viernes, 17 de febrero de 2017

Una recomendación cada Viernes: Una recomendación cada Viernes: Norse Mythology de Neil Gaiman.






Contar historias no es un oficio sencillo, aunque lo parezca. Algo que la mayoría de los trovadores, escritores y soñadores de todas las épocas saben muy bien. En la actualidad, la tarea parece incluso más compleja, con una audiencia sobresaturada de medios y estímulos. Todo escritor se debate con una serie de ideas que resultan apabullantes por el mero hecho de englobar los grandes batallas que debe enfrentar la creación contemporánea ¿Se puede contar algo que realmente emocione a un público de nuestra era? ¿Habrá algo nuevo para una generación que creció en medio de una cacofonía de historias, narraciones y visiones? Y la que es quizás la pregunta más importante ¿Existe algo nuevo que contar?

Con toda seguridad Neil Gaiman se ha hecho las mismas preguntas más de una vez y las ha respondido con una obra literaria de enorme valor alegórico. Para el británico, el oficio del escritor es una mezcla entre pasatiempo apasionado y labor académica, que lleva a cabo con un entusiasmo casi infantil. Escribe a toda hora y lo hace con un asombro por lo que cuenta — por el mundo que crea, esa realidad mistérica que dibuja palabra a palabra — que hace a sus historias inolvidables. Quizás por ese motivo, es casi imposible comenzar a leer un libro del escritor sin desear continuar hasta el final para descubrir todo lo que tiene que contar. La forma como el misterio se abrirá paso para reflejar la belleza, el miedo, el dolor en imágenes tan profundas como deliciosas. Con Gaiman, la escritura tiene algo de juego de espejos, de sorpresa perpetúa, de búsqueda hedonista. Una mirada abierta y sincera sobre todo lo que la literatura puede ser y crear.

Porque además de prolífico, Gaiman es un escritor ecléctico y original. Ninguno de sus libros se parece al otro y la diferencia radica no sólo en el tenor de sus historias, sino en la manera de contarlas. Desde reimaginar la historia de Orfeo y Eurydice hasta la elaborada metáfora de un mar interior lleno de secretos, cada uno de los libros de Gaiman medita sobre los enigmas de la naturaleza humana desde una rara belleza. Su obra es una búsqueda constante, una idea que se sostiene sobre una atípica la visión del ahora y el futuro — sus cómics están llenos de alegorías temporales y reflexiones filosóficas — y una delicadísima comprensión sobre el existencialismo. En su más reciente libro “Norse Mythology” Gaiman regresa a sus obsesiones primarias: esa búsqueda de la identidad del hombre a través de lo originario. Como en novela gráfica Sandman — en la que personifica abstracciones como sueño, muerte y deseo en magníficos personales — el nuevo libro de escritor reflexiona sobre la identidad primaria del hombre moderno a través de su pasado. El resultado es una mezcla extraña y sentida sobre el ciclo mitológico nórdico y algo mucho más enrevesado, a mitad de camino entre lo contemporáneo y la inevitable influencia de la cultura pop. Después de todo, las generaciones más jóvenes conocen los nombres de los Dioses nórdicos gracias a Marvel y están convencidos que Thor tiene el rostro agraciado del actor Chris Hemsworth. Así que Gaiman parece cuestionarse sobre el método de cómo mostrar una cosmología tan familiar como ambigua ¿por qué no usar esa noción moderna para contar una historia muy vieja?

“Norse Mythology” es la respuesta a esa pregunta. Un acercamiento contemporáneo y casi didáctico al ciclo mitológico nórdico que asombra por su capacidad para cautivar. “Hice mi mejor esfuerzo para volver a contar estos mitos e historias con la mayor precisión posible, y lo más interesante que puedo” explicó Gaiman al periódico The Guardian. Y no sólo lo hace, sino que añade un ingrediente juguetón que convierte la lectura en una experiencia sensorial. Desde su manera de presentar a los personajes — en ese prólogo extraordinario en lo que los describe como “jugadores” — hasta cómo humaniza el fiero mundo nórdico, “Norse Mythology” demuestra la habilidad de Gaiman para narrar historias complejas. Como si de un trovador medieval se tratase — y más de una vez se ha descrito a sí mismo de esa manera — el escritor avanza entre las vicisitudes de Dioses y Diosas con una alegría y malicia contagiosas. Crea un Macro Universo en el que desde Odín, padre de todo lo Creado, tiene tanta importancia como Ratatosk, la chismosa ardilla mítica que vive en Yggdrasil, el árbol más perfecto de Asgard. Entre ambos personajes, Gaiman establece similitudes, narraciones paralelas y descripciones que poco a poco van creando y sosteniendo la historia central. Con un pulso firme e inteligente, la obra evoluciona a través de esa sinfonía de voces que se complementan entre sí y que además, brindan un singular brillo a esa noción de la mitología como una historia Universal común. Hay pequeñas trampas lingüísticas, guiños a todo tipo de referencias a culturas disímiles. Y Gaiman lo hace con un ojo impecable para encontrar los giros argumentales perfectos, la forma idónea de mostrar estas viejas leyendas con un cariz entrañable.

