jueves, 5 de enero de 2012

La bruja amable de la Navidad: La Befana





Para la tradición mágica y pagana de varias regiones de Europa, en la noche de la Víspera de la Epifanía ( O visita de los Reyes magos según las creencias Cristianas) , los niños reciben la visita de La Befana, una figura benéfica que encarna todas las virtudes de las antiguas ancianas mitológicas y la Diosa sin nombre, en su forma de venerable Dama en la vejez.

Un origen Misterioso:

La Befana, o bruja de la Navidad, tiene su origen en las fiestas Romanas dedicadas al Dios Jano, considerado por la Mitología Romana como el Guardián de las Puertas del pasado y el futuro,  de los comienzos y los finales, y de la diosa sabina Strenia (de la que deriva el término “estreno”), durante las cuales se intercambiaban regalos y se llevaban a cabo fiestas populares durante un día y una noche. Durante las celebraciones, la Diosa Strenia era encarnada por una anciana de aspecto bondadoso, que premiaba a los niños con pequeños juguetes y trozos de pan, como símbolo de nuevos comienzos y prosperidad. Desde este punto del vista el acto de regalar asumiría el valor de desear un año nuevo propicio. Posteriormente, la costumbre se extendió a las provincias Italianas, donde se confundió con festivales Invernales, hasta que finalmente, luego de la propagación de la Religión Cristiana, con la celebración de la Epifanía o la llegada de los Reyes Magos.

Efectivamente, una vez más una fiesta precristiana es adaptada a la tradición cristiana. Como mencioné antes, El origen de esta figura probablemente se puede vincular con tradiciones agrarias paganas relacionadas con el comienzo del año. En este sentido, la característica de anciana tendría relación con el año que termina, ya preparado para ser quemado para “renacer” como año nuevo. En muchos países europeos (y también en Venezuela, en algunas provincias de los Andes), existe la tradición de quemar muñecos, vestidos con ropas raídas y aprovechar para quemar cosas viejas en el comienzo del año.

La fiesta, es especialmente popular en la Toscana Italiana, donde se realizan grandes celebraciones para recibir a la Befana. Las fiestas, suelen confundirse con la espera en Víspera de la llegada de los Reyes Magos, una de las principales festividades del calendario cristiano Español. Tal vez debido a ello, la leyenda más conocida, sea una combinación de ambas advocaciones, que reflejan un poco de la idiosincracia europea y la influencia de la pretérita cultura pagana en las tradición cultural de numerosos países.

La Dama amable de la navidad:

De manera que, la leyenda más habitual La Befana es la que se refiere a ella como una bruja buena que la noche del 5 de enero, víspera de la Epifanía, deja caramelos, chocolates y regalitos en las medias que las niñas y niños dejan preparados. Claro que eso lo hace si se portaron bien, en cambio, si se portaron mal, les deja carbón (igual que los Reyes Magos). Por todo esto, se la representa como una anciana volando en una escoba, normalmente sonriendo y cargando una bolsa repleta de caramelos y carbón. Como una evidente huella de su pasado pagano, la tradición dicta que debe dejarse una copa de coñac a la Befana para que entre en calor y disfrute de los placeres de la familia.

Como parte de esa mixtura ecléctica de la herencia cultural Europa, donde lo cristiano y lo pagano, propio de culturas rurales y celebraciones mágicas de diversa índole, la leyenda de la Befana se transforma en si misma hasta convertirse en un híbrido de varias vertientes. Cuenta la leyenda que cuando los Reyes Magos iba de camino a Belén para llevar sus presentes al niño Jesús, no conseguían hallar el camino correcto, de modo que decidieron pedir ayuda a una anciana del lugar para que los guiara. Ella se excusó diciendo que tenía mucho que hacer en su casa. Pero luego, más tarde, se arrepintió de no haber ido con ellos, y tras preparar una cesta con dulces, salió de casa y se puso a buscarlos, sin conseguirlo. De esta forma se paró en cada casa que encontraba a lo largo del camino, dando dulces a los niños que encontraba, con la esperanza de que alguno de ellos fuese el pequeño Jesús. Desde entonces vagaría por el mundo haciendo regalos a todos los niños para hacerse perdonar.

Una noche mágica, sin duda, cualquiera sea tu creencia. Por supuesto que yo dejaré mi calcetin - si, a rayas, como debe haber adivinado mi hipotético lector - y esperaré con una sonrisa, recibir de la vieja Dama amable, el premio por mis buenas acciones de año. Sin duda, esa esperanza infantil que en mi opinión, es la más antigua y hermosa forma de magia.




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