lunes, 15 de febrero de 2016

ABC del fotógrafo curioso: Las lecciones fotográficas más valiosas que he aprendido en los últimos años.






Se suele decir que fotografiar es una manera de detener el tiempo. Una frase romántica que sin embargo, contiene la idea general de lo que la imagen inmediata puede ser: un documento, una opinión, una expresión visual en estado puro, una reflexión. Y más allá de eso, también es una manera de comprender la manera de mirar de su autor, ese vinculo entre cómo el fotógrafo analiza el mundo que le rodea y sobre todo, lo comprende. Porque la fotografía, como arte y técnica, tiene la capacidad de reformular la realidad pero sobre todo, dotarla de significado. Una idea tan poderosa como enigmática y que los fotógrafos suelen olvidar de vez en cuando. ¿Qué puede brindarnos la fotografía? ¿Qué puede permitirnos crear? ¿Que refleja de nosotros mismos? Una serie de preguntas con respuestas disímiles.

Por ese motivo, uno de sus mis hábitos recurrentes es mirar hacia atrás para analizar lo que he aprendido al fotografiar o mejor dicho, analizando los motivos por los cuales fotografío y seguiré haciéndolo. Lo hago con esa sinceridad de que cometió muchos errores —y aprendió de ellos— y sobre todo, con la necesidad de comprenderme a través de mis experiencias, del tenor que sea. Por supuesto, la fotografía, siendo uno de mis lenguajes más personales, no escapa a esta revisión: quizás sea una necesidad instintiva de asumirla como parte de mi experiencia personal o más allá, como esa parte de mi mente que año a año, gana en poder, en firmeza y capacidad de expresión. Cualquiera sea el caso, me miro a través de la imagen y supongo que es natural, que me interprete a través de ella.

De manera que entre mis aprendizajes de los últimos meses, debo incluir lo mucho que he crecido como creadora visual. He acumulado no solo experiencia, sino más allá, esa capacidad que todo fotógrafo descubre es indispensable, de reinventar tu propia expresión visual. Y ese crecimiento —madurez— me ha dejado algunas importantísimas lecciones, a manera de resumen de una nueva visión de quien soy —y como me expreso— e incluso, de mi manera de crear.

¿Y cuáles son esas lecciones? Las siguientes:

En Fotografía siempre serás aprendiz
Por supuesto, lo tenía bastante claro desde hace algunos años, pero últimamente la idea se hizo más consistente. No solo descubrí que la fotografía en la que creo —la que construye, la que expresa, la que elabora un metalenguaje— está en constante reinvención sino que además, la imagen es una visión del mundo que se transforma. De manera que la fotografía, como principal testigo de esa realidad ambigua —la que se capta, la que se asume, la que se documenta— siempre estará en constante crecimiento. Y el fotógrafo en constante aprendizaje.

La experiencia y la educación son igualmente importantes
Con frecuencia, se insiste que la fotografía no se aprende. Y también se habla de que ningún fotógrafo puede desdeñar los beneficios del conocimiento académico. Con mucho esfuerzo descubrí, que la realidad se encuentra en un punto intermedio entre ambas cosas: No solo un fotógrafo no puede aprender sobre lo esencial —e individual— de la fotografía, de otra manera que no sea cámara en mano y también es necesario la orientación experta al momento de madurar conocimientos. Puede parecer una rara mezcla entre lo autodidacta y lo formal, pero en realidad solo se trata de sentido común: aprender fotografía perfecciona nuestra necesidad esencial de expresarnos en imágenes, así que la práctica y la teoría van de la mano para enriquecer esa experiencia visual que comienza siendo una perspectiva muy personal del mundo.

El equipo se diversifica y las fronteras entre lo útil y lo necesario se hacen borrosas
Hace un par de años, escribí un artículo sobre el equipo imprescindible que todo fotógrafo debería tener. Si tuviera que escribirlo otra vez, añadiría que lo indispensable para todo creador visual es una mente despierta y curiosa. Y es que la mejor cámara es la que tienes disponible, como diría la extraordinaria Annie Leibovitz. Y es que se tergiversa el significado de la utilidad del equipo fotográfico con la sensibilidad del ojo que mira, que es insustituible. Un buen equipo te facilitará la manera en que captas las imágenes, pero tus ideas son las que harán tu lenguaje visual extraordinario.

