sábado, 18 de agosto de 2012

La obra épica que pudo ser y no fue: The Dark Knight Rises de Christopher Nolan





Pocos días después del estreno de "Batman, the Dark Knigth Rises" publiqué una critica muy somera y bastante parca con respecto a la película, debido sobre todo, a mi saludable intención de salvaguardarme de algún intento de linchamiento y porque suelo respetar el libre derecho a la no lectura de spoilers que todos merecemos. Ahora bien, siendo que ya ha transcurrido más de un mes luego de que la película viera la luz y que supongo la gran mayoría de los fanáticos ha tenido al menos, un primer visionado del film, decidí hacer una critica más extensa y esta vez sí, con detalles concretos de la trama, como creo que una pieza filmica de tal envergadura  merece. Ahora si, valga la advertencia, si por alguna incomprensible razón, no has visto aun "Batman, The Dark Knigth Rises" no sigas leyendo. Lo siguiente que vendrá son Spoilers a discresión.

Una trilogía, tres maneras de interpretar el mito:

Batman es uno de esos super héroes complicados. De hecho, creo que es el primer antihéroe en toda la extensión del término. No tiene poderes especiales, tampoco un talento sobrehumano. Lo suyo es rabia, dolor y un resentimiento muy claro, que es de hecho - o debería ser - el eje narrativo de cualquier historia que tenga a Bruce Wayne como protagonista. Esto lo entendió muy claro Tim Burton - para recordar, el rostro tenso y angustiado en pequeño y duros primeros planos de un correcto Michael Keaton - pero no demasiado Joel Schumacher, que en su desfile del "Batman-del-momento", olvidó lo que probablemente sea el rasgo más representativo del super heroe: su dualidad. Pero para Nolan, no solo es un elemento concreto, sino una idea muy evidente, y es por ese motivo que su trilogia sobre el hombre Murcielago está contada a la manera del héroe trágico: Advenimiento, lucha y caída. Algo que de hecho, Nolan ha manejado para crear una idea sutil y critica sobre la moral, la ética, lo que es correcto y lo que no, usando ese enorme lienzo que es la personalidad atormentada de Bruce Wayne.

En Batman Begin lo logra con acierto. Conocemos el nacimiento del héroe, sus origenes, la transformación de un hombre común un reflejo de su rencor. Christian Bale supo recrear los matices y también esa cruda idea que el personaje construye a medida que se acerca más al hombre de la máscara de murcielago: la venganza. Y entre justicia y venganza, vadea de un lado a otro hasta que comprende hacia donde dirigirse, que comprender de si mismo y que construir a partir de lo que espera. La película, fue un buen comienzo, aunque tuvo sus fallos: tal vez al personaje le faltaba oposición, un némesis a su altura, más allá del debate entre Liam Nesson y su propia conciencia. Pero resultó suficientemente solida para presentarnos de nuevo al personaje y esta vez. con suma elegancia.

No obstante, nada podía prepararnos para "Batman: The Dark Knight", un film redondo y casi perfecto donde Nolan creó una estructura que ronda lo inquietante en su precisión. No solo Batman encontró a la horma de su zapato - un Heath Ledger para el recuerdo y - sino que además, construyo una psicología para los personajes tan fuerte y compleja que la narración se transformó, de una historia de Super Héroes y película de acción, a un triller perfectamente ensamblado. No solo el Guasón es el mal, amoral y sin ética, perfecto reflejo del Batman en el extremo opuesto sino que además, Batman se debate entre su necesidad de reinvidicar y buscar la justicia a su modo, y la normalidad, la pretendida, la del deber ser. Bruce Wayne parece más escindido que nunca, más desesperado en encontrar una idea que pueda unir ambas partes de su vida sin lograrlo. Y mientras tanto, cuidad Gótica se mueve de un lado a otro entre la desesperanza, la ruidad y la integridad. El resultado final, se podría resumir en el Discurso final de un Comisionado Gordon, atormentado por la culpa y debatiendose a la vez con el dolor: Batman solo es el reflejo de una ciudad que lo necesita, pero en las sombras.

Por ese motivo, todos los que esperamos la conclusión a la trilogía, teníamos bastante claro que Nolan tenía que crear la secuencia definitiva, la historia que se elevara sobre su propio discurso y le diera un punto y final a lo que habia creado con tanto cuidado. Elementos no le faltaban: además del estupendo elenco de las dos películas anteriores, contaba con Marion Cotillar como la misteriosa Miranda Tate y un Tom Hardy en plena forma fisica y en el mejor momento de su carrera para Bane, el villano de ocasión. El Guión, de nuevo corría a manos de   Jonathan Nolan y el propio director, por lo cual, no cabría esperar traspiés y problemas a nivel argumental. Solo quedaba esperar que veriamos, que nueva construcción del Universo Batman daría vida el director para concluir una historia que parecia nutrirse de su propia fuerza y solidez.

