martes, 2 de agosto de 2016

Crónicas de la “Nerd” entusiasta: La incómoda popularidad de lo controvertido.






En más de una ocasión, el personaje de Harley Quinn ha provocado polémica por el hecho de resultar indefinible y más allá de eso, incómodo en medio de un lenguaje basado en extremos como lo es el cómic. Creado por Paul Dini y Bruce Timm, hizo su debut en el mundo animado en Batman: The Animated Series en septiembre del 1992, en el cual se esboza a grandes rasgos su historia sin que aún se defina por completo su tono e importancia dentro de la historia. Más tarde, apareció en el mundo del cómic en The Batman Adventures #12 (septiembre de 1993) gracias a lo cual, se convirtió en habitual dentro del mundo de la casa editorial y pasó a engrosar su siempre creciente Universo de personajes. Desde entonces, esta “villana” ambigua parece ser un controvertido estereotipo a mitad de camino entre los prejuicios y un complejo análisis sobre ideas más complicadas sobre lo femenino, el origen de la locura y el mal.

Harley Quinn no puede conceptualizarse de manera sencilla, a pesar de su aspecto tópico. No sólo es una villana al uso, ni tampoco una víctima clásica, un arquetipo hipersexualizado sin más o un ícono femenino dentro del mundo del cómic. Como estereotipo, el personaje intenta construir un mensaje propio y sobre todo, crear un reflejo de la realidad distorsionada al servicio de la historia que cuenta, pero además de eso, Harley Quinn es el reflejo conjuntivo de quizás uno de los personajes claves de DC comic, como lo es el Guasón. De manera casi accidental Harley Quinn permite no sólo ampliar el universo sensorial y cognitivo de una de las creaciones más interesantes del mundo cómic, sino a la que vez resulta un involuntario puente entre el mundo del Guasón — como personaje — y el espectador. Por primera vez desde su creación el Guasón puede comprenderse más allá de la infinita soledad de la violencia y la crueldad. Y ese quizás es el elemento más importante para comprender a Harley Quinn como algo más que un mero accidente argumental dentro del mundo del cómic.

Porque el personaje no es tan sólo una interpretación machista — la acusación más común — ni tampoco una reinvención sobre el modelo femenino en el mundo del cómic. Es una complicada y quizás incompleta mirada sobre la locura, los elementos que la integran y más allá de eso, un intento válido aunque no del todo acabado de brindar complejidad a la idea de la crueldad, el temor y el sufrimiento. Más allá de eso, Harley Quinn parece responder no sólo a un tipo de experimento argumental muy concreto sino a esa necesidad del mundo del cómic de reinventarse así mismo. ¿Lo logra? ¿Es algo más que visión fallida sobre una propuesta más profunda?

El dolor, la muerte y otros excesos: 
“The Killing Joke” de Alan Moore es quizás uno de las obras más poderosas y simbólicas en la historia del género y además, un ejemplo fidedigno de la capacidad del Comic para resumir ideas complejas en planteamientos sugerentes y profundamente metafóricos. No es una obra de lectura sencilla: se trata una trama oscura que transformó para siempre la tradicional historia de Batman. El autor logró analizar la locura, maldad y el bien y el mal desde una perspectiva ambigua y sobre todo, compleja que apartó la historia de los habituales planteamientos de la bondad y la transgresión moral que suelen ser parte de los tópicos del cómic. No sólo analiza la historia del Batman y el Guasón como paralela — dotándolos de una profundidad argumental inédita — sino que plantea la novedosa idea que ambos sufren de un tipo de locura — en la medida que la transgresión anárquica sea considerada como tal — pero canalizada de manera distinta y contradictoria. Mientras el Guasón asume la violencia como herramienta para expresión de su profunda enajenación, Batman decide hacerlo a través de un estereotipo distorsionado del héroe. Entre ambos planteamientos, hay una línea que sostiene la visión paralela de los personajes: una especie de reflejo maltrecho de quienes pudieron ser y quienes definitivamente, rechazan convertirse. Una y otra vez, Moore reflexiona sobre la naturaleza humana y sobre todo, sobre los elementos que hacen al hombre moralmente comprensible. E incluso, como la idea básica sobre lo que creemos es el bien y el mal puede resultar ambigua en condiciones extremas. Todo un tratado existencialista sobre la razón y la locura, el poder y la necesidad de rebelión.

