martes, 20 de julio de 2010

En la semana Vampírica: diez peliculas de Vampiros


Una mirada a la manera como el septimo arte, ha recreado la figura del vampiro. Como dije ayer en mi pequeña recopilación literaria, no están todas las que podrian incluir en esta lista, pero si las que a mi juicio son las más representativas y coherentes con la visión mítica de la figura del inmortal bebedor de sangre:



1) Bram Stoker's Dracula de Francis Ford Coppola. Aunque suele decirse que es una de las mejores adaptaciones de la novela, es en realidad una mera excusa para recrear una intensa y extravagante historia romántica. En 1992, Francis Ford Coppola sorprendía a propios y extraños con una nueva versión cinematográfica de Drácula. El personaje creado por Bram Stoker  en 1897, es junto a Sherlock Holmes, la criatura literaria que más veces ha saltado del papel al celuloide. Desde la versión no oficial que F. W. Murnau filmase en 1922 con Nosferatu, pasando por la clásica de 1930 de Tod Browning interpretada por Bela Lugosi, sin olvidar las versiones realizadas en el seno de la Hammer, coqueteos con el blaxploitation o reinterpretaciones posmodernas como Drácula 2001(Drácula 2000 en el original) con producción ejecutiva de Wes Craven.

Aunque se toma evidentes salvedades con su original literario,  Coppola sin embargo, pretende con su proyecto desmarcarse de lo acometido hasta entonces, para ofrecer una historia donde las conexiones con la novela fueran palpables. La pelicula, llena de una belleza exquisita y una puesta en escena cuidada y lujosa, nos brinda una revisión del clásico que creo un nuevo estilo en el cine de terror: Una exquisita y delicada ambientación y una profunda base literia.

2) Entrevista con el vampiro de Neil Jordan. La primera adaptación de las Cronicas vampíricas  de Anne Rice en el cine, es un pequeño clásico del cine de terror: Con una ambientación espléndida, un guión que guarda enormes semejanzas con su gemelo de tinta,  mantiene el elemento de ambigüedad sexual entre hombres, que es representada en la relación entre Louis, Brad Pitt y Lestat, Tom Cruise, el primero como creación y el segundo como el que lo salvó de la muerte y lo engendró como vampiro, y en la atracción que siente Armand, Antonio Banderas, por Louis.

La nostalgia de Louis por su vida mortal y la impotencia de Claudia, interpretada por una novel Kirsten Duntsts, la vampira condenada a permanecer por toda la eternidad en la forma de una niña ,le otorga a la película un acento romántico, que se agrega a su marcada atmósfera de sensualidad.


3) La danza de los vampiros de Roman Polanski. Toda una rareza en el género: “La danza de los vampiros” no sólo bromeaba con la idea de la inmortalidad sino que su guión incluía chistes sexuales, algo que alarmó a los ejecutivos de la Metro Goldwyn Meyer. En el memo que le enviaron al director se consignaban así las modificaciones requeridas: “Página 21. El diálogo en doble sentido de esta página debería ser morigerado. Específicamente, pedimos que elimine la expresión: “¿Hacemos uno rápido?”

Más de treinta años después, los chistes de Polanski son cosas de niños y cada noche, en el Teatro Minskoff de Broadway, un ambiente familiar se ríe con la comedia musical “Dance of the vampires”. Una de las claves de la convocatoria del musical, que llena noche tras noche, es el protagónico de Michael Crawford, vaca sagrada si las hay en Broadway. Ganador del Tony por “El fantasma de la ópera”, el cantante ahora se pone la máscara de Count von Krolock y canta de principio a fin el repertorio creado ad hoc por Jim Steinman.

4) Criatura de la noche - Let the Right One in, película sueca del 2008. La sueca Criatura de la noche está dirigida por Tomas Alfredson, de escasa pero notoria filmografía en su país, y se erige como una verdadera sorpresa dentro del cine fantástico, especializado en las historias de vampiros. En estos precisos momentos en los que estos personajes han vuelto a ser trivializados en una serie de películas tan anodinas y conservadoras como las de la saga de Twilight, Criatura de la noche (o Déjame entrar) rescata su lado más perturbador, aquél que combina lo mórbido con lo diáfano.

