lunes, 31 de octubre de 2011

Sobre el Acoso: de la Victima a la toma de conciencia



Hace poco comentaba, en este, su blog de confianza, una incomoda situación que padecí durante casi un mes: el acoso pertinaz de alguien a quién conocí en una de las redes sociales más populares. La circunstancia me hizo tomar conciencia de una situación de la cual había leído pero nunca comprendí a cabalidad: esa pertinaz persecución que puede sufrirse y que puede confundirse con situaciones más inofensivas. Conversando con un amigo Psiquiatra y sobre todo, con un experto en seguridad ciudadana que escuchó mi anécdota, comprendí que muchas veces, este tipo de situaciones suelen descontextualizarse y tomarse como inofensivas, cuando de hecho, son hechos de enorme estrés para quién lo sufre. Y basado en estas conclusiones, comencé a investigar un poco sobre el tema para comprender no solo sus alcances, sino también, la manera de comprender nuestra reacción al respecto.

Posteriormente, llegué a varias conclusiones interesantes, que podría resumir de la siguiente manera: 

1) Los limites de la normalidad: Definir la normalidad siempre será complicado, pero hay ciertas ideas que pueden definir y conceptualizar una idea lo bastante abstracta como para crear confusión al respecto. Cuando nos referimos concretamente a lo que puede considerarse normal y que no lo es, concluí que la mejor referencia que se puede tener al respecto es si el comportamiento de alguien te produce incomodidad o te desconcierta por razones más o menos difusas. Hablo específicamente del número de llamadas, exigencias o comentarios incómodos que puede llegar a rebasar ese limite de confianza que se puede establecer en una amistad y que sin duda te indican cuando una relación comienza a resultar no solo preocupante sino que simplemente, rompe la linea de lo que se considerable aceptable y respetuoso. De manera que, confía en tu instinto: si te hace sentir incomoda ( o ) el número de veces que alguien telefonea o la manera como insiste en establecer lazos de confianza o amistad para los cuales no estás preparado para aceptar, establece limites claros. Es mejor hacerlo antes que lamentar no poder controlar una situación que te lleve esfuerzos manejar. 

2) No más: Es difícil aceptar que alguien a quién conoces te está acosando, pero según los expertos que consulté al respecto, muchas veces las consecuencias más incomodas - y en ocasiones graves - son consecuencia directa de la necesidad de intentar suavizar la situación que sufres. Nunca menosprecies tu propio instinto, la manera como tu mente racionaliza una situación que te inquieta: si alguien te telefonea tantas veces que comienzas a preocuparte, si insiste en establecer comunicación cuando no la deseas, si alguien no acepta que no desees hablar o continuar una amistad, comienza a tomar en cuenta que estás sufriendo una persecución emocional de la que no tienes porque ser una victima. Uno de los conceptos más preocupantes que leí y que me desconcertó sobre la manera como percibimos ciertas situaciones, es que según estudios recientes basados en la reacción de las mujeres sobre el acoso, la gran mayoría justifica al acosador insistiendo en ideas como "lo provoqué", "Lo alenté" y otras justificaciones que intentan de alguna manera sustentar la idea que el acoso tiene un motivo. No obstante, la realidad es simple: nadie merece sufrir un acoso, bajo ningún medio o motivo y mucho menos, tu comportamiento puede provocarlo. 

3) Corta todo vínculo: Un acosador no entiende de limites, de manera que el consejo que recibí del experto en seguridad que consulté sobre el tema, fue cerrar todas las vías de comunicación que frecuentas. Protege tu información, las redes sociales que utilizas y procurate medios de bloqueo que te garanticen, en lo posible, seguridad. No obstante, debes tener en cuenta que eventualmente, podrás tener la experiencia de encontrarte que el acosador intentará seguir comunicándote de cualquier manera: mensajes telefónicos insultantes, correos electrónicos anónimos. Aun así, insiste en tus limites y ten muy en cuenta que siempre puedes reforzar tu privacidad o si lo deseas, simplemente comprender que tienes el poder de manejar la información sobre ti en cualquier medio posible.

4) Observa, analiza, confía en tu opinión: Un acosador puede recurrir a métodos elaborados para llamar tu atención. Desde expresar ideas insultantes, hasta recurrir a medios inquietantes para restablecer la comunicación. Si no tienes más remedio que contestar, siempre mantén tu posición clara: no tienes porque soportar o aceptar comunicación alguna con nadie con quién no desees hacerlo. 


Indudablemente, estos consejos, son una forma sencilla de protegerte y que puede ser útiles si la situación reviste de mediana claridad. No obstante, si la situación comienza a tornarse grave, te recomiendo acudir a una autoridad competente o recurrir al apoyo de familiares y amigos para solventar un problema desconocido para muchos, pero para quién lo sufre, puede llegar a ser un problema realmente preocupante. 


0 comentarios:

Publicar un comentario