lunes, 23 de septiembre de 2013

El Aglaworld está de celebración: las 33 lecciones que aprendí durante un año de vida.




Miro la hora. Faltan un par de minutos para la medianoche. A punto estoy de cumplir treinta y tres años de vida y me pregunto, en medio de este silencio de la vigilia nocturna, que me dejó este año que terminará dentro de muy poco. Suspiro, aprieto los labios. Ha sido un año muy duro. A veces dudo de calificarlo como doloroso, porque de alguna manera y a pesar de los numerosos tragos amargos, aprendí mucho. La experiencia enseña desde luego, y creo que el 2013 lo recordaré como el año en el cual abandoné mi pequeño espacio mental y decidí recorrer mi propio camino espiritual e intelectual. Abrir y cerrar puertas en mi mente, iluminar espacios oscuros y olvidados. Y el resultado ha sido extraordinario. Doloroso - ahora sí, deseo utilizar el termino - y singular, muy amargo en algunos momentos pero siempre enriquecedor.

Suspiro. Pero no de tristeza. Tampoco de melancolía. Hay algo bello y quebradizo en esta simple emoción. Cierro los ojos y hago un rápido repaso mental a las escena de este año que termina, a las muy hermosas, a las inquietantes, a las que me hicieron llorar y reír. Y me siento agradecida, por haber podido vivir de esa manera tan intensa, por haber comprendido - una vez más - que la esperanza es parte de esa enorme aspiración de bondad que vive en cada uno de nosotros. Que la vida en si misma es el poder de crear y sobre todo creer en tu capacidad para soñar. Lecciones que recibí tal vez sin quererlo, muchas veces sin esperarlo, pero que como piezas que comienzan a encajar lentamente, crean una nueva perspectiva de lo que quiero sea mi presente y mi futuro. Y es que esta mujer que renace hoy, otra vez puede sonreír quizás por esa necesidad de comprenderse así misma, de crear más allá del dolor.

Se me llenan los ojos de lágrimas, aunque no sé por qué. Quizás sea la emoción contradictoria de sentirme muy niña y muy anciana ahora mismo. O algo tan sencillo como que en este silencio pulido de la madrugada, siento que es un pequeño milagro en agradecer la experiencia. ¿Podría decir que aprendí? Quizás sí o solo intentarlo, de tan amplio que me parece todo el recorrido que he llevado a cabo este año, dentro y fuera de mi mente ¿Y cuales fueron esas lecciones que me obsequió la risa, la lágrima, el silencio, la angustia y la felicidad? Me detengo. La noche ondula más allá del cristal de mi ventana. Quizás podría clasificarlas por cada año de vida, por cada nuevo amanecer y cada sonrisa que encontré - y atesoro - durante este año extraordinario. Sí, me digo, con una sonrisa. Treinta y tres lecciones simples para vivir:

1) Aprende a llorar: No es sencillo. No puedo decir que lo haya aprendido por completo: pero este año aprendí el valor de llorar, a todo pulmón, sin reservas. Con toda sinceridad. Esa libertad de expresar el dolor en todo su peso y su valor. Llorar es tan importante como reír y eso lo descubrí este año donde lo hice muchas veces, unas tantas por dolor, otras por alegría, incluso algunas por placer.

2) Aprende a reír: Se dice que Un niño ríe trescientas veces al día. Un adulto solo veinticinco. Recordar como reír y disfrutarlo, fue de las cosas que aprendí durante este año por necesidad. Bromea, búrlate un poco de ti mismo: un pequeño milagro diario.

3) Lo necesario que es  tener una amiga "No, marica, ¡No!": Mi queridisima amiga @CristalPalacios me decía hace poco que todos necesitamos un amigo - o amiga - que sea una especie Jurado en American Idol en nuestra vida: le llamó el amigo "No marica, no". Esos que te dan un buen y necesario sermón y te hacen entrar en razón cuando lo necesitas. Es verdad: este año comprobé que todos debemos tener al menos una voz cuerda que pueda hablarte directamente de los errores que cometes y te haga critica necesaria. E incluso  te de un par de sacudones si el caso lo amerita.

4) Dejar la dieta es el peor error de salud que puedes cometer: Y lo digo porque sobreviví al rebote y ahora mismo intento lidiar con los problemas de salud que me dejó aumentar unos diez kilos en menos de cuatro meses. Sí, el aumento de peso rebote no es un mito y causa más daño del que cualquiera supone. De manera que si llevas acabo algún régimen alimenticio para bajar de peso, cuida de mantener algunos hábitos saludables aunque decidas no continuarlo de manera muy estricta. Te lo dice una sobreviviente: es lo mejor que puedes hacer para conservar tu salud estomacal.

5) Aprende a bailar. O mejor dicho, recuerda como hacerlo: Nadie dice que contrates un instructor o decidas lanzarte a una fructífera carrera sobre las zapatillas. Pero aprender a deshibirte y bailar como prefieras te brindará un tipo de satisfacción emocional  que para mi era desconocida: no hay nada más liberador que dar saltos de un lado a otro sacudiendo la cabeza. No importa si tienes ritmo o si te  sientes torpe al hacerlo. Déjate llevar y goza.

