jueves, 22 de agosto de 2013

Proyecto "En los Ojos de Otro" con Sashenka Garcia @Sashenka76




A Sashenka Garcia ( editora, creadora, visionaria ) la conocí durante la pasada edición del circulo de mujeres de Psiquearte en el que tuve el honor de participar. Y de inmediato, surgió una conexión intelectual entre ambas. Tal vez se trate que miramos el mundo de una manera muy parecida o que nuestra visión sobre la mujer y lo femenino sea muy semejante. Realmente no podría decir en que consiste la afinidad que compartimos. Lo que si puedo decir es que muy poderosa, una visión compartida y analizada desde puntos de vista muy parecidos sobre el mundo, la realidad y sus implicaciones. De hecho, creo que hemos comprendimos algo muy curioso que nos une de manera intangible: somos brujas, aunque nos llamemos de esa forma por razones distinta.  Una lleva la tradición como forma de expresión y a otra a través del instinto,  de ese poder que implica analizar las ideas y las conjeturas del mundo de las ideas como una forma de expresión. Así que cuando le pedí a Sashenka participar en este proyecto, sabía que sus respuestas serían como mirar el mundo - como lo concibo, como lo sueño - de una manera totalmente distinta, pero sostenido sobre la misma visión esencial: Crear para creer.

Y no me equivoqué.

Estas fueron las preguntas que me hizo Sashenka:



1. ¿Por qué piensas que, en pleno siglo XXI, la sociedad occidental es tan reticente a reconocer la brujería como forma de vida?

Creo que vivimos una época descreída y cínica: La humanidad está bastante consciente del poder de su opinión y además, de su capacidad  para juzgarse así misma. La inmediata consecuencia de esa visión mucho más cruda sobre la cultura y la sociedad es el rechazo a los  símbolos de fe. Ha ocurrido con frecuencia a través de la historia: El hombre destruye los Dioses en los que creyó para asumirse moralmente independiente. Luego, recurrirá a otros - no todos religiosos - para comprenderse. De manera que creo que la reticencia no  es solo hacia la brujería - aunque si es mucho más marcada que con cualquier otra visión de lo divino - sino toda expresión de la fe.

No obstante, la reticencia y desconfianza social hacia la brujería es debido también a otro elemento, una herencia cultural inevitable: la criminalización de una forma de fe. La brujería - como estructura religiosa - ha sido denigrada y menospreciada. Culturalmente se le considera un híbrido entre la superstición y una herencia difusa inclasificable. Durante siglos, la visión de brujería sobre el mundo fue condenada y desvirtuada: lo que actualmente se conoce sobre ella y es considerado un hecho histórico, es la versión de quienes intentaron criminalizarla y destruirla. Por tanto, es normal que exista no solo un evidente rechazo sino además, una tendencia a desvirtuar y confundir lo que es la brujería, su manera de expresarse como creencia y más allá, su valor como consecuencia histórica de una serie de procesos culturales. El rechazo y sobre todo, el estigma social sobre el concepto de brujería y sus practicantes es una inmediata consecuencia a esa percepción deformada sobre lo que es la Tradición de la Diosa y más allá, su valor como herencia religiosa.



2. ¿Cómo describirías tu encuentro con la diosa en la adultez?

Creo que la mujer que soy ahora - disfrutando de los primeros años de la treintena - aprecia muchísimo más los valores de la Tradición de la Diosa que la niña que fui. La razón es muy sencilla: durante mi adolescencia, la inevitable búsqueda de identidad me hizo enfrentarme a mis creencias y aunque todo cuestionamiento es válido, durante esos primeros años de independencia y búsqueda de respuestas personales, asumí mis creencias como un debate emocional, una forma de quizás rebelarme de manera frontal la educación que recibí. No obstante, a medida que maduré, comprendí el valor de ese cuestionamiento, pero logré además, valorar esa independencia espiritual que me proporciona una creencia que lo único que me exige es mirar el mundo de la manera más honesta posible. Porque la brujería - como creencia - siempre intentará brindarte la capacidad de comprender el valor de tus decisiones, de tu manera de construir las respuestas a tus interrogantes existencialistas y más allá, tu individualidad. Actualmente, la Diosa simboliza en mi vida una manera de buscar el equilibrio entre mis propios debates personales y la manera como ese insistente búsqueda de la verdad, me hace más consciente de mi poder personal. Una expresión creativa, sin duda.

3. ¿Con cuáles elementos del cristianismo puedes establecer empatía?

Me identifico y comprendo cualquiera elemento religioso que brinde al creyente la oportunidad de cuestionarse, crecer, enaltecer su visión espiritual a través de su propia individualidad.Además que el cristianismo, ya sea por asimilación  antropológica de creencias más antiguas que la suya, posee una gran cantidad de elementos paganos y místicos reconocibles. Por ejemplo, el Sermón de la Montaña ( según como lo describe el evangelio de Mateo. 5:1; 7:28) es muy parecido a muchas ideas atribuidas a Budha por ejemplo. Muchos de los rituales cristianos - la eucaristía, el bautizo - son claras reminiscencias de expresiones de fe más antiguas y que simbolizan básicamente lo mismo: la unión del hombre con la divinidad, la comprensión de si mismo como parte de un Universo creativo. De hecho, estoy convencida que el Cristiano también expresa de muchas maneras esa convicción de antiguas creencias paganas que el hombre es uno con la Divinidad a través de su aprendizaje, de su manera de crear y construir una visión de la realidad propia. El hombre como creador, como expresión creativa de una Divinidad Universal, sin nombre ni identidad reconocible, sino una manera de expresar ese hilo conductor de la conciencia que tanta ingenuidad, llamamos fe.

4. ¿Por qué escogiste el autorretratismo como forma de expresión en la fotografía?

