martes, 30 de abril de 2013

La mujer y la Iglesia: La eterna contradicción, la visión represora.






Desde hace algunas semanas, he dedicado una buena cantidad de tiempo a investigar sobre un personaje histórico, que en mi humilde opinión, ha sido menospreciado muchas veces por las crónicas oficiales: María de Nazareth, Madre de Jesús. Un olvido que me parece poco menos que escandaloso, siendo que es probablemente María, la testigo más elocuente sobre la naturaleza humana y divina de un hombre que más de 1.000 millones de personas veneran como el "Hijo de Dios". Ha sido una invesigación apasionante, que me ha demostrado que por siglos, la información sobre María se ha diluido en manipulaciones de las llamadas Santas escrituras, así como de otros documentos de carácter histórico que podían brindar una nueva visión sobre su determinante papel en la educación, vida y obra de Jesús de Nazareth. Mi investigación apenas comienza y es probable que me lleve sus buenos meses conseguir algo en claro. Por ahora, lo que sí he logrado concluir es el confuso, mezquino y en ocasiones mal interpretado papel de la mujer dentro de los Evangelios y más aún, la historia sacra que se acepta como "cierta". Otro elemento lamentable en esa visión "oficial" de lo divino, si tomamos en cuenta que las mujeres, fueron parte y fundamental del evangelio como principio de fe.

De lo femenino y la visión bíblica:

El papel de la mujer en la Iglesia, sobre todo en las sagradas escrituras, siempre ha sido controvertido. Sobre todo, por el machismo de la visión judaica y sus herededos más inmediatos, como son los primeros grupos cristianos. Los Evangelios, por supuesto, son una prueba de lo que hablo. Por años, el papel de la mujer se omitió, tal vez de manera natural al considerarsele poco significativo al momento de narrar lo acontecido durante los años de evangelización de Jesús en Galilea y zonas aledañas. Lo preocupante es que los Evangelios se presentan como documentos históricos irrebatibles. ¿Lo son realmente? hoy por hoy, existen serias dudas al respecto, basadas especificamente en la perspectiva usada por los evangelistas para transmitir el mensaje de Jesucristo: "El Evangelio es un testimonio de los creyentes. Lo que los evangelistas cuentan no es historia, sino expresión de su fe en Jesucristo", explica el prestigioso teólogo holandés Edward Schillebeck. Lo cual, cuestiona la idea que los Evangelios están basados en hechos históricos comprobables. ¿Hasta donde lo son? ¿Que ocultan la serie de omisiones y olvidos selectivos que parecen contener las Santas escritoras? Un tema apasionante, si tomamos en cuenta que son los únicos testimonios de "primera mano" sobre Jesús y su vida como predicador y posterior transformación en lider religioso. ¿Pudo el texto ser manipulado lo suficiente para solo expresar una visión de las cosas? Últimamente, el debate en relación a su autenticidad - o mejor dicho, su fidelidad a los hechos - parece sugerir que sí.

¿Cual es la imagen que nos brinda los Evangelios considerados oficiales sobre Jesús? De acuerdo con la estricta ortodoxia católica, Jesús era por completo bidimensional. Conocemos pocos detalles sobre su vida familiar, visión del mundo, opiniones más allá de la concreta perspectiva religiosa. También, hay una idea que parece debatirse con frecuencia.  Me refiero en concreto al hecho, de su relación con lo femenino, su idea, opiniones o particular visión de vista sobre las penosas condiciones de la mujer en la judea de la época.

Para la Iglesia Católica, la visión de Jesús como hombre, siempre ha sido un tema tabú que se ha mantenido al margen de cualquier discusión oficial. La doctrina más tradicional siempre ha insistido que Jesús era Divino pero también normal, lo que insinua el hecho que padecia o disfrutaba de todo lo que la naturaleza humana podría brindar. No obstante, siempre se insiste que se mantuvo puro y célibe durante toda su vida. Una vez leí que "En muchas ocasiones da la sensación incluso de que la iglesia católica cae en el docetismo (la herejía que convierte a Jesús no en un hombre real, de carne y hueso, sino en un ser que, aún teniendo apariencia humana, era en realidad "otra cosa") a la hora de "limpiar" la figura del Nazareno". Y es cierto: La idea de la figura de Jesús que transmiten los Evangelios es la de una figura que carece de cualquier rasgo humano, que solo en contadas ocasiones muestra dolor o angustia, miedo o simple confusión. ¿Tiene sentido está dualidad?

Pero...¿Como era su relación con el sexo opuesto, con la idea de lo femenino? Siendo parte de una sociedad tan represiva y dura como la judaíca, ¿Obedecía los dictamenes de una religión que obligaba a la mujer a soportar casi términos de esclavitud con relación al hombre? Leyendo algunas interesantes recopilaciones sobre costumbres de la época, no puedo menos que preguntarme ¿Podía Jesús admitir el trato denigrante, duro y sobre todo destructor de la sociedad Judia a la mujer? Su comportamiento con María Magdalena y María, la hermana de Lázaro parece sugerir que no. De hecho, hay pasajes en los Evangelios que a pesar de mostrarse como un hombre apegado a la tradicionalidad judia en algunos aspectos, también muestran a un Jesús en extremo liberal con respecto a su visión de lo femenino. Otras preguntas que no he dejado de hacerme mientras investigo y leo sobre el particular: Si nos atenemos a la más estricta ortodoxia de la Iglesia católica, Jesús era un hombre completo, de cuerpo entero y, consiguientemente, sexuado. Dios se hizo hombre, y dentro de esa condición está la sexualidad. ¿Cómo la ejerció? ¿Qué relación mantuvo con las mujeres? ¿Como fue su visión de las mujeres que le rodeaban? ¿Cual podría haber sido su opinión con respecto al amor romántica? Preguntas intrigantes que parecen sugerir otro aspecto silenciado por los evangelios durante mucho tiempo.

Habitualmente, los  más conocidos teólogos coinciden en negar - y de manera tajante -  que Jesús se hubiese casado. No obstante, los más liberales y sobre todos los que analizan el hecho sobre la idea de Jesús como parte de la sociedad Judia, se preguntan como yo, el motivo por el cual Jesús contravino lo que parece ser una sagrada admonición del Talmut.  Porque el celibato contravenía las leyes religiosas de su época. "Quien no tiene mujer es un ser sin alegría, sin bendición, sin felicidad, sin defensas contra la concupiscencia, sin paz; un hombre sin mujer no es un hombre", dice el Talmud.  Intrigante, que un hombre tan respetuoso y sobre todo, conocedor de las costumbres judias no obedeciera al dictamen más evidente, a uno de los que parecía expresar con mayor fuerza la influencia divina en la vida familiar Judaica. Y menos, si ése hombre era un rabí, un intérprete de la Ley que, por lo tanto, no podía oponerse al Talmud.

De hecho, el famoso teólogo americano John Paul Meier, sostiene la tesis y hace un interesante análisis sobre la idea:  "Jesús nunca se casó, lo cual lo convierte en un ser atípico y, por extensión, marginal en la sociedad judía convencional". En otras palabras, hay una evidente contradicción entre la imagen del Jesús respetuoso de la ley y el que se opone de manera voluntaria a una idea que funda la percepción de familia y sociedad de su cultura. Una contradicción tan enorme que no cabe menos que preguntarse si es real.


María Magdalena, el enigma:


Para tristeza de todos los fans del libro de Dan Brown, "El Código Da Vinci", no hay elementos claros que demuestren que María Magdalena fue algo más que una de las más destacadas discipulas en la vida de Jesús, hecho da por si bastante sorprendente en una sociedad como la judía. Obviamente, eso coloca en una situación muy incómoda a los exegetas que niegan de plano que Jesús y María Magdalena pudieran sostener algo más que una sólida amistad. Porque María Magdalena es, a todas luces y bajo todos los análisis, uno de los personajes históricos que más cerca estuvo de Jesús. En el grupo de mujeres que acompañaban a Jesús y a sus discípulos, ella nunca falta y sorprende, su papel protagónico, su evidente papel preponderante dentro de esa otra historia de Jesús, que parece comprenderse a medias dentro de la historia oficial. Es la primera receptora de los acontecimientos pascuales. Por eso se le suele llamar "la apóstol de los apóstoles". No obstante, la Iglesia y buena parte de los teólogos modernos insisten en negar pudo haber tenido alguna relación emocional con Jesús. De nuevo, la necesidad de despojar a Jesús de todo rasgo humano, dejarlo a solas con su divinidad.

Las discípulas de Jesús: 

Por supuesto, lo que si es muy claro y evidente en todos los textos que consulté, canónicos, oficiales y apócrifos, es que la visión de Jesús sobre la feminidad es un aspecto muy revolucionario de su doctrina. Sorprende sobre todo, que Jesús insistiera en una renovación de la idea de la mujer como "pecadora", "Débil" y "sumisa". Jesús, probablemente de manera deliberada, rompe con todas las tradiciones y tabues con respecto a la actuación y papel de la mujer en una sociedad asfixiante, donde la mujer pasaba del tutelaje del padre a la del Marido, sin disfrutar nunca de ninguna libertad personal, moral, económica o personal.

Una actitud que impresiona, incluso con las muy contadas referencias que sobrevivieron sobre la actitud de Jesús que sobrevivieron a las primeras correcciones evangélicas. En una sociedad que rezaba:  "Te doy gracias, Señor, por no haberme hecho mujer", su liberalidad mostraba un nuevo y renovado aprecio y respeto por la figura femenina. Y leyendo todos los textos que encontré sobre el tema, sobre todo el interesantisimo libro de Antonio Piñero, 'Jesús y las mujeres' me pregunto si toda esta visión firme, hermosa y sensible del sexo femenino no era parte de la educación que recibió de esa otra mujer significativa en su vida, que permanece entre las sombras, pero que sin duda tuvo la mayor influencia en su pensamiento futuro, en su manera de ver el mundo: Su Madre. En una sociedad que consideraba a la mujer inferior, donde se le obligaba a llevar la cabeza tapada para ocultar lo que pudiera ser considerado pecaminoso, que le prohibía  detenerse a  hablar con un varón, que según la ley  no podía ser testigo creíble en un juicio, no podía heredar y, en caso de que su marido muriese, pasaba a ser propiedad de su hermano, la actitud de Jesús era reivindicatoria y revolucionaria. En una sociedad donde la mujer era considerada impura por esencia y naturaleza, su punto de vista era de por si, una contradicción a la cultura en la que vivió.


En palabras de  Antonio Piñero "Jesús fue un rabino relativamente anómalo en el panorama de los maestros de la Ley del siglo I, porque tuvo un ministerio activo en el que las mujeres no sólo estaban presentes, sino que eran discípulas", en otras palabras "Jesús no quiso sacralizar la sociedad patriarcal de su época" , lo que hace que su actitud sea una muestra de igualdad esencial entre hombres y mujeres. Resulta curioso leer estas conclusiones y luego comprobar que la Iglesia Moderna parece haber heredado bien poco de esa visión abierta y sincera de su máximo lider con respecto a la mujer y sus derechos: Hoy por hoy, la mujer sigue siendo la gran olvidada de la religión católica, sin derechos para ejercer ministerios de importancia y disminuida en una especie de papel secundario, infantil, bajo el tutelaje del hombre. ¿No es una idea que contradice la actitud de Jesús, modelo y ejemplo a seguir dentro del catolicismo?


