sábado, 4 de julio de 2009

En el sueño de la razón....


danza la dama mariposa: heraldo de la esperanza, la voz de la fe.

viernes, 3 de julio de 2009

Cuanto silencio, en medio de las ideas


que danzan y construyen la voz de la tradición más personal. Tiempo de oro y plata, voz de la memoria más antigua en mi espiritu. La paz de la comprensión y al eterna disyuntiva insatisfecha. El poder de la convicción.

jueves, 2 de julio de 2009

Salto de fe.


De nuevo, migraña. Un ardiente y radiante dolor encegueciendome, palpitando en algún lugar de mi memoria. Escribo porque no sé hacer otra cosa que la danza de mi memoria para consolar mi diminuta soledad, para crear ese silencio amplio y abstracto donde me refugio en estas ocasiones. Y como diría la Inefable Mafalda, mi viejo reflejo de papel y tinta, a veces quisiera que el mundo se detuviera y dejara de girar para apearme de él, para arrojarme al vacio y el caos para esperar un cierto silencio y cadencia de lenta paciencia. Infinita y caotica paciencia podría añadir. Pero eso no ocurre por supuesto y dudo francamente que suceda alguna vez. Enciendo el televisor. Zipeo. Honduras sigue sumida en el caos. Michael Jackson transita el largo camino hacia un Olimpo reservado a los Dioses fatuos. Mi país se derrumba a pedazos. El largo sino de mi cultura, de estos tiempos satíricos y violentos se hace axioma: vida, la vida que palpita, la vida que danza, la vida que se expresa en infinitas variaciones de luz.

Solo vida, y quizás, fe.

¿Quién tiene la respuesta?

Yo no, por supuesto. C'la vie.

miércoles, 1 de julio de 2009

La Divinidad originaria.


Antiguamente, Dios era mujer. La concepción de la fertilidad, el poder de la creación, la fuerza de la espiritualidad tenian el rostro de una Dama misteriosa, que danzaba en los bosques y llanuras para cantar viejas glorias olvidadas. Siempre he creído que hay una reminiscencia de esa vieja necesidad de confiar en una madre creadora, nutricia, gloriosa y ancestral, aplastada por el posterior patriarcado en infinitas pequeñas vertientes conceptuales que se manifiestan a nuestro alrededor habitualmente. Las bellas esculturas de Damas sin nombre que pueblan la Grecia Antigua, las espléndidas Diosas renacentistas, naciendo desnudas y exhuberantes de conchas, recorriendo parajes misteriosos. Ese sutil poder que parece manifestarse cada día, en el sonido del viento, en la sonido de las ramas de los árboles al entrechocar. Una magia antigua, primitiva, palpitante que ha sobrevivido a años de violencia masculina, al simple dogma que arroja a la mujer a la oscuridad de la Ignorancia.

Pero a pesar de toda la ignorancia, el peso de la historia masculina, el hecho que la mujer haya sido relegada muchas veces a un lugar secundario y pasivo, la Diosa sobrevivió. Vive, en cada una de sus hijas, en el viento que danza, en la belleza de la convicción que el poder de la creación vive en cada uno de nosotros y expresa, como la tierra fértil que acoge a la semilla, ese enigma fecundo y avasallante de la vida que se alza por encima de un pensamiento y se construye asi misma a voluntad.

Sea la Divinidad el poder de la convicción, en cada uno de nosotros.

Asi sea.