lunes, 20 de abril de 2015

El ABC del fotógrafo curioso: Las principales equivocaciones que todo fotógrafo comete y lo que pueden enseñarte.





Una vez leí que la fotografía es un arte que sólo se aprende por ensayo y error, una idea que abarca esa concepción de la fotografía como un arte/técnica muy joven en constante crecimiento. El planteamiento además, sugiere que la fotografía no sólo es el conocimiento — y experiencia, quizás — que se adquiere a través del uso de la herramienta de trabajo, sino una visión profunda e intima sobre lo que la imagen expresa. Ambas cosas crean una reflexión sobre la imagen esencial: la fotografía es un tipo de lenguaje visual con peso propio y sobre todo, con la capacidad de expresar la personalidad, opinión y comprensión sobre lo que le rodea de su autor.

Por ese motivo, el ensayo y error fotográfico no se trata únicamente del largo y duro trayecto hacia la pericia técnica, sino una madurez conceptual que permita al fotógrafo mostrar — construir — una idea sobre su lenguaje fotográfico lo suficientemente consistente como para ser un reflejo de sí mismo. Más allá, una conclusión sobre lo que la fotografía Es como recurso estilístico y también, ese elaborado análisis sobre lo que asumimos esencial en la manera como nos comunicamos visualmente.

Aprender fotografía es entonces, un recorrido personal. Lo es tanto por la idea que se crea como la noción que se aprende. Entre ambas reflexiones sobre un tema único — la imagen, el lenguaje creativo, la percepción de la obra visual como un recurso coherente — se encuentra esa comprensión de la fotografía como la mezcla de una serie de elementos más o menos dispares. Una síntesis sobre lo que asumimos es la fotografía y lo que aprendemos a través de nuestro trayecto por la imagen. Un aprendizaje personal.

De manera que, de vez en cuando me pregunto cuales son los errores, traspiés y obstáculos que me han permitido aprender sobre la fotografía, toda esa construcción personal que me brindó la oportunidad de re formular mi visión fotográfica. ¿Cuales son las equivocaciones que me permitieron aprender a medida que maduré como creadora y sobre todo, artista visual? Las siguientes:

* Cumplir todas las reglas técnicas o la obsesión por hacer las cosas como “se supone deben hacerse”:
Se insiste con frecuencia en que las reglas de composición, exposición y compensación fotográficas son inmutables y sobre todo, deben ser obedecidas meticulosamente por cualquier fotógrafo que se precie de serlo. Y por muchos años, yo lo intenté: lo hice a pesar que la mayoría de las veces, sentí que hacerlo restringía y limitaba mi lenguaje visual, enfocaba en lo meramente técnico lo esencial de lo que deseaba expresar. Finalmente, comprendí que las diferentes reglas fotográficas son válidas sólo cuando beneficien a la imagen que se crea y sobre todo, acentúe el concepto que el fotógrafo quiere expresar. En otras palabras: las reglas fotográficas deben beneficiar la capacidad creativa del fotógrafo, no provocar su distorsión y mucho menos, afectarla.

* No cumplir — ni aprender — las reglas fotográficas: ¡No lo necesito! Soy un rebelde visual.
Pero, para romper una regla y que beneficie a la imagen — le brinde mayor profundidad conceptual, belleza y capacidad estética — primero hay que comprenderla. Y no se trata de una deliberada contradicción a lo dicho anteriormente, sino al hecho que toda regla se sustenta sobre una característica fotográfica especifica y que tiene un motivo claro para sustentarse: desde la comprensión de la regla de tercios compositivas hasta el hecho de cómo compensar las mediciones de luz para lograr una captura impecable de la imagen, toda noción fotográfica tiene un sustento técnico y en ocasiones, conceptual que permite una mejor construcción de la imagen. De manera que primero aprende y maneja las reglas fotográficas, para que romperlas te permita enriquecer tu planteamiento visual a un nivel por completo nuevo.

* Aprender fotografía: la obsesión por lo técnico y lo teórico. Si lo dice el libro debe ser cierto.
Fui autodidacta por buena parte de mi vida, de manera que por mucho tiempo, aprendí fotografía a través de libros y después tutoriales y consejos bien intencionados de fotógrafos de mayor experiencia. Al principio, fue toda una revelación aprender y sobre la técnica y arte fotográfica a través de toda una serie de textos y visiones mucho más experimentadas que la mía, pero con el transcurrir del tiempo, ese aprendizaje se transformó en una poco conveniente dependencia sobre los recursos disponibles al momento de aprender. Y es que la fotografía, siendo como es una combinación de la herramienta mecánica y la expresión conceptual, se aprender con la práctica y sobre todo, a través de la experiencia personal, distinta para cada quien y de inestimable valor al momento de comprender lo que creemos debe ser nuestro trabajo fotográfico. Y es que aprender fotografía es una combinación de entusiasmo, conocimientos, sensibilidad artística y experiencia diaria. Una recorrido coherente, constructivo, valioso y sobre todo, elemental sobre la forma como creas y las razones por las cuales lo haces.