Digamos que no lo escogí: es un símbolo de manera de asumir mi visión artística. A través del autorretrato interpreto  mi propia identidad y comencé a hacerlo sin estar plenamente de su valor visual. En otras palabras, me hice autotretratista sin comprender plenamente que tipo de ejercicio visual que llevaba a cabo cámara en mano. Necesitaba crear una visión de la imagen que pudiera expresar esa turbulenta necesidad mía de asumirme como parte de mi expresión artista. Y usar mi rostro como objeto artístico lo fue y lo es, aún.  Mi amor por la fotografía tiene mucha relación con esa libertad creativa que proporciona un lenguaje intimo y el autorretrato, con su furiosa visión del yo, esa representación del aislamiento emocional me resultó de inestimable valor para construir un lenguaje personal. No recuerdo un solo día que no me haya fotografiado: el autorretrato como un sueño de la razón e incluso una interpretación del mundo a través de mi propia imagen.


5. ¿Cuál es tu opinión acerca de la tendencia cada vez más marcada de relacionar "fortaleza e imagen" para vindicar la feminidad? Me explico con un ejemplo, la proliferación de mensajes como : "Las mujeres nacimos para aguantar tacones, pero no pendejadas".


Son símbolos falsos de poder. Con frecuencia se confunde agresividad con fuerza, cuando ambas ideas no están relacionadas y muchos menos necesariamente vinculadas. La agresividad expresa frustración, una necesidad de cambio insatisfecha y supongo que esa visión de la mujer que grita y se opone frontalmente a todo lo que pueda restringuir su imagen, es un sintoma que aún el cambio no ha ocurrido de manera concreta. En otras palabras, creo que la mujer intenta convalidar su necesidad de expresión en muchas ocasiones restringidas a través de símbolos absurdos y fragmentos de una visión deformada de la identidad sexual y cultural. La agresión, la necesidad de expresar el poder interior a través de la violencia es un medio válido de oposición a las ideas patriarcales, pero considero que no el único y mucho menos, uno realmente efectivo. El poder de la mujer se manifiesta en la busqueda de la igualdad, el equilibrio, la inclusión y la expresión de género a través de las ideas, de la creatividad y del poder de los argumentos ideológicos. El panfleto reaccionario causa impacto, pero tiene poco efecto en realidad.

La fe y la creencia como una manera de interpretar el mundo, de racionalizarlo más allá de lo evidente, de interpretarlo como una serie de simbolos personales de inestimable valor. Lo divino como un reflejo personal, consistente y poderoso del rostro más intimo de nuestra mente.

Estas fueron las preguntas que le hice a Sashenka:

1. ¿Es el arte reivindicatorio, constructor o vehículo de la feminidad? Me explico: ¿ La mujer como promotora y creadora es capaz de expresar con mayor poder su visión sobre lo artístico a la manera de un discurso estético con valor de género?

La capacidad creadora es constructiva (y en su bifrontismo, destructiva también). Esa construcción también puede ser un vehículo en la medida en la cual comunica. Una mujer vinculada con su feminidad (porque sabemos que muchas la tienen perdida por ahí), en un sentido orgánico, que trasciende la intelectualización y/o el estereotipo, sin duda es poderosa. Poderosa y potente, además.

2. ¿La Divinidad femenina es un re descubrimiento o es una toma de conciencia del poder creativo como expresión de fe?

La Divinidad femenina está y siempre ha estado. En Occidente, así en mayúsculas, podría hablarse de un re descubrimiento, especialmente por la posición "tras bastidores" que socialmente se le ha otorgado durante siglos. Pero en la vida común y terrena, subyugada o no, la mujer orgánica es consciente de su fuerza, de su poder y de su capacidad de integrar, destruir, trascender. Diría que la feminidad es guardiana del misterio desde los orígenes de la vida humana. El problema es que muchas mujeres se extravían y es allí cuando se seca el río (pero no el agua).

3. ¿Quién es la Diosa - como expresión sacramental - dentro de un mundo que busca la igualdad sobre la individualización? 

La Diosa es una fuerza colectiva, un arquetipo y una imagen sagrada en sus múltiples acepciones. No obstante, el encuentro consciente con ella, quizás siga teniendo un componente heredado, pero en nuestra sociedad es un viaje muy personal, un recorrido individual en el cual la mujer va descubriéndose en amplitud, debido precisamente al "tras bastidores" antes mencionado. En otros tiempos, y en otras culturas fuera de Occidente, la niña aprende de la madre a sanar, a cuidar, a entender su sexualidad... Aquí y ahora, es un viaje que se elige o no.

La igualdad mal entendida, para mí, confunde la necesidad de equilibrio social y de derechos con la necesidad de poner en equivalencia (que no en complementariedad)  lo masculino y lo femenino. No, los hombres y las mujeres no somos iguales ni tenemos por qué serlo.

4. ¿La feminidad es sagrada por esencia, por comprensión de si misma o por expresión del yo?

Por comprensión de sí misma. Sólo así revela su fuerza para expresar el yo.

5. ¿Quienes son las herederas del legado de lo femenino como expresión de fe?

Todas las mujeres del mundo. La expresión de fe trasciende a las religiones. Lástima que algunas herederas nunca escuchen el testamento.

La fe como una manera de transgredir lo usual, lo común y lo evidente. La creencia como una filosofía personal, ajena a cualquier dogma y vinculada profundamente con nuestra necesidad de expresar esa voz personal, siempre tan cerca de la superficie. Esa inquietud profunda que a todos nos produce la vocación por encontrar nuestro propia imagen individual.

¿Quieres participar en mi proyecto "En Los Ojos de Otro"? Déjame tu dirección de correo electrónico en los comentarios e intercambiamos preguntas.

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