Harley Quinn podría catalogarse como un nuevo intento para analizar la maldad desde el mismo punto de vista contradictorio. Harley comienza siendo un personaje en apariencia anodino, cuya relación con el célebre Guasón es casi secundaria y tangencial. De ser una referencia limitada sobre el Guasón como prisionero e incluso un recurso argumental para mostrar su capacidad manipuladora, la figura de Quinn evoluciona en la novela gráfica “Mad Love” de Paul Dini, que profundiza y redimensiona a Quinn hasta incluirla dentro del mundo del Guasón. En Mad Love, además se analiza la figura de Harley no sólo como pareja incidental del Guasón, sino como un reflejo de la capacidad del personaje para herir, manipular y justificar la crueldad a través de una serie de ideas sobre su naturaleza violenta. Bajo la premisa Moore (que analiza al Guasón como némesis pero también una proyección contradictoria del bien ambiguo que Batman intenta representar) Harley Quinn se presenta como una percepción de los matices de un tipo de maldad que se percibe absoluta y plana. No se trata sólo de la capacidad del Guasón para enfrentarse al “bien” encarnado por su archienemigo, sino las infinitas variaciones del “mal” que simboliza. Porque más allá de su figura como némesis de un personaje pretendidamente heróico, El Guasón es una reflexión sobre lo esencial de la resistencia a toda idea moral y personal. Una búsqueda más o menos consciente de la posibilidad de la crueldad como parte de la naturaleza humana.

Por ese motivo, el personaje de Harley Quinn tiende a reflexionar sobre esa ambigüedad violenta y agresiva del Guasón desde un perspectiva íntima. Como parte de la circunstancia del Guasón — y de la percepción sobre la locura y la agresión que el personaje representa — Harley es un vehículo argumental que permite describir las implicaciones de esa capacidad para el horror de un personaje que podría caricaturizarse con enorme facilidad. En el cómic “No Man’s Land” el Guasón trata de asesinarla y de hecho, todo el volumen intenta mostrar la forma como el personaje es abusado de física y mentalmente de maneras retorcidas. De hecho, la ferocidad que el Guasón demuestra contra Harley Quinn parece tener un único parangón: la profunda obsesión que ella siente por su figura, como si cada agresión fuera una especie de interpretación distorsionada sobre una relación que jamás llega a existir. El patrón se repite en “En Batman 663”, en la que la agresividad, violencia y manipulación del Guasón contra Harley Quinn se acentúa de manera dramática.

¿Se trata de una apología al abuso? ¿Una visión distorsionada sobre el amor? Si tomamos en cuenta la visión del Guasón reinventada por Moore, podemos concluir que se trata de algo más sustancioso: no sólo desborda esa idea de la Heroína al borde del peligro sino que transforma la relación entre héroes y villanos de una manera traumática, como también lo hace con la dinámica entre el Guasón y Harley Quinn. No se trata de una historia de amor ni la posibilidad de humanizar al personaje más brutal de toda la imaginaria DC sino al contrario, reflejar en múltiples dimensiones su capacidad para la maldad. No hablamos ya de una visión risible y casi burlona sobre la comprensión del mal como elemento sustancial de la narración, sino algo más poderoso: El capacidad del personaje para mostrar las implicaciones de su absoluta falta de empatía, comprensión de la naturaleza humana y emociones. Ya lo decía Moore, unos años antes, al ponderar sobre lo que hace al Guasón un personaje más allá de interpretaciones maniqueístas “la manera como construí la historia deja claro que el Joker es un villano, un desequilibrado peligroso y no sólo un caricatura del mal” comentó Moore cuando se le preguntó sobre lo esencial de su reinvención sobre el personaje. Palabras más , palabras menos, para el Guasón el bien y el mal son indistinguibles y además, comprendidos de una manera ambigua bajo la noción que sólo se trata de un punto de vista. Por tanto, su capacidad para agresión — y sobre todo, la que infringe a Harley Quinn, quizás el único personaje que puede considerarse cercano a su mundo — no es una promoción de la agresión, sino otra de las consecuencias del mal — o la indiferencia del bien- en medio de una batalla de abstracciones morales poco importantes.