* No aprender fotografía de manera metódica: Se aprende de los errores (A pesar de que los sigo cometiendo una y otra vez)
No obstante, la fotografía es un arte y técnica que se sostiene sobre su propia historia, conocimientos técnicos y teorías conceptuales fundamentales. Y aprenderlas, enriquecerá tu capacidad fotográfica y sobre todo, tu manera de expresarte. En otras palabras: aprende a tu ritmo, de la manera que quieras, pero nunca olvides que eventualmente necesitarás la comprensión y empatía de fotógrafos más experimentados que tu y sobre todo, calificados para no sólo enseñarte sino ayudarte a crecer como artista visual. Aprender fotografía, sin duda, es un camino personal, pero también un recorrido ordenado sobre conocimientos básicos que te permitan construir un planteamiento teórico y conceptual lo suficientemente sólido para expresar tus ideas.

* Tomarte muy en serio la fotografía: The Photo Nazi.
Por años, fotografíe a diario y con un método férreo que terminó convirtiendo mi necesidad de fotografiar en una especie de obligación ineludible. Y es que estaba tan decidida a aprender a fotografiar — y brindarle un cierto sentido a esa obsesión por las imágenes — que comencé a hacerlo como una especie de plan metódico que lo hizo un proceso lento, trabajoso, angustioso y la mayoría de las veces tedioso. Por último, me obligué a replantearme los motivos por los cuales fotografiaba ¿Lo hacia por complacer mi necesidad de crear? ¿Por construir un lenguaje fotográfico personal? ¿Por lograr una expresión fotográfica coherente? La respuesta fue afirmativa todas las veces, pero no incluía la razón esencial que me hacia tomar la cámara y mirar a mi alrededor: fotografiaba por amor. Por esa curiosidad innata y profunda de comprender el mundo a través de las imágenes, de conservar y reconstruir momentos visuales esenciales a través de toda una estructura personal. ¿Necesitaba ejercer tanta presión sobre mi aprendizaje fotográfico? ¿Necesitaba sofocar mi lenguaje fotográfico a través de toda una serie de reglas y obligaciones auto impuestas? Decidí que no: en adelante, me deje llevar por el mero gusto de fotografiar. De tomar la cámara y captar las imágenes que prefería, no las que se suponía debía captar. De inmediato, me sentí mucho más aliviada y conectada con mi trabajo fotográfico. Y es que fotografiar se basa en una noción artística, por lo que convertirla en una idea meramente pedagógica — sin rasgo de emoción, sensibilidad o un ingrediente personal — puede resultar tanto abrumador como perjudicial.

* Tomarte muy poco en serio la fotografía: Fotografiar es sólo levantar la cámara ¿O no?
La fotografía merece amor, dedicación, esfuerzo y perseverancia. Un arte que se perfecciona a medida que maduras, construyes una idea fotográfica coherentes, asumes el valor que tiene como método de expresión formal y artístico de tus ideas. Fotografiar no se trata de acumular una cantidad ingente de equipos ni mucho menos, creer que sólo teniéndolo serás fotógrafo. Tampoco te hace fotógrafo llamarte como tal, mostrar una bella página web o tener cientos de imágenes bonitas pero carentes de cualquier profundidad conceptual. Fotografiar es un arte, es una idea profunda y significativa. Fotografiar es el arte de mirar, asumir el mundo a través de códigos propios, de enaltecer su poder creativo como una perspectiva única y esencial de lo que creemos es nuestra visión de lo que nos rodeas. Así que sí, tomate en serio la fotografía: ámala, sustenta tus creaciones artísticas en conocimiento, esfuerzo y aprendizaje. Respeta el privilegio de levantar la cámara y construir un lenguaje personal a través de la imagen.

* Que el sol sea tu maestro: ¡Es la luz estúpido!
Muchos fotógrafos se esfuerzan en aprender iluminación fotográfica sin aprender una idea básica: La luz natural es la esencial de cualquier esquema de iluminación. Me refiero a que iluminar es el arte de imitar por medio de herramientas mecánicas los diferentes efectos que produce la luz solar. Desde la manera de iluminar rostros hasta la forma de acentuar la belleza de escenarios, la luz solar tiene un comportamiento único y embellecedor, que los fotógrafos de todas las épocas han intentado copiar, con mayor o menos exactitud. Y esa correlación entre la luz natural y la artificial, lo que hace que iluminar sea una labor de observación, una natural comprensión del espacio y sobre todo, los efectos que la luz tiene sobre lo que nos rodea.