¿Qué imagen he obtenido de mis investigaciones hasta ahora? La de un Jesús que desafía de manera frontal y decidida las ideas patriarcales de una sociedad represiva y misógina. Un hombre que supo comprender la igualdad, más allá de una idea sectaria que divide al mundo entre dominantes y dominados. Un visionario capaz de comprender a la mujer y al género como parte de una idea incluyente.  Quizás, el primer libre pensador de una cultural sumamente limitada.

Muchas ideas interesantes que analizar, sobre todo hasta llegar a esa idea que pienso abordar en un futuro artículo: ¿Cuan importante fue la influencia de María sobre la educación de Jesús?

lunes, 29 de abril de 2013

Caracas entrañables: Las historias de terror de Caracas ( parte I )







Amo Caracas, y eso en esta época, no es sencillo. No lo es, esencialmente, porque el caraqueño actual debe enfrentarse a diario a una ciudad hostil, caótica y agresiva a la que debe sobrevivirle, más que comprenderla. Un trago complicado de asimilar para los que como yo, crecimos con la impronta de Caracas, identificándonos con la ciudad más allá del gentilicio urbano y sí, muy cerca de una empatia profundamente arraigada. En mi caso, soy caraqueña de la cabeza a los pies: caraqueña de las que no pueden orientarse sin una montaña al norte, de las que se conocen el nombre de las cuadras y esquinas, las que se siente esencialmente conectada con esa identidad de la ciudad. Porque para mí, Caracas es parte de mi historia, es mi herencia cultural, es esa inspiración tardía, el lugar que puedo llamar casa con toda propiedad. Con toda probabilidad en el futuro, miraré hacia atrás y pensaré donde quiera que esté, que soy caraqueña, como sea se llame la ciudad donde viva por entonces.


Pero volviendo al tema: amo a Caracas. La amo profundamente. Y parte de ese amor, se expresa en mi obsesión por sus leyendas y cuentos de aparecidos. Ah, sí, como creo haber mencionado en este, su blog de confianza, soy una amante de las historias de terror por lo que encuentro natural, que las de mi ciuda - por cercanas, por extrañas, por insólitas - me llamen tanto la atención. Durante los últimos meses, me he dedicado a recorrer el casco histórico de Caracas, en una especie de peregrinación casi intima, para redescubrir esas historias. Buscando captarlas con el lente de mi cámara, comprenderlas a través de lapiz y memoria. Ha sido una aventura insólita, estimulante, que de alguna forma me reconcilió con mi ciudad. Otra vez. Y es que a Caracas hay que perdonarla muchas veces. A Caracas hay que comprenderla siempre que podamos. Porque la violencia estará y pasará, el tráfico insoportable será parte del paísaje una y otra vez. Pero la identidad de la Dama de Ávila, con sus perfil desigual y su ternura de historia vieja, será siempre parte de ella.


¿Y que descubrí en esta pequeña peregrinación de anécdotas? ¿En este recorrido por la Caracas de Antes, la de adoquines y sombras disparejas? Una colección de historias entrañables, fruto de la imaginación de una ciudad niña, de una historia muy joven y sobre todo, esa singular personalidad de Caracas, la de siempre.

Estas son algunas de ellas:



* El Carretón de la Trinidad: 

 Si pudiéramos trazar una linea imaginaria, podría dividirse a Caracas en dos trozos perfectamente definidos: La Caracas moderna, con sus edificios, tráfico, sus transeúntes apresurados, sus problemas de urbe contemporánea y la Caracas antigua, la que aún tiene su propio ritmo, con su casco histórico remozado, sus pequeñas historias de esquinas y el anciano desdentado, siempre dispuesto a contarla. La historia de "La Sayona" o "La fantasma" me la contó de hecho uno de los asiduos visitantes de la Plaza Bolívar. Lo hizo mientras ambos disfrutábamos de un "cepillado" de colita, sentados en uno de los bancos de piedra de la Plaza.

- La campana de la Catedral la llama - me explicó. Se refería por supuesto, a la antigua Catedral de Caracas, uno de los edificios más viejos de la ciudad - nunca se sabe cuando aparece, pero si que el sonido parece atraerla. Lleva un largo sayal negro, viene arrastrándose desde la cuadra de la casa del Libertador Simón Bolívar hasta acá. Nadie le ve nunca el rostro. Es alta, y grita. Llora con los brazos cruzados en el pecho. Se retuerce de angustia.

Imaginé lo que me contaba con tanta claridad que sentí un escalofrío. Podía ver en mi mente, con toda claridad, a la mujer vestida de negro caminando muy lentamente por aquella misma calle, con el vestido ondeando al viento, el cabello enredado entre los dedos. Pasos lentos, torpes.

- Por los hijos que perdió ¿no? - pregunté. 
- Eso cuentan. Otros dicen que perdió a su marido en las Guerras de independencia y desde entonces lo busca.

Volví a echar una mirada a la calle. De pronto, la vi como mi viejo narrador la describía: Oscura, enorme, sin la marea de transeúntes apresurados cruzando de un lado a otro. Los faroles amarillos de gas titilando. Y ella, La Sayona, llorando su pena, nadie sabía muy bien cual, por las calles. Y la imagen, por extraño que parezca, me gusto. Sonreí. Ah, mi Caracas todavía podía asombrarme. Y también asustarme un poco.

* La esquina del Muerto: 


 La historia me la contó uno de los guías que suelen frecuentar los alrededores del Panteón Nacional. Me señaló el puente Curamichate - que yo no podía ver desde la amplia explanada sobre se levanta el monumento nacional - y me contó, que por años, una especie de aparición vestida de blanco recorría el puente de arriba abajo, incluso atravesando el tráfico de carretas y mulas de por entonces, en los primeros años de 1900.

- Lo veían bajando y subiendo por el puente. Era enorme, se inclinaba sobre carros y asustaba a los animales - me narró el viejo guía  con tanto entusiasmo que me pregunté si había visto aquella visión terrorífica alguna vez - a veces se quedaba de pie, bajo la farola, para que todo el mundo viera sus huesos descomunales y supiera que no era algo de este mundo. 

Que imagen más insólita, pensé. Lo vi muy claro en mi imaginación: la figura colosal, vestida de blanco, debajo de las luces, con sus enormes manos y piernas, aguardando que algún transeúnte lo mirara, lo reconociera, se asustara. La idea me pareció desconcertante, incluso hermosa.

- ¿Y quién era el muerto? ¿Alguien lo sabe?
- No o nadie me lo dijo - explicó el guía mientras caminábamos la larga explanada de concreto que nos llevaba justo a la puerta del Panteón Nacional - Una vez mi padre me explico que quizá era uno de esos muertos insepultos, los de la peste, que dejaban abandonados de cualquier forma en las calles porque nadie quería hacerse cargo.

Un pensamiento triste. El aparecido en mi imaginación ya no parecía arrogante, aterrorizante, sino un gigante melancólico  solitario, en medio de la noche. Y vestido de blanco claro, intentando una última mirada antes de desaparecer. Seguí pensando en eso hasta que crucé la calle y caminé directamente hasta la Iglesia Altagracia, dos cuadras después.

   


 * La dientona: 

Siempre me han parecido un poco sorprendentes las beatas que pululan en cualquier iglesia. Soy una mujer que está convencida que la fe no se profesa en un templo, de manera que me desconcierta aquella dedicación ciega, casi maternal a las Iglesias. Pero la idea tiene su encanto: como las devotas de alguna divinidad atrapada en cuatro paredes, las beatas parecen disfrutar de ese cuidado casi obsesivo por el mobiliario de los templos, por venerar su identidad de esa manera discreta. Y fue una de las beatas de Altagracia, con su peinado pasado de moda, con sus ropas polvorientas la que me contó la historia de la dientona.

- La Dientona siempre aparecía en los zaguanes de las casa, una mujer bonita esperando a alguien - me explicó. El sonido de su voz pareció crecer, deslizarse en ese silencio denso y casi asfixiante de la Iglesia Altagracia  - y los hombres, con su naturaleza coqueta, se acercaban. A echarle un ojo a la muchacha, viéndola tan bonita y tan sola. La saludaban, le preguntaban si podían ayudar y entonces ocurría. 

Silencio. La miré expectante. En mi mente, la escena se había detenido: El caballero vestido de traje elegante y bastón en la mano derecha, esperaba que la muchacha joven y bella que inclinaba la cabeza junto a la puerta de la casa vacía, respondiera a su pregunta. ¿Esta bien? ¿La puedo ayudar? Pero ella simplemente continuaba con el rostro ladeado, el cabello largo enredándonos en los pliegues del vestido.

- Entonces abría la boca - la voz de mi narradora se volvió un susurro, casi escalofriante - sonreía y mostraba unos dientes del tamaño de un burro. Y el pobre caballero comprendía que estaba frente a algo de otro mundo. A muchos los encontraron locos después de eso. 


La escena se completaba en mi mente, aunque incompleta: Veía a la mujer correr por la calle, el cabello sedoso flotando al viento, dejando al caballero a su espalda, gritando de horror, cubriéndose el rostro. El sonido del bastón al caer en los adoquines se escuchaba por algún lado, como colofón a la historia de terror.



* Esquina del Cristo: 

El diablo también visitó Caracas, o al menos eso me contó uno de los viejos habituales del Teatro Municipal.  Escuché la historia una tarde lluviosa, sentada en la plaza junto al Viejo teatro, ahora decorada con símbolos de la Revolución de Hugo Chavez Frías. El busto de Ali Primera parecía observarnos desde lo alto, con esa tranquilidad de las leyendas que no saben que lo son.

- Todo el mundo sabía que el Diablo vivía en la Esquina de la Reinvidicación - comentó. El olor del tabaco me envolvió, como si formara parte de la historia - Lo escuchaban ir y venir. El olor a azufre no se soportaba. Uno de los vecinos fue a buscar al Cura de la Catedral para que bendijera aquello. Lo llevaron a la casa, quedaba justo en la esquina del Cristo. Una casa enorme, que siempre estaba cerrada. Cuando entre todos los vecinos abrieron la puerta, con el cura a la cabeza, se sorprendieron con lo que encontraron adentro. 

Imaginé la casa, enorme e imponente, con un zaguan entrevisto en sombras. A la muchedumbre asustada, con el rostro sudoroso bajo la luz de las farolas, y al sacerdote, con el habito manchado de polvo, mirando con ojos muy abiertos, lo que había encontrado al abrir la puerta. Pero ¿Qué era?

- Todo estaba quemado - me contó con los ojos muy abiertos - todo era cenizas, que comenzaron a flotar en el viento nada más entró el grupo en ventolera. El Diablo había quemado todo antes de irse. Todo. Pero el olor del azufre seguía allí. Quién sabe si continúa allí aún.

Seguramente, pensé con la imagen de la casa de cenizas flotando en mi mente con toda libertad. Y la del diablo sonriente y embaucador escondiéndose entre las sombras. ¿Por qué no?

