jueves, 27 de mayo de 2010

Pequeños fragmentos de pensamiento Universal o de mi obsesión por los misterios


Como creo haber mencionado varias veces en entradas pasadas, soy una fanática de la crónicas historicas y las pequeñas teorias de la conspiración que tienen como elementos primordiales pequeños enigmas perdidos en las versiones digamos que más aceptadas de nuestra cultura anecdótica. Es uno de mis pasatiempos más viejos y a la cual he dedicado una considerable atención. He pasado muchas horas leyendo sobre la extraña construcción de algunas piezas de Vivaldi, intentando descifrar versos yámbicos en latín, calculando la divina proporción en animales y plantas, analizando el simbolismo de las algunas estatuas de mi ciudad ( con claras reminiscencias masonas ), delineando teorías absurdas pero absolutamente deliciosas sobre diversos monumentos y construcciones de la vieja Caracas. Una costumbre tan inutil como querida que nunca he abandonado del todo, aunque durante época me he obsesionado realmente con algunas de estas pequeñas tretas de la imaginación a la que intentamos darles significado. Por ese motivo, he dedido recopilar mis personales investigaciones en una serie de entradas que llamaré "Memorias de Asmodeo", en referencia al supuesto demonio - para utilizar el lenguaje clásico - que según la Tradición es el Guardian de los secretos y misterios del mundo.

Quiero comenzar con una de mis investigaciones relacionadas con el ámbito artistico y que probablemente es una de la que más he disfrutado: intentar descifrar el misterio del celebre cuadro de Poussin "Les bergers d' Arcadie ( circa entre 1637 y 1638).

¿En que consiste el misterio?

Supuestamente, Poussin pertenecía a un grupo esóterico, relacionado con ciertos circulos mistéricos Europeos, que tenían la misión de custodiar celosamente un secreto dinástico transmitido de generación en generación entre nobles de origen Fránces. Tal secreto tenía relación la frase: Et in Arcadia Ego, visible dentro de la obra insigne del Poussin y además, la escena en general que retrata la obra: Tres pastores rodeando una misteriosa tumba, simbolos y custodios simbólicos de un enigma universal. Los entusiastas de la teoria, insisten que la escena no es más que la reproducción de una tumba real ubicada en el extraño y controvertido pueblo de RENNES-LE-CHÂTEAU, al sur de Francia y que ha custodiado durante siglos, un enigma a la que solo unos pocos elegidos han tenido acceso. ¿De qué podría tratarse el misterio de la Arcadia? Nadie puede decirlo con seguridad, aunque hay versiones que le atribuyen cualidades mágicas e incluso, lo relacionan con el tesoro perdido de los Templarios o el mismo origen de la supuesta orden del Priorato de Sión.

¿Que tanta verdad hay en estas afirmaciones?


Comencemos con los hechos.

Et in Arcadia ego o Los pastores de Arcadia (en francés, Les Bergers d’Arcadie) es una de las obras más conocidas del francés Nicolas Poussin. Se trata de una composición realizada óleo sobre lienzo que mide 85 cm de alto y 121 cm de ancho y que actualmente se encuentra alojada en el Museo del Louvre, París, Francia.

La pieza puede catalogarse dentro del género mitológico, alegórico y pastoral: representa a tres pastores - evidentemente idealizados - y a una mujer, todos de pie frente una tumba austera.


Fue una recreación pictórica recurrente para Nicolas Poussin ( que nació en 1594 y murió 1665, en pleno apogeo del misticismo Europeo que dió origen a sectas esotéricas como los Rosacruces). De hecho, el pintor recreó escenas semejantes en dos cuadros distintos: En una recurrencia más que insólita, representa de una manera muy parecida a la misma escena bucólica representada por pastores idealizados - idea muy habitual en el arte clásico - rodeando de nuevo la austera tumba. Su segunda versión, que es la que ha entrado en los análes de la leyenda, es la más famosa.

