viernes, 26 de octubre de 2012

Mirando a través del lente: ¿Que hace a una buena fotografía serlo?






Decía Susan Sontag que retratar es conferir importancia. O lo que viene a ser lo mismo: "fotografiar es hacerlo observable, vivo, real". Es una frase que siempre me ha intrigado y me ha preocupado. Miro siempre  mis fotografías - los mias y los de otros - con la sensación que algo se entremezcla entre la luz y la sombra, el encuadre, la composición, el mensaje. La idea que se crea. Hay un acto de elemental lenguaje en cada decisión - artista o técnica - que compone una imagen y muchas veces, es ese "algo" lo que produce el inevitable impacto, esa conexión visual, que hace que reacciones, odies o ames una fotografía. Es un hecho abstracto, pero tan claro que creo, todos lo hemos sentido alguna vez.

Hago esta pequeña introducción porque muchas veces he llegado a pensar que ese "algo" es un elemento a medio camino entre la técnica y el concepto. Un equilibrio cuidadoso entre los extremos de ambas cosas. Algo tan intangible como sustancioso que de hecho podría ser la diferencia entre la fotografía que se recuerda y la que se olvida inmediatamente. Ya lo decía el gran Ansel Adams, gran observador y sobre todo, un apasionado de la imagen como forma de comunicación: "No hay nada peor que una imagen nítida con un concepto borroso". O la vía contraria: un concepto que se adivina, casi se puede comprender, pero que la deficiencia técnica termina destrozando. Uno lamenta, cuando no preocupa, una imagen que parece aplastada por sus problemas visibles y los que no lo son tanto, y cuyo concepto pierde fuerza por ese "quiero y no puedo" del autor hacia una expresión visual personal.

¿Que hace entonces a una fotografía "buena"? Nadie lo sabe. Y no seré yo, con mi poca experiencia y con un camino de décadas de aprendizaje por venir, la que diga cual es ese elemento misterioso que hace una imagen inolvidable. Pero a través de todos estos años de estudio y lectura, he llegado a alguna que otra conclusión sobre el tema, que de alguna manera me han permitido analizar la idea de la imagen desde otra perspectiva. Una idea nueva, digamos, sobre lo que es la imagen, lo que se expresa y lo que se dice.


La imagen muda:

Suele ocurrir que de vez en cuando tropiezas con una imagen que intentas comprender, sin lograrlo. Ayer me sucedió así. El concepto, parecía saltar a la vista pero la técnica era tan deficiente y tan mal utilizada, que pasé más tiempo, analizando los errores técnicos que lo que la fotografía intentaba expresarme. Y no lo hice, por una deliberada intención de critica, sino porque en realidad los errores eran tan evidentes que el mensaje se distorsionó  La composición deficiente, el mal manejo del revelado digital, la iluminación defectuosa, crearon un cuadro que contaminó, por decirlo de una manera gráfica, el mensaje original. Y por unos minutos, me quedé mirando la imagen, adivinando casi la intención del fotograf@, lo que había intentado decir con tanto esfuerzo - la fotografía era bastante elaborada, con profusión de elementos y recursos digitales - sin llegar a comprenderlo. Finalmente decidí que quizá me estaba imaginando el posible "mensaje". La fotografía era difusa, sin sentido, una especie de pieza perdida en mitad de algún tipo de idea que no se había desarrollado de manera completa. Y de nuevo, tuve el pensamiento - inquietante - de cual podría ser ese equilibrio entre lo que hace a una fotografía impactante - como diría mi Profesora de Fotografía, te saca el wow - y otra que simplemente pertenece al "montón", al grupo de las anónimas, las mudas, las que caen en ese limbo visual que creo que a la mayoría de los fotografos y creadores visuales preocupa.

La imagen que se fragmenta:

La idea me inquieta a veces. Uno sabe que una fotografía es buena de manera intuitiva, casi por instinto. De hecho, la idea es tan tremendamente amplia, que entra por completo en el ámbito de lo subjetivo. A la prueba esta, que la fotografía que menciono antes y que estaba colgada en una red social dedicada a las imágenes, tenía un comentario donde se la llamaba "Grandiosa". ¿Que es bello y que no lo es? ¿Que comprendemos y que no? Son ideas que se mezclan y sobre todo son tan intangibles como inclasificables, pero aun así, evidentes. Porque todos sabemos que una imagen "nos gusta", que es "grandiosa" aunque no podamos explicar suficientemente, el motivo. Pero ese "algo", el algo del "wow", del "maravillosa", de la sensación, lo que hace que la imagen sean perdurables como documento visual.

Y volvemos al concepto. Hace poco, veía otra fotografía. Esta vez era un plano callejero: se veía en ella una bicicleta y un hombre de pie, ambas cosas un poco desenfocadas, con una enorme pared abierta que encuadraba la imagen casi con sutileza. Pero había "algo" - de nuevo, indeterminado, incomprensible, casi emocional - que me hizo mirar la fotografía mucho rato, absorber cada detalle: la expresión del hombre que apenas podía ver por el objetivo desenfocado, la bicicleta que parecía flotar en el aire y esa luz mágica, irradiando de algún lado, que parecía llenarlo todo. Y esa belleza - de lo pequeño, de lo que no puedes definir - es lo que me hizo sentir esa conexión inmediata con la imagen y recordarla ahora y probablemente después. El poder de evocar, crear un espacio en la mente de quién la mira, de quién decidirá si esa fotografía posee el poder de evocación o simplemente es otra imagen, en el filo de lo que no es y lo que no se comprende con claridad.

Leo estas lineas y sonrío. Una vez, un amigo me dijo que me tomaba demasiado en serio la fotografía. En ese momento me disgusté y le dije un largo argumento furioso. Ahora me parece entender su razonamiento frivolo de otra manera: no solo hablamos de seriedad - claro que me la tomo en serio - sino esa emocionalidad profunda que me hace mirar una imagen tratando de llevarla a ese mundo de mi mente donde perdurará y crecerá como parte de mis ideas.

¿Defecto o virtud? También eso, sigue en debate en mi mente.

C'est la vie.


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