Caracas, tan joven y tan vieja, pienso a veces cuando camino por sus calles irregulares y descuidadas, mirando su cielo azul nítido, escuchando el sonido del tráfico, y también ese otro que parece palpitar debajo de la realidad, el de los recuerdos, el de las historias que guarda, el de esa imagen de Caracas que se añora. Porque amar a Caracas no es sencillo, pero se logra. Perdonarla no siempre es fácil, pero se intenta. Mi ciudad, la casa grande que siempre será parte de mi identidad.

C'es la vie.

domingo, 28 de abril de 2013

Brujeando en domingo: Magia y equilibrio.







La brujería siempre ha sido mi refugio. Por supuesto, es natural que encontremos consuelo en la fe que profesamos, pero en mi caso, se trata de algo incluso más intuitivo, esencial. Hay algo puro y primitivo, en sentarme desnuda - literal y simbólicamente -  y abrir mi mente a mis propias preguntas, a ese cuestionamiento incesante que creo es necesario en todos nosotros. Porque la fe no consiste en dejar de dudar, que lamentable sería eso, sino en comprender que buscar respuestas es una manera de buscar más preguntas que formular, de desmenuzar el mundo en nuestras propias reflexiones e ideas. De manera que, la brujería me consuela justamente por eso. Me permite encontrar una manera de escucharme con toda claridad, en esa habitación de mi mente donde solo habito yo, donde puedo analizarme desde todos los puntos de vista. ¿Que tan bueno o malo es eso? No lo sé. Nunca lo he sabido. Quizás aún me lo cuestiono.

Mi abuela - la bruja, la sabia - solía decir que la mente necesita momentos de descanso para encontrar la lucidez. Sobre todos las muy inquietas, las que jamás dejan de pensar, reflexionar, preocuparse, imaginar. Siempre me hacía sonreír escucharla decir eso:  sentía muy claramente que intentaba tranquilizarme, de consolar esa perpetuo nerviosismo mio que me resulta  tan característico como mi amor por la lectura o mi adicción por el café. Quizás se trataba de eso. El caso es que siempre procuraba obedecerle, confusa y exaltada, mi mente en plena ebullición. Y realizaba este pequeño ritual que en lo particular me permite recuperar cierto equilibrio en momentos especialmente tensos:

Necesitarás:

Un puñado de Sal marina
Un puñado de granos de mirra
Dos velas azules
Un cuenco para quemar

Disposición:


Toma la sal marina y crea un circulo con ella en medio del cual te sentarás. Coloca las velas a tu derecha e izquierda y frente a ti, el cuenco para quemar con los granos de Mirra en su interior.

Cierra los ojos y toma siete largas bocanadas de aire. Concéntrate en el ritmo de tu respiración. Ahora disfruta la sensación de bienestar que te produce  percibir los estimulos que te rodean: la forma como la tensión abandona tus músculos cada vez que expulsas el aire de tus pulmones, el silencio de la habitación donde te encuentras, la manera como tu cuerpo se impregna lentamente de tu energía personal. Imagina que un circulo de luz blanca te rodea. Con el ojo de tu mente, disfruta de su resplandor, de la manera como su brillo se extiende por todo el lugar, haciendo retroceder las sombras. Cuando sientas que tu nivel de concentración ha llegado a un punto óptimo, enciende la vela a tu izquierda invocando de la siguiente manera:

"Sea la Madre Plata
La voz de la Tierra
Sea su mano fecunda
el nacimiento de la idea"

Enciende la vela a tu derecha:

"Nazco y vivo cada noche
en mi capacidad de creación
Me elevo sobre las sombras y el temor
Soy en la Diosa
la pura convicción
La luz y la oscuridad
la noche y la verdad
Que sea en la energía Universal
la fuerza y la determinación
para comprender el magnitud del poder de mi voluntad.
Asi sea"

A continuación, enciende los granos de mirra procurando que ardan en un buen fuego, hasta que su exquisito aroma se extienda por toda la habitación donde te encuentras. Cierra los ojos y aspiralo lentamente, sintiendo como todo tu cuerpo se impregna de su esplendida cálidez. Ahora, imagina que te encuentras en un valle amplio, cubierto al completo de hierba verde. El sol se encuentra alto y brillante. A tu lado, se encuentra un cuenco con semillas y frente a ti, un tiesto de barro con tierra fertil en su interior. Comienza a excavar en la tierra con las manos desnudas, sintiendo su textura, la manera como el contacto con la madre Universal te llena de una energía nueva y portentosa. Disfruta de ese contacto intimo, personal, ese lenguaje más antiguo que la memoria, que se expresa a través de ese vinculo primigenio que construyes a medida que sientes el poder de la Tierra. Ahora, tomas las semillas y plantalas en el tiesto, y cubrelas. A medida que lo haces, la luz del sol se hace más brillante, cegadora, un estallido raquídeo que cubre todo el cielo. Apoya las manos sobre la tierra y siente como cada parte de tu cuerpo y espiritu se impregnan con una sensación de bienestar y pertenencia profundamente sentida. Entregate a ella, permite que la tierra y el fruto de tu conciencia purifique tu intención, tu pensamiento y convicción. El antiguo lenguaje de la fe divina en ti.


Abre los ojos. Para completar el ritual que hiciste, permite que las velas se consuman y luego, apaga el fuego que arde en el cuenco para quemar diciendo:

"Crea poder en mí
Crea fuerza en mí"

Come y bebe algo para equilibrar la energía que has obtenido mediante el ritual.

Magia sencilla, magia de ojos cerrados y espíritu libre. Tal vez la más real que existe.

C'est la vie.

sábado, 27 de abril de 2013

La Divinidad femenina: De la Virgen a la Asesina.






Hablar sobre una divinidad femenina no siempre es sencillo, sobre todo en una cultura como la mia, conservadora y eminentemente católica. En las ocasiones en que toco el tema, siempre surge un claro escepticismo hacia el concepto de un tipo de imaginario sagrado donde la mujer sea considerada divina. Existe además la contradicción que la figura de la Diosa histórica en contraposición con la figura femenina que el pensamiento universal considera sagrada: La Diosa de los bosques  no es virgen - no al menos por necesidad -, tampoco pura y mucho menos casta: la idea del sexo para las antiguas culturas nunca implicó algún tipo de debate moral, sino un acto creativo en si mismo y la divinidad femenina refleja justamente esa idea de la sexualidad como expresión espiritual. Así que cuando menciono a la Diosa, también hay un poco de análisis sobre la visión de la mujer y su circunstancia. Otro tema de eterno debate.


Sin embargo,  el hecho es, que la Diosa, la divinidad creadora es parte de ese pensamiento cultural que consideramos primitivo y casi esencial. Por siglos, la figura de la Diosa ha sido una constante dentro de la mitología y la literatura Universal. Se ha transformado, ha tomado diversos nombres, ha evolucionado paulatinamente. Pero siempre está allí, una especie de capítulo marginal de la historia aceptada, la que escribió con mano masculina y que se considera oficial. Y es que la Diosa forma parte de esa otra visión de la cultura y el pensamiento humanista, el que existe al margen, el que se reformula cada vez. Quizás ese sea parte de su impacto - y encanto -, pienso con frecuencia.

La Diosa: Una huella que permanece. 

Resulta complicado hablar de la Diosa como figura sagrada porque su aspecto y concepto nunca fue totalmente benigno. Otra de las contradicciones con la visión occidental al que el sagrado femenino debe enfrentarse. Porque para los mitos más antiguos sobre la divinidad con rostro de mujer, la feminidad no siempre representaba ternura ni tenía un aspecto maternal. De hecho, muchas de las leyendas, mitos y arquetipos relacionados con lo sagrado femenino tienen un claro connotación violenta:  por ejemplo, La Diosa mexicana “La dama de la falda de serpiente” quien daba nueva vida con la sangre genital de Quetzalcoatl; En las ocasiones en las que he investigado al respecto, me he preguntado si guarda algún paralelismo con Anath, quién colgaba los penes de sus víctimas en el delantal de cuero de cabra –aegis- que usaban las sacerdotisas libias. Lo que si es cierto, que la larga huella de la Diosa parece cruzar eras y naciones: El aspecto más cruel y violento como reflejo de la naturaleza cambiante, del poder que no se comprende y aún así se acepta como una manera de divinidad.

Algo también muy curioso es encontrar una clara linea de semejanzas entre todas los mitos donde lo femenino tiene un lugar preponderante:  Resulta asombroso comprobar cuantas diosas Vírgenes parieron a semi Dioses que luego fueron asesinados por proclamar su divinidad. La historia parece crear un ciclo que se alimenta del mismo simbolismo, que declara las mismos conceptos y los renueva cada cierto tiempo. Evidente, lo que menciono, en la historia de Moth-Aleyin. quién era hijo de la virgen Anath y más tarde también era el consorte de su propia madre. Al igual que Jesús, se lo llamaba “Cordero de Dios”. El decía: “Soy Aleyin, hijo de Baal (el Señor). Preparad el sacrificio. Soy el cordero hecho de trigo puro que debe sacrificarse para la expiación”

Pero los paralelismos no terminan allí: investigando, el mito parece recrear lo que sería en unos cuantos siglos más adelante, la visión católica sobre el mesias redentor.  Tras la muerte de Aleyin, Anath le resucitaba y sacrificaba a Moth en su lugar. Le decía a Moth que había sido abandonado por su padre del cielo, el mismo que luego abandonaría a Jesús en la cruz, lo que por supuesto recuerda las palabras atribuidas a Jesús en el evangelio de Marcos 15:34  “Padre, Padre, ¿porqué me has abandonado?” . El análisis puede hacerse infinito, contraposiciones y sobre todo, huellas de un pasado mitologico que parece haber sido heredado por las religiones actuales.

El drama Sagrado: La Diosa como figura trágica y violenta. 

Como mencioné antes, para las culturas antiguas, la figura femenina divinizada no siempre incluía un aspecto maternal y amable, mucho menos la virginidad como simbolo de poder. Muchos mitos hacen directa referencia a Diosas asesinas, bebedoras de sangre y sobre todo, violentas, cuyo recurrencia deja bastante claro el hecho que para la visión cultural primitiva, la Naturaleza - entendida como Madre, mujer y creadora - era una dualidad donde el bien dependía del mal, ambas fuerzas en una constante pugna por el equilibrio. Resulta muy interesante comprobar que la figura de la Diosa como Madre - sumisa es una interpretación más o menos reciente del mito de la Divinidad y que tuvo su origen en el Medioevo, cuando la caza de brujas exterminó - y de raíz, podríamos decir - toda concepción de la Divinidad femenina. Es de hecho, desconcertante como la divinidad se cercenó hasta convertirse en un simbolo de pureza, desdeñando también el aspecto más humano y primitivo, como lo es la violencia.


Continuando con el mito de Anath, podemos comprobar hasta que punto la Diosa primigenia era un simbolo de cualquier emoción humana: desde la muy potente hasta las más sutiles. Según numerosos mitos, La capacidad de Anath para maldecir y matar hizo que el Padre del Cielo la temiera. Cuando El parecía reticente a seguir sus deseos ella lo amenazó con aplastar su cabeza y cubrir con sangre su pelo y su barba gris. Entonces apresuradamente El le dio todo lo que ella pedía diciendo: “Aquel que la entorpezca será aplastado”.

