lunes, 7 de enero de 2013

Delirios de año nuevo: Cinco maneras simples de hacer tu vida más creativa





Siempre se dice que el cerebro es el músculo más potente que existe y es verdad. Tu imaginación, tu capacidad para soñar y crear, es probablemente el atributo más poderoso de todos los que pueden definirte. Bien lo decía uno de mis profesores más queridos de la Universidad:  La mente construye mundos. Y no hablo solo de los grandes escritores que son capaces de trasladarnos a escenarios imposibles si no a cosas tan sencillas como sazonar el día el día con esa personalidad individual que es parte esencial de nuestra manera de mirar el mundo. Porque crear no se refiere solo a lo artístico,  a ese ideal de elevarnos por encima de lo cotidiano con palabras e imágenes. La creación lo abarca todo, a diario, a todo momento.

Es por ese motivo que intento siempre que puedo, acentuar ese rasgo natural creativo que estoy convencida, es parte de todos. Por experiencia, he logrado crear algo así como un pequeño decálogo de la vida creativa que, aunque no resume - ni por asomo - todo lo que es ese gran ejercicio de imaginación que es hacer de tu cotidiano algo memorable, si sintetiza mi esfuerzo personal en hacerlo. Una manera nueva de ver el mundo o quizá, construir de una manera fresca lo que considerabas habitual.

¿Y cuales son estos simples hábitos que permiten hacer tu vida más creativa? Al menos en mi caso, son estos:

1) Aprende y pregunta: Cultiva la curiosidad:

Desde niña he sido preguntona:  la considero la manera más práctica, divertida y sobre todo estimulante de aprender. Me hago preguntas de todo, siempre que puedo e intento buscar respuesta a la mayoría de ellas. Y aunque no siempre encuentro una manera de satisfacer esa curiosidad innata, esa búsqueda un poco atolondrada de comprender, aprender y construir nuevas maneras de ver las cosas siempre me brinda algo nuevo, un aliciente para continuar preguntándome.

¿La Gran lección? No existe pregunta pequeña o tonta. Cuestionarte, aceptar la propia ignorancia y aprender para continuar preguntándote es quizá la forma más elemental  y fructífera de aprendizaje que existe.

2) Escucha, ve y disfruta cosas nuevas:

Se dice que naturalmente, nos resistimos al cambio. Y supongo que es inevitable: el ser humano es una criatura de costumbres y a mucho nos provoca ansiedad la transformación de lo que damos por seguro. No obstante, esa necesidad de la comodidad y lo que comprendemos, termina siendo, si se lo permitimos, un limitante al momento de crear. De manera que atrévete a hacer algo nuevo con frecuencia. No tiene porque ser la gran aventura de tu vida cada vez, pero si muchas pequeñas que enriquezcan tu experiencia diaria.

¿Te gustan las películas románticas? Atrévete con una de acción o de terror. ¿Te incomoda comer sol@? Hazlo en un lugar especialmente concurrido. Demuestrate que tus propios límites están para romperlos y sobre todo, convencente que cada cosa nueva que haces, te permite aspirar a algo mayor y más retador. ¿Que es lo peor que pueda pasar? Que tengas una gran anécdota que contar y un nuevo aprendizaje que disfrutar.

3) Aprende algo nuevo:

Cada año, uno de digamos, mi grandes retos es aprender algo totalmente nuevo, que me de problemas y sobre todo, que me resulte especialmente difícil  Con esa decisión de hacer algo de lo que no tengo idea cada vez que puedo, he aprendido a bailar Ballet, a tocar flauta, el idioma alemán y otras tantas cosas que enriquecen mi experiencia creativa de maneras totalmente nuevas. Y aunque por supuesto, dudo que me vuelva una experta bailarina, una renombrada clarinetista o que pueda sostener una animada conversación en alemán con mi vecino Berlinés, si puedo decir que siempre retarme, asustarme, sentirme vulnerable y desconcertada, me ha brindado luego esa necesaria convicción que puedo lograr cualquier cosa que me proponga. Y es que hacer algo totalmente nuevo, te permitirá sorprenderte, algo que considero invaluable y además, comprender que puedes aspirar a cualquier cosa que desees crear y hacer. Y lograrlo, además.