5) Nosferatu de Werner Herzog. Remake del film expresionista Nosferatu, eine Symphonie des Grauens (1922). La película muda de 1922 fue la primera adaptación de Drácula y terminó en medio de un litigio legal con la viuda de Stoker por los derechos intelectuales.Más de medio siglo después de que Murnau rodara su Nosferatu, otro alemán, Werner Herzog, decidió homenajear a su compatriota, haciendo un remake sobre el, por aquellas fechas, ya mítico film.

Herzog dio el papel protagonista a su por entonces actor fetiche, Klaus Kinski. Estéticamente, lo aproxima al vampiro de 1922, pero aunque de su aspecto siniestro no haya nada que reprochar, no llega a dotarlo de ese aspecto entre humano y animal (casi el rostro de un murciélago o vampiro real) que apreciábamos en el de Murnau.

Kinski en esta película realiza uno de los papeles más comedidos de su carrera, y deja a un lado su histrionismo, para componer la imagen de un ser condenado a “vivir”, y torturado por la sed de sangre, pero controlándose para llegar a sus fines.

Isabelle Adjani, en aquel momento una joven promesa del cine francés, es Lucy.Su interpretación no nos transmite los sentimientos de su personaje.  Es fría, y te lleva a la reflexión de que tan sólo se limita a posar en la mayoría de las escenas en las que aparece.


6) The Lost Boys de Joel Schumacher. Única película de vampiros adolescentes destacable.La generación perdida fue dirigida por un gran Joel Schumacher quien supo otorgar a esta película un estilo único ,sin dejar de nombrar a Richard Donner en la producción. El reparto cuenta con estrellas juveniles de los 80 como Corey Haim y Corey Feldman, pero la figura del film es sin duda Kiefer Sutherland,cuya imagen es perfecta para encarnar a David, el líder de una banda juvenil de vampiros urbanos,en reparto también figuran,Jason Patric interpretando a Michael,Diane Wiest como la madre de Patric y Haim.

7) The Hunger de Tony Scott.Basada en la novela homónima de Whitley Strieber, la película es subestimada por algunos y erguida como objeto de culto por otros. Ambas posturas pueden fundamentarse sólidamente. La originalidad argumental y la escasez de sangre, tratándose de una película de vampiros, defrauda a los amantes del terror gore en cualquiera de sus variedades. Sin embargo, el atractivo visual, el logrado ritmo lento, las escenas hipnóticas y la combinación de la estética de comienzos de los ochenta con una atmósfera gótica sostienen la atención de los espectadores con pretensiones menos circunscriptas y aún de aquellos que no gustan del género. El castillo medieval es reemplazado por una lujosa mansión metropolitana cuyo interior puede concebirse dentro del gótico: incontables habitaciones finamente decoradas, oscuras y colmadas de secretos la componen. Al pasar su umbral los ruidos de la ciudad quedan silenciados por el canto de los pájaros del jardín o la música a la que se consagran los vampiros: Bach, Delibes.

La perspectiva de la película invierte el eje tradicional y pone el acento en los amates del vampiro, en la relación que los une y en el desasosiego producido por la inmortalidad sin juventud eterna. El vampiro, signo de una sexualidad transgresora, seductor implacable y apasionado, se muestra aquí como un ser angustiado y melancólico. La dirección de Tony Scott intensifica la atmósfera y, junto con la elogiable interpretación de Bowie, el nuevo punto de vista sobre el vampiro trastoca todas las convenciones. La película se destaca por su exquisita fotografía y su montaje, ya que ambos, a pesar de los años y la técnica, no han perdido vigencia ni efectismo.

8) La sombra del Vampiro de Edmund Elias Merhige, La sombra del vampiro es una  mezcla de “biopic” y ficción que husmea en los hechos que rodearon la tortuosa génesis de Nosferatu, película que estuvo a punto de desaparecer bajo el dedo acusador de la iracunda viuda de Bram Stoker, la cual solicitó, a través de una orden judicial, que todas las copias del filme fuesen destruidas al haberse rodado sin adquirir los derechos de la novela en la que se inspira. Por fortuna la orden no fue respetada y Nosferatu sobrevivió, encumbrando a Murnau y convirtiéndose en una obra maestra del cine. La sombra del vampiro  realiza un retrato de la atormentada personalidad de un genio como Murnau,  haciendo además una reflexión sobre la locura de la creación cinematográfica y la búsqueda de la perfección. Plantea de paso una curiosa pregunta: ¿y si Max Schreck hubiera sido en realidad un vampiro? El actor alemán era de hecho un ser bastante misterioso y cerrado en sí mismo, y no sería de extrañar que en más de una ocasión alguien del equipo de rodaje se plantease seriamente esa posibilidad, habida cuenta de su peculiar forma de ser.

