lunes, 9 de enero de 2012

De continuaciones y secuelas sin mayor sentido: Un Mundo Sin fin de Ken Follet






Como he comentado varias veces en este, su blog de confianza, las secuelas literarias siempre me despiertan una seria desconfianza. A no ser que hablemos sobre Sagas de varios volúmenes, pocas he leído que tengan una justificación clara o que conserven la esencia de la historia original. De manera que, en ocasiones, el intento del escritor por revitalizar los arcos argumentales o giros narrativos de la Historia hace que el mundo creado para la primera historia se vea seriamente afectado: de manera que encontramos no solo personajes que pierden fuerza y escenarios que se tergiversan, sino simplemente la perdida de esa consistencia - si la hubo - que brindó a la narración esencial su capacidad para crear historias  independientes de si misma.

Uno de los casos más curiosos que he leído es sin duda, "Un Mundo Sin fin", secuela directa de "Los Pilares de la Tierra", ambas obras firmadas por el escritor de suspenso Ken Follet. De hecho, considero a un "Mundo Sin Fin", uno de los ejemplos más evidentes sobre esa continuación un tanto desconcertante de un Universo Original, que sin embargo, intenta crear una identidad propia, sin lograrlo. No obstante, el caso de la segunda parte de una obra tan reconocida y sobre todo, tan querida por un amplio público lector, resulta paradigmático y digno de análisis.

De una gran Construcción a una pequeña Choza:


Sin duda, "Los Pilares de la Tierra" es un libro contudente: como lectora, disfrute y amé la creación de un mundo tan detallado, minucioso y sobre todo tan rico emocionalmente. Mi empatía con los personajes fue absoluta y de hecho, sentí una profunda comprensión de un mundo tan remoto y primitivo para mí como lo es el Medioevo. Aun así, la capacidad de Follet para humanizar y dotar de cierto aire contemporáneo - y por lo tanto cercano - a sus escenarios e historias, me permitieron no solo comprender a un nivel muy profundo la narración, sino sentir una real conexión no solo con las viscitudes y circunstancias narrados en el libro. Una sólida crónica que aunque imaginaria con personajes inexistentes, poseía la ternura, la intensidad y la belleza para hacerlos creíbles y sobre todo contudentes.

Evidentemente, Follet intentó repetir la formula en "Un Mundo Sin fin", aunque sin la misma efectividad y fuerza. En lo que me parece un gran acierto, el escritor decidió situar la acción 200 años después de la primera historia, lo que nos permite de alguna manera erigirnos en testigos del presente conociendo la historia sobre la cual se sustenta al dedillo. Una especie de Metalenguaje que de inmediato intenta involucrar al lector dentro de la narración. No obstante, en un primer traspiés,   el libro comienza con la misma propuesta argumental de su predecesor: Una comunidad debatiendose entre la pobreza y la promesa de prosperidad gracias a la Construcción de una Catedral. Pero, de algún modo, esa trama se  diluye pronto en cientos de pequeñas historias pretendidamente interconectadas entre sí, sin mayor acierto. Y es que mientras la historia avanza con dificultad, y conocemos los protagonistas de una narración que se sugiere apasionada y formidable, encontramos que Follet equivocó el método y la formula y terminó creando una especie de macromundo sin mayor consistencia. Las motivaciones de los personajes se desdibujan bajo la trepidante narración de hechos y circunstancias que ralentizan la acción y la despojan de toda contundencia. Y que es el escritor, en un claro intento de imitar el ambiente intimo y profundamente humano de "Los Pilares de la Tierra", incluye toda una serie de ideas sobre la época medieval que en esta ocasión, carecen de sentido. Los largos diálogos informativos sobre costumbres de la época, la descripción minuciosa de la ropa y escenarios, en lugar de brindarnos una perspectiva cada vez más sustanciosa sobre lo que ocurre en la historia, restan solidez a la trama.


De Los errores y las Inconsistencias: 


Indudablemente, una novela con una predecesora como "Los Pilares de la Tierra", que exhibía una enorme consistencia argumental y cuidados detalles históricos, debe andarse con cuidado a la hora de crear escenarios creíbles. Y lamentablemente debo decir que Follet comete errores que van desde lo superfluo hasta lo francamente imperdonable.  Me refiero en concreto al anacronismo absoluto de los personajes principales. A pesar que comprendo la intención del autor de hacer compresibles las viscitudes de Caris y Merthin, personajes sobre los que recae la mayor parte de la acción, el esfuerzo se hace excesivo y desvirtua el escenario natural en que deben moverse como hijos de su tiempo:  nos presenta a Caris, una atea racionalista y feminista además de profesar sus dudas religiosas con absoluta tranquilidad ( en tiempos donde la herejía se pagaba con la vida ) ayuda a su padre en su negocio como una igual, incluso le da consejos, y además quiere ser médico. Una mujer con tales caracteristicas en una época tan oscurantista y misógina como la edad Media, no solo  jamás hubiese tenido la oportunidad de hacer ninguna de esas cosas sino además seguramente habría tenido que soportar el castigo eclesiástico y legal por su comportamiento.

Además, la descripción de diversos rudimentos sociales del período historico no solo es por completo torpe, sino en ocasiones falsas. Monjes y religiosos que exhiben su tendencia sexual con total libertad, adolescentes que escapaban de la autoridad Paterna sin menoscabo legal ( siendo que durante el Medioevo las mujeres eran menores de edad durante toda su vida y no podian poseer tierras o recibir herencias ), siervos campesinos  que debaten complicadas acciones politicas y legales con los señores feudales. Y así, se multiplican los evidentes gazapos del autor en la trama, lo que provoca por supuesto no solo que carezca de credibilidad, sino que seamos incapaces de conectarnos a un nivel afectivo con la historia.


Un mundo Interminable: 

La extensión de "Un Mundo Sin fin" también juega en contra de su continuidad. La historia entretiene sin duda, es capaz de mantener al lector interesado durante los interminables capítulos, pero una vez que las historias comienzan a reinterpretarse una y otra vez para justificar su desmedida duración, el libro comienza a flojear. Por supuesto, la historia despierta interés y de hecho, no podría decir que resulta tedioso a pesar que algunos capitulos son en extremo extensos sin que ocurra algo concreto que lo justifique, pero aun así, es imperdonable la monotonía, la carencia de alicientes  que cabría esperar de un libro con su pedigrí. Quizá es por culpa de su primera parte, de nuevo, pero es inevitable esperar una historia redonda, ya que está claro que Ken Follett intenta imitar el resultado conseguido con Los Pilares… pero sin éxito.


Lamentable, sin duda, que una obra de la calidad de "Los Pilares de la Tierra" tenga una secuela tan futil y débil como lo es "Un Mundo sin Fin". Y de nuevo, me pregunto, si era necesario su aparición o aun peor, que el autor intentara concatenar ambas obras. Tal vez no, lo que hace que deba preguntarme otra vez si las secuelas, cualquiera sea su motivo, son necesarias para completar obras, de por si autonclusivas y con finales tan redondos como lo fue la historia de "Los Pilares de la Tierra"


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