lunes, 8 de octubre de 2012

Delirios de medianoche: Despertando el 8 de Octubre.





Hoy es un día complicado para decir cualquier cosa. Es un día durísimo porque la derrota sabe acre, sabe a dolor y miedo. Ayer por la noche, mientas se anunciaban los resultados de las elecciones y veía a un grupo de motorizados llenar la calle frente a mi casa y disparar al aire, sentí ese tipo de pánico nítido que sientes en las pesadillas. Ese que te hace correr, ralentizado, tropezando. Y que alivio cuando despiertas. Que sensación de pura tranquilidad cuando parpadeas en la oscuridad y piensas: "Lo soñé" . Pero en este caso nada era tan metafórico  Simplemente se trato que esa violencia, ese cruda idea de "no pertenecer" que me hace sentir este Gobierno que apoya la hegemonía  la grosería y la violencia como discurso, se hizo tan fuerte que por un momento sentí verdadero rencor. Casi odio.

Sentí odio por todo el que celebraba, a gritos, la victoria de seis años mas de ineficacia, de caos, de servicios públicos colapsados, de apagones, de inflación  Sentí una furia sin nombre, por hipotecar - o así lo pensé en ese momento - mi futuro por la decisión de una mayoría ciega, que mira el hoy inmediato sin importarle lo que pueda ocurrir . Pensé en el que ruega con cierta malicia  - esa jalabolismo venezolano que tanto detesto - al Presidente, adulandolo para saber que provecho saca. Pensé también en el odio de los insultos, en los partidarios oficialistas con que me tope el jueves en la marcha en apoyo al Presidente: me gritaban improperios, me amenazaban, sin otro motivo que ser una opositora de ideas. Pensé en todos los asesinados, en la paranoia insoportable, en la sensación de terror que se respira en una Caracas sitiada por el hampa. Y seguí mirando la celebración  tachándolos a todos mentalmente de "focas", "Becerros", "Vendidos", "ladrones".

En algún momento de la noche, la celebración acabo. Y me quede con los ojos abiertos en la oscuridad en mi cama, aterrorizada. Seguí pensando en el futuro, sin las fantasías de esperanza y sin el idealismo de "podemos mejorar". Por primera vez en muchos años, pensé en Venezuela como tierra y un lugar donde nací  pero totalmente ajena a todo lo que amaba de ella, a todo lo que podía vincularme a mi gentilicio  Porque hay algo de orfandad en esta derrota, en este silencio lapidario de la calle vacía  los fuegos artificiales que celebran algo que no es tuyo, que no te pertenece, que es contrario a todo en lo que crees. Alguno de mis vecinos, escuchaban el discurso presidencial a un volumen altísimo  y el odio se hizo enorme. Se hizo insoportable. Y tan vacío, tan superficial.

¿Que odias Aglaia Berlutti? ¿Odias el hecho que creíste  que confiaste, que de nuevo votaste para no tener el resultado esperado? ¿Que te produce rencor? ¿El triunfo? ¿Tu derrota? No es lo mismo por cierto. ¿La angustia de donde proviene? ¿De escuchar al Líder de proyecto limitante y destructor vociferar su triunfo a un publico hipnotizado por promesas, por servilismo, por convicción  por amor? Duele tanto, pensé tragándome las lagrimas, duele tanto asumir que eres minoría en tu país  que tu poder de decisión carece de valor y sustancia en contra de una maquinaria electoral gigantesca, de un pueblo deslumbrado por un proyecto político que no termina de cuajar, que no tiene el menor sentido y que se cae a pedazos. ¿Que es el origen de esta angustia? 

Me senté en la cama.  Madrugada cerrada.  Uno de esos impulsos sin sentido. Tome el teléfono celular y decido expiar aquella furia  con J. uno de mis mejores amigos, fiel seguidor del Presidente Hugo Chavez Frias. Le redacte un mensaje de despecho, pura frustración en palabras: "Felicidades, que te aproveche tu país. Ya no es mio". Cuando lo envié  me sentí ridícula, ingenua casi, pero aliviada de cierta forma. Intente dormir de nuevo. 

Escuche el teléfono sonar.

Era mi amigo J. por supuesto. 

- Estarás disfrutando, imagino - le recrimine - feliz de tener seis años mas de locura, de despilfarro. Ya tu líder único gano. Y todos nos jodimos contigo.

Silencio. Me pareció oírlo suspirar. 