La eterna fascinación del amor tóxico: 



Últimamente y sobre a raíz del estreno de la versión cinematográfica del Cómic Suicide Squad — en el que el personaje de Harley Quinn tiene un papel preponderante — la discusión sobre su figura y sobre todo, la fascinación que ejerce sobre el público, se debate en voz alta con cierta preocupación. No sólo por el hecho que Harley Quinn sufre una enésima transformación que la convierte en un personaje hipersexualizado — encarnado en esta ocasión por la actriz Margot Robbie — sino que además, parece llamado a convertirse en una especie de retorcido modelo de conducta. ¿Qué ocurre que Harley Quinn, con toda su pesada carga simbólica a cuestas y sobre todo, su violento origen sea tan popular? ¿Se trata del conocido fenómeno de la atracción que ejerce la mezcla de amor y violencia y que Quinn parece reflejar mejor que cualquier otro personaje?

No se trata de algo tan simple aunque forma parte de los elementos que hacen atractivo a Harley Quinn como metáfora de una serie de ideas complejas. Convertida en un objeto sexual por el fenómeno Fandom y además heroína de toda una percepción sobre la mujer dentro del mundo del cómic, Harley Quinn parece ser además, el enésimo intento de las grandes productoras y editoriales de poner el foco sobre lo femenino en productos de consumo masivo. No obstante, hasta ahora el experimento ha resultado de una torpeza preocupante: Las Super Heroínas televisivas y cinematográficas deben lidiar no sólo con los prejuicios tradicionales del medio sino con la percepción esencial sobre sus motivaciones y el punto de vista que las sostiene. Todo esto, sustentado en historias débiles y una percepción incompleta sobre el Universo femenino que desean mostrar. No obstante la evolución de la mujer dentro del Universo del cómic — que a su vez, resulta un reflejo cultural e vidente de cierta transformación en el discurso masivo — es obvia y lleva a la re interpretación de la figura de la mujer dentro del género.

Y es que nadie pone en duda, que el tratamiento de los personajes femeninos dentro del cómic en ocasiones podría percibirse como misógino, sobre todo, si tomamos en cuenta su escasa participación en las tramas esenciales y centrales de varias de sus películas. No obstante, también es indudable que todos los personajes femeninos de las más recientes series de películas basadas en Superhéroes tradicionales, se plantean desde sus fortalezas: la mayoría de las mujeres Marvel o del Universo DC son tan fuertes, independientes y capaces como sus contrapartes masculinos, a pesar de su discutible participación en la trama. Ninguna de ellas se ha visto sometida a lo que se suele llamar “el dominio masculino” y de hecho, buena parte de las mujeres en las tramas Marvel son lo suficientemente fuertes como para salvar en día en la mayor parte de las situaciones. Como la inteligente — y torpe — Jane interpretada por Natalie Portman en las películas basadas en la historia de Thor, o la Virginia “Pepper" Potts (en la piel de Gwyneth Paltrow) que en la tercera película de la franquicia literalmente es el brazo fuerte de un disminuido Tony Stark. No obstante que la mayoría de los personajes conservan ciertos rasgos tradicionales, la evolución en cuanto a su planteamiento ha sido obvio.

