jueves, 17 de noviembre de 2011

Sobre el poder femenino: pequeña reflexión sin motivo alguno




Siempre me ha obsesionado un poco - por razones obvias - el papel histórico de la mujer. Por supuesto, hablo de la idea que se generó a partir que la mujer dejó de ser un objeto doméstico y comenzo a formar parte de la sociedad por iniciativa y derecho propio. Y no hablo solamente de la Lucha feminista: reciente y definitivamente política, sino esa construcción diaria de la mujer como parte de la historia cotidiana, de la idea que tenemos de sociedad y cultura. Porque si analizamos la idea de manera elemental el papel de la mujer como parte del entramado de ese complejo concepto cultural que llamamos Pasado, encontramos que solo en el siglo XX la mujer comenzó a "existir". A pesar de la maravillosa presencia de mujeres como Hipatia de Alejandría, Madame Pompidour y otras, la mujer siempre fue considerada un elemento de estética y uno un sujeto integral. Un grieta preocupante en el entramado de la historia.

Pero en el siglo XX es cuando realmente los personajes femeninos de envergadura comienzan a aparecer: Ameia Earhart fue la primera mujer en surcar sola los cielos del Atlántico. Corría el año 1932 y al mundo de un Lockheed Vega, la piloto estadounidense se enfrentó a los rígidos conceptos de la época , mientras que la mayoría de sus contemporáneas ni siquiera se atrevía a usar pantalones. Del otro lado de la frontera, en Mèxico, Frida Kahlo ya se perfilaba como la imagen de la mujer hispana desafiante: su creatividad hacia oídos sordos a las imposiciones de la sociedad. Las limitaciones físicas que la mantuvieron postrada en una cama gran parte de su vida jamás lograron limitar su espíritu. Ambas pasaron por la historia dejando una huella imborrable, en tiempos donde la "valentía" y el "poder" era virtualmente sinónimos del género masculino.

Con el paso de los años, las hijas de Eva hemos alcanzado oportunidades que las mujeres de generaciones pasadas tal vez nunca hubieran imaginado y cada oportunidad que se nos presenta ante la puerta a un nuevo desafío  que hemos aceptado sin temor ni demora. Aun así, destacarnos en aquellos que nos apasiona no es tarea sencilla, requiere una sólida mezcla de voluntad, ingenio y tenacidad. Con el correr de los años, he llegado a la conclusión que el poder femenino no es otro que el de su propia historia, la idea de levantarse sobre la constante limitación de una sociedad obsesionada con el prejuicio de género.  ¿Quienes somos, en esa lucha fehaciente e inevitable por nuestra identidad? Muchas de nosotras no nos identificamos con el rol social impuesto por la biología: la madre necesaria, la esposa como imagen concreta de la mujer en la cultura. Hay una rebelión, silenciosa pero consistente, del rol de la mujer, de la perspectiva de la vida femenina como una búsqueda del no género: nos definen nuestras decisiones, no nuestra identidad genética.  Y claro está, no me refiero a los extremos radicales del feminismo y machismo: Hablo de esa creación diaria, de ese concepto propia que pueda definirnos sin una imagen externa impuesta. Somos quienes somos y a media que este siglo revolucionario en ideas transcurre - y construye y desscontruye sus propias normas - nos preguntamos quienes somos realmente, a donde deseamos ir. Y concientes que la palabra "mujer y femenino" no serán un lastre para nuestra visión del futuro, sino antes bien, una herramienta para construirlo.

Sonrío, mirando uno de mis libros favoritos: una extensa recopilación de la obra de Frida Kahlo. Si Amelia y Frida, las valientes mujeres del pasado, estuvieran presentes hoy, probablemente estarían orgullosas de los logros alcanzados por cada uno de nosotras, las mujeres del futuro, las luchadoras del presente: sin duda, ambas - y otras tantas, a la sombra de lo cotidiano - personifican, sin lugar a dudas, la imagen del poder femenino.

2 comentarios:

corazon de gacela dijo...

mas que una grieta es un abismo en el entramado de la historia...me impresiona ninguna mujer comente esta poderosa reflexion que has escrito. Casualmente leo un libro sobre el tema. Sexo, poder y gènero de Blanca Elisa cabral, todos deberian leerlo...

Estefi Meurzet dijo...

La verdad, no se cómo llegué hasta aca, pero no me iba a ir sin comentar. Te felicito por tu reflexión y apoyo totalmente tu moción.
Te recomiendo un ensayo extraordinario que tal vez te interese: El seguro sexo, de Simone de Beauvoir.
Saludos, Estefanía.

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