atenidos a sus líneas esenciales. Una callada presencia suficiente: las cosas recogidas con su secreto, pero sinceras y disponibles a la vista del que las quiera ver.

Una obra sencilla, tal vez reposada. Un página tal vez un poco deslucida del arte universal. No obstante, suelo aferrarme a esas imagenes y otras por el estilo, cuando simplemente la cotidianidad se rompe en dos y me encuentro aislada en mi propia disyuntiva moral, un temor inquietante, el deseo criptico de darle sentido a la experiencia. Simple miedo. Paralizada, las sienes palpitandome dolorosamente, veo la silueta por un instante, el contorno borroso de lo que fue un ser humano. Permanezco alli, de pie entre la multitud que deambula a mi alrededor, anonima, levemente indiferente mientras la imagen de la mujer - ¿es una mujer verdad? - de cabello claro y traje oscuro parece flotar, superpuesta sobre el tapiz de la realidad. La observo, los segundos transcurren espantosamente lentos. El latido de mi corazón se hace insoportable, un sonido inarcabarble a la razón. Pero la silueta continua allí, cada vez más clara. Los rasgos más visibles. Sí, una mujer, al comienzo de la veintena. Las facciones de una joven, no más allá de la veintena. Los ojos no me miran - nunca lo hacen - sino que parecen fijos en una idea intrascendente pero sin embargo, por completo desvinculada del aquí y del ahora. Delgada, ropas en arapos. Tal vez una de esas almas humildes que mueren de frio y hambre en las calles de mi ciudad. Retrocedo un paso, temblando por entero. Aprieto contra mi pecho el libro que he estado leyendo apenas una hora antes en el vagón del subterraneo - ¿hace tan poco tiempo que estuve envuelta por la simple normalidad? -. Quisiera correr, gritar, tal vez sollozar, pero no puedo hacerlo, petrificada. Una gota de sudor me resbala por la frente. Pero sigo mirandola, con una cierta fascinación enfermiza,  mientras la imagen se hace tan clara que por un momento - solo una grieta aciaga en la imagen de una ciudad mortecina en medio del caos cotidianiano - se vuelve indistinguible de entre el mar de transeuntes que le rodean, que caminan de un lado a otro, ajenos a la pequeña catrastrofe de su muerte, al simple dolor del olvido. Pero es una impresión muy corta. Desvió la mirada y de pronto, la pequeña - ¿debería decir la enorme paradoja? - me arranca un gemido de pánico. No, la mujer ya no está alli. No hay nada más que un rescoldo de la calle, lleno de basura y pantano. Aprieto los labios. No quiero llorar, deseo olvidar, deseo...simplemente hundirme en una paz plomiza y engañosa.

Cierro los ojos por un momento. Zulbarán, sí, en toda su cristalina belleza. Ese instante robado a la simplicidad. Tan lleno de ternura, tan vehemente, existe solo para mí. Las ráfagas de temor se desvanencen con lentitud. El latido del corazón se hace de nuevo acompasado. No obstante, me recorren escalofrios febriles. Me vuelvo, echo a andar por la calle. Algunos transeuntes se vuelven a mirarme, me estudian con atención. ¿Me encuentro muy pálido? ¿Los temblores que me recorren son demasiado evidentes? No podría decirlo. No puedo pensar en nada más que la sensación de vacio, del tiempo perdido, la cronologia eterna. Esta grieta magnifica y diminuta en el devenir de mis pensamientos. Suspiro, me seco el sudor de la frente, regreso sobre mis pasos.

Un dilema perenne, tan pequeño y triste. Una solemne pesadumbre. Un dolor más allá de la razón.

Una quimera entre dos vertientes indiferentes.

Un eco de espejos en mi conciencia, más allá de mi propia convicción.