jueves, 16 de agosto de 2012

Peripecias en doce meses: que he aprendido durante este año de vida






Hace poco, comentaba que cada vez que se acerca el día del cumpleaños, al menos a mi me ocurre que me dedico a pensar sobre lo que he aprendido, lo que ha ocurrido, la experiencia que he obtenido en el año de vida que está a punto de terminar y lo que conservaré en el que empieza. Y este año, con sus dimes y diretes, ha sido uno de los que he aprendido con sutileza, ciertas ideas que por mucho tiempo, digamos no fueron tan claras. Y ese aprendizaje, de hecho, es uno de los más duros que asumir, porque implica crecer, aceptar, la mayoría de las veces reflexionar y al final del día, comprender que los errores son probablemente los mejores maestros y las equivocaciones, la manera más rápida de asumir que estás avanzando hacia algún lugar.

¿Y cuales fueron esas pequeñas / grandes lecciones de vida que recibí durante este año? Estas:

* Un amigo es un amigo: Y aunque la frase parezca una especie de acertijos para idiotas, es la mejor manera de definir ese conocimiento, un tanto abstracto, que obtuve este año. Un amigo es leal, pero hablamos de una lealtad inteligente, reflexionada, una que tenga mucho que ver con comprenderte como persona. Un amigo no te hace comentarios hirientes - aunque parezcan por tu "bien" -, ni tampoco disfruta de tus problemas o se regodea en ellos, de ninguna manera, aun en bromas de poco gusto. Un amigo no utiliza la critica pasiva agresiva. Un amigo no tiene necesidad de competir contigo.  Un amigo es alguien a quien puedes acudir sin avergonzarte, un amigo es alguien que no utiliza la amistad para resolver sus problemas de autoestima ni tampoco ningún otro. Un amigo es alguien tan cercano como para profesar afecto pero que en ninguna manera, traspasa tus limites personales. En definitiva,  un amigo es justamente eso: un hermano de la vida que te respeta en la medida en que tu lo haces, y además alguien lo bastante querido como para formar la parte más saludable de tu vida.

*Cuidar el dinero: Soy manirrota. Lo asumo con toda tranquilidad. Soy adicta a comprar cualquier curiosidad de diseño, libro, gadget electrónico, objeto sin aparente utilidad que tenga al alcance de la billetera. Por supuesto, es un hábito peligroso, sobre todo si eres freelance y tus ingresos pueden ser estupendos un mes y al siguiente no tanto. De manera que asumí algo tan simple como seguro: un presupuesto. Me dediqué a hacer un calculo somero de mis gastos y a organizar meticulosamente lo que puedo o no gastar. ¿El Resultado? He logrado ahorrar un poco de dinero y además, ya no tengo la inquietante sensación de no saber exactamente con cuanto dinero dispongo. Claro está, de vez en cuando el vicio aparece de nuevo y...pero esa es otra historia que contaré en su oportunidad.

* La salud, divino tesoro: Sonará un poco cliché, pero cualquiera de mis amigos cercanos lo puede decir: soy bastante descuidada con respecto a mi salud. De hecho, he cometido errores imperdonables en lo que al cuidado de mi cuerpo se refiere: subidones y bajones de peso, una alimentación poco menos que demencial, disfrutar de mi insomnio como si de algo provechoso se tratase. Al final del día, el abuso pasó factura: no solo por una preocupante forma física si no por las posibles consecuencias a largo plazo que pueda tener en mi salud tanto descuido. Así que este año lo asumí como ese donde debo cuidarme o comenzar a hacerlo. Y lo estoy logrando: soy más consciente de lo que como, he comenzando a tener más conciencia del cuidado de mi salud y por supuesto, comprender una verdad un poco escandalosa: que estoy madurando ( mi mamá diría envejeciendo, pero eso es otro tema ) y mi cuerpo necesita cuidados que antes no le prodigaba.

* Disfrutar de mi reflejo en espejo: Creo que es un tema al cual le di largas. Y a veces sigo dándolas. No es algo nuevo o preocupante para nadie esa sensación que somos por completo inadecuados: demasiado callados, o demasiados habladores. Muy altos o muy bajos. Muy pálidos o muy tostados por el sol. Muy gritones o muy silenciosos. Un sentido del humor extraño. Muy nerd, muy frivolo, muy mundano, muy sencillo. Siempre habrá algo que criticar en nosotros, y parte del proceso que atravesé este año, fue aceptarme como soy, Sin más. ¿Soy neurotica, malhumorada, impulsiva y grosera? Quizá, y todas esas pequeñas singularidades son partes de nuestro crecimiento, identidad y la forma como nos comprendemos a nosotros mismos. Muy probablemente todo se deba a que llegado a cierto punto de nuestra vida, todos somos concientes de una u otra manera que no vamos a cambiar, sino probablemente hacernos más nosotros mismos. Una idea sencilla - que no simple - que crea una manera de asumir nuestra propia identidad.

* Eternamente jóvenes: Hace poco, mi mamá me decía que ya era hora de arrojar a la basura mis eternos convers y comprar zapatos de "adulto". Juro que la escuché e incluso, en un rapto de flagrante violación al aprendizaje número 2, me compré unos bellos zapatos de tacón alto...que supongo fotografiaré en alguna oportunidad ( por ahora, no tienen otra utilidad ). Porque uno de los aprendizajes más interesantes y sutiles que he tenido este año es comprender que como bien decía Picasso, si eres joven siempre lo serás. Y eso implica conservar intacto la capacidad de asombro, la alegría, la necesidad de construir tu propia historia a diario, de sentir emoción y miedo al correr riesgos, de comprenderte como parte de un Universo de decisiones que forman parte de tu voz interior. De manera que sí, a pesar que ya debería según la mitología popular ir pensando en "asentar cabeza", no lo haré. O probablemente mi concepto de "asentar cabeza" implique disfrutar de esta adultez tan joven o de esta juventud que creo se extenderá por el resto de  mi vida.

¿Pocos conocimientos para casi doce meses? Tal vez si, pero debo decir que cada uno de ellos ha sido invaluable y sobre todo, me ha permitido comprender que a veces, crecer implica, comprender cuando niños seguimos siendo en realidad.

C'est la vie.


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