viernes, 18 de marzo de 2011

De los recuerdos y otras ideas viscerales




Han pasado muchos años desde que dejé de ser una adolescente constantemente angustiada y furiosa con la vida. Sin embargo, con frecuencia recuerdo la sensación de puro alboroto que me llenaba teniendo 16 años o algo menos: era una lectora ávida y critica, una incipiente amante de las ideas, una provocadora por afición. ¿Lo sigo siendo? En esencia sí, aunque en una forma menos escandalosa y me gusta creer que elegante. Aunque ultimamente he llegado a la conclusión que nunca cambiamos en realidad, solo nos hacemos más nosotros mismos, nos acercamos más a la idea más esencial de quienes somos. ¿Eso es bueno o malo? Supongo que solo natural.



Es como revolver un gran cajón de recuerdos y encontrar fotografías tan antiguas que apenas las tocamos desaparecen. Un fragmento silencioso de nuestra historia.


Retrocediendo aun más, tengo un recuerdo en especifico me hace reir invariablemente:  Por un instante, me veo a mi misma corriendo por el patio del internado donde estudié la educación básica y la secundaria, burlandome de las religiosas, tan viva, tan llena de ese desenfreno sin mácula que creo, solo disfrutamos una vez en nuestra mitologia personal. Una sensación de posibilidades absolutas, de atolondrada entrega , una completa expresividad. Sonrío, un poco asombrada de reconocer a la niña que fui, y que en ocasiones me parece tan remota como esas fotografias que todos tenemos guardadas en algun lugar olvidado: sentados muy derechos, delante de un enorme afiche del mapa de la nación, llevando una diminuta camiseta roja y un boligrafo entre los dedos que aun no sabemos utilizar. Esa juventud tan diáfana como distante que apenas nos reconocemos. O simplemente tan limpia: tan simple, donde el gran deseo era correr o gritar, comer o dormir.


¿Comienzo a sentirme vieja? No lo creo en realidad, pero si puedo decir que tengo la suficiente edad para recordar esa época con una deliciosa sensación de alegria. De manera que, a pesar de mis constantes vaivenes de humor, creo que  aun no conozco la meláncolia, y para mi, eso es suficiente por ahora.


Y si, la fotografía que acompaña la entrada, soy yo a mis necios diez y seis ajajajaa

1 comentarios:

Neverland dijo...

ge-nial. me gusto mucho tu blog, y lo que escribiste, y la forma en lo que escribiste. prometo seguir leyendo tu blog.

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