6) Aprende a poner limites claros: Por regla general, siempre intento ser una buena amiga. O al menos, lo que yo interpreto como una. Pero en algún momento confundí la amabilidad con falta de limites, lo que provocó me llevara unos cuantos chascos de relativa importancia hasta uno lo bastante grave como para lamentar las consecuencias. De manera que aprendí que la mejor amistad comienza teniendo limites claro: el respeto mutuo es la mejor manera de expresar aprecio y amor.

7) Escuchar a tu intuición: Llamale sexto sentido, instinto o sentido arácnido, pero escúchalo. El instinto no tiene nada de sobrenatural: es una serie de conclusiones lógicas a las que llega tu subconsciente gracias a numerosos indicios que  acumula tu mente desde diversas fuentes. De manera que no desestimes tan rápido esa "voz interior" que te avisa que una situación es inconveniente o que el comportamiento de alguien más es sospechoso. Como comprobé este año, es muy probable tengas la razón.

8) Compra zapatos de tu talla: Por más que te encante un par de zapatos, cuida que siempre sean de tu talla. El pie no te crecerá tres centímetros ni tampoco soportarás la incomodidad de los dedos lastimados por mucho que te gusten.

9) Aprende a ser libre: Y me refiero a intentar abandonar toda una serie de rutinas tóxicas que acumulamos con el transcurrir de los años. Liberarte poco a poco de rencores, pensamientos y vicios que afectan tu salud emocional y mental son de las mejores decisiones conscientes que puedes tomar. Y sí, hablo de decisiones: Toma la responsabilidad de detener comportamientos dañinos y sobre todo, costumbres que te lastimen antes de brindarte algún beneficio.

10) Dejar de coleccionar "amistades" peligrosas: Un mea culpa que me ha llevado largos años resolver. Por lo general, me acostumbré a mantener amistades con personas con graves conflictos que inevitablemente, terminaban afectándome de una manera u otra. Este año y luego de atravesar una circunstancia muy amarga, aprendí que la amistad es por definición una relación sana y no un cúmulo de inconvenientes y malos entendidos que pueden terminar lastimándote.

11) Desayuna: Y si es proteínas, mucho mejor.

12) La azúcar hace daño: Y siempre. No hay medias tintas aquí. Es una lección que aprendí a medias, debo decir.

13) Haz lo que ames al menos una vez a la semana: Si puedes hacerlo muchas veces más, mejor. Pero siempre consuela tu espíritu nutriéndote de tus pasiones, de esa capacidad extraordinaria que tienes de crear. No importa cual sea: desde escribir, a cocinar, escalar montañas, correr con los brazos sobre la cabeza. La idea es conectarte con esa parte tan profunda de ti mism@ que forma parte de tu necesidad de soñar.

14) Ordena tu lugar de trabajo al menos una vez por semana: No digo que debas pulir tu escritorio a diario o tener el cubículo más ordenado imaginable, pero limpiar con cuidado el lugar donde trabajas te permitirá recobrar el control y además, mantener un necesario orden en tu vida laboral.

15) Actualiza tu curriculum: No importa que te sientas feliz y satisfecho con el lugar donde trabajas. Es simple precaución.

16) Nadie es imprescindible: Solo intenta dejar siempre un buen recuerdo del lugar donde trabajes.

17) Reconoce que tienes un problema emocional o mental: Y sí, hazlo con la madurez suficiente como para aceptar que necesitas ayuda y que probablemente esa decisión mejorará tu manera de ver la vida.

18) Camina descalz@: ¿Te suena un poco sin sentido? Inténtalo. Camina sin zapatos y calcetines por algún lugar que nunca lo hayas hecho. Siente esa sensación de libertad casi ingenua que te hará sentir...y luego me comentas.

19) No busques equilibrio, busca tu propia visión de las cosas: No intentes encontrar un punto medio que equilibre tu vida personal o laboral, porque no existe. Toma decisiones que te permitan disfrutar de lo que deseas, evalúa tus posibilidades, beneficios y posibles problemas. Mírate con amabilidad. Perdonate siempre.

20) Sé responsable por lo que dices, haces y sobre todo por lo que callas: Todo lo que haces implica un grado de responsabilidad. Asúmelo y actúa en consecuencia. Deja de culpar a alguien más o a las circunstancias. Aunque no lo creas, tienes mucho más control en tu vida de lo que crees.

21) No te cortes el flequillo tu sola: No, no te quedará bien.

22) Compra un libro con frecuencia.: En Venezuela eso parece prácticamente imposible, pero yo descubrí que hay maneras de lograrlo: acude a librerías pequeñas y busca  tesoros entre las estanterías. Intercambia libros en eventos libreros de los que se llevan a cabo con mucha frecuencia en Caracas, compra ediciones de bolsillo usadas. Haz de la lectura toda una nueva aventura que no empiece solo con la primera palabra ni termine al cerrar la solapa.