9) 30 Days of Dark de David Slade. Basada en una conocida novela gráfica del mismo nombre, 30 días de noche  se ubica en Barrow, Alaska —el punto más al norte de la Unión Americana—, donde durante el inicio del invierno, cada año, se vive un mes de completa oscuridad.

Al tiempo que muchos de sus habitantes emigran, huyendo de las tormentas de nieve y la noche perpetua, la llegada de un forastero se convierte en el hecho que marca la aparición de un grupo de vampiros que inician un ataque contra los pobladores, quienes quedan a la espera de lo que el comisario Eben Oleson (Josh Hartnett) pueda hacer por ellos.

El planteamiento no carece de atractivo. Hasta que reaparezca la luz del día, un grupo humano asentado en en el círculo polar ártico, aislado del resto del mundo, es presa de una pesadilla viva. Sin embargo, el tratamiento es tan repetitivo que todo el interés se centra en los gritos de las víctimas, sin que a nadie le interese contarnos un poco de cómo estos extraños penetraron en el pueblo o cómo han podido permanecer vivos antes de este ataque, sin que los rayos del sol los reduzcan a cenizas.

10) Horror of Dracula de Terence Fisher y el Drácula de la Hammer. Y llegó el momento de hablar de la mítica productora británica Hammer, que por sí sola ya merecería un estudio por haber aportado al género fantástico lo que la Universal aportó unos cuantos años antes en títulos ya míticos protagonizados por actores como Bela Lugosi o Boris Karloff, y dirigidas por realizadores tan prestigiosos como James Whale o Tod Browning. A partir de los 50 esos nombres empezaron a ser sustituidos en cierto modo por otros que alcanzarían la misma fama. Peter Cushing, Christopher Lee, Terence Fisher, Freddie Francis o Roy Ward Baker, entre otros, tienen su lugar en el corazón de cualquier cinéfilo amante del terror y las emociones fuertes. ‘Drácula’ (‘Horror of Dracula, 1958, Terence Fisher), junto a ‘La maldición de Frankenstein’ (‘The Curse of Frankenstein’, 1957) y ‘El perro de Baskerville’ (‘The Hound of the Baskervilles, 1959) se convirtieron en los primeros grandes éxitos de la Hammer y nos dieron a conocer a un realizador que también merecería un estudio para él solo, muy por encima de sus compañeros en la productora.Fisher revolucionó completamente el género con su adaptación de la novela de Bram Stoker. En un principio se planteó hacer la misma operación que Browning en su mítico film, adaptar en realidad la obra de teatro que se inspira en la novela, pero la Universal salió al paso advirtiendo a la Hammer que los denunciarían por plagio. Se encargó entonces a Jimmy Sangster un libreto en el que realizase algunas variantes con respecto a la historia original, también se cambió el título de ‘Dracula’ por el de ‘Horror of Dracula’.
 
El guión de Sangster es un prodigio de síntesis con respecto a la novela de Stoker. Sabiendo que el espectador conoce de sobra la historia proporciona una serie de cambios que hacen que el éste tenga quizá una participación más activa con una trama que resultándole familiar proporciona altas dosis de originalidad y novedad en un film que no las tenía todas consigo para resultar brillante en ese aspecto. Para empezar Fisher se adelanta a los que tres años después haría Alfred Hitchcock en su laureada ‘Psicosis’ (‘Psycho’), quitando el protagonismo al personaje que creemos central. Allí era el personaje interpretado por Janet Leigh, en cuyo destino final tiene mucho que ver cierta famosa ducha. Aquí es Jonathan Harker, que acude al castillo de Drácula para convertirse en su nuevo bibliotecario. Gracias al diario que escribe, y que es recitado por una nada molesta voz en off, nos enteramos de que Harker conoce la condición vampírica del conde Drácula y ha acudido allí para terminar con su reinado de terror.

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