El ciclo nórdico quizás no resulta tan familiar para los lectores de Gaiman como el Griego, que es parte esencial de nuestra cultura y el cómo nos comprendemos. Gaiman lo sabe y es por ese motivo que construye no sólo una obra divertida para entender a seres mitológicos desconocidos para el gran público sino también, un análisis sobre su trascendencia. El libro mira la experiencia de la mitología como una aseveración sobre la identidad del hombre, no importa su nacionalidad y su origen étnico. Y mientras Gaiman meditó en todas sus obras previas sobre todo tipo de perspectivas filosóficas basadas en leyendas mediterráneas, “Norse Mythology” muestra sin tapujos el mundo violento y en ocasiones absurdo de un tipo mitología que no se atiene a lecciones morales. El resultado es una novela con momentos delirantes y otros profundamente dolorosos, sin que el escritor explique el tránsito entre ambas cosas. Tal vez no lo necesita.

A pesar de eso, el libro se toma las cosas con calma y cierto orden: Gaiman decidió contar los mitos nórdicos como una narración moderna y la historia está ordenada desde el nacimiento hasta el Ragnarok. No se detiene en explicar o sublimar una cosa o la otra, sino que asume ambos extremos como formas de comprender el complejo cosmos que describe. El resultado es una combinación levemente errática pero siempre efectiva sobre un mundo sangriento, vitalista y poderoso. Por momentos muy rápida y otras descriptiva y reposada la novela tiene mucho de simple y puro entretenimiento, que no desmerece su potencial y su belleza.

Al libro se le ha tachado de revisionista, incompleto y blando, críticas que Gaiman no se molesta en responder de manera directa sino explicando el motivo por el cual crea una noción del hombre a través de las leyendas que se cuenta a sí mismo. Lo deja claro desde la minuciosa introducción “Hay tantas historias nórdicas que no tenemos, tanto que no sabemos. Todo lo que tenemos son algunos mitos que han llegado a nosotros en forma de cuentos folclóricos, en relatos, poemas, en prosa”. Gaiman toma el resto y creó un conjunto sólido de historias interconectadas que de algún modo misterioso funcionan como un cuerpo único dotado de vida propia. A medida que se avanza en la lectura de “Norse Mythology” el lector encuentra que la novela es mucho más que una mezcla de cuentos cómicos y lecciones trágicas. Gaiman logró dotar de vida y sentido a las leyendas y brindarles además una rudimentaria belleza que se agradece y se paladea con gusto. Pero más allá de eso “Norse Mythology” es una obra de fantasía que asume su peso y su sustancia como parte de una elaborada visión de la historia Universal. Leyéndola, el lector se encuentra a sí mismo. Se mira en el reflejo de esa humanidad preciada y atolondrada de todos sus míticos personales.

Gaiman siempre ha tenido un olfato infalible para grandes personajes y la mitología nórdica se los obsequia a manos llenas: la novela está llena de personajes extraordinarios e inteligentes que deambulan por un mundo fabuloso en busca de aventuras. Hay Dioses secuestrados, bodas épicas, trampa y melodrama, grandes luchas, muertes dolorosas, nacimientos auspiciosos. Odin, Thor y Loki, conocidos por los lectores de todas las edades Gaiman, son el centro de mucho de los cuentos y hay un sospechoso parecido del trío con su contraparte cinematográfica. Odín, padre de los dioses y de todo lo creado, es sabio, poderoso y portentoso. Thor es valiente, fuerte e impulsivo y en cada cuento en el que aparece, hay un homenaje poco disimulado a su festiva fortaleza y tumultuosa gallardía. Sostiene a Mjölnir, su martillo, que casi podría catalogarse como un personaje autónomo. Loki el tramposo es inteligente y tortuoso, con un tipo de perversidad que lo convierte de inmediato en el personaje más profundo de la historia. Pero Gaiman no se olvida de otros Dioses y su Asgard literario está poblado por todo tipo de magníficas deidades de enorme personalidad: Balder, el hijo de Odín, cuya dura batalla por la preeminencia de Tjor conmueve; Freya, diosa de la belleza; Tyr, un dios de la guerra con una sola mano. Para cada uno de ellos hay un lugar especial en una narración que se abre como un caleidoscopio extraordinario de pura emoción y aventura.

Gaiman no intenta con “Norse Mythology” un compendio de un ciclo mítico especialmente complejo, sino algo más cercano a una introducción general. Lo que sí hace — y es de agradecer — es crear para parte de la extensa cosmovisión un arco argumental muy preciso y bien construido. Una historia que se alimenta de sus rarezas con tan buen tino, como para elaborar un recorrido inolvidable por los parajes extraordinarios de Asgard. Hay mucho de obra visual, elegía y homenaje en la novela pero también, de una curiosidad traviesa por los portentosos personajes que van de un lado a otro celebrando su existencia con una vitalidad vertiginosa. Gaiman logra hacer a los Dioses comprensibles, cercanos pero aún así inalcanzables. Y ese simbolismo enrevesado e intrigante quizás lo más interesante en una novela que no parece particularmente interesada por la coherencia.

En el prólogo de “Norse Mythology” Gaiman cuenta que conoció los aconteceres de la mitología nórdica gracias a los cómics de Jack Kirby. Con toda seguridad, su nueva novela hará lo propio con una generación de ávidos lectores que se emocionarán con leyendas llenas de una vitalidad casi anecdótica. Una introducción maravillosa al mundo nórdico pero quizás también, un reflejo de esa necesidad tan humana de reconocerse en las grandes proezas de los héroes de antaño. Algo que Gaiman parece tener muy claro y que disfruta de narrar como el gran cuenta cuentos que es.

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