- Cálmate - dijo en tono conciliador - no estoy disfrutando nada. Ocurrió lo que tenia que ocurrir.
- Ahora es destino la cosa, ¿No? El presidente es un enviado por Dios.
- No, es una consecuencia. Y las causas no se han modificado para que pase otra cosa - J. es de ese tipo de personas un poco cínicas y descreídas que parece analizarlo todo con una objetividad dolorosa - que el Presidente triunfe, te debe indicar no lo que se esta haciendo bien en su gobierno, sino lo que esta haciendo mal la oposición política de este país  Y mientras no asimiles la idea que esa toma de conciencia pasa por la responsabilidad, no podrás entender porque 6 millones de Venezolanos siguen sin derecho a expresar su opinión contra una maquinaria partidista.
- O sea, ¿admites que existe?
- Otro error. ¿Crees que la lucha es ideal? ¿Crees que estas luchando contra el "Socialismo del siglo XXI? Estas luchando contra un esquema de gobierno, contra mecanismos cuyo ubico propósito es intentar triunfar y seguir ostentando el poder. Ese es el error de Venezuela, de todos. Aquí no hacemos política  sino luchamos con abstracciones.
- Entonces ¿Todo el asunto es pragmático?
- No, el asunto es que TU debes hacer algo para cambiar esto. Chavez no es un líder ni peor ni mejor, pero si sabe algo: le dio poder a la gente para hacer cosas. A su gente, no lo niego. Pero este es el resultado. ¿Quienes buscaron los votos? ¿Quienes llevaron votantes? ¿Quienes hacen campaña? No son ellos, los boliburgueses, es el pueblo. Y a ese pueblo, es el que apoyo.

No supe que decir. Estaba tan cansada que realmente me pregunte si me importaba la respuesta, los motivos. Pensé en lo orgullosa que me había sentido, lo feliz, de votar, de llevar el dedo entintado. De sentir que hacia historia. Me sentí pequeña e ignorante. Y desde luego era así.

Colgué la llamada con una rara sensación confusa, entre comprensión y simple cansancio. ¿A donde estoy encaminando mis esfuerzos? ¿Que es lo que quiero para este país  ¿Que deseo para mi? ¿Que es lo que me motiva a continuar aquí  a pesar de las ideas extraviadas de emigrar, de la sensación que no pertenezco? Me dormí por puro agotamiento casi al amanecer.

Desperté cuando ya era de día  El dolor seguía allí, la frustración también. Pero la rabia era algo mas: una toma de conciencia. Seguí pensando en este país como una circunstancia, como una idea a medio formarse. Soy parte de los seis millones ( quizás mas ) de Venezolanos que no se comprenden así mismo o tal vez si, pero han perdido un poco del norte histórico necesario para analizar que vivimos, que debemos hacer si deseamos dar una alternativa a esta coyuntura que atravesamos. Porque por mas que se hable de consolidación  de esa ideología malformada que al parecer atrae a cientos de adeptos, la mitad de ese país emitió una opinión en contra, se rebelo, se convirtió en la voz que se opone. Porque ya no hablamos de oposición  sino de algo mas amplio. Descontento. Una forma de mirar a Venezuela completamente distinta. Somos una porción del país que decidió cambiar y lo dijo, ayer, en forma de voto, de silencio de madrugada, de profunda tristeza posterior.  Mas allá de lo emocional  de este sabor amargo del miedo, de la expectativa de "que ocurrirá ahora" comprendí que lo que sea, lo haré yo. Nadie mas. Y que el voto es una consecuencia. Y toca seguir, toca oponerse, ahora con la idea clara que somos los responsables de un cambio, de eso que tanto deseamos. No es un candidato prometedor, no es una idea abstracta. Somos nosotros, que tomemos esta derrota - porque lo fue - y comprendamos que hay que construir, continuar y sobre todo responsabilizarnos. Saber que deseamos y que es, en resumidas cuentas, lo que nos hace sentir, hoy, este dolor: nuestro amor, pesaroso pero real, por este país.

Mas tarde, me senté un rato frente a la ventana de mi estudio a mirar el Avila, el eterno consuelo de los caraqueños, ese pequeño trocito de paz, inamovible de la memoria colectiva, pase lo que pase. Y sentí una cierta sensación de tranquilidad, desigual, amarga, pero tranquilidad al final. Porque se, que sea lo que pase después  dimos un paso hacia adelante, avanzamos un poco mas hacia esa idea de país con la que sueño y que sin duda, espero llegar a encontrar.

C'es la vie. 

1 comentarios:

Evelyn Ranauro-Borges dijo...

Hoy estamos en duelo. Comparto algunas de tus ideas. Y si, hemos iniciado un camino, ahora a seguir en él, fortalecernos en el cambio que nos hemos propuesto.

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