Evidentemente, ha habido un gran salto desde esta historia de Oriente Medio en que la diosa reina y decide, hasta el concepto griego patriarcal en que la temida diosa es la siempre diligente hija del Padre del Cielo. Un proceso cultural que llevó siglos completarse y que muy probablemente concluyó con la transformación de la Diosa Madre original, en la figura de virgenes y Santas, simbolos de la pureza y la santidad. No obstante, cabe preguntarse, hasta que punto esa idea de la virgen Santa - no la guerrera, no la creadora - es un reflejo de una sociedad que suprimió la feminidad de sus creencias y que más allá, construyo una visión castradora sobre el sagrado femenino. Un tema que en lo personal, me parece muy apasionante: una visión cultural sintomática de la opinión patriarcal de la sociedad sobre la identidad de la mujer.

Fuentes:
Walter G., Barbara. “Anath”, The Woman’s Dictionary of Symbols and Sacred Objects. San Francisco: Harper San Francisco.

viernes, 26 de abril de 2013

Proyecto Un libro cada Viernes: Las Crónicas Vampíricas de Anne Rice.






Una vez leí, que el Vampiro es el monstruo contemporáneo por excelencia: refleja la maldad de la época que representa. Y tal vez sea cierto: la inmortal literaria del vampiro refleja esa opinión cultural, misteriosa y siempre desconcertante, sobre la muerte y la moralidad, siempre cuestionable. De manera que, hay una cierta permanencia del mito del vampiro como forma de expresar la idea de la moralidad y más allá, una forma de comprender la idea de la muerte. Tal vez por ese motivo, desde muy niña, tengo especial predilección por ese mundo de inquietante, seductor y hasta un poco existencialista del vampiro. Lo declaro a secas: me gusta su violencia, el hecho que sean el depredador del hombre. Muy Hobbes eso no? o al menos esa es la sensación que me producen las historias sobre esta criatura mítica, que se reinventa cada siglo y que encarna, mal que bien, la vulnerabilidad y el temor en cada década. Y uno de mis autores predilectos fue, durante años, la mujer que en mi opinión reinventó el género para brindarle un rostro contemporáneo y seductor: Anne Rice.

Cuando leí por primera vez a la escritora, no era un fenómeno de masas. De hecho, todavía faltarían sus buenos seis años para que la película "Entrevista con el Vampiro" de Neil Jordan, llegara a las pantallas de cine. Lo leí sin saber exactamente que podría esperar de un libro que rozaba el existencialismo puro y que bordaba con todo cuidado la figura del vampiro desde un planteamiento filosófico. Y me sorprendió, por supuesto, lo que encontré en aquel relato pesimista, transgresor e inquietante. Porque Anne Rice logró darle al vampiro un rostro profundamente humano, sin humanizarlo, hacerlo comprensible sin revelar el misterio, construir un nuevo escenario donde la criatura de la noche por excelencia podría medrar desde su propia visión del mundo. De hecho, leí la saga entera ( por aquel entonces, las Crónicas vampiras solo llegaban al Ladrón de Cuerpo, el cuarto volumen ) y me sorprendió esa vulnerabilidad del vampiro en la busqueda del significado, ese desenfreno de la sangre y el placer creando un nuevo tipo de sexualidad. La forma como la autora dotó de personalidad y carácter a cada personaje. Un mundo nuevo para el monstruo literario más controvertido.



Porque de hecho, el principal mérito de las crónicas Vampíricas de Anne Rice, es transgredir esa idea del vampiro que justifica su naturaleza desde lo sobrenatural. Los personajes de Anne Rice jamás intentan encontrar en la justificación de lo sobrenatural su propia existencia, el mismo hecho de su condición y quizá ese sea su mayor acierto. Y es que las "Crónicas Vampíricas" de Anne Rice, son historias basadas en personajes, más que en su circunstancia. La autora creó un Universo concreto, basado en esa profundidad anecdótica del vampiro como testigo de su propia historia, como victima e hijo del tiempo. Y es quizás esa contradicción, esa doble interpretación del discurso del terror y el planteamiento analítico, lo que hace que los libros de la escritora se hayan convertido, merecidamente, en una obra de referencia dentro de la cultura gótica y del género vampírico.

Por supuesto, y tal vez debido al desgaste natural de la perspectiva literaria utilizada por la escritora, la saga fue perdiendo calidad - y adeptos - hasta que culminó, de manera más o menos discreta, con la publicación del último Volumen: "Cántico de Sangre", una obra menor con aspiraciones religiosas que no llegó a convencer a sus fieles lectores y que de hecho, levantó crítica por su claro contenido religioso, en contraposición a la visión profundamente iconoclasta del resto de los volumenes de la saga. No obstante, Las Crónicas Vampiricas continuan resistiendo el paso del tiempo con cierta dignidad, y aún ahora, continuan conservando buena parte de su encanto para todas las nuevas generaciones de lectores que las descubren con sorpresa en  medio del ámbito de la literatura de terror.

Una saga recomendable para todo fanático de la literatura de vampiro que esté intentando descubrir otro rostro del viejo mito de bebedor de sangre.

¿Donde puedo comprar cualquiera de los libros de las "Crónicas Vampíricas" de Anne Rice en Caracas?

Afortunadamente, y supongo que debido a la popularidad de la Saga Crepúsculo de Stephenie Meyer  hay toda una reedición de las Crónicas vampíricas, de tapa dura y edición de bolsillo que puede adquirirse en cualquier librería de ramo, cuyo costo varia desde los 100 bs hasta los 340 bs dependiendo del libro.

Como siempre, si quieres leer "Las Crónicas Vampirícas" en formato digital, déjame tu correo en los comentarios y te lo envio!


jueves, 25 de abril de 2013

Proyecto "En los ojos de Otro" hoy con Elena Pastor @ElenaPastor






A Elena Pastor @ElePastor siempre la he definido como la quintaesencia del espíritu libre: Artista por convicción, creadora por necesidad, directa, franca y con un infinita capacidad de cuestionamiento y análisis, tiene la capacidad de encontrar respuestas solo para formularse más preguntas. De manera que me emocionó mucho quisiera participar en mi proyecto "En los Ojos de Otro". Estaba segura que sería una manera totalmente de interpretar la fe o al menos, una tan por completo que me dejaría con una serie de ideas nuevas que sopesar y comprender.

Y así fue.

Estas fueron mis preguntas para ella:



1. ¿La naturaleza es Dios?

A lo lago de la historia el hombre ha interpretado los fenómenos naturales como deidades que nos demuestran su ira o amor. Hoy, la ciencia nos da una explicación racionalizada de los mismos fenómenos. Pero la misma ciencia no es capaz de brindar todas las respuestas. La tierra es un sistema perfecto, capaz de auto regularse y evolucionar, viéndolo como un todo pareciera que la tierra (incluyendo, mares, animales, atmósfera, todo, nosotros) es un ser vivo. Entonces, ¿Quien soy para cuestionar a nuestros antepasados, al dios Thor o mas cerquita la Pachamama? No creo la naturaleza sea un Dios de gran barba capaz de cambiar el destino de sus hijos, pero si veo a la naturaleza como un ser vivo, sabio y con la capacidad mas hermosa que cualquier deidad pueda tener: crear vida.

2.¿Crees a la divinidad capaz de comunicarse con el hombre a través de símbolos?

Claro, los símbolos son las maneras como interpretamos a nuestras deidades. Es allí donde les damos forma, cohesión y unidad. Los símbolos son necesarios para estructurar practicas y celebraciones que nos lleven a una conexión con Dios mismo.

3. La fe debe necesariamente comprenderse a través de un vehículo dogmático, o puede ser libre, un instinto?

La fe en definitiva viene como un acto de entrega. No puede ser racionalizado, esta allí para dar consuelo y paz. Tengo amigas que estudiaron en colegios con practicas religiosas, donde continuamente realizaban actividades de catecismo y misiones, esto a lo largo de todo su estudio primario y secundario. ¿Son mas o menos creyentes? El resultado es aleatorio, algunas siguen yendo a misa regularmente, otras son budistas, otras católicas no practicantes. Entonces, creo que el dogma no es fe. La fe es como he dicho antes, es entrega, es amor, un acto de revelación divina que algunos tienen y otros no. ¿Puede ser un acto libre?  Cada día hay mas personas que toman de una u otra religión, pedacitos de creencias y amalgaman la suya propia. Si ellos han enconado esa paz interior mediante un sistema propio de creencias entonces la fe se manifiesta. Y en lo personal lo encuentro fantástico, porque llegar a pensar que un sola creencia es La Verdad absoluta es lo que nos ha llevado a las peores y mas sangrientas disputas a lo largo de la historia del mundo.

4. ¿Que piensas sobre la capacidad del hombre para creer: costumbre, dialéctica, instinto, ingenuidad, conciencia de una energía superior?

Si miro hacia afuera siento que todas las aproximaciones hacia un acto de fe son validas porque respeto al otro. Si veo hacia adentro, hay un largo camino de lecturas y conversaciones sobre el tema. He buscado la religiosidad y hoy día solo encuentro el aquí y el ahora. La imagen de un hombre barbudo que juzga cada acción y premia/castiga según su criterio, no me atrae en lo absoluto. Somos lo que forjamos en nuestras acciones con cada día.

5.¿Estamos unidos por la divinidad?

No lo se. Pero de ser así, me gustaría que esa divinidad se manifieste en todos. Que olvidemos las diferencias, que seamos amor y empezáramos a vernos reflejados en el otro. Creo de esa manera muchos desencuentros dejaran de suceder.



La fe como un acto creacionista y redentor. Y estás fueron sus preguntas para mi:



1. Te proclamas bruja, hechicera, ¿Como entra Dios (católico, Buda, SaiBaba, Krishna, o el Dios que adores) dentro de estas creencias paganas?

Siempre intento respetar cualquier símbolo de fe de otras creencias, por lo que para mí, todo concepto divino representan la misma energía - símbolo de creencia, símbolo de creación - pero llamadas de diferentes maneras y bajo distintas acepciones. La fe es una idea que puede abarcar múltiples ideas y a la vez, crear otras nuevas, pero basadas en una serie de conceptos casi esenciales que de alguna manera todo compartimos. De manera que para mi, el Dios Católico, Buda o cualquier otra manera de nombrar y entender lo divino y lo sagrado es perfectamente válida. Es una manera de traducir la idea de la realidad más allá de nosotros mismos de una manera comprensible.

2. La reencarnación. De creer en ella, te crees mujer reencarnada de otras vidas? Alguna idea de cuales habrían sido esas vidas?

Creo sin duda alguna en la reencarnación y estoy convencida que he vivido más de una vez. Durante toda mi vida he tenido experiencias muy curiosas sobre recuerdos y sensaciones que no puedo explicar y que parecieran formar parte de una historia que descubro a pedazos. También, en una ocasión, me sometí y por razones estrictamente médicas a una terapia de hipnosis - intentaba controlar mi ansieda - y durante casi una hora, estuve explicando en perfecto francés, como es el proceso de la elaboración de la mantequilla. El psiquiatra que llevó a cabo el procedimiento grabó toda la experiencia y es muy desconcertante, no reconocer tu voz ni tampoco algo que con mucha torpeza me atrevo a llamar "esencial personal" al escuchar la grabación. Nunca encontramos explicación al fenómeno, de hecho mi amigo psiquiatra teorizó podía ser recuerdos infantiles manifestándose de una manera un tanto desconcertante, pero en lo personal, demuestra lo que he sentido durante casi toda mi vida: el espíritu humano sobrevive a la muerte. Y regresa, en un ciclo constructivo y de aprendizaje infinito.