La frase que adorna la tumba es un evidente memento mori. “Et in Arcadia ego” se traduce literalmente "y yo en la Arcadia". Sin verbo aparente y sin significado obvio, se ha interpretado de muchas maneras: yo, la muerte, reino incluso en la Arcadia, aunque el pintor nunca hizo referencia al posible significado de la frase que repitió no en uno, sino en tres cuadros subsiguientes. Tal carencia de forma y fondo de la aseveración, ha llevado a diferentes expertos a las más disimiles conclusiones: por ejemplo, el biógrafo de Poussin, Andre Felibien, interpreta que quiere decir que "la persona enterrada en esta tumba ha vivido en la Arcadia"; en otras palabras, que ellos también en un tiempo disfrutaron de los placeres de la vida sobre la tierra. Usualmente, se considera normalmente que la interpretación correcta es la primera. De cualquiera de las dos formas, el sentimiento pretendía establecer un contraste irónico al representar la sombra de la muerte sobre el usual entretenimiento y alegría que se supone que disfrutaban las ninfas y demás habitantes de la Arcadia. Tradicionalmente, se considera un símbolo de la caducidad de la vida, incluso en sus momentos más idílicos.


Una extraña visión:

Aunque el cuadro de Poussin no guarda mayores diferencias con las obras que le precedieron sigue teniendo una especial e inquietante reminiscencias a simboloso novedosos para el tema y que fueron añadidos por el pintor debido a razones desconocidas: sitúa a unos pastores con sus atributos, coronas y bastones, en un paisaje plácido y luminoso, al contrario de las anteriores versiones, donde los pastores representaban la futilidad de la vida y la intrascendencia del deseo material. Sus rostros, eternizados en una expresión de beatifica tranquilidad, han perdido todo gesto de turbación ante la muerte, el cráneo que había en una versión anterior ha desaparecido, su actitud de leer y descifrar nos indica que son pastores cultos, lo cual para el tema y la metáfora que se repetía en las anteriores recreaciones es una completa contradicción, una paradoja sin sentido.

Según algunos historiadores, la primera versión de Poussin de este tema (hoy en Chatsworth House) fue probablemente encargado como una imitación de la versión de Guercino, aunque no hay ninguna huella donde pueda sustentarse tal afirmación. Aunque tiene un estilo más Barroco que la versión posterior, característico de las primeras obras de Poussin, puede advertirse en la escena los sutiles cambios que darían un sentido totalmente nuevo ( y sorprendente) a la obra. En el cuadro de Chatsworth los pastores están descubriendo de forma activa la tumba semiescondida, y leyendo la inscripción con expresiones curiosas. Las pastoras, en pie a la izquierda, posan de un modo sexualmente sugerente, muy distinto de su austero contrapunto de la versión posterior. La versión posterior tiene una composición mucho más geométrica y las figuras son mucho más contemplativas. La cara de estas pastoras, que recuerdan a una máscara, cumplen las convenciones del clásico "perfil griego".

El enigma latente en medio de la belleza.

Como dije antes, la frase latina "et in Arcadia ego" que adorna la tumba aparece incompleta, debido a que carece de algún verbo que exprese alguna acción. Una salvedad, que no obstante podría ser explicada porque el latín, como otros idiomas, permite estructuras elípticas omitiendo formas del verbo “ser” que se encuentran sobreentendidas. Este supuesto defecto alimenta una de las teorias de la conspiración más recurrentes en la historia del arte. Se asegura que la frase forma un enigma posiblemente anagramático, que convalidarian las teorías conspirativas sobre la existencia de un supuesto Priorato de Sión. "Et in Arcadia ego" sería el presunto lema de la familia Plantard y del Priorato de Sión, según una reivindicación aparecida por vez primera en 1964.

Más allá de la leyenda:

Como mencioné, la representación que hace Poussin del viejo mito de la Arcadia, no es absoluto original y mucho menos extraña dentro del anecdótario artistico Universal. Podría tomarse que algunas diferencias de forma y de fondo, caracterizan la obra del autor, pero sin embargo, tales rasgos insólitos no son suficiente para darle sentido a la aseveración que guarda un críptico mensaje plasmada en la escena.

Sí analizamos con detenimiento el cuadro "Los pastores de Arcadia". Vemos un grupo de tres personajes masculinos y uno femenino que leen la inscripción "Et in Arcadia ego" (Y yo en la Arcadia) en un sepulcro. Como dije, el tema recurrente no supondría una mayor diferencia en la aproximación que del tema se ha hecho anteriormente. Una pregunta lógica que podría ayudarnos a desentrañar la supuesta teoría que Poussin transmitió un mensaje cifrado a través de la pintura es tan sencilla que tal vez, se tome por algo absurda.