* Creer que Iluminar correctamente es obra de la casualidad: ¡Sólo necesito esperar el rayo de luz correcto!
A la hora de comprender la iluminación fotográfica, es imprescindible asumir que a pesar que la luz natural es el esquema sobre el cual se basa toda percepción sobre la luz en fotografía , también es imprescindible analizar como la luz actúa, la forma como podemos imitar sus efectos y sobre todo, analizar sus elementos y propiedades de manera correcta. En otras palabras: iluminar es un acto de enorme paciencia, sensibilidad y conocimiento. La luz es sin duda la diferencia en una gran fotografía y otra corriente. No sólo le brinda carácter y belleza a los escenarios, sino que por si misma, construye una tensión visual invaluable e insustituible. Así que no todo en la iluminación fotográfica se trata de reflexionar sobre el comportamiento del sol o sólo fotografiar según lo que el sol te permita. Es un buen inicio y de hecho, todo fotógrafo debería comenzar justo por ese principio antes de continuar. No obstante, la iluminación fotográfica es mucho más que eso: es el arte de construir ideas visuales usando a la luz como principal protagonista.

* Copiar todo lo que puedas (Y siempre que puedas)
Uno de mis profesores de fotografía favoritos, suele decir que todo fotógrafo comienza copiando, lo cual es cierto. Intentamos tomar fotografías como lo hacen nuestros referentes favoritos, imitando de manera espontánea o deliberada lo que vemos en sus imágenes o propuestas. No obstante, copiar conlleva un riesgo latente: puede suprimir tu identidad de las fotografías y llevarte por un único camino fotográfico, que poco o nada tendrá que ver con un lenguaje fotográfico consistente. Y es que copiar puede ayudarte a comprender tu manera de fotografiar, cuando debes decidir hasta que punto te apoyas en la mirada de un referente para acentuar la tuya pero también, dañar irremediablemente tu manera de construir un idioma propio, sin contaminación de una comprensión ajena sobre la belleza y la construcción de las imágenes.

* Creer que copiar es el mayor pecado fotográfico:
Lo es, si afecta tu lenguaje fotográfico. No lo es, si te permite encontrar tu camino y crecer como creador visual. De manera que, puedes copiar en tanto te permita recorrer un camino que te lleve a algún lugar por completo nuevo, que te haga asumir riesgos y te permita crecer como artista visual.

* Repetir una y otra vez la misma visión fotográfica:
Encontrar un estilo propio es una de las cosas más complicadas de lograr para cualquier fotógrafo y la mayoría, una vez que lo logra, le preocupa innovar por el mismo hecho de perder esa identidad fotográfica que tanto esfuerzo le llevó obtener. No obstante, repetirte constantemente — utilizar los mismos elementos, no añadir nada novedoso ni profundizar en tu lenguaje visual — sólo hará que tu percepción sobre la fotografía se vuelva monótona y sobre todo, sin verdadera consistencia. Y es que fotografiar es el arte de explorar desde todas las perspectivas posibles tu propia noción sobre el concepto artístico y visual. Hazlo todas las veces que lo necesites: renueva lo que miras, crece, asume tu madurez visual.

* Hacer de todo siempre:
Hubo una época en donde decidí que debía tomar todo tipo de fotografías, porque limitarme a los retratos estaba restringiendo mi lenguaje visual. Lo hice: al principio fue una divertida y enriquecedora vuelta de tuerca a mi forma de comprender la fotografía, pero me obligué a continuar fotografiando cualquier tema, género e idea sólo por el hecho de hacerlo, me encontré por completo desconectada de la idea fotográfica que deseaba plasmar. De manera que experimenta, pero hazlo asumiendo el riesgo y el valor que tiene el riesgo en tu creación fotográfica y no por mera obligación de hacerlo.

* Una buena cámara — más costosa o con tecnología de punta — es imprescindible:
La primera vez que alguien se interesó en una de mis fotografías, tenía doce años. Era un retrato de una anciana en un parque de la ciudad y al editor de un periódico local le pareció una bella imagen para engalanar un artículo de opinión, así que me la compró. Fue un momento que no olvidé en adelante: porque la fotografía no sólo había sido tomada por una cámara muy sencilla sino que había sido fruto de una enorme paciencia y de aguardar un buen momento fotográfico. Eso me enseñó un par de cosas: la fotografía es una comprensión sustancial y personal sobre la imagen y sobre todo, la herramienta que sostienes sólo es eso, una herramienta. Lo verdaderamente valioso en una imagen es la visión de su autor.