3. Te persignas/rezas antes de dormir por las noches? De ser afirmativo, lo haces conscientemente o como una costumbre solidificada por los años?

No, nunca lo hago. De hecho, no estoy bautizada, lo que me ha traído más de encontronazo cultural en un país tan conservador como Venezuela. Por supuesto, como alumna que fui de un colegio católico, conozco todas las oraciones católicas, estoy familiarizada con el rito sacramental de la Misa y no tengo ningún inconveniente de asistir a uno en caso de necesitarlo, por motivos sociales o culturales. Pero no forman parte de mi manera de comprender la fe.

4. En Venezuela, parece natural que un católico sea también marioloncero, un judío vaya a las procesiones de semana santa y así muchas mezclas de creencias. Somos multiculturales e híbridos en muestras creencias. Porque crees se dan estos fenómenos? Tus creencias también son así de híbridas?

Creo que el sincretismo religioso es un fenómeno comprensible en un país como Venezuela, donde la inmigración fue muy numerosa durante décadas y además, la cultura religiosa es flexible y variada, llena de todo tipo de influencias foráneas. Es, supongo, una reacción a la manera como el Venezolano se concibe, como individuo social y más allá, como representante de una cultura que no termina de definirse y que se construye cada día en una especie de mezcla variopinta de tendencias e influencias. De hecho, estoy convencida que ese híbrido de tendencias religiosas y opiniones sobre la fe, es un reflejo del mestizaje cultural, de ese crisol de razas que por décadas fue la principal manera de comprender la sociedad Venezolana.

Mis creencias son híbridas, claro está. Siendo que se transmiten de manera oral, en cada generación se transforman un poco, toman un nuevo cariz. Aunque hay una serie de rituales esenciales y creencias que se transmiten de manera integra de madres a hijas, supongo que es inevitable tomen un poco de la cultura, la manera de ver el mundo y sobre todo, el concepto de fe de quién lo recibe. Una vez leí que la Brujería se mantiene viva gracias a la diferencia, a su capacidad de adaptación y transformación. Creo que es verdad.

5. Eres una persona de fe? Recuerdas que suceso/experiencia/hecho hizo que sintieras fe?

Soy una persona de fe pero no crédula. De hecho, soy bastante escéptica  cosa que suele sorprender a quienes asumen que por tener creencias minoritarias o digamos que "singulares" dentro de lo que es la cultura religiosa Venezuela, debería ser más "abierta", cualquier cosa que se interprete por ese término. Pero en realidad, si he tenido experiencias que reafirman mi idea de fe: Una energía, sin rasgos humanos - no creo en un Dios antropomorfo con emociones humanas o que se pueda comprender - que unifica todo lo existente. Recientemente, me ocurrió que una amiga sufrió un accidente muy grave que la mantuvo en coma durante más de un mes. Un día antes que se recuperara, fui a visitarla. Y estuve un buen rato mirándola dormir, luchando por respirar. Y de súbito  lo supe: iba a recuperarse. No podría explicar como o de que manera tuve esa certeza, pero fue tan nítida que me incliné sobre ella y le dije: "mañana cuando despiertes, te voy a llamar milagro". Apenas veintisiete horas después, mi amiga despertó del estado de coma profundo donde estaba sumida, cuando la mayoría de los médicos la habían desahuciado y habían serias dudas de su recuperación.


La fe como identidad cultural, un sueño de la memoria para crear y construir una personal visión espiritual.

¿Quieres participar en el Proyecto "En Los ojos de Otro? Déjame tu correo en los comentarios e intercambiamos preguntas!

miércoles, 24 de abril de 2013

Un instante de eternidad: La fotografía Post Mortem.





Cuando era niña, le tenía mucho miedo a la muerte. Un miedo paralizante, que me dejaba sin aliento. Recuerdo noches, en que no podía dormir pensando que moriría, que sucedería y no sabía cuando. Ese pensamiento me desconcertaba, me ahogaba de puro pánico.

Transcurrieron años antes que pudiera manejar a medias mi terrible temor a morir. Lo logré a base de esfuerzos, de comprender que morir es tan natural como morir, de intentar asumir la certeza como parte de la vida. Es una idea triste esa, pensar en la muerte como inevitable, pero tal vez es la única forma de asumir que ocurrirá. Por supuesto, pasé por la inevitable etapa de intentar encontrar consuelo - o explicaciones - más allá de si misma y fue durante esa época que descubrí la fotografía post morten.

Decir que la descubrí puede ser erróneo. Durante mucho tiempo, había escuchado a mi abuela y tias comentar sobre el "álbum de la muerte" una especie de reliquia morbosa que mi familia guardaba durante generaciones y que no es otra cosa que retratos de difuntos, su última fotografía, de hecho, antes de ser llevado a su última morada. Con mi fobia a la muerte, es de imaginar, el horror crudo que me producía la idea y porque, durante años no quise ni escuchar una palabra sobre el tema. Pero cuando comencé mi propia búsqueda para comprender la muerte - asumirla como parte de la vida, más bien - me tropecé de nuevo con aquella insólita costumbre.

Insólita para mi, por supuesto. Somos una sociedad joven y práctica que le teme a la muerte por desconocimiento, por mantenerla bien al margen de la vida común. No importa que ahora y grandes a las grandes comunicaciones la muerte se haya masificado, pero es un tipo de muerte irreal. La muerte de las películas, la muerte de las noticias y periódicos. Sabemos y escuchamos mucho de la muerte, vemos documentos fotográficos que la dejan muy evidencia, que la muestran con toda crudeza. Pero en comparación a otras épocas, la muerte es algo que se mantiene marginal, a raya. Casi escondido bajo lo que llamamos memoria común.

Por supuesto, esa idea también me costó entenderla un poco. Y me ayudó mi tatarabuela Paula. Con sus casi 90 años de vida, Paula tenía ese tipo de experiencia casi cínica de la vida y solía insistir que la juventud le temía a la muerte porque nunca la afrontó. Irritada por la idea, un día le mostré videos y fotografias de guerra, le expliqué sobre los largos artículos periodísticos que había leído sobre el tema. Pero Paula eso no era suficiente. Para ella, la muerte era tan cercana y comprensible como le había enseñado su experiencia.

- Cuando tenía tu edad, la muerte estaba en todos lados - me explicó - Venezuela era rural, era un pueblo grande donde si te enfermabas, era probable que murieras. No había medicinas modernas, no había médicos preparados. Un pueblo, así como te lo cuento. Con al fiebre amarilla en todas partes.

Paula, a pesar de ser centenaria, era una de las mujeres más interesantes que conocí. Nunca divagaba y tenía un sentido crítico de la vida que supongo aprendió de casi un siglo de verlo casi todo. De manera que la escuché con atención.

- ¿Y no te daba miedo eso? - le pregunté con toda la ingenuidad de mis doce años. Ella sonrío, desdentada y hermosa.
- ¿La muerte? ¿Morir?
- Ambas cosas.
- Era inevitable.
- Eso es como resignarse.
- Es como aceptar más bien. La muerte es real. Hagas lo que hagas, es el único suceso sobrenatural que experimentarás en la vida y que nadie discutirá.

No comprendí esa frase en el momento. Solo muchos años después, cuando la leí en otra parte, intuí su significado. Una puerta a lo desconocido, la muerte. Una experiencia inexplicable, a pesar del eterno debate sobre ella.

Fue Paula quien me mostró por primera vez el libro de los muertos de la familia. Y lo hizo porque se lo pedí. Entre escalofríos y nauseas, decidí que era la mejor manera de comprender que ocurría en mi mente con respecto a la idea de la muerte, como podía hacerla comprensible. Todavía recuerdo el pánico ciego que sentí cuando Paula abrió el libro de solapas negras y vi la primera fotografía: en ella aparecía un anciano de cabello muy blanco con las manos cruzadas sobre el pecho, con la nariz endurecida por la muerte, la boca entreabierta quizás en la mueca de la última bocanada de aire que tomó.

- Este era mi abuelo Isaias - me explicó, casi con cariño. Pasó la siguiente página. Una anciana que parecía dormir bajo su pañoleta - y esta es tu tia abuela Rosa.


Intenté contener un llanto nervioso y me obligué a mirar. En ninguna fotografía algo definitivamente mortuorio, ni tampoco aterrador. Lo que me angustiaba, me sacudía, era la idea que yo tenía de la muerte, la sensación definitiva, destructora, de pura desesperanza que me atormentaba al pensar en ella, al intentar asumir que yo, tan viva como me encontraba ahora, con mis manos sudorosas y el corazón latiendome muy rápido moriría. Eso era lo realmente inquietante, no los rostros desdibujados de parientes desconocidos que parecían dormir pacíficamente en el blanco y negro. Todavía recuerdo el olor del libro, entre agrio y antiguo. El sonido de las pesadas páginas de cartulina. La tonalidad amarillenta de cada fotografía. Pero sobre todo recuerdo lo impactante de la experiencia, la sensación de angustia y dolor que me provocó aquel pequeño homenaje. Un último intento de eternidad.

Porque se trata de eso ¿verdad? Intentar encontrar un último instante que atesorar, que arrebatar a la muerte. Al menos me gusta pensar eso, pero lo más probable que la fotografía post Morten sea una de las manifestaciones más singulares de culto a la muerte que se recuerdan en los últimos siglos.

La muerte como una forma de arte: 


La fotografía de difuntos fue una costumbre muy frecuente en el siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, con toda probabilidad debido a lo que muy bien apunto Paula: La muerte era algo tan común que no producía temor, sino quizás solo respeto. Por ese motivo, el cadaver del difunto se vestia con sus ropas habituales - nunca las más elegantes, ese es un detalle que me sorprendió - y se fotografiaba junto a su familia, como último tributo a su memoria. Una idea que ahora mismo nos parece espeluznante - de hecho, lo es - pero que por entonces tenía cierto aire conmovedor. También leí por alguna parte, que la práctica no se consideraba morbosa debido al ideal romántico de la muerte, como una idea sentimental, incluso privilegiada. Cualquiera que sea el motivo, lo evidente es que el último retrato, intentaba conservar la imagen del difunto para siempre.

Pero esta necesidad de preservar el último momento de un ser querido no es exclusiva de la fotografía Post Morten: El hecho de fotografiar muertos tiene antecedentes pre-fotográficos en el Renacimiento, donde la técnica era el retrato por medio de la pintura en el llamado memento mori: otra técnica de la época medieval donde se concebía que el fin era inevitable y había que estar preparados.

 Una idea curiosa: la muerte como lección para comprender mejor la vida.

De la técnica al temor: La fotografía Post Morten como documento visual. 

