viernes, 18 de mayo de 2012

Un punto de vista incomodo ¿Quienes son los responsables de la Violencia? nosotros y nuestra indiferencia.





Lo que escribiré a continuación no tiene tinte político alguno. Si esperas encontrar en la siguiente reflexión, algún tipo de arenga política hacia cualquier tendencia de las que hoy se encuentran en pugna en nuestro país, mejor lee otra cosa. Mi posición política es bastante clara para cualquiera que me conoce, pero lo que quiero expresar en este pequeño texto, no tiene ninguna relación con eso. Porque de lo que hablaré es de nosotros, como ciudadanos. Como Venezolanos. Como parte de la situación que estamos padeciendo en la actualidad.

Ayer, ocurrió un hecho inédito en nuestro país: durante casi nueve horas, acaeció una auténtica situación de guerra en una calle concurrida de mi ciudad. Para ser más especifica: durante casi todo el día, grupos armados dentro de la Cárcel de La Planta ( ubicada en medio de una populosa zona residencial ) se enfrentaron a la fuerza pública con armas de grueso calibre e incluso, armamento de guerra. Nadie me lo contó: lo viví. Escuché durante interminables horas, las ráfagas de disparos, las explosiones, las lentas y acompasadas detonaciones de las bombas lacrimogenas, arrojadas en una zona que está rodeado de edificios de apartamentos y colegios de primaria y secundaria. Fue un circunstancia cruenta, impensable. Los vecinos del penal nos convertimos en rehenes accidentales - circunstanciales quizá - de la violencia callejera y por horas, padecimos de la angustia de no saber que esperar, de vivir una pesadilla a ciegas. Oculta debajo de mi escritorio y después tendida en el suelo, pasé de la incredulidad al miedo puro, al terror más profundo y poco después, a algo tan duro como la desesperanza y el desgaste emocional.

No obstante, durante la noche, ya la situación aparentemente "controlada" comencé a pensar en lo que había vivido, ya no como una escena dantesca, consecuencia directa de esta cultura de la violencia que padecemos, sino de cuanto de lo que ocurre es mi responsabilidad. Suena demencial ¿Verdad? Creer que siendo un ciudadano de a pie, cuya única culpa parece ser vivir demasiado cerca de una locura Urbanistica como lo es  El Retén de la Planta, tengo alguna medida de responsabilidad en lo que está ocurriendo, en lo que no tengo los medios para evitar. Pero lo pensé, y paulatinamente, llegué a la conclusión que no solo yo, sino todos nosotros, estamos aupando lo que ocurre cada día en Caracas.

Y hablo, que ayer, en medio de la locura y de la incertidumbre que estábamos viviendo como ciudad, recuerdo que pensé y de manera muy nítida "Es la tercera vez que ocurre, y parece que ya lo habíamos olvidado". Y es así: lo que ocurre - porque dudo que el conflicto armado esté próximo a terminar - se debe a una progresiva descomposición de lo que somos como país, como cultura, como sociedad. ¿Suena como una frase hecha verdad? Pues no lo es. ¿Te has detenido a pensar cuantas veces haces la vista gorda sobre la violencia? ¿Cuantas veces evades la realidad con cualquier excusa, mientras la circunstancia que todos vivimos se recrudece, se hace cada vez más dura y peligrosa? ¿Analizas de vez en cuando  que lo que ocurre, requiere el concurso de todos para encontrar una solución viable? Porque el mero hecho de nuestra indiferencia, lo afianza, lo acentúa, lo permite, lo disculpa. Y no exagero. ¿Donde están las protestas, las voces alzadas, las respuestas enérgicas por lo ocurrido ayer? ¿Donde están hoy los vecinos del Paraíso, donde me incluyo, que deberian estar protestando, con firmeza, exigiendo su derecho al resguardo de su vida y al libre tránsito? ¿Quién ha pensado en los debates que deben realizarse para analizar la problemática que vivimos, las propuestas que deberíamos analizar, lo que necesitamos exigir a los diputados que escogimos para que fueran nuestra voz frente a la justicia y a la administración pública? Asusta un poco el silencio, la ausencia de respuestas