Tal vez, por eso sorprenda tanto, que "Batman, the Dark Knight Rises" no solo no cumpliera las expectativas - al final del día, no tendría que hacerlo - sino que además, decepcionara a más de uno, entre los que me cuento. Y la principal razón de esa decepción es el hecho de que lo que pudo ser una pieza filmica enorme, la apotesis de una historia contada a través de un fuerte pulso narrativo, simplemente se diluyó por momento en sus errores y justamente por ello, perdió parte de su brillantez. Obviamente, con esto no digo que TDKR sea una mala película ni mucho menos: pero por extraño que parezca, luego de haber alcanzado una cota altísima de poder expresivo, de calidad como argumento y propuesta, Nolan descendió varios peldaños para simplemente cerrar, de manera decorosa por supuesto,  la trilogia, cuando en realidad, debió ser una conclusión profundamente meditada de lo que hasta entonces, había sido un producto inusalmente meditado de expresión visual y filmica.

The Dark Knight rises: lo feo, lo bueno, lo olvidable.

Lo feo:

Sorprende, que probablemente lo más flojo de TDKR sea su guión, y no me refiero a que la historia careza de fuerza y ambiciones. Las tiene y quizá por ser tan altas, los agujeros argumentales, los blancos, fallos e inconsistencias sean tan evidentes. Desde la manera como supuestamente Blake - un gran Joseph Gordon-Levitt - descubre la identidad de Batman, pasando por la manera como se construye ese ambiente criminal semiclandestino de Ciudad Gótica, hasta ese gran Leimotiv que supone el enfrentamiento entre Batman y Bane, hay una serie de irregulares de tono y ritmo que afectan la buena marcha de la pelicula. El director / guionista parece no saber hacia donde dirigir la trama, mientras los tres puntos argumentales principales llegan a momentos muy álgidos y poderosos. Tan pronto como hay escenas asombrosas, contundentes, hay momentos muy bajos, que parecieran diluir la narración trepidante. Y los fallos afectan desde los personajes hasta el nudo argumental que avanza a marchas forzadas. ¿Por qué transformar a Bane, de un villano brutal y brillante en el perro faldero de Miranda Tate solo para justiciar la existencia del personaje? ¿Como desdibujar el caos peligroso y duro de una ciudad Gótica sitiada a cuatro o cinco escenas que no transmiten más que una sensación de cierto desconcierto? Hablamos de una ciudad de doce millones de habitantes atrapados por un Dictador semi Fascista por amenaza de Bomba nuclear. ¿Donde está el clima de tensión y angustia? ¿El temor? Nolan parece olvidar un poco su propio metalenguaje en favor de avanzar la trama hacia una conclusión cuando menos confusa.

Tampoco hubo esa penetración psicologia de los personajes que las anteriores películas bordaron con toda cuidado. Batman y Bruce Wayne parecen ser dos caras de la misma moneda, y la diferencia se acentua en los variados dialogos informativos y escenas un poco a las volandas, donde nos explican el deterioro fisico de Bruce. Y no obstante, el Batman que recorre las calles, es más tecnificado y brutal que nunca. Más aparatoso, digamos, con enormes vehículos militares improbables y una serie de armas de tercera generación que mal utiliza. Porque este Batman, se enfrenta a un enemigo pretendidamente brillante, que sin embargo, no supera la inteligencia brutalmente descarnada y los análisis afilados de El Guasón. Bane es fuerza bruta con una inteligencia analítica, o eso deberíamos pensar.

Por ello, probablemente Bane fue la mayor decepción de un guión desigual. Se nos presenta como un terrorista sin escrupulos, que sin embargo tiene unos ideales casi políticos, herencia directa de Ducard - Liam Neeson -  y que no termina de tener verdadera solidez. No es la masa de músculos del Comic, sino un sofisticado provocador de masas, con un toque de dramatismo. Tom Hardy se esfuerza y logra hacer creible esta combinación, y no obstante todos sus esfuerzos parecen derrumbarse con el detalle de la voz, encumbrada por la máscara, que parece rebotar y romperse, restando contundencia a la actuación del actor. Y peor aun, su conclusión como personaje no puede ser más simple y destructor del argumento anterior. Al final, el Gran Bane, es solamente un perro faldero al servicio de Miranda Tate.