Investigando sobre la fotografía Post Morten, encontré muchas ideas curiosas sobre como contribuyó al arte fotográfico y a la exploración de la técnica de la fotografía. Para muchos fotógrafos, los difuntos eran sujetos ideales para el retrato, debido a los largos tiempo de exposición que necesitaba la técnica fotográfica de mediados del siglo XIX. En la toma de daguerrotipo la exposición seguía siendo tan larga que se construían soportes disimulados para sostener la cabeza y el resto de los miembros de la persona que posaba evitando así que ésta se moviera. Las fotografías de difuntos los muestran "cenando" en la misma mesa con sus familiares vivos, o bebés difuntos en sus carros junto a sus padres, en su regazo, o con sus juguetes; abuelos fallecidos con sus trajes elegantes sostenidos por su bastón.

De hecho, la fotografía post morten fue consideraba por mucho tiempo una forma de arte muy refinado, muy probablemente debido a la utilización de elementos icónicos: una rosa de tallo corto colocada al revés para señalar la muerte de una persona joven, relojes de pared o de mano mostrando la hora de la muerte. Una manera de suavizar el contundente mensaje de la imagen, el inevitable terror que debía producir. De hecho, una de las fuentes que investigué aseguraba que la fotografía Post Morten era una manera de celebrar la vida y señalaba que la fotografía post Morten se popularizó en una época donde fotografiarse no era habitual, sino de hecho, una rareza, de manera que mucha gente moría sin haberse fotografiado nunca por primera vez De ahí que muchas familias desearan fotografiar "post mortem" a sus seres queridos para que todo el mundo supiera que esa persona había pertenecido a aquella familia. Después, a lo largo del siglo XX esta práctica se iría paulatinamente abandonando, gracias a la "democratización" de la fotografía; aunque sigue estando presente en ceremonias reales y velatorios de personajes públicos de la sociedad: artistas, políticos, etc. y, con una función diferente, en el ámbito forense.

Aún recuerdo lo que sentí cuando Paula cerró el libro de los muertos y lo sostuvo sobre sus rodillas. Hubo un silencio entre ambas, denso y casi desesperante, luego de haber mirado la muerte tan de cerca, de haber comprendido como la mente humana necesita un último aliento de esperanza incluso en las peores circunstancias. Recuerdo que miré a la tatarabuela, con las manos húmedas de sudor, asustada aún, y ella me devolvió la mirada, en la distancia de sus largas décadas de experiencia.

- ¿Volverás a mirarlo alguna vez? - me preguntó.

Silencio.

- No lo sé.
- Ya lo sabrás.

Lo hice. Pero eso es otra historia que prometo contar en otra ocasión.

C'est la vie.

martes, 23 de abril de 2013

El libro y la rosa: Regalando sueños en forma de libro.




Los libros son mi mundo desde que recuerdo. Leer ha sido mi vicio, mi pasión y mi manera de ver el mundo desde que era muy niña, cuando descubrí la magia que habita en la palabra, cuando abrí por primera vez un libro y se escapó una historia desde sus páginas. No hay un momento en mi vida que no haya tenido un libro entre las manos, desde los más tristes a los más felices, desde los más intimos a los simples. Un libro siempre ha sido mi acompañante, el motivo para sonreír y reflexionar. La forma más inmediata que tengo de construir un nuevo espacio en mi mente. Una manera de soñar y reir.

Por ese motivo, celebro el día del libro dando en adopción uno. Lo he hecho durante siete años. Una costumbre que se ha hecho profundamente significativa en mi pequeño calendario de celebraciones personales. Y es que regalar un libro es sin duda la mejor forma de brindar amor, de crear ideas, de construir un mundo como en el que aspiro vivir. Obsequiar un libro es una forma de decir te amo en silencio, es poner en otras manos un mundo que será distinto cada vez, que tendrá todos los rostros de una aventura recién nacida. ¿De qué otra manera se puede obsequiar esperanza que no sea a través de una palabra? ¿Existe una manera más intima de sonreir desde el espiritu que a través de un libro? Si la hay, yo no la conozco.

Dar en adopción un libro es una aventura siempre es distinta e igual de emocionante: abandono el libro en la mesa de un café, en el banco de una plaza, en el asiento de cualquier transporte público. Y aguardo, cerca. Con el corazón latiendome muy rápido. Porque soy una madre, claro, madre de mis libros y de mis sueños y siento angustia. Casi dolor. Me duele pensar que mi libro estará allí, a solas, preguntándose porque lo abandoné, porque olvidé nuestros días juntos, porque de pronto, dejé de quererlo. Y que sensación tan amarga son esos pocos minutos de espera - siempre son pocos - mientras aguardo por el siguiente visitante en el mundo de las palabras. Me contengo para regresar, intento no regresar y abrazar a mi hijo libro para explicarle que lo quiero más que nunca, que lo llevo a todas partes en mi mente, y por ese motivo lo dejo en libertad. ¿Como explicarte hijo libro, que te obsequio para que alguien más pueda soñar? ¿Para brindar el mismo consuelo y sonrisa que me diste a mi a un desconocido que seguro lo necesita? ¿Se puede explicar eso? ¿A tus páginas manchadas, a tus palabras que me sé de memoria, a las escenas que imaginé para ti, a los sueños que abandono entre las esquinas de las historias que me contaste? Quisiera hacerlo. Necesito hacerlo. Por eso espero, mirándote, con las manos húmedas de sudor por puro miedo. ¿Y si nadie te adopta hijo libro? ¿Si nadie te mira? ¿Si pasas inadvertido, si sigues olvidado allí y te pierdo, no en las manos de un lector sino en cualquier parte donde no puedan apreciarte, paladearte como yo lo hice? ¿Que pasará hijo libro si tus historias se pierden, si la emoción se queda encerrada en la solapa cerrada? ¿Que ocurrirá si simplemente te desvaneces entre las cosas comunes, entre los objetos sin forma y la vida que guardas entre tus párrafos se deshace, con lentitud, página a página por mi culpa? Siento dolor, una angustia que nadie que no sea un lector devoto puede comprender. Un asiduo visitante de las palabras puede consolar.

Pero siempre sucede el milagro. Alguien llega y te mira. Ah, hijo libro que momento tan hermoso es ese. Te mira como te miraría yo quizás, de estar en la misma situación. Con sorpresa y desconfianza. ¿Que haces allí? ¿Como te has perdido de tu biblioteca, de las manos de quien te lee? Pero allí estas. Y ese nuevo lector siempre sonríe. Ni una sola vez he visto a quién te adoptará que no sonría, espontáneamente. Como los niños. Con esperanza e ingenuidad. Te toma entre las manos, te acaricia la solapa. ¿Que te dirá ese lector que te ha encontrado? ¿Que pensará? ¿Ya conocerá tu historia? ¿O será totalmente nueva? Pero sonríe, siempre es así. Entonces abre la solapa y encuentra el papel. La única palabra escrita con mi letra desordenada: "Leeme". Solo eso. Una invitación sencilla, pero tan poderosa. Como una pequeña invocación. Leeme y recorre conmigo estos sueños que te acabas de encontrar, leeme y construye conmigo este mundo, palabra a palabra, sonrisa a sonrisa, sueño a sueño. Leeme y crea, leeme y aspira. Leeme y ten fe.

Entonces sí, puedo irme tranquila. Porque ya perteneces a alguien más, hijo libro. Alguien que quiza te lleve en su morral, en sus brazos, en sus manos por muchos años más, como yo te llevo en el corazón.

De manera que hoy, en el día de libro, voy de nuevo para obsequiar a alguien más lo que los libros me han obsequiado cada día de mi vida: el milagro de construir un mundo en mi imaginación.

C'est la vie.

lunes, 22 de abril de 2013

La belleza y la vejez ¿Que historia cuentan tus arrugas?





El comentario de mi amigo M. me tomó por sorpresa. Lo escuché, con los ojos muy abiertos y muy cerca estuve de escupir el sorbo de café que acababa de tomar. Pero de alguna manera logré recuperar la compostura y sonreír, intentando no parecer ofendida. No demasiado.

- ¿Botox? - repetí - ¿me estás diciendo que necesito Botox?
- Chica, pero no te lo tomes tan a pecho - respondió - solo te comento que ya no eres una niña y es hora de comenzar a pensar como verse joven para siempre.

Para quién se lo está preguntando, sí, M. es cirujano estético. De hecho, es el médico de la mayoría de las amigas de mi madre y supongo autor de esa expresión un tanto inquietante que todas exhiben con orgullo: algo en medio de la sorpresa y una sonrisa eterna que no favorece a casi ninguna. Pero ya sabemos, en la búsqueda de la belleza todo se vale, y sobre todo en Venezuela, donde la estética es una obsesión nacional.

Pero sigamos con la anécdota  M. intentó explicarme porque a mis treinta y no te importa años, ya tenía que comenzar a preocuparme por cualquier linea de expresión que pudiera recordarme mi edad, mi historia o simplemente, que sí, estoy envejeciendo. Un pensamiento difícil  por supuesto, pero no especialmente traumático. Intenté explicárselo de esa manera, hacerle entender que la vejez - o sus primeros síntomas  en todo caso - no me produce gran ansiedad, como no sea constatar que estoy viviendo, que el tiempo está construyendo una nueva versión de mi misma y que mi mundo interior, quizás, comienza a hacerse visible en mi piel. Pero M. consideró toda esa explicación "poesía" e insistió en su punto.

- La medicina y la técnica te permiten conservar la belleza todo lo que puedes, ¿Por qué no aceptarlo? ¿Por qué no continuar siendo hermosa a pesar de los años que pueda cumplir? Eso no tiene nada de malo.
- ¿Y si no quiero?
- ¿Por qué no querrías?
- ¿Y si me parece un poco antinatural? 
- Eso es una postura pasada de moda. Simplemente es tecnología para mejorar la vida.
- Lo entiendo, y me parece estupendo si alguien quiere aprovecharla, pero ¿Que ocurre si no quiero?

Silencio incomodo entre ambos. Y es que al parecer, para M. la idea que una mujer no quiera utilizar los enormes recursos de la medicina actual para verse hermosa - o al menos, no ahora mismo - es cuando menos, imposible de comprender. La discusión continúo un buen rato y sobre todo otros temas, pero lo principal que quedó claro es que en Venezuela, la vejez o mejor dicho, envejecer con dignidad, no es una opción.

Nunca he estado muy consciente o pensado con seriedad como afrontaré el tema de la vejez. Tal vez cometo el error de considerar que esta juventud pasajera será mi presente por mucho tiempo o simplemente, que las mujeres con las que crecí, jamás prestaron demasiada atención al tema. Mi abuela era una mujer muy bella, con unas preciosas arrugas que siempre consideró trofeos de experiencia. Nunca dejó a un lado su natural coquetería - se tiñó el cabello de un hermoso color rojo toda su vida y jamás dejó de hacerlo hasta que murió - pero para ella, la vejez no era una vergüenza que ocultar, sino un mensaje que mostrar. Porque para Celia, la vejez era una forma de sonreír  una manera de comprender el mundo, una forma de crear una nueva interpretación de si misma. De manera que crecí con la idea que las arrugas y las canas no eran algo terrible, sino tal vez, el inevitable reflejo de como has vivido. O mejor aún, tu mejor espejo para paladear tu historia.

