domingo, 10 de marzo de 2013

De Diosas y la feminidad: Mirarnos en el rostro de la historia.







Cuando escribo sobre Diosas, siempre sonrío. Creo que es inevitable: existe una conexión directa y profundamente personal entre esa idea del sagrado femenino y la manera como veo el mundo. Porque las Diosas - esa feminidad sagrada, esa mujer originaría - es parte de un concepto cultural tan amplio que parece estar en todas las cosas. Una comprensión de lo divino profundamente vinculado a la naturaleza, a lo primitivo, a esa crueldad - ternura que parecer ser parte de la historia común que todos compartimos. ¿Que es una Diosa, entonces? Quizá ese poder de creer y confiar que subyace al fondo de nuestra mente y conciencia colectiva.

La Diosa y la espiga:

Carridwen era considera por la cosmovisión celta, la diosa del cereal, era protectora de poetas y artesanos. Su culto garantizaba buenas cosechas. Sin embargo, para otras tradiciones del ciclo mitologico irlandés, Cerridwen era la diosa madre, que gobernaba sobre las tinieblas y la luna, la guerra, el trabajo con los metales, la flora y la fauna, las artes y oficios, el trabajo doméstico, la maternidad. Carridwen es de hecho un ejemplo, de como dentro de la mitología celta y las leyendas que la conforman, se aprecia un gran papel de las deidades femeninas en torno a actividades como la guerra, la política y el gobierno, además de la magia, la fertilidad y el amor de las cuales son comúnmente representantes bajo este contexto Cerridwen fue adorada por los celtas, ella personifica el misterio de la reencarnación, el renacimiento y la naturaleza cíclica de la vida, su nombre significa caldero de sabiduría.

La etimología de su nombre indica su color blanco, “wen”, y“cerdd”, que en irlandés y galés significa “ beneficio”. En Cataluña puede verse una derivación de su nombre en la “ sardana”, su danza típica, así como en la toponimia del valle de la Cerdaña. Es la diosa de la cebada y también era conocida como Albina , la protectora de Gran Bretaña. Al ser una diosa antigua, coautora de la creación, diseñada en los albores de la Edad de Bronce, su huella se encuentra en diversos pueblos indoeuropeos: por ejemplo fue Danae , diosa de la agricultura de los aqueos danaenos; Leucipa , la diosa yegua blanca o Io , la fecunda diosa vaca de los jonios. Para los irlandeses era, ante todo, una diosa de fecundidad y madre de dioses. También era protectora de poetas y regente de la función intelectual, además de diosa de algunos oficios como la herrería, la forja y la medicina. Una vez cristianizada Irlanda, algunos expertos señalan que Cerridwen pasó a convertirse en Santa Brígida, su patrona, consagrada en la Abadía de Kildare.

El Simbolismo de la Madre Oscura:


Su principal símbolo es el caldero, tal y como lo es para la mayoría de las diosas alrededor del mundo, Cerridwen es el aspecto oscuro de la triple diosa: ella es la dadora de la vida y la muerte y bajo la forma de la gran cerda simboliza la tierra, en relación con otras diosas Cerridwen comparte la imagen de la puerca con Hécate, Freya, Démeter y Astarte.

Su invocación resulta favorable cuando se desea realizar una transformación o cuando se requiere el poder de la magia, para impulsar cualquier aspecto de los que ella representa y protege durante sus rituales se sugiere prender incienso y poner un caldero al lado como símbolo.


Según ciertas recopilaciones escocesas de la edad media, Cerridwen es el nombre galés de la Diosa Triple y a la cual Avalon está dedicada. Según el Romance de Taliesin, (contenido en El Libro Rojo de Hergest junto con una colección de romances que los antiguos bardos cantaban acompañados por su arpa, escrita en el siglo XIII), esta diosa tiene dos hijos que representan los aspectos luminoso y oscuro que emergen de la Única: su hija Crearwy, es la más hermosa y blanca del mundo y su hijo Afagddu, oscuro y tremendamente feo. Cerridwen, dueña del Caldero del Otromundo - donde se cocinan la inspiración y el conocimiento sagrado-, decide preparar una poción que dará a Afagddu el don de la suprema inteligencia y la visión, para consolarlo de su extrema fealdad.

Para ello debe añadir las hierbas mágicas apropiadas, recogidas en las horas planetarias debidas y hervir esta poción a fuego lento durante un iniciático año y un día. Para ayudarla escoge al pequeño Gwion, quien durante todo ese tiempo remueve el caldero bajo la advertencia de no tocar el líquido ardiente. Al cumplirse el plazo tres gotas candentes caen sobre su dedo, y por el ardor se las lleva a la boca. Gwion de inmediato conoce la naturaleza y el significado de todas las cosas del pasado, presente y futuro, y así se da cuenta de que tiene que huir de la furia de Cerridwen.


Ella lo persigue a través de un ciclo de formas cambiantes, que corresponden tanto a animales totémicos como a la rueda del año: él es liebre, ella perro de caza; él pez, ella nutria; él pájaro, ella halcón, él grano de trigo, ella una gallina negra que finalmente se lo traga. Cuando Cerridwen vuelve a su forma original está embarazada y nueve meses después lo da a luz. Como a tantos otros niños mitológicos, lo mete en un saco de cuero y lo deja en el mar, donde lo encuentra el príncipe Elphin, quien le da el nombre de Taliesin, «muy valioso» «el radiante», quien se convierte en el bardo más grande de todos los tiempos.

Somos los que hacen la música
Y los que sueñan los sueños, 
Vagando por solitarios acantilados,
Sentados junto a desolados arroyos;
Perdedores del mundo y del mundo desertores
Sobre quienes brilla la pálida luna;
Aún así parece que siempre seremos los motores, los agitadores del mundo.
A. O’Shaughnessy (1844-81)

Un bardo es el que sabe. La historia vive en su memoria. Lo que fue, lo que ha sido, se resuelve siempre en el presente en que se canta y atisba, pre-ve el futuro. Si el tiempo es espiral, como Caer Sidi el castillo de la muerte que lleva a la vida -y es de cristal-, el pasado tiene en si el futuro y un bardo, un poeta, si lo es, vierte las palabras sagradas con que la Diosa lo nutre. Es entonces que nuestro Taliesin, porque nuestro es todo lo humano, se convierte en la palabra detrás de lo que es, que sucede, que manda y construye. Y así como desenmascara la falsa poesía con su verdad y su magia en la corte de Elphin, se llega a convertir – a pesar de los siglos- en el mentor del legendario Arturo, que representa la luz del sol que continúa pese a los cambios que puedan ocurrir en esta tierra.


En Caer Sidi está el caldero de Cerridwen, donde la inspiración y la sabiduría yacen. En Caer Sidi los seres que mueren recorren su cristalino espiral para llegar a la salida guiados por Ariadna y continuar la vida. El caldero se alimenta de esa sabiduría adquirida por los que han sido y nutre a los que serán. En Caer Sidi es claro que la muerte es trasmutación. Y transmutación es magia.

Para la Tradición de la Antigua Religión que practica mi familia, Cerridwen es la Diosa cuya energia se encuentra vinculada a la protección de las brujas que llevan a cabo el recorrido iniciatico hacia la consagración, pues rige también sobre la practica de la magia personal, la escritura y creación de rituales, asi como también la inspiración, la premonición y la reencarnación. A ella se dedican rituales adivinatorios que incluyan la invocación ceremonial de espiritus y formas de energías especificas.

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