sábado, 9 de enero de 2016

La palabra mágica perdida y otras historias de brujería.





Siempre he odiado tomar sopa. Quién sabe por qué, jamás ha sido uno de mis platillos favoritos. Mi tia E., que la preparaba especialmente bien y siempre que podía, solía sentirse ofendida cada vez que empujaba el plato en la mesa, sin la menor intención de tocarlo.


- ¿Sabes como se les dice a la gente maleducada que no comen lo que le sirven? - me reñía. Yo siempre me encogía de hombros, enfurecida y fastidiada del sermón del mediodía.
- ¿Gente con buen gusto?

Ese tipo de respuestas solían costarme una tarde en la cocina, copiando a mano los Libros de la Sombra que hablaban sobre la cocina y sus propiedades. En una de esas ocasiones, tia me insistió en que mi rechazo a su especialidad culinaria era que seguramente no tenía mucha idea de la insigne historia de la sopa como platillo indispensable en la mesa familiar.

- No me interesa tampoco - insistí con terquedad. Tia puso los ojos en blanco.
- Mira que eres empecinada.
- ¡Pero es que no me gusta! - repetí - no sé por qué tienes que comer algo que realmente no soportas.

Tia me miró con la boca apretada en una expresión muy dura. Estaba lo más cerca que una persona bonachona y adorable como ella podía estar de disgustarse. Así que suspiré y me encogí de hombros, cansada de aquel tira y encoje un poco sin sentido.

- ¿Quieres contarme la historia de la Sopa? - pregunté sin mucho ánimo. Tia me dedicó una mirada entusiasmada, aunque intentó disimularlo con una expresión dura.
- Lo dices como si fuera un suplicio - se quejó. No dije nada - bueno, para la Brujería, la sopa en realidad es una comida muy especial.

Y dale con la brujería, pensé golpeando el lápiz contra el mesón de la cocina de manera muy impertinente. A veces pensaba que en casa de mi abuela, todo tenía relación con la brujería. Tanto, que resultaba - o al menos, así me lo parecía a mis descreídos diez años - un poco romántico y poético. Incluso cursi. ¿En serio las brujas del pasado habían hablado y filosofado sobre tantas cosas? ¿De verdad incluso la brujería tenía algo que decir sobre algo tan prosaico como la sopa? Por supuesto, me callé todos esos pensamientos: Uno no le dice esas cosas a su tia y menos si te mira con las mejillas sonrojadas de cólera.

- ¿Por qué lo es? - pregunté entonces, de manera muy educada. Tia enarcó una ceja pero al menos, pareció apaciguarse.

- En realidad no se trata que sea la sopa o cualquier comida. Para la brujería la magia en la cocina es primordial, primigenia y una de las más viejas - comenzó a explicarme. Caminó por el mesón de la cocina, repleto de ramos de especias y tarritos con todo tipo de hierbas y plantas - para nuestras creencias, cocinar es crear y además, influir en el cuerpo humano además de la creación.

Me quedé boquiabierta. Creía que mi tia iba a disimular una declaración de alabanza hacia la sopa bajo una historia familiar. Pero esto parecía otra cosa. Me incliné para mirarla mejor, mientras reunía en grupitos los ingredientes de lo que parecía ser la comida del almuerzo. Los estaba ordenando por colores y también, curiosamente por texturas. Como si pensara combinarlos con una misteriosa habilidad de la cual yo no entendía nada.

- ¿Por qué? Cocinar solo es echar un par de cosas al fuego y dejar... - comencé. Tia me fulminó con la mirada - Bueno, explicame. De verdad no sé nada de esas cosas.

Tia no respondió. Tomó un cuchillo y comenzó a picar en cuadritos mínimos un largo tallo de ajoporro. Lo hizo con tanta delicadeza y precisión que cuando terminó, los diminutos cubitos parecían tener el mismo tamaño y grosor. Vaya, eso era casi un arte, pensé sorprendida. Tía echó el montón de intenso color verde en una cazuela de arcilla y la dejó a un lado. Luego tomó una zahahoria recién hervida.

- Cocinar no es algo simple, aunque si es sencillo - siguió explicándome, ya no tan ofendida - es un equilibrio exacto de sabores, texturas y olores que crean un plato capaz de sorprenderte, complacerte y maravillarte. Cuando comes algo bien preparado, algo delicioso, todo tu cuerpo reacciona. Lo hace también tu mente. Tu cuerpo está hecho para disfrutar del placer de comer y la comida - la bien preparada - te lo recuerda.