Por otro lado, soy venezolana y eso quiere decir que la belleza me importa. O debería importarme en todo caso. Porque en Venezuela ser bella es ser importante y más aún, es significativo. Es un tipo de poder. Tal vez en todos los países del mundo sea así, no lo dudo, pero culturalmente, para el venezolano la belleza tiene su peso, su lenguaje y se entiende de una manera particular. Claro está, vivir en una cultura donde las niñas de quince años se preocupan por el tamaño de sus senos - y como aumentarlo artificialmente - y las mujeres de veinte ya tienen una guerra declarada contra las lineas de expresión, te da un criterio muy especifico sobre el tema. O te dejas llevar - y sufres - o lo aceptas y sufres también. Oponerte es otra de las opciones, claro y es la que yo escogí. Quizás no de manera muy consciente y muy probablemente por simple malcriadez, pero siempre he logrado comprender la belleza como una manera de crear y no como una idea limitante por si misma. Porque la belleza existe en la medida que la perfección y la imperfección crean su propio equilibrio, la belleza es real en la medida que es parte de algo tan enorme y conmovedor como lo natural y más allá de eso, la belleza es una opinión. A veces se nos olvida eso: la belleza solo existe en quién la mira, quién la aprecia y que le otorga el calificativo de bella. Parecerá un cliché, de hecho creo que lo es, pero la belleza es la apreciación más subjetiva de todas, es la manera más sencilla de expresar tu idea del mundo, tu lenguaje interior y un poco más allá, tu manera de construir un concepto sobre el mundo que sea válido en tu manera de concebir lo esencial del ser humano: la individualidad.


Me siento frente al espejo y me acaricio con la yema de los dedos la diminuta y fina de expresión que aparece y desaparece de mi frente cada vez que me rio. Según M., una aplicación de botox la eliminaría para siempre. De nuevo, tendría la piel lisa de los veinte, volvería a hacer la adolescente que nunca pensó que esa linea existiría. Pero de pronto, comienzo a pensar en todas las carcajadas que crearon esa arruga: la risa desordenada y a todo pulmón de los chistes, la risa sonrojada del amor, la risa entre lágrimas de los momentos dificiles. La risa, sí, que me ha hecho ver el mundo de otra manera, la carcajada que me ha sacudido el pecho y el alma de dolor. Que bella arruga, pienso, acariciandola de nuevo. Que bonita linea en el libro de mi vida. Y que hermosa se ve allí, contando una historia que solo yo entiendo, una escena que quizá recordaré para siempre gracias a ella.

Así que no, nada de botox, me digo riendo, otra vez, a todo pulmón, con mi risa nasal y desordenada. No hay nada más hermoso que reconocerte en el espejo, que encontrarte en esa nueva mujer que emergen de tu piel de cada día. Y quiero reconocerla muchos años, quiero mirarla crecer, quiero reir y llorar junto a ella. Esa mujer que soy yo, que es la niña que fui, la adolescente en que me convertí y la anciana que seré. La belleza de la experiencia, la ternura de una vida bien vivida.

Una forma de fe, sin duda. Una manera de crear.

C'est la vie.

domingo, 21 de abril de 2013

Brujeando en domingo: La luz de la esperanza.





Ha sido una semana larga y conflictiva. Como muchos ciudadanos de este país, he estado a punto de sucumbir a la desesperación y también, al miedo miedo. ¿Quién podría culparme? En Venezuela no es sencillo mantener la esperanza, mucho menos intentar creer que haya motivos para sostenerla. Pero la esperanza es posible, incluso en este momento árido, angustioso de la historia de mi país. Es posible porque aún en medio del miedo y la incertidumbre, hay la posibilidad de crear, construir y soñar. En ocasiones me pregunto cuanta relación tiene mis creencias  con mi necesidad de continuar creyendo que la Venezuela que aspiro y donde deseo construir mi futuro es posible, a pesar de lo que está ocurriendo. Y decido que tal vez se debe a que, para la Brujería, la esperanza es tan natural como la necesidad de luchar por los ideales, de continuar a pesar del miedo. Una idea multiplicadora, una forma de mirarme en el espejo de mi propia mente y sonreír, a pesar del esfuerzo que me lleva, del dolor que continuo sintiendo por lo que ocurre en mi país.

Por ese motivo, decidí compartir este ritual, heredado de mi abuela, que alienta la esperanza. Pero no como mera idea, sino como esa necesidad de encontrar en nuestro espiritu, el verdadero consuelo al dolor, a la sencilla tristeza de perder las fuerzas de vez en cuando. Pero sí, siento la convicción del idealista, quizás del simplemente amante de la tierra en que nacio, que a pesar de todo - por todo - continuará esforzandose por construir esa visión de país, de mi propia identidad, más allá del miedo y la desazón.

¿Necesitas un soplo de voluntad y fuerza tu también? Hagamos magia juntos.


Disposición:


Toma las velas y forma con ellas un circulo en medio del cual te sentarás. Coloca frente a ti el cuenco para quemar con los granos de Mirra en su interior. Ahora cierra los ojos y siente la forma como la energía en tu interior se manifiesta a través de ti: imagina que la habitación donde te encuentras se llena paulatinamente de un resplandor dorado y cálido. Disfruta de la sensación que te hace sentir, la profunda intimidad que te proporciona el silencio de tus pensamientos. Ahora, abre los ojos y enciende las velas - comenzando por la que se encuentra frente a ti y siguiendo el sentido de las agujas del reloj - mientras invocas:

"Que la Tierra fecunda
Sea el tiempo en mi mente
Que todo lo que ha muerto
Renazca en mí
Que la luz y el conocimiento
Impregnen cada uno de mis sentimientos y pensamientos
Despierto a la luz, soy la voz del tiempo
Llamo a la gentil Aurora
al Padre viento
Al Sueño de la Montaña
Al canto de la Tierra
Para que acudan a mí y formen parte de mi espíritu y mi convicción.
Así sea"

A continuación, enciende los granos de mirra. Cuando hallas conseguido un fuego alto y oloroso, colocas las manos sobre las llamas ( cuidando de no quemarte ) e invoca de la siguiente manera:

"Estalla luz bendita
En medio de la oscuridad
llamo a la esperanza con las manos abiertas
invoco pleno poder y libertad
Así sea"

Cierra los ojos e imagina que te encuentras en un valle cubierto por completo de hierba verde, rodeado de grandes árboles macizos, de altas ramas frondosas. El sol brilla con fuerza y una tibia sensación de calor se extiende en todas direcciones a partir de ti. Ahora  empieza a danzar, con las manos en alto, moviendo tu cuerpo al ritmo de la música que prefieras porque esa secreta tonada brota de tus pensamientos, te envuelve, se hace poderoso a medida que tus movimientos se hacen más rápidos y alegres. Rie en voz alta, siente como el resplandor del sol te envuelve, el calor besa tus mejillas, tu cabello flota libre al viento. Sigue bailando mientras siente que toda tensión y temor abandona tu cuerpo, que toda preocupación te abandona. El resplandor de la esperanza en ti.

Abre los ojos. Para culminar el ritual que has llevado a cabo, apaga las velas - comenzando por la última que encendiste, en el sentido contrario de las agujas del reloj - mientras invocas de la siguiente manera:

"Soy el tiempo que nace y muere
soy el poder del tiempo y la convicción
Crea poder en mí
Crea fuerza en mí
Así sea"


Come y bebe algo para equilibrar la energía que has obtenido mediante el ritual.

sábado, 20 de abril de 2013

Hija de la Diosa: Antecedentes históricos de la brujería





Habitualmente me resulta difícil explicar que es una tradición religiosa familiar. Porque en realidad, catalogar una creencia transmitida por vía oral como "religión" es en realidad un error, que yo misma cometo de vez en cuando. Si tuviera que definir mi sistema de creencias, diría que es una forma de fe. Una manera de creer. Tal vez parezca sencillo y general, pero no lo es.

La brujería que practico, es una rama familiar es una tradición hereditaria que se transmite a la manera como solían hacerlo las curanderas y "sabias" de pueblos y comarcas medievales: relatos orales, cuentos y leyendas y conocimientos generales sobre mitología, herbolaria y rituales que se heredan de generación en generación. Tal vez sea por esa idea casi doméstica, que la brujería sea comprendida como una especie de costumbre puertas adentro, aunque en realidad no es así. Una de las pruebas en contrario de esa idea es justamente, la existencia de pequeñas leyendas y mitos que se transmiten de madre a hija y que se conservan como parte del rito y la estructura de creencias familiar.

Una de esas figuras es por supuesto, Aradia, llamada en algunas tradiciones, la reina de las brujas.

Hija de la Luna: 

Sobre la Figura histórica y emblemática de Aradia, se han tejido diferentes hipótesis y una rica mitología mágica. Sin embargo, para encontrar su verdadero origen, debemos remitirnos a la realidad histórica de su existencia.

Según la incompleta recopilación realizada por Charles Leland, Aradia  era la hija de Diana y el Dios de la Luz (Diana siendo la Diosa del Conocimiento y Señora de la Cacería y el Dios de la luz, progresión histórica de Apolo). Sin embargo, fuentes históricas demuestran que fue una persona real y con un peso especifico dentro de la historia de la Antigua Tradición de la Magia Italiana.

Aradia de Volterra nació según la leyenda el 13 agosto de 1313 en la Toscana, Italia. Por supuesto, existen razonables dudas sobre si esta fue su real fecha de nacimiento, debido al intrínseco valor mágico de los números. No obstante, es un hecho aceptado dentro de las investigaciones posteriores sobre su persona, que Aradia debió nacer probablemente entre los años 1312 o a 1315.

Sin embargo, el enorme simbolismo que posee el día de su nacimiento - 13 de agosto - despierta serias dudas sobre su veracidad. Según la antigua Tradición de la brujería Italiana esta era la fecha del festival sagrado en honor de Diana Cazadora, venerada por la Stregheria. Además, para otras tradiciones de la brujería  el 13 de agosto es la fiesta de la Diosa Hécate, señora de la Brujeria y las encrucijadas, por lo que es lógico pensar que se hizo coincidir ambas fechas como analogia de la dualidad del poder de la naturaleza: tanto en la luz, como en la oscuridad, el poder de la bruja.



Sin embargo tanto la historia como la leyenda coinciden en que Aradia fue Iniciada y consagrada en el arte de la brujería italiana o Stregheria por su tía, la hermana de su madre. Se le atribuye también a la rama materna de su familia la cuidadosa recopilación de las tradiciones orales que daban forma a la Stregheria y que para el siglo XIV, se encontraban perdidas u olvidadas. Gracias a esta labor, que Aradia continuó y apadrinó durante su vida, se logró reunir antiguos rituales, tradiciones y hechizos mágicos en un voluminoso libro de las Sombras llamado posteriormente "el libro de Aradia", gracias al cual la Antigua Religión en Italia resurgió sobre sus cenizas. El libro de Aradia, posteriormente fue ampliado, corregido y tomado como referencia para muchos otros libros o recopilaciones mágicas, aunque el original continuó siendo el libro de las Sombras de la familia Volterra.


La Iglesia y el resurgir de la magia:

Durante la época en que el "Libro de Aradia" alcanzó su mayor esplendor, había un Inquisitor de nombre Bernardo Rategno, autor de un libro llamado "Tractatus de Strigibus", de 1528 que demostró el rápido crecimiento de la brujería en Italia 150 años antes de su nacimiento. Para él, la brujería Italiana tenía su origen en los cultos paganos practicados por los campesinos de manera tradicional, popularizados en la Península Ibérica y la Bota itálica hacia el año 1300. Es este libro donde por primera vez, tenemos una huella de la labor llevada a cabo por Aradia y la familia Volterra: Aunque no se les menciona directamente, si se acusa a "familias encumbradas y de regiambre" de propagar cultos "demoníacos" a la gentes sencillas del sur de Italia.