¿Qué hace entonces que se critique tanto la popularidad que despierta Harley Quinn? Tal vez se trata que la aproximación cinematográfica olvida lo esencial sobre el personaje del cómic y promociona una visión limitada sobre sus implicaciones como hilo argumental. La Harley Quinn que en la actualidad está llamada a convertirse en un icono del cine comercial, es sólo atractiva. Tanto como para que esa belleza hipersexualizada disimule o en el mejor de los casos, oculte todo el simbolismo que sostienen al personaje en su versión en papel. Si nos atenemos sólo a la multitud de trailers y material de promoción que llenan la red como antesala al suceso comercial del estreno del Film, Harley Quinn no sólo se presenta como la tradicional “chica cool” dentro de un elenco marcadamente masculino sino además, en un objeto del deseo con un obvio aire sexual. El resultado de esa percepción es una ola de admiración y popularidad que convierte al personaje no sólo en el elemento más atractivo de la venidera película sino también, una distorsionada percepción de lo que es en esencia.

Y quizás es esa reinvención en beneficio de la popularidad y la comercialización del producto fílmico, lo que hace que Harley Quinn pierda uno de sus elementos esenciales. Esa cualidad de excepción a la regla entre los personajes femeninos frágiles y los fuertes. Porque Quinn, que fue concebida como el reflejo de un personaje mayor es también una formidable forma de humanizar la complejidad esencial de una criatura absoluta como es el Guasón. No sólo se trata que Harley Quinn es el reflejo de la personalidad del Guasón y de lo que su capacidad para la manipulación, la crueldad y la anarquía pueden hacer, sino también su víctima esencial. Harley no es fuerte ni tampoco una mujer admirable, en realidad forma parte del circulo de violencia despiadado que el Guasón expresa y que gracias a ella, comprendemos de una manera muy clara. Por ese motivo, Harley no es la pareja del Guasón y tampoco su interés romántico, a pesar del amor obsesivo que ella profesa por él y más allá de eso, la percepción de ambos como un binomio cómplice. Parte de la complejidad de Harley Quinn procede esa complejísima relación de dependencia parasitaria que demuestra y que sobre todo, expresa a través de una complicada percepción sobre los límites de lo racional y de la crueldad como expresión de ese “mal” difuso que el Guasón representa. Para el Guasón, Harley Quinn es una superficie a través de la cual se mira así mismo — se comprende con mayor claridad — , lo cual la convierte en una herramienta para esa individualidad sardónica y perversa del personaje. La relación entre ambos permite además, asumir la profundidad de su percepción sobre la violencia. Como metáfora, Harley Quinn representa la crueldad — la ausencia de límites y moralidad — en su expresión más íntima, en una complejísima maraña de conclusiones sobre la dependencia emocional y la crueldad como expresión formal de la maldad intelectual.

Entonces ¿Podría considerarse a Harley Quinn como una promoción a la violencia de género? ¿Es una celebración de la cultura de la violación bajo la justificación del homenaje? La respuesta no parece ser tan sencilla, cuando de hecho el personaje del Guasón se ha convertido en un símbolo de agresión y violencia y Harley Quinn es parte de ese círculo de crueldad inusitada que define al personaje. Porque Harley Quinn como personaje, está muy lejos de la visión descafeinada y por completo infantil que muestra su versión cinematográfica. Y sin embargo, será la imagen de la chica divertida y peligrosa, tan deseable como inquietante, la que permanezca en la pupila de la cultura Pop, a pesar de la verdadera intención con la que el personaje fue creado y gracias a lo cual evolucionó como percepción del abuso y la crueldad.

No obstante, la polémica deja muy claro que la percepción sobre el Héroe, el Cómic y su repercusión se ha transformado en algo más que un mero símbolo, quizás en una reflexión más cercana al debate cultural. La polémica alrededor de Harley Quinn es el más reciente síntoma de una inevitable transformación sobre el tema. Ya no se asume que el cómic pueda ser irrelevante o simplemente inofensivo, sino un vehículo de difusión con complicadas repercusiones en el lenguaje social ¿Podrá el Cómic tal como lo conocemos sobrevivir a la nueva visión conceptual que se espera de él? Se trata de un cuestionamiento válido que quizás, aún no tenga una respuesta sencilla. Ni la tendrá después.

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