lunes, 11 de febrero de 2013

No Habemus Papam: El extraño momento histórico de la renuncia de Benedicto XVI





No recuerdo si cuando murió el Papa Juan Pablo II escribí alguna cosa: seguramente sí. Aunque no soy Cristiana, siempre me pareció un lider ejemplar y un hombre coherente, a pesar de sus errores históricos y su declive final. No obstante, nunca pensé escribiría nada sobre el Papa Benedicto XVI: siempre lo consideré un Papa anacrónico, una figura dura y estricta, si no además un hombre que no tuvo mucha idea sobre la dimensión histórica de su cargo...hasta hoy.

Y es que su sorpresiva renuncia no solo me parece un acto de inteligencia - muy a lo alemán - si no además, un hito histórico. Habitualmente, los Papas mueren sentados en su trono y bien aferrados a su báculo, o eso me pareció hasta que la siempre bien ponderada red social twitter me informó bien temprano, vía @ArletteMontilla que el cargo es tan mundano como cualquier otro. No, no, ninguna intervención divina. Muy a lo Robert Langdon, el Papa declaró que estaba agotado y débil y que renunciaba a su ministerio. Tuve que leerme la noticia dos veces para creerlo.

Lo siguiente que hice, por supuesto, fue investigar un poco. ¿Habrá renunciado otro Papa antes? ¿Qué ocurrirá con Benedicto, de nuevo convertido en Joseph  Ratzinger? ¿Cual es la postura de la Iglesia ante un hecho semejante? Las respuestas, me demostraron que la Iglesia es quizá, la pieza antropológica más vieja que existe.


El Papado: un Reinado curioso:



De entrada, encontré que la última renuncia Papal ocurrió hace cinco siglos, nada menos. La primera referencia que encontré fue la  renuncia de Gregorio XII, en 1415, durante el “Cisma de Occidente”. Durante la época, hubo tres Papas simultáneamente y él era el de Roma, enfrentado con Juan XXIII (sic), el que convocó el concilio de Constanza. ¿Pero es considerado una renuncia una abdicación en favor de otro Papa? No podría decirlo, así que seguí investigando. Encontré que unos años después, en 1449, se dio otra renuncia, la de Félix V, también en un momento de cisma, cuando había dos papas y él no era el de Roma, aunque estaba apoyado por el concilio de Basilea. Para hacerlo más extraño aún - como si no lo fuera ya - , cuando Félix V fue elegido papa era laico, viudo, y en la ceremonia de coronación fue asistido por sus dos hijos. Al renunciar y recuperarse la unidad de la Iglesia, fue perdonado por el papa de Roma y vivió dos años más como cardenal y legado papal.

Pero volviendo a este milenio  - al menos para hacer la cosa más comprensible - la renuncia Vaticana fue siempre un rumor. Por ejemplo, se dice Pío XII había dejado instrucciones - probablemente una renuncia -en el caso extremo que el régimen Nazi le hiciera prisionero, algo al parecer bastante posible en los momentos más críticos de la Segunda Guerra Mundial. Hubo teorías - y no, no gracias a un visionario del futuro History Channel - que Hitler dio la orden de trasladar al pontífice como rehén cuando el ejercito alemán abandonó Roma, pero que ningún comandante militar tuvo el valor de ejecutar la orden.  De manera que es comprensible, el temor del Pio XII de convertirse en un prisionero de guerra que podría haber cambiado - por su importancia histórica y simbolismo cultural - el curso de la guerra. De haber ocurrido, la renuncia habría sido similar a la del Papa Ponciano, el 28 de septiembre de 235, primera fecha segura en la historia del papado. Renunció al ser desterrado a Cerdeña durante una persecución, dejando así el camino libre al sucesor.

Sin embargo, en nuestro siglo, lo referente a la renuncia papal siempre fue, como digo rumores. Se afirma que Juan Pablo II tenía preparada una renuncia, que se haría efectiva si por enfermedad o padecimiento crónico, pudiera firmarla consciente y libremente. Hubiera sido un caso de renuncia por condicionamiento interno y de hecho, una singular excepción en el derecho canónico. No obstante, Juan Pablo II continuó en su cargo hasta su muerte y es de suponer que mantuvo sus facultades mentales intactas hasta el final, por lo que se negó a renunciar. ¿Cuestión de honor? ¿Dignidad eclesiástica? Una pregunta sin respuesta.

Remitiendonos de manera textual al derecho Canónico  de hecho la renuncia si existe y está contemplada como una posibilidad real y con mecanismos específicos para sustentarla, insistiendo en que: "Si un papa no pudiera desempeñar más su ministerio, estaría moralmente obligado a renunciar. Si no se decidiera a ello, los obispos, en particular los cardenales, sentirían la obligación en conciencia de “convencerlo” para dar ese paso. En un caso extremo, si cayera en un coma irreversible, es casi seguro que el colegio cardenalicio, después de un tiempo prudencial de espera, declararía impedida o vacante la sede romana y procedería a la elección del sucesor." De manera que sí, el Papa Benedicto tomó una decisión concreta, basada en derecho legal y lo que resulta más curioso, en pleno uso de sus facultades.

Porque justamente es el hecho que el Papa haya renunciado en completo uso de sus facultades mentales y en condiciones de salud más o menos estables lo que me asombra. ¿Tuvo uno de los pocos momentos de pensamiento progresista al decidir que tal vez la Iglesia - como institución - necesita un lider más abierto y de mentalidad menos rígida que la suya? Lo dudo, pero el gesto de renunciar, con toda la calma que supone una decisión meditada, asombra.Y no obstante, pareciera ser señal de los nuevos tiempos que corren, que la Iglesia quizás comience a asumir que la Institución es tan humana como falible y que su cabeza visible, es de hecho solo un hombre, que necesita la energía para asumir un liderazgo tan histórico como emocional.

¿Que ocurrirá de ahora en más? Según leo, el ex Papa se recluirá en un convento de Monjas de Clausura y para Marzo, la Cristiandad estará celebrando un nuevo Pontificado. Una hecho histórico tan singular como desconcertante. En lo particular, para mi lo es y estaré atenta a como la Iglesia, como reliquía histórica quie es, asume  - o no . el cambio. Será algo interesante de presenciar, sin duda.



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