Habían sido siglos tumultosos para la Iglesia y la prédica de sus creencias más arraigadas. El año 1300 fue declarado año de Jubileo por el Papa Bonifacio VIII. También fue el año en el que Dante tuvo su "Visión del Infierno". Una secta conocida como los Guillermitas creia que cierta mujer llamada Guillermina de Milan era la encarnacion del Espiritu Santo, y queria establecer una iglesia con un Papa mujer y Cardenales mujeres. El milenialismo proveía frecuentemente de bases para el progreso de las mujeres, quienes, historicamente, tenian un papel muy activo y creativo en grupos Mileniales, aun en sociedades donde sus voces hubiesen sido normalmente acalladas, este es el caso de Guillermina de Milan.

Manfreda Visconti fue electa por los Guillerminos para ser su Papisa. El año 1300 fue el señalado para el advenimiento de la era de la Papisa, con Manfreda oficiando una misa en la Iglesia de Santa Maria Mayor. Posteriormente fue quemada en la hoguera como hereje. Guillermina era en realidad la Princesa Blazena Vilemina, hija del Rey de Bohemia. Ella nacio en 1210, llego a milan alrededor del 1260 y fue reportada como muerta el 12 de Agosto de 1281. Guillermina aparecio en Milan vestida como una mujer pueblerina, pero por su antepasado noble, atrajo seguidores de las familias Visconti y Torriani (rivales nobles de la epoca) y era considerada como pacificadora entre las familias. Existe una conjetura de que ella fue influenciada por las hermanas del "Espiritu Libre", un grupo heretico muy prominente de la epoca, que predicaba las enseñanzas de Joaquin.

El discipulo Jefe de Guillermina, Andrea Saramita, manifestó que había escuchado clamar a la "divinidad" a través de la mujer. El era un hombre muy rico, versado en las enseñanzas de Joaquin concernientes a la Era del Espiritu. Fue él quién escribió la mayoria de los documentos y era el Jefe de Teologia de la secta.

Como dije antes, Maifreda de Pirovano, prima de Mateo Visconti, fue nombrada Jefa de la secta Guillermita. A ella se le dio realmente el titulo de Papisa de la Secta, Vicaria del Espiritu sobre la Tierra. De acuerdo a la leyenda, es su retrato el que se encuentra en la carta de la papisa del tarot de los Visconti. De los aproximadamente 30 miembros de las 7 familias de Milan que integraban la Secta, las mujeres pasaban en numero a los hombres, pero 10 de los mas fervientes seguidores eran hombres. La secta tenia una interesante vida social, practicando la igualdad entre los sexos en todos los sentidos. No habia enfasis en la virginidad o castidad en la secta, aunque la mayoria de las mujeres eran viudas o solteras.

Es aquí donde encontramos los primeros indicios de una creencia basada en la idea de una mesias femenina, una comida conmemorativa, y el advenimiento de la era de la razon, los cuales se consideran los fundamentos para las leyendas que rodean a Aradia. Al final esto nos demuestra que la esta idea era conocida en Italia a principios del siglo XIV. La pre-existencia de estas conceptos que luego aparecieron en el evangelio de Aradia, nos lleva a aceptar las leyenda de los Strega, que indican que el Evangelio de Aradia es en realidad una cuidadosa recopilación de las creencias, rituales y practicas mágicas de la Italia rural, que hasta ese momento, habían desaparecido debido a la erosión de la tradición oral.

El encargo de la Diosa:

Debido a la gran variedad de documentos y textos que se atribuyen a su autoria o al menos, se adjudican como parte original del Evangelio de Aradia, es difícil precisar cual información podemos tomar como cierta o desdeñar por desvirtuada debido al lógico transcurrir del tiempo. Sin embargo, una de las lineas generales que se han conservado a través de las númerosas traducciones y recopilaciones basadas en las enseñanzas de Aradia, que como he dicho, tienen su origen en Tradición de la Stregheria es el hecho que indica que las características de una bruja forman parte de una familia o tronco parental en común: de esta manera deja establecido las claras raices de la creencia en la Tradición de la Antigua Religión Europea, donde la creencia se hereda de generación en generación y se transmite por vía oral.

Algunas de las características que el texto le atribuye a la bruja son las siguientes: Llamar a los cuatro espíritus, saber la Voz de el Viento, poseer el conocimiento de transformación, poseer el conocimiento de la adivinación, saber y entender las señales secretas, curar la enfermedad, impulsar la belleza, tener influencia sobre las bestias salvajes, saber los secretos de las manos. Tales caracteristicas podían ser adquiridas mediante la comprensión de la magia a través de la enseñanza o poseerla la bruja de manera natural por gracia de la Gran Diosa sobre su familia y su sangre.

Tales creencias tienen sus raíces en antiguos rituales de fertilidad, de núcleo fundamentalmente tribal. La endogamia era considerada una práctica sagrada y se alentaba a ella, bajo la tesis que los dones y la fuerza adquirida de la bruja se doblaba en la siguiente generación. En otras palabras, se sospechaba que los dones psiquicos y de otra indole podían tener un fundamento fisico, por lo que las viejas tradiciones insistian en uniones entre parientes cercanos ( primos, incluso tios y sobrinas) en la busqueda de la conservación de lo que usualmente era llamado "El don de la Diosa".

Sin embargo, el Evangelio de Aradia, incluso en su forma más primitiva, hace especial enfásis en el aprendizaje y propagación de las viejas creencias. En el norte de Italia existe una vieja leyenda llamada "La hermosa peregrina" que da cuenta de una bella y poderosa mujer que recorría campos y caserios predicando en el nombre de la Poderosa Reina del Cielo. ¿Se trataba de Aradia de Volterra? Aunque no hay indicios históricos que puedan establecer un vinculo entre ambas leyendas - a pesar de los intentos de Leland por demostrar lo contrario - puede sospecharse que efectivamente, se trata de la primera mención formal de la leyenda de Aradia dentro de la imagineria popular.

Existe una abundante información sobre la labor llevada a cabo por Aradia y su familia en los informes que párrocos y otras figuras eclesíasticas, enviaban a Roma. Resulta curioso que muchos de los casos, las prácticas mágicas de Aradia tenian menos peso en las acusaciones contra ella, que las aseveraciones que la señalaban como responsable de " adoctrinar a los jovenes contra el poder de la iglesia" y predicar una "inexistente igualdad entre pobres y ricos". Es sábido que muchos pueblos Italianos se levantaron en armas contra la jerarquia de la Iglesia, debido a los abusos que se comentian usualmente contra los habitantes, especialmente durante el cobro del diezmo obligatorio. Aunque tales rebeliones no tuvieron eco y fueron ahogadas, la mayoría de las veces, por la acción de los ejercitos de diversos estados pontificios, al parecer la semilla de la disconformidad estaba sembrada. Aunque fueron pocos los episodios armados registrados entre 1338 y 1340, si hubo un notable incremento de las prácticas de "ciencias diábolicas" por parte del pueblo daño, fenómeno que muchos históriadores interpretan como una forma de oposición a los cánones de la Iglesia establecida.

Por extraño que parezca, Aradia de Volterra jamás fue acusada de brujeria o herejia. Por el contrario, fue considerada una ciudadana ejemplar y a pesar de las prácticas de su familia, jamás fue procesada por la inquisición. Existe la teoría que fue protegida por practicantes de la Brujeria dentro del seno mismo de la Iglesia Católica, aunque tal extremo jamás ha podido ser comprobado.

Otras referencias sobre Aradia:

Existen al menos dos libros escritos en la época moderna que hacen referencia la figura de Aradia como personaje histórico real. Tenemos en primer lugar a Witches de Lethbridge, publicado en 1962 y Ecstasies: Descifrar a las brujas: El Sabbath de Carlo Ginzburg, publicado en 1991. Sin embargo, debo decir que Ginzburg hace referencia a una secta de Paganos conocida como el Calusari durante sigloXVI, quienes adoraban a un deidad conocida como Aradia o Irodesea. En cualquier caso, el nombre de Aradia como tal, aparece continuamente en textos mágicos, aunque no con propiedad histórica: se hace referencia a ella como parte de la tradición de la Brujeria Italiana, por la que fue absorbida y mimetizada hasta convertirse en mito.

Teorías sobre la Figura de Aradia:


En varios de textos menores se hace referencia a la presencia de Aradia como la reina de las hadas, termino que ha llevado a la confusión, debido a que es la misma denominación que s le adjudicaba a la Mitica Morgana de Avalón. Finalmente, tenemos la aproximación más popular al mito de Aradia, aunque podríamos decir el menos exacto "El evangelio de las brujas " de Leland, donde se hace referencia a la figura de Aradia, en boca de su madre Diana como: "la Reina secreta de las Hadas". Este es el motivo por el cual se ha llegado a especular si Morgana, como figura Folklorica, no es más que una progresión inglesa del mito italiano de Aradia.

Aradia también fue llamada la Santa Strega, en algunas regiones italianas, haciendo gala del tradicional sincretismo que une sus raices paganas con la fuerza cristiana. En otras historias, se dice que Aradia era una joven que se rebeló contra la religión de su país y padres (sus padres eran sumamente católicos y querían que fuera monja), lo cual nos hace recordar inevitablemente la historia de Santa Bárbara, aunque en esta referencia el mito sucede de la manera contraria.

Según esta recreación de la historia de Aradia, la joven era la hija de un aristócrata, encerrada en un convento por desobedecer la fe de sus mayores. Fue entonces cuando durante una caminata en el lago Nemi, junto con su congregación que la joven escuchó que le anunció era elegida para ir en "la búsqueda de la verdad y para unir a la gente y para dibujarla de nuevo a las viejas maneras" Aradia huyó del convento, y coindiciendo con la antigua historia Italiana, se dedicó a recuperar las ancestrales tradiciones mágicas de los pueblos italianos.


No estoy muy segura si lo que escuchó Aradia en esta recreación de su historia era la voz audible de lo que en brujería llamamos "misterio interno" , tal vez manifestandose de una manera metáforica. Cualquiera sea la respuesta, la leyenda afirma que la joven tomó el anuncio muy en serio y se convirtió en la Santa Strega y en maestra espiritual. A través de las viejas y casi olvidadas tradiciones, enseñó el cómo curar a través del conocimiento de las hierbas, llevando la voz de la Brujería por las tierras Italianas. Debido a su dedicación y esfuerzos, recorriendo los campo y enseñando a las gente las divinas tradiciones, le llamaron la hija de Diana y la adoraron como la encarnación de la hija de la Diosa.

¿Cual es la verdad y donde comienza el mito? Tal vez nunca lo sabremos. Sin embargo, la historia de Aradia continua siendo el simbolo vivo de renacimiento de las Tradiciones más Antiguas en la memoria social y humanistica del hombre. La magia, en realidad, es la expresión más antigua de nuestra capacidad de creación y como tal, totalmente irreprimible.