¿Qué significa esta escena?

La explicación es tan simple que le da una absoluta transparencia a una idea al parecer compleja. Para la antigüedad greco-latina, la Arcadia (aparte de ser una región real de Grecia) era el lugar en que Virgilio ambientó sus "Bucólicas" en las que retomó la poesía pastoril que ya había tratado Teócrito de Siracusa en sus "Idilios". Obviamente, esta idea confirma y sostiene que tanto el tema bucólico y la enigmática frase no son originales de la obra de Poussin: existe todo una antecedente histórico que la sustenta como una pequeño juego de sombras en diversas obras anteriores. La primera aparición de una tumba con una inscripción conmemorativa (a Dafnis) en los paisajes idílicos de la Arcadia aparece en la obra de Virgilio Bucólicas V 42 ff. Virgilio cogió a los rústicos sicilianos idealizados que habían aparecido por vez primera en los Idilios de Teócrito y los ubicó en el primitivo distrito griego de Arcadia. En las diversas eglogas, encontramos pastores idealizados que cantan poemas a sus amadas o a la naturaleza en un mundo, reflejo del mito de la Edad de Oro, en que conviven hombres y seres sobrenaturales. La idea fue retomada en el círculo de Lorenzo de Médicis en los años 1460 y 1470, epoca en la cual la expresión creativa relacionada con la adoración de la naturaleza y la metáfora de la perdida de la inocencia tendría muchas vertientes distinta. En su obra pastoral Arcadia (1504), Jacopo Sannazaro estableció la percepción de comienzos de la Era Moderna sobre la Arcadia como un mundo perdido de idílico encanto, recordado con tristeza. En los años 1590, sir Philip Sidney hizo circular copias de su romance La Arcadia de la Condesa de Pembroke, que pronto dio a la imprenta. La primera representación pictórica de este familiar memento mori que fue popularizado en la Venecia del siglo XVI, ahora más vívido y concreta con la inscripción ET IN ARCADIA EGO, es la versión de Guercino, pintada entre 1618 y 1622 (Galería Barberini, Roma), en la que la inscripción gana fuerza debido a la presencia de un cráneo en el fondo, debajo del cual están grabadas las palabras. El género tendría un nuevo giro en la la literatura renacentista ("Ninfale Fiesolano" y "Ninfale d'Ameto" de Boccaccio) para culminar en un gran éxito de la época, la "Arcadia" de Sannazaro (publicada en 1508) que haría que se extendiese la moda bucólica por toda la Europa occidental, algo a lo que tampoco fue ajena España (Garcilaso, Montemayor, Lope, Cervantes...). Ahora bien, toda esa artificiosa felicidad no excluía la muerte. En su Bucólica V, (traducida por Fray Luis de León como Égloga V) encontramos los siguientes versos:

"Y con dolor, pastores, y gemido
un túmulo poned, y en el lloroso
túmulo, aqueste verso esté esculpido:
Yo, Dafni, descansando aquí reposo;
nombrado entre las selvas hasta el cielo;
de hermosa grey pastor muy más hermoso."



De esa contraposición entre felicidad bucólica y muerte nacerá el tema del "Et in Arcadia ego" que tampoco, como señalé antes, fue invención de Poussin. Antes que él lo trató en 1618 Giovanni Francesco arbieri, más conocido por su apodo de Il Guercino (El Bizco), en su obra Et in Arcadia ego.


Evidentemente, la comprobación histórica no ofrece lugar para la duda o la especulación histórica. La escena esquemática general podría resumirse de la siguiente manera: Un par de pastores de Arcadia encuentran una de la muerte) sobre la que aparece posada una mosca (nuevo símbolo de la fugacidad de la vida). En el pedestal en que se asienta aparece la célebre frase que así adquiere su pleno significado: Et in Arcadia ego sum (Yo [también] estoy en la Arcadia) o Et in Arcadia ego vixi (Yo [también] viví en la Arcadia).


La forma verbal se presenta como una advertencia, en lugar de una cita o simple epitafio. Simplemente anuncia un destino inevitavle: p al final has de morir. Lejos de interpretaciones esotéricas, esta obra es un memento mori (recuerda que has de morir) muy cercano al género de las vanitas (así llamadas por la traducción latina de una frase del Eclesiastés, "vanitas vanitatum et omnia vanitas" -vanidad de vanidades, todo es vanidad-) que fue muy cultivado durante el Barroco: Pereda, Van Steenwyck, Linard.