23)  Sonríe al amanecer: Y lo dice, el insomne más gruñón de la comarca. Pero aprendí a sonreír al despertar, a recordar buenos momentos, a reír por chistes y pequeñas escenas mentales hilarantes. Reír como remedio a cualquier cosa.

24) Perdona a tus padres: Al menos yo, llegué a una edad donde debí comprender que los padres cometieron, cometen y cometerán muchos errores y aún así, seguirán siendo tus padres y muy probablemente, las personas más importante de tu vida. Así que abandona rencores y viejas desavenencias y date la oportunidad de quererlos sin reservas.

25) Escribe a mano: Lo hago con mucha frecuencia. Ya sea en mi Libro de las Sombras o enviando cartas por correo a mis amigos más queridos en distintas partes del mundo, escribir a mano le da una personalidad y una profundidad muy especial a las palabras. Me gustó recobrar el habito este año.

26) Aprende a escuchar: Y hablo de escuchar sin interrumpir y prestando atención en lo que alguien más te dice. Todavía no aprendo a hacerlo pero lo estoy intentando con mucho ahínco.

27) Enamorate a primera vista: No es que algo semejante se pueda decidir, pero sí, déjate llevar por esa emoción desconcertante y profunda que alguien puede despertarte sin que sepas el motivo. Fue una de mis mejores vivencias del año y aunque el asunto no pasó a mayores, puedo decir que me hizo sonreír.

28) Come comida casera:  Retoma el habito de comer lo que preparas en casa. Si trabajas, sé que no es muy sencillo preparar recetas muy complicadas o platos muy complejos, pero intenta al menos una vez a la semana degustar comida con sazón casero. Reconforta el alma...y el bolsillo.

29) Ahorra: Y hablando del tema, cuida el bolsillo. En Venezuela es poco menos que imposible ahorrar debido a la delicadisima situación económica que soportamos, pero aún así, inténtalo. Aunque sea solo un poco de dinero, te permitirá tener un mayor control de tus finanzas y sobre todo, tu manera de mirar tus habitos diarios. A mi me ha resultado mejor de lo esperado.

30)Agradece: No es un consejo de autoayuda, es una manera de saber de donde vienes y quien te ayudó - o te ayuda - a recorrer tu camino personal.

31) Deja de temer a la muerte: O mejor dicho, empieza a amar profundamente la vida. Nadie puede predecir cuando morirá, pero si puedes decidir como vivir.

32) Mimate: ¿Te gusta ir al cine? Hazlo al menos un par de veces por mes. ¿Te gusta manejar bicicleta? Hazlo los domingos. ¿Te encanta el sabor del café recién preparado? Disfrútalo. Llena tu vida de pequeños y grandes momentos. Vivir intensamente no siempre quiere decir llevar a cabo grandes hazañas, sino descubrir el valor de los prodigios diminutos que ocurren a diario.

33) Rodeate de buenos amigos: Y lleva a cabo todo lo anterior en su compañía. Una manera de soñar.

El sonido de la ruidosa alarma del reloj me sobresalta. Cuando lo miro, me sorprende comprobar que ha transcurrido casi dos horas desde que comencé a escribir este pequeño resumen del año de vida que acaba de terminar. Abro las ventanas de mi habitación y miro a la noche, a la linea de estrellas que se eleva desde la punta misma del Ávila y siento paz. El año que hoy comienza se extiende frente a mi, con sus páginas en blanco, con algunas llenas de algunos nombres y lugares, y quizás experiencias que empiezan a dibujarse hoy. Y la esperanza renace, pienso, riendo y llorando, la vida que se alza y se nutre de mis sueños, de esa necesidad tan extraordinaria que siento de creer y confiar.

Un nuevo año comienza. Para crear.

C'est la vie.






5 comentarios:

bejor77 dijo...

Excelente y me identifico con más del 70% de las lecciones!

Gaby dijo...

Me encanto ;) y me identifique mucho. Algunas las aprendí mas tarde que tu, pero creo que las lecciones llegan a nosotros cuando nos toca no importa la edad. Sigue pasando un super cumple.

Unknown dijo...

Excelente post. que este nuevo año de vida te traiga mucha alegría, prosperidad y entendimiento !Feliz cumpleaños Aglaia!

Rei dijo...

"...déjate llevar por esa emoción desconcertante y profunda que alguien puede despertarte sin que sepas el motivo"
Me pasa muchísimo. Y quedo con unas ganas incontenibles de hablarle a esa persona.

Unknown dijo...

Nunca me imaginé hacerme fan de lo q para mi un día fue una completa desconocida.. Hoy, no dejó de mirar su blog y de admirar sus espectaculares fotos. Este artículo está para una publicación en un periódico, se q pronto alguien lo hará. Un beso Agla..

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