Así que siempre, privilegia tu visión fotográfica sobre la cámara que sostienes. La fotografía es un arte y por tanto, lo más valioso en ella es tu capacidad para mirar.

* La cámara no es tan importante: por lo tanto no necesito cuidarla o preocuparme que funcione de manera óptima:
De jovencita, era muy descuidada con mi equipo fotográfico. Durante años, descuidé cuerpos y óptica y cometí todo tipo errores de limpieza y uso por mero descuido. Hasta que en una oportunidad, uno de mis lentes más queridos resbaló y cayó al suelo. Perder una de mis herramientas creativas más preciadas, puso las cosas en perspectivas y comprendí que el equipo fotográfico merece un mínimo de cuidado para tener un funcionamiento óptimo. Recuerda, la fotografía es un arte y la cámara la herramienta que utilizas para crear. De la misma manera que un pintor cuida con mimo sus pinceles, preocúpate porque tu equipo fotográficos se encuentre siempre en el mejor estado posible.



* Observa, siempre observa: la realidad siempre tendrá la razón.
He escuchado fotógrafos admitir ufanos que jamás modifican lo que ven a través del visor, porque fotografiar de verdad — lo que sea que eso signifique — implica que la toma fotográfica sea una copia fidedigna de la realidad. Yo no lo hago: fotografío lo que sueño, lo que aspiro, lo que imagino. Tomo decisiones artísticas siempre que puedo, incluso cuando parecieran contradecir lo esencial de la imagen que capto, incluso hacerla parecer irreal. Y es que fotografiar es una ventana abierta a tu mundo interior, así que disfruta de ella.

* Mira, mira, mira: Todo lo interpretativo y subjetivo es válido en cualquier ámbito fotográfico.
Si y no. Hace unos años, tomé clases de fotoperiodismo con el tres veces ganador del Wordpress Photo Walter Astrada. No tenía mucha idea sobre la imagen documental, pero tenía muchos deseos de aprender. La primera asignación de clases fue tomar sesenta fotografías consecuentivas de un tema en específico que contaran una historia. Y decidí que la mejor manera de hacerlo era seguir a todas partes a la persona a quien había escogido para crear una historia fotográfica. Imaginé escenas, opiniones y de hecho, cree escenarios en una especie de puesta en escena de la realidad. ¿El resultado? además de un vergonzoso sermón de Astrada, la frase que nunca olvidé y que me permitió comprender algo esencial sobre la fotografía: “Toda fotografía es subjetiva en esencia pero cuando el documento fotográfico muestre la realidad, esas decisiones subjetivas deben sustentarla, no contradecirla o carecerá de valor”. De manera que sí, toda fotografía es subjetiva pero también recuerda, que depende también de la intención de lo que deseas mostrar. O como deseas mostrarlo.

* El lenguaje fotográfico no es tan importante: si a mi me gusta mi fotografía es suficiente.
Por supuesto, es imprescindible que la imagen que captas satisfaga las intenciones que tenías al tomarla, pero eso no quiere decir que sustente un tipo de lenguaje fotográfico concreto. La coherencia en el planteamiento visual, tiene un relación fundamental con una profundidad en el análisis de la idea, una forma de construirla que permita sustentar el tema que deseas expresar o mejor dicho, la forma como sostienes tu opinión artistica o visual. Así que una fotografía puede ser hermosa y gustarle a mucha gente, pero no sustentar ninguna reflexión fotográfica en particular.

* Me preocupa que muy poca gente entiende o le gusta mis fotografías:
Durante más de dos décadas, mi trabajo de autorretratos me ha traído todo tipo críticas, burlas e incluso insultos. Y es que para mucha gente, el autorretrato es una muestra de vanidad, una grosera visión ególatra sobre la imagen con poco significado artístico. A pesar de eso, no he dejado de construir mi lenguaje visual a través del género y con el transcurrir del tiempo he comprendido, que analizar mi imagen a través de la fotografía me brindó la oportunidad inestimable de asumir mi identidad como una expresión artística e incluso, una noción creativa por derecho propio.

Así que fotografía lo que consideres expresa mejor tu opinión, ideas o reflexiones. En otras palabras, muestra lo mejor de tu mundo interior en imágenes.



Así que, sin duda, la fotografía se aprender a través de los errores. Tropezando una y otra vez con ideas hasta lograr construir una nueva a partir de la experiencia. Una manera de crear y construir una visión profunda sobre nuestra perspectiva artística sobre el mundo y lo que es aún más importante, de nuestra forma de crear.

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