martes, 3 de enero de 2012

El Calendario Maya: Del Rumor apocalíptico al Espectáculo destructor






Despierto, un poco atontada por el inevitable insomnio, y todavía no demasiado lúcida. En un gesto casi mecánico, tomo mi teléfono, reviso mi buzón de correo. Parpadeo, sorprendida:  Además de la habitual serie de correos de páginas que sigo, noticias y uno que otro remitente conocido, encuentro un correo que me anuncia pomposamente: "El fin". No reconozco el destinatario - algo como red de apoyo de nuevas tendencias - y cuando leo el contenido, no sé si reír, enfurecerme o ambas cosas, porque lo que el misterioso remitente me envía es un largo manuscrito explicando que "El fin" está cerca, y no precisamente un evento apocalíptico bíblico, sino de una "Anunciada" invasión aliénigena que se acerca a la tierra  rápidamente, bajo la mirada aprobatoria de los "Gobiernos cómplices" que según la versión, conocen el hecho, pero "lo ocultan" en beneficio de "prebendas económicas". Por puro ocio matinal, leo el correo entero,  sorprendida del tono grandielocuente, pero aun más, porque que he recibido varios parecidos durante el pasado mes. Y me pregunto, como transcurrirá este año, señalado por los teóricos de la Conspiración y otros fieles creyentes de los presagios destructores, como el año de "la Nueva Era".

Algunas notas sobre el calendario Maya:

Durante las últimas dos décadas, las teorías conspirativas, profecías y anuncios de un Apocalipsis destructor con tintes bíblicos, han inundado librerías, redes sociales y otros medios de comunicación. En muchos casos, el año 2012 ha sido señalado como clave dentro de toda una serie de sucesos que terminarían en una fecha que muchos señalan como el principio del fin: 21 de diciembre de 2012. ¿El Motivo? La interpretación - posiblemente errónea - del Calendario Maya, una pieza arqueologica de valor incalculable y que demuestra no solo los amplios conocimientos de la civilización sobre astronomía, sino además el hecho que utilizaban tales recursos para construir y organizar su vida cotidiana.

No obstante, ¿Realmente presagiaron los mayas el Apocalipsis? ¿Dejaron tallado en piedra el anuncio de una hecatombe impensable?

Por supuesto que no.

Hagamos un poco de historia.

Aunque los mayas tallaron el calendario en piedra, los fundamentos técnicos y el conocimiento con que se organizó el calendario proviene de una cultura más antigua aun, conocida como Olmeca. A esta civilización se le atribuye el desarrollo de la astronomía y las matemáticas en los tiempos precolombinos y precristianos, y de hecho, aunque no existe un consenso general sobre el tema entre los arqueologos e historiadores, se supone que gran mayoría de los conocimientos Mayas provienen directamente de anales Olemcas. Se estima que los olmecas vivieron en el área de la península de Yucatán durante el milenio antes de Cristo, y que desde entonces, los astrónomos de esa civilización ya estaban observando los cielos en búsqueda de respuestas. Fue durante esa época, basados en sus observaciones de los movimientos de los astros en el firmamento, que estos sabios de antaño desarrollaron los fundamentos para ese calendario. Sin embargo, no fue hasta más tarde, durante el primer milenio después de Cristo, que los conceptos astronómicos de los olmecas fueron tallados en piedra por otra cultura posterior, la de los mayas, los cuales conservaron los conocimientos científicos y matemáticos de la primera civilización mesoamericana.

Ciencia Antigua: 


Uno de los primeros estudiosos en interesarse por el tema Maya, fue el británico Sir J. Eric. S. Thompson. Por medio de sus estudios de esta cultura, Sir Thompson logró correlacionar el calendario maya de la ‘Cuenta Larga’ con el calendario Gregoriano que se usa hoy en día en el occidente. Sir Thompson encontró relaciones entre jeroglíficos mayas (muchos de los cuales él pudo descifrar con la ayuda de un grupo multicultural de lingüistas ), la cosmogonía de los dioses y héroes del Popul Vuh (la ‘biblia’ maya, rescatada del olvido por sacerdotes mayas que aprendieron el alfabeto latín en el siglo XVII), y cartas astronómicas que demostraban la presencia de personajes míticos mayas en constelaciones distintas a las del zodíaco occidental.