Estoy convencida que Poussin se hizo eco de la obra de Il Guercino en dos cuadros con igual título, "Los pastores de Arcadia", y con idéntico significado. La primera versión es de 1629-1630 y en ella aún aparece la calavera aunque lejos del protagonismo que adquiría en la obra de Il Guercino, la segunda versión es de 1638-1639 y es la protagonista del asunto Rennes. Con posterioridad (1655), todavía aparecería la versión homónima de Benedetto Castiglione en la que cambia la inscripción del sepulcro que ahora es temporalis Aeternitas (eternidad temporal).

Me parece un poco exagerado, por tanto que las afirmaciones esotéricas se concentren en Los pastores de Arcadia, y más en la frase "Et in Arcadia Ego", de la cual se ha dicho es un anagrama que ocultaría una "terrible" verdad, oculta detrás de mi misterio centenario. Muchas veces, se ha intentado forzar el extremo, afirmando que "et in Arcadia Ego" es una anagrama de Le corp De Dieu ( el cuerpo de Dios ), lo cual me parece un completo desatino: los anagramas se distinguen por formar frases enteras mediante la utilización de las letras exactas de su expresión origen, lo cual es no es el caso: como es facilmente comprobable, en la frase resultante sobran una "t", una "g", una "n", una "i" y tres "a", y faltan una "l", una "p", una "d", una "e" y una "u".

Otras de la teorias que sostienen los defensores de la teorias y enigmas en la obra de Poussin asegura que el paisaje que se muestra en la obra no es otro que el monte Cardou -que aparecía pintado en en cuadro de Poussin junto a Rénnes y el castillo de Blanchefort- donde ocultaría una tumba que contendría un valiosisimo secreto, custodiad por el esaparecidos caballeros del Temple y cuyo origen y significado claves secretas de geometría geograficas. No obstante, hasta ahora, no existe una sola prueba fáctica que demuestre el hecho que la silueta bosquejada por Poussin pertenezca a la región antes descrita. Aunque no tendría nada de extraño que Poussin hubiera copiado un paisaje real (aunque por lo conozco de su biografía jamás estuvo por las cercanías de la región que se afirma representó en el cuadro) la verdad es que tampoco eso es cierto. De hecho, si se compara la topologia del lugar (RENNES-LE-CHÂTEAU, al sur de Francia ) con al menos doce lugares de geograficos distintos, encontraremos las mismas caracteristicas generales: Dos montañas altas, en cuyo centro se alza una loma oblonga. Siendo así, la aparente idea que el pintor intentó plasmas un mensaje enigmático en una escena repetida hasta la saciedad en la forma pictórica universal, carece en mi opinión de sentido y sobre todo, de asidero.


Por supuesto, todas mis afirmaciones no son absolutas y son por completo discutibles. A pesar de todos mis señalamientos ( basados en datos históricos y artisticos comprobables) continuan existiendo algunos cabos sueltos que llaman mi atención. Luego de leer algunas de las recopilaciones que hacen referencia al origen del tema Arcádico, encontré que casi todos nacieron bajo la corte de René de Anjou, duque de Lorena, quién ha sido señalado muchas veces como el primer Gran Maestre del supuesto Priorato de Sión. ¿Casual o guarda alguna relación con la insistencia de algunos cronistas históricos que de la Corte de Lorena, comienza el rastro incipiente del misterioso legado dinástico que finalmente descansa en Rene de Chateau? No podría decirlo. Dejo al criterio de cualquiera de mis amables lectores, comprobar por si mismo la veracidad de los datos que aquí ofrezco o encontrar una explicación alternativa a mis planteamientos. Creo que en realidad, ese el sentido de todo buscador de la verdad y amante del misterio: cuestionar y discutir todo lo en apariencia tiene un unico sentido. De hecho, me encanta pensar que la fría racionalidad jamás podrá empañar el lustre de un teorema de la imaginación, una voz raquídea en medio de la cotidianidad.

Como he repetido muchas veces, los pequeños demonios de la conciencia tienen la apariencia de una provocadora sugerencia. La libertad absoluta Una pequeña crónica de Asmodeo, sin duda.

cé la vie.



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