viernes, 28 de octubre de 2011

Del Ritual y el Arte: Lygia Clark









"Dentro y fuera": Cualquier criatura viva está a abierta a cualquier cambio posible. Su espacio interior es afectivo. 
Lygia Clark

Acción Ritual ( De Curación )

Un par de criaturas amorfas se contorsionan en el suelo dentro de un tubo de tela. Intentan con dificultad llegar la una a la otra desde los extremos opuestos de la creación elástica. Se oyen unos jadeos, unas risas, y el tuno arroja a dos visitantes desaliñados sobre la alfombra. Este objeto textil es una producción de Túnel (1973), una obra de la artista brasileña Lygia Clark. Era una de las obras expuestas en la retrospectiva de Clark que se celebra en el Palais des Beaux-Arts de Bruselas (1998), que no es precisamente el lugar donde la artista hubiera deseado ver materializada una de sus "propuestas" ( como llamaba la artista a sus obras de participación ). Los objetos prácticos, los trajes rituales y las salas que Clark creó a partir de mediados de los sesenta, y que con frecuencia formaban parte de un trabajo de un grupo basado en los modelos terapéuticos, se resistían a entrar en los museos. Sus obras fueron pensadas más bien para ser tocadas e integradas en acciones y procesos físicos de experiencia. Aunque los museos pueden presentar sus obras a título póstumo en una zona propia a la experimentación, crean una distancia y son incapaces de satisfacer como corresponde las exigencias originales de una sensualidad experimentada de forma radical y de una fusión de los participantes con el objeto.

Obras como el Túnel apenas muestran que la carrera artística de Clark empezó en la década de 1950 en el arte abstracto, en concreto a partir de un examen crítico de las tendencias constructivistas del movimiento moderno a las que prestó mucha atención como miembro del Grupo Frente de Río de Janeiro, a mediados de los años cincuenta. Sin embargo, las utopìas sociales de los constructivistas, que servían de referencia a muchos artistas brasileños de la época, pronto le parecieron insuficientes. Se convirtió en la cofundadora del movimiento neoconcreto en Brasil (1959-1961) y elaboró una crítica de las reivindicaciones universalistas y las ideas de autonomía que los modernistas proclamaban en relación con el abstraccionismo geométrico. En 1959 apareció el manifiesto neoconcreto, en el que se describía el arte como un organismo vivo. De acuerdo con esto, las formas geométricas de las primeras pinturas de Clark sufrieron una adaptación en Bichos ( a partir de 1960 ) y se enriquecieron con la idea de implicar al observador. Los Bichos son objetos abstractos de metal cuyas partes se articulan mediante bisagras, lo cual invita al observador a tocarlos. Con este progreso, la producción escultórica de Clark descubrió nuevas posibilidades de intentar formas táctiles de experiencia. La interpretación de los objetos y su alteración espacial dependen en parte del observador, quien también queda integrado en la dimensión temporal de la obra en el momento en que interviene. Detectamos ya un cambio, porque se pasa del sentido dominante de la vista - cuya "separación" del resto de los sentidos ha sido diagnosticada como síntoma de lo moderno - a una experiencia con todo el cuerpo. Otro de los aspectos fundamentales de su obra es la abolición de la idea de autoría. La existencia nace de la acción y las acciones cobraron cada vez mayor importancia para Clark, a pesar de que aclaró que no contemplaba como performances. Caminhando ( Caminando, 1953) invitaba a la gente a pegar una tira de papel en una cinta de Moebius y a cortarla por el medio con unas tijeras hasta que la tira que quedaba fuera imposible de cortar de tan estrecha. Clark insistió en que la acción deberia hacer que el actor se replanteara la forma binaria tradicional de pensar en la vida Cotidiana: las categorías derecha e izquierda, arriba y abajo no son válidas en la cinta de Moebius.

A partir de 1966, Clark se concentró en el trabajo con el cuerpo. Intento trabajar la fantasmagoría física en un proceso en grupo utilizando acciones rituales mágicas para formar un "cuerpo colectivo" con el resto de participantes. Se sirvió, entre otros elementos, de objetos transitorios como los de la serie Nostalgia del Cuerpo, 1966. Algunos de estos trabajos dejaron de ser concebidos como objetos artísticos que podían exponerse y pasaron a ser solo instrucciones: por ejemplo, el lector tenía que inflar una bolsa de plástico, cerrarla, apretarla entre las manos y después colocar una piedra en la esquina hasta conseguir que se mantuvieran en equilibrio. A diferencia de otros enfoques conceptuales de los sesenta, las sugerencias de Clark por escrito no pretenden simular procesos mentales sino una relación concreta de acciones. Con ello, se define de nuevo la relación entre artista, objeto y observador y, además en el sentido estricto, la posición del observador queda disuelta y sustituida por la del participante. Clark exploró la idea de un material e íntimo y una fusión mental entre dos personas. Estas prendas de una pieza estaban forradas con distintos materiales destinados a proporcionar una sensación corporal "femenina" a los hombres y "masculina" a las mujeres. Si se conectaban las dos prendas con una manguera de plastico, los dos participantes podían interactuar, palpar las acciones y reacciones del otro y experimentar la resistencia o la superposición de sus cuerpos.

El arte como obra de magia o en palabras de Clark: La magia creando el arte.

0 comentarios:

Publicar un comentario