Un retrato es una conversación íntima entre el fotógrafo y el retratado
De manera que también implica una profunda sensibilidad, respeto hacia ese misterio del otro y sobre todo, la capacidad de captar ese elemento individual esencial que nos brinda una personalidad única. Es una idea que parece obvia, pero en realidad, muy pocos fotógrafos se toman el tiempo para explorar la personalidad de quien se enfrenta a su lente. Un error común que desvirtúa y empobrece el lenguaje fotográfico.

Paciencia
Es una palabra que no se suele asociar muy a menudo con un arte que actualmente se distingue por su inmediatez. Y es que la fotografía moderna, posee ese ingrediente de documentar lo instantáneo como principal propuesta. No obstante, este año descubrí que la fotografía como expresión personal, conserva ese ingrediente de pura observación que la definió durante décadas. Eso lo aprendí, por supuesto, de la experiencia directa: Durante los últimos años, recorrí Caracas de un lado a otro, cámara en mano y tuve la oportunidad de captar una ciudad distinta a la que usualmente me enfrento como ciudadana un poco decepcionada. Fue un trabajo de contemplación más que simplemente tomar imágenes y el resultado, me reconcilió —a medias— con esta Caracas violenta y hostil que en ocasiones creo puedo detestar.

La pasión es indispensable
No importa si eres un fotógrafo profesional con una apretadísima agenda o un amateur que aún no encuentra muy bien su camino. En la fotografía, la pasión es esencial. Y hablo de esa motivación extraordinaria que te hace desear investigar, encontrar nuevos caminos a lo ya muy visto, experimentar todas las posibilidades de un arte-técnica en constante evolución. Esa necesidad de cuestionarte y encontrar respuestas en tu propio idioma visual.

Un fotógrafo no solo encuentra inspiración en las imágenes
Una vez leí que un fotógrafo es un gran hedonista y no hay nada más cierto. Un fotógrafo encontrará inspiración en los lugares más dispares: desde un gran libro hasta una película perturbadora. Y es que la imagen se nutre de mil fuentes distintas, se construye con cada forma de visión y expresión del espíritu que la crea. Así que nútrete con todos los medios a tu disposición y recuerda que la fotografía es además de una imagen, un mensaje construido a base de símbolos personales.

Arriésgate
Durante los últimos años, descubrí el valor de tomar riesgos visuales en la búsqueda de nuevas maneras de interpretar la fotografía. Probé con nuevos lugares, nuevas maneras de comprender lo que hago. Recomencé proyectos que abandoné intentando interpretarlos de manera distintas a como los había concebido el primer lugar. Me obligué a rebasar esa linea evidente de lo que asumes como normal y encontrar algo más allá de mi propia incomodidad. ¿El resultado? Un período de experimentación donde aprendí muchísimo por el mero hecho de reconstruir lugares comunes en la fotografía.

Ama lo que haces
Parece muy sencillo pero es la mejor forma para expresar tus ideas de manera esencial. Crear, construir, brindar importancia, peso y sentido a lo que haces, le proporciona significado. Ama tus imágenes, tu proceso de creación, disfrútalo cada día. Y no hablo que cada imagen que tomes deba ser una producción elaborada, sino que analices tu relación con la fotografía de manera emocional. El lenguaje fotográfico se basa en imaginación, en elaborar metáforas visuales que expresen tu manera de mirar el mundo y más allá, de concebirlo. Nunca dudes en brindar tiempo y dedicación a lo que te haga sonreír.

¿Una lista corta? Quizás, pero en mi caso, cada aprendizaje me ha resultado de inestimable valor. Una reconstrucción desde su misma idea esencial de lo que me hace fotografiar. ¿Te preguntas de vez en cuando cuáles son los aprendizajes fotográficos que has acumulado a lo largo de los años? Te recomiendo hacerlo. Se trata quizás de una reflexión necesaria para comprender tu tránsito por el mundo de la imagen y más allá de eso, la forma como construyes tu propuesta visual. Una manera de crear.

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