domingo, 7 de agosto de 2011

Del insomnio y otros diminutos dolores.




Insomne de nuevo. Y muy probablemente por ese motivo, un poco obsesionada con ideas sin real concresión, difusas de tan abstractas. Miro fotografias antiguas, viejos pedazos de papel. Y de pronto el pasado es tan real. Sin duda,  la meláncolia nos juega malas pasadas. Pequeñas imagenes que atesoramos en nuestra memoria años tras año, sin forma ni sentido, pero que de alguna manera idealizamos por puro deseo. Ese olor de la infancia, el sabor del momento más feliz, el miedo simple de la niñez. Al crecer, todos los recuerdos dejan de tener forma y color, pero igualmente, continuan existiendo. Tal vez, El pasado regresa en forma de fantasmas, imagenes sobrepuestas que dejan entrever un unico concepto, que puede o no tener significado. Personalmente, pienso que no lo tiene. Solo son formas de pensamientos más o menos coherente que nuestra necesidad de comprensión delinea con cuidado. Sin embargo, estos fantasmas aun sin significado y forma, son completamente reales, envolventes, con el rostro de nuestro temor, escondidos entre la luz y la pregunta incensante. Entre la palabra que crea el caos, y abre la puerta a la belleza. 

Si, probablemente deliro. Y sin embargo, cuantos fantasmas no habitan en nuestra mente. Esas diminutas ideas que van y vienen en nuestros pensamientos sin sentido alguno. Ese sobresalto que carece de razòn o esa obsesiòn recurrente que muchas veces no comprendemos a cabalidad. Fantasmas, diminutos pero reales.


Pero detrás de la idea, hay otra idea, una montaña completa de ellas. Un principio esencial sobre mi propia idea de mi memoria - o esa habitaciòn trastero de nuestra mente-  que se retuerce en espiral. Un hilo de donde me sostengo con dificultad, intentando no resbalarme y caer a la simple tristeza. Tal vez, todos los escritores que alguna vez han querido expresar el miedo humano, han visto ese abismo y han encontrado esa oscura simplicidad de ser niños en nuestros deseos y temores.  Viejas sombras perdidas y reencontradas.  A veces me pregunto si es real, o simplemente, como esos fantasmas, esas emociones a fragmentos que nos atormentan en ocasiones. ¿Quién podría decirlo?

C'la vie

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