Fileteó la zanahoria en largas tiras finitas. También las arrojó a la cazuela de arcilla. Lo mismo hizo con el puerro verdísimo, un ñame de aspecto frondoso y sano y por último, un grueso trozo de carne fresca. Al final, cada porción de alimentos ocupar un espacio muy definido dentro de la pequeña marmita. Me la mostró con cierto orgullo. Mirado desde donde me encontraba, parecían piezas de un rompecabezas de aspecto jugoso antes que alimentos.

- Todo ingrediente tiene una historia propia - continuó - de manera que cuando cocinas, no sólo mezclas como saben, sino también, todos los lugares de donde provienen. Es como si crearas algo a partir de muchas piezas distintas. De tantas como para que fueran trozos sueltos de montones de perspectivas distintas sobre el mundo. Para la brujería, eso es magia.

Se acercó a la cocina y tomó uno de los enormes calderos de latón que colgaban del techo. Lo enjuagó y limpió minuciosamente y luego, lo llenó de agua. Con esfuerzo lo dejó en una de las hornillas encendidas de la cocina.

- Un plato bien hecho puede curarte y uno que no lo esté, puede enfermarte. Un plato bien cocinado puede darte un exquisito placer y otro no tanto, producirte dolor. La comida puede hacerte sentir poderoso, enloquecerte, hacerte reir, asombrarte, incluso...hacerte atractivo - mientras me contaba todo eso, iba a arrojando los puñados de verdura al interior de la olla - Cocinar no es sencillo. Cocinar es poderoso. Y claro está, mágico.

Aún no sabía muy bien que era magia pero si tenía muy claro que era un hecho corriente que creaba algo extraordinario. De pronto, sentí una curiosidad inmensa por entender el proceso de cocinar, como mi tia lo descubría. Había algo más que simplemente mezclar ingredientes si son ni ton. Como lo mostraba mi tia, era algo hasta misterioso.

- Por supuesto que es misterioso - comentó tia cuando se lo comenté - ¿Por qué te parece que en todos los cuentos populares la Bruja está siempre cocinando en su enorme caldero preparando lo que llaman pociones? ¿O envenena manzanas? ¿O crea casas de caramelo? La comida y la magia siempre han estado muy relacionadas en la idea sobre el poder.

- Pero una bruja...¿puede hacer eso? - pregunté  emocionada - ¿Envenenar cosas? ¿Construir casas de caramelo?

- Niña, la brujería nunca será un vehículo para el odio y el miedo - se espantó mi tía - ¿Para qué querrías envenenar una manzana y luego soportar las consecuencias de eso? Nada de lo que haces es ajeno a lo que recibirás. Y una bruja tiene eso muy presente.

Cierto, me dije con cierto sobresalto. Había leído algo sobre las "causas y consecuencias" o en otras palabras, el hecho que toda bruja sabe que cualquier cosa que haga, lo recibirá por triplicado. No se trata de una venganza o un castigo, sino del hecho que todo lo que hacemos tiene consecuencias. Tarde o temprano, todo lo que decidimos, hacemos o dejamos de hacer regresa a nuestras manos. Mucho más fuerte y potente.

- O sea que las manzanas envenenadas....
- Niña, cualquiera puede envenenar una manzana, pero una bruja puede hacer que morder una manzana sea el motivo de tu sonrisa - comentó con una sonrisa enigmática - Una bruja crea, no busca destruir. Una bruja intenta modificar y transformar lo que le rodea. El veneno está a la alcance de cualquiera. Lo que una bruja puede hacer a través de su conocimiento, no.

Con un cucharón de madera, comenzó a mezclar los ingredientes que comenzaban a hervir en el caldero. Añadió sal, un poco de pimienta y algunas otras especias. El olor exquisito pareció elevarse en espiral hacia la luz del sol de la ventana. Lo aspiré, fascinada y de pronto, recordé que se trataba de sopa. Sacudí la cabeza.

- ¿Y la comida es tan importante para una bruja?
- Todo elemento que tenga relación y efecto sobre quien eres y como te comportas, interesará a la bruja - me explicó - la brujería construye su propia manera de ver el mundo a través de todo lo que puede despertar el interés de la bruja y todas las formas de conocimiento de las que puede disfrutar. Crear y construir ideas es una manera de hacerte fuerte, de ganar experiencia y poder intelectual. La cocina es una de las tantas maneras de hacerlo.