4) Retate:

Hace dos años y un poco más, decidí participar en un difícil taller de Fotoperiodismo avanzado. Debo añadir, que no tenía la más mínima experiencia en el tema y algún que otro conocimiento académico. Pero me postulé para evaluar mi portfolio con el completo convencimiento que era la manera más directa de encontrar algo nuevo que decir en imágenes. Por entonces, me encontraba en plena etapa de probar todo lo que la fotografía podía ofrecerme y me pareció, que llevar a cabo un taller semejante me permitiría comprender que necesitaba para avanzar del punto un tanto cansón en el que se había sumido mi trabajo fotográfico. ¿El resultado? Una semana de locura, que incluyó descubrir lo muy poco que sabía sobre composición, lenguaje visual documental pero sobre todo, crecer con una experiencia de inestimable valor. En muchos aspectos, maduré rápidamente y comprendí que la fotografía, es el arte de contar historias, con tu rostro o captando con el lente la historia viva que transcurre a tu alrededor. Pero sobre todo, comprendí que retarme a construir un lenguaje visual nueva me permitió madurar de una manera por completo nueva.

Retarte siempre será te hará ampliar tus horizontes intelectuales y más allá, apreciar el cambio y tu capacidad de transformación y adaptación como una valiosa herramienta para crear.

5) Rompe reglas:

Cuando se habla de romper reglas, la mayoría de nosotros pensamos inmediatamente en la palabra rebeldía, una especie de reacción un poco desordenada a cualquier idea que demos por supuesta. Pero hay una manera mucho más sencilla de transgredir la norma y que no incluye esa reacción un poco cliché a la que todos estamos acostumbrados: recorre el camino menos transitado. Resulta confuso y de hecho, ambas cosas parecieran ser el mismo concepto pero visto desde diferente punto de vista. No obstante, la mayoría de las veces, no es así.

Una de mis profesoras de fotografía favoritas, es Sara Maneiro, reconocida artísta plastica de nuestro país ( disfruta aquí  de su peculiar y estupendo trabajo ) y hace unos meses, durante una de sus clases, ilustró de manera inmejorable el concepto de "nadar contra la corriente". Con su habitual tono mesurado, Sara nos explicaba que durante su larga estadía en Nueva York ( unos cuatro años, mientras culminaba su licenciatura en arte ) no tomó una sola fotografia de la ciudad. Toda la clase la miró entre sorprendida y asombrada por una declaración semejante.

- ¿Por qué? - me atreví a preguntar. Sara encogió los hombros, dubitativa.
- Porque todo ya se había fotografiado. Imposible encontrar algo nuevo.

Más tarde, Sara nos mostró la única fotografía que había tomado de una ciudad célebre por su cualidad "fotogénica": Una silueta borrosa por la lluvia detrás de un cristal oscurecido. Me llevó esfuerzo reconocer la silueta del Empire State en medio del caos de lineas, del ambiente desconcertante de la fotografía. Pero comprendí perfectamente porque Sara solo había tomado aquella foto: Me mostró la ciudad de una manera tan nueva que aún continúa siendo una de mis fotografías favoritas de todas las que he visto de Nueva York.

De manera que romper reglas no implica la rebeldía sin sentido. En realidad los reales rebeldes, son aquellos que se atreven a contradecir lo que todos dan por supuesto y hacerlo a su manera. Y es quizá ese proceso, esa lucha interna y esa manera de crear, personal y profundamente individual, lo que brinda una original perspectiva del mundo a todo el que se atreve a hacerlo.

Como siempre insisto, quizá esta es una lista muy corta, de manera que dejo a tu criterio, mi estimado lector, añadir algo más y si quieres, compartirlo. ¿Cual es tu manera de hacer más creativa tu vida? ¿Me lo quieres contar?

Te espero en los comentarios!





1 comentarios:

Carlos dijo...

Excelente artículo, lo recomiendo y lo tomo como sugerencia, siempre es necesario variar nuestro día a día, aprender cosas nuevas y no conocer límites. En caso contrario está la rutina, un veneno letal para el cuerpo y el alma. Saludos ;)

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