sábado, 17 de julio de 2010

De clasicos recientes o pequeños milagros literarios.

Luego de la reciente proliferación de toda una nueva serie de literatura de terror basada en vampiros de muy dudosa calidad, decidí, aunque en ánimo de releectura, volver a disfrutar unos de los clásicos más discretos en lo que a literatura de terror se refiere.  Aunque han transcurrido casi seis años desde que leí la obra por primera vez, la Historiadora continua teniendo para mí una formidable fuerza que le da un lugar preponderante dentro de la sutil linea entre la ficción y la narración biografica.

Es muy dificil encontrar literatura que pueda ser catalogada de calidad, en cuando al género de terror se refiere. Casi siempre, los mitos populares, monstruos y esas pequeñas leyendas históricas de trascendencia, bagaje por derecho propio de la psiquis colectiva, quedan reducidas a formulas, en el mayor de los casos, irrisorias y sobre todo, carentes de originalidad y belleza. Pero, finalmente, la leyenda se ha transformado en un hecho histórico de renombre, con una precisión y calidad que muy pocas veces se puede hallar en un libro con la ignominiosa etiqueta de "best Sellers" :Me refiero a  La Historiadora, Primer libro de Elizabeth Kostova.

Durante diez años, la antropologa se dedicó a recabar información histórica sobre uno de los personajes medievales más controvertidos, debatidos y temidos: Vlad Teples el Empalador. ¿El resultado? Una monumental reconstrucción del paso del Vampiro Teples a través de Europa oriental y Asia occidental. Un sutil devaneo, entre la cotidianidad de las tranquilas bibliotecas de ciudades con extraños secretos. Y el vampirismo se eleva como un simbolo del pensamiento humano: Una continuidad histórica, un temor apenas entrevisto. Una aterradora fábula, que se desliza en el desván de los temores más arraigados del hombre moderno. Un nombre, repetidos en innumerables idiomas: vrykolakas, lamia, Ashamath, bebedor de sangre, hijo de la noche, vurdulak, mara, masan, mormo, nosferatu,  nachzeher, nelapsi. En todos los rincones del planeta existe al menos un singular adjetivo para designar el mito extraño, extravagante, ancestral del muerto que camina, el que vive más allá de las Sombras. "La historiadora", no solo recoje algunas de las leyendas más interesantes, sino que además le otorga una dimensión magnifica, perfectamente delineada dentro de los anales cronologicos. Sus fuentes son impecables, absolutamente verificables y la narración se desarrolla de manera simple, aunque nunca simplista, abriendose en todo tipo de direcciones a partir de un supuesto familiar para antropologos y folkloristas: la realidad fisica del vampiro a través de leyendas orales precisas y extendidas desde los montes Urales hasta la Mítica Sofia, atravesando Istambul, Venecia, Florencia, los Apeninos. Un mito que abre sus alas y alza el vuelo, esta vez amplio y magestuoso, olvidados los devaneos sin trascendencia que contaminaron la visión del mito. El vampiro, fuerte y excentrico como concepto cultural, el vampiro, el temor arraigado de la memoria humana, acaba de renacer. Y probablemente para dominar la imaginación popular por unas cuantas decadas ( y quién sabe, si decenios ) más.


Una trama impecable, hechos históricos cuidadosamente clasificados, una narrativa atrayente y singular, transforman la obra de esta Antropologa de Yale, en un obra de una calidado impecable. Por primera vez el mito del vampiro es recreado con la elegancia, el oscuro misticismo y la fuerza que durante mucho tiempo fue su sello personal, y que la posterior vulgarización de la antigua creencia destruyo por completo. La Densidad literaria, la recreación espléndida de un leyenda tan transcendental  plasmada a través de  portentosos  escenarios de la talla de Bizancio, Amona, los pirineos, Istambul, otorgan a la Historiadora una solidez estructural y de eje accional que pocas veces he tenido la oportunidad de disfrutar en una novela del subgenero de terror. Por supuesto, también he de mencionar el amplio bagaje de nuevos datos sobre el mito del vampiro a través de insospechados nucleos de infomación que podemos encontrar en sus páginas, muy pocas veces tomados en cuenta por escritores del mito, de menor calidad a esta empresa de proporciones épicas de la que Elizabeth Kostova ha salido triunfadora. El Vlad Teples Valaco, el miembro de la orden del Dragón, el oscuro gobernante de las tierras de los Cárpatos, torturador y santo, El demonio que destruyó Istambul, azote del reino del Sultán Memeth II, sádico y audaz, el vampiro de las leyendas valacas que recorre los montes Urales hasta los lejanos Pirineos Franceses, queda recreado en toda su belleza, en toda su aterradora fuerza, en el delicado entramado de circunstancias y hechos que llevan a un cenit de pura profundidad antropologica. Un tejido intricando de profundo conocimiento de la leyenda temible deuna Europa oscurantista y poco conocido, abre la puerta a una dimensión de la figura del vampiro histórico: la realidad se entremezcla con la fantasia hasta crear un unico deseo: la compresión que yace bajo la historia y el mito más extraño y fascinante.


El vampiro nace de nuevo.
Esta vez más fuerte y más integro que nunca antes.
El vampiro muerto en la vulgaridad renace de nuevo, ante la fastuosidad del hecho histórico y el detalle literario.

Larga vida al Rey de las sombras de la literatura.

 

2 comentarios:

Bladimir G. dijo...

Con una recomendación así cómo no salir corriendo a comprarlo?? O.O

Miss B dijo...

ajajajaja Me encanta el libro de verdad, creo que es una de esas pequeñas joyas sutiles que de vez en cuando aparecen entre tanto pop Literario.

Besos!

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