"Cocinar, además, siempre ha sido sinónimo de poder. En tiempos remotos, quien cocinaba a la tribu era quien llevaba la responsabilidad de alimentar y hacer fuerte a sus miembros. A la mujer se le admiraba por el enorme poder de alimentar con su cuerpo al recién nacido. Y después, por lograr convertir en platos suculentos lo que el hombre podía obtener de la tierra. A través de los siglos, cocinar a sido un misterio, una cofradía entre sabios. Los cocineros reales de todas las culturas, siempre eran hombres especialmente apreciados, que las cortes se disputaban entre sí. Y es que crear lo que hace feliz y mantiene la salud de otros, es una manera de asumir el poder de aprender. Las infinitas variaciones de la sabiduría.

Tia tomó una hojita de Laurel y la dejó caer en el agua de la sopa. De inmediato, el olor se hizo aún más suculento y apetitoso. Floto en todos los lados de la cocina. Sentí que el estomago se me tensaba de hambre y que la boca literalmente se me hacia agua. Vaya, si que era algo poderoso, pensé con una sonrisa. Algo en lo que nunca había reparado quizás por su sencillez. Pero el apetito - el deseo de comer - era algo enorme y primitivo, que parecía partir de una región muy vieja de mi cuerpo.  Me quedé tan sorprendida que miré con enorme atención mientras tía tomaba una jugosa y enorme manzana y la cortaba en dos partes con un cuchillo afilado.

- La magia es nuestra capacidad para cambiar el entorno y quienes somos - prosiguió mi tia. Le quitó las semillas a la manzana y después, dejó ambos trozos sobre un plato. Con cuidado, los espolvoreó con una buena cantidad de azúcar hasta que quedaron cubiertos por completo - y cocinar implica cambiar nuestros cuerpos, la manera como disfrutamos y paladeamos de lo que nos rodea. ¿Qué es más poderoso que eso? ¿Que es más exquisito?

Tomó el plato con las manzanas y lo introdujo en el horno. Una oleada de calor me llegó al rostro y de inmediato, un refilón de un olor delicioso y dulzón.

- Actualmente la cocina se suele menospreciar ¡Es tan sencilla! dicen algunos. ¡Sólo necesitas cortar y hervir! opinan otros. Pero cocinar es una manera de mezclar experiencia, sensibilidad y sensualidad. La cocina es una forma de magia en su capacidad para asombrarnos y conmovernos. En brujería, se suele decir que un buen aroma puede ser inolvidable y que también, un sabor exquisito un recuerdo imborrable. Imagina que poderosa es la cocina, que reúne ambas cosas.

Pensé en esa frase más tarde, cuando mi tía me sirvió un buen plato de sopa. De pronto, la mezcla de ingredientes dejó de molestarme y me sedujo esa extraña sensación de paladear un misterio, de degustar una combinación única de olores y sabores. Comí con un renovado entusiasmo, disfruté de cada bocado. Y cuando mastiqué las manzanas almibaradas que mi tia sirvió como postre, no pude evitar sonreír fascinada y entusiasmada. Como si se tratara de una revelación súbita, sentí que la cocina - y lo que implicaba - nunca volvería a ser lo mismo en mi mente ni yo volvería a comprenderla de la misma forma.

- Cocinar  es magia pura, de la verdadera, de la extraña, de la que encuentras todos los días - dijo mi tia mirándome con su bondadosa sonrisa - recuerda: No hay nada más poderoso que lo brinda placer a tu cuerpo. Y nada más exquisito que lo puede conmover a tu mente. En la cocina, hay ambas cosas.


De vez en cuando recuerdo su frase, mientras disfruto un trozo de mi pastel favorito o bebo un trago de un buen café. Y pienso cuántas veces olvidamos los pequeños misterios que nos rodean, la magia real y poderosa que hay en las pequeñas cosas. Y sonrío de gusto, de asombro y sobre todo de placer al pensar que cada día hay algo que descubrir, disfrutar y crear. Una forma de aspirar a la esperanza. Una forma de soñar.

Verdadera magia.

2 comentarios:

HERMINIA dijo...

Descubrí su blog recientemente. Lo disfruto mucho. Cocinar es, además de un arte, un acto de profundo amor para nosotros mismos y para los que amamos. Un sencillo emparedado es un manjar si le ponemos buena voluntad e imaginación. Amor.

zaira dijo...

eso fue maravilloso, al leerlo en mi mente se formo la imagen de tu anécdota, me ha encanto, lo que dijiste, como lo explicaste retumbo en mi interior, me recordó como era de niña marabillandome de todo, sobre todo la cocina

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