Sir Thompson demostró por medio de sus estudios, que el calendario de ‘Cuenta Larga’ de 5,125 días comenzaba en el 11 de agosto del 3114 antes de la era cristiana, y que terminaba en el 21 de diciembre del 2012 de nuestra era común. Sin embargo, no fue hasta la década pasada que el significado de esta fecha, la del solsticio de invierno para el año 2012 de nuestra era, fuese descubierto y discutido en distintas publicaciones académicas por la arqueóloga americana Linda Schele. De acuerdo a Schele, durante ese día del solsticio, el sol en su órbita eclíptica va a pasar exactamente por el centro ecuatorial galáctico, desde el punto de vista de la tierra. Mención de tal evento astronómico se encuentra en la cosmogonía sagrada de los mayas, en donde se menciona que Pacal, el gran Padre o dios sol, sufriría un renacer al pasar por la cerviz de la matriz estelar de la gran Madre, también conocido como el sendero de Xibalba, o Xibalba be. Interesantemente, el centro de la Vía Láctea o el Xibalba be astronómico maya, no está compuesto de estrellas visibles, sino de un espacio obscuro, el cual visto desde nuestro planeta, da la impresión de ser un túnel o pasadizo cervical. Así que literalmente, el 21 de diciembre del 2012 el sol va a nacer por una matriz celestial cuando su órbita pase por el centro de la galaxia, lo cual sucederá durante un solsticio de invierno, el día del año tradicionalmente asociado con el nacimiento de la luz luego de la noche más larga del ciclo anual. La última vez que sucedió un evento así fue hace más de 26,000 años atrás


Apocalipsis:

No obstante, no hay ninguna versión dentro de la Cultura Maya o sus antecedentes Olmecas, que hablen sobre una destrucción masiva de la civilización o el mundo debido al fin del calendario. En casi todas las versiones  académicas, sobre las mitologías relacionadas al final del calendario o lo que podría significar, se sugiere un fin de ciclo anunciado a través de diversos mitos y leyendas de variable interpretación. De manera que, la idea del supuesto fin del mundo que se ha propagado durante la última década a través de diversos medios, no es más que una especie de histeria colectiva con tintes de leyenda urbana. De hecho, estudiosos como Silvia Torres, declarada por la UNESCO, como "Mujer de la Ciencia 2011" tiene una opinión enfática sobre el tema: " los mayas no profetizaron nada, ellos hablaban de ciclos, se acababa el ciclo, cada ciclo tiene 52 años, pero no es una profecía maya, no es el fin del mundo, esos son cuentos que están usando, se están aprovechando de la ignorancia, de las preocupaciones de la gente para vaticinar dificultades, no es cierto son cuentos, hagamos de este México un país mejor porque tenemos muchas responsabilidades”, enfatizó.


De manera que, resulta desconcertante el análisis de un bulo con tintes publicitarios que reviste al 2012 de una falta patina mítica. Como amante de la cultura pop, he seguido durante la años la tendencia, siempre con una cierta sensación de asombro hacía la manera en que toda la idea ha venido creciendo, aumentado el número de seguidores, abarcando espacios, tal vez por el mero hecho de convertirse en una idea que conecta directamente con una serie de ideas que todos tememos: El final de la vida como la conocemos, desastres inevitables, lo desconocido. Y es que asombra un poco el bombardeo de programas seudo documentales sobre el "inevitable suceso anunciado por los mayas" que satura las pantallas de cadenas televisivas tomadas por serias. Información sin relevancia alguna, aderezada por rumores y todo tipo de material insustancial recorre las redes internautas, acentuando la extraña idea que los Mayas, en su extraordinaria capacidad para la observación, pero su natural limitación temporal, pudieron anunciar un desastre desconocido que nos espera a no tardar.


Finalmente, borro el correo, como lo he hecho las últimas cuatro o cinco veces que he recibido uno semejante. No obstante, estoy consciente que este será un año donde asistiremos al poder de mito mezclado con ese caldo de cultivo tan fértil para la imaginación y la historia como lo es el mundo internauta y de las telecomunicaciones. No puedo evitar sonreír con el pensamiento: sin duda, será un año muy muy divertido.

C'la vie.

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