Los pequeños problemas se multiplican además, en el uso de clichés - ¿Había necesidad de mostrar tantas veces el reloj en cuenta regresiva? o Batman volando hacia el horizonte a su encuentro con la muerte - y giros argumentales facilones y carentes de sustancia. Los diálogos de Michael Caine parecen creados con la intención única de conmover y de hecho, los grandes momentos que comparte con Bruce Wayne son precisamente donde la carga emotiva disminuye en beneficio de la camaradería. Al final, el espectador tiene la sensación que esta despedida para el gran héroe resulta forzada, y peor aun, construida casi a despecho para beneficio de la intención del Director de finalizar la franquicia.

Lo bueno:

Pero, como dije antes, los traspiés que pudo cometer Nolan en esta nueva entrega de Batman no desmerecen que continúa siendo una película muy superior al promedio. De hecho, algunas de sus escenas están cargadas de un simbolismo y filmadas de manera tan magistral, que tal vez por ese motivo, resulta tan obvio los bajones de calidad que sufre por momentos. Como siempre, el elenco coral se lleva la mayor parte del mérito: Christian Bale encarna de nuevo a un Batman dividido entre el dolor y la angustia, el deber y la necesidad de encontrar una idea de si mismo superior a la simple revancha. Michael Caine,  a pesar de los diálogos lacrimogenos, borda un Alfred sereno y protector. Morgan Freeman, elocuente y amable en sus gestos comedidos. No obstante, tal vez la actuación más perdurable - y que quedará para la memoria del público - es, sin duda la de Anne Hathaway. Su gatubela - quien por cierto, nunca es llamada de esa manera durante el film - es una criatura fascinante, ambigua en todos los sentidos posibles,  fuerte y vulnerable a la vez. Toda una proeza de registro histriónico la manera como Hathaway dota no solo de personalidad a su personaje, valiendose de largos silencios, y miradas heladas que parecen quebrarse a la menor provocación sino de una sutil humanidad. Sin duda, un actuación de esas que cimentan carreras.

También, se aprecia el cuidado en la producción de las escenas de acción. En esta película - mucho más "grande" que su predecesora, como toda secuela Hollywoodense - tiene un tono épico que jamás pierde. Y aunque de vez en cuando, Nolan descuida un poco el pulso narrativo, esa grandielocuencia se mantiene en un inquietante equilibrio entre la metáfora y la violencia pura. Para el recuerdo, la grandiosa escena del primer enfrentamiento entre Bane y Batman, y el momento donde Bruce escapa de la prisión del medio oriente. Poesia pura.

Lo olvidable. 

Quizá lo que más se echa en falta en TDKR es la perdida de ese enfrentamiento intelectual entre Batman y su némesis. Porque donde el Guason era frío, caótico y cargado de una psicología absurda profundamente desconcertante, Bane se muestra solo cumplidor. Se nos presenta como un presencia enorme, a todo nivel: Un estratega maligno capaz de tomar por asalto a una ciudad y a la vez, lanzarse en una pelea callejera multitudinaria a puño limpio. Pero Bane carece de esa sutil y profunda coherencia con que Hed Leager dotó a su personaje, y tal debido al detalle de su voz - que ondula entre lo muy teatral y cierta perdida de carácter - hay momentos en que toda su peligrosidad parece casi risible. No obstante, Tom Hardy logra sostener el personaje y hacerlo por momentos realmente inquietante. Lamentable, además la manera como el personaje se desdibuja a medida que avanza la trama y lo peor: la muerte, luego de un flash back chato y carente de sutileza. ¿No debió tener Bane un final más digno? Al Parecer Christopher Nolan opina que no.


Después de todo esto, ¿Es TDKR una pelicula recomendable? Por supuesto que lo es. En muchos sentidos, continua siendo un gran mecanismo meticulosamente creado para despedir a un personaje extraordinario. No obstante, se echa de menos esa brillantez que caracterizó a su antecesora, y sobre todo, esa magnifica aspiración a lo sublime que dejo a todos deslumbrados en "Batman: The Dark Knight" . De manera que sí, TDKR es una gran película de Super Horoes, pero es probable que los fanáticos de Batman esperaramos algo más.






2 comentarios:

Raulcht dijo...

Esta es la critica que el blog merece pero no la que necesita...
jajaja hablando en serio estoy bastante de acuerdo con lo que dices. Como un 80%

Miss B dijo...

jajaj Lo peor es que si me lo preguntas, me encantó la película, pero me irrita muchísimo lo EXTRAORDINARIA que pudo ser y no fue. Hay escenas que realmente me pregunto EL MOTIVO por el cual Nolan no las repitió o mejoró. Para el recuerdo, la muerte de Miranda Tate: Argf *Muere* ( como diría mi amigo @La_Sopa )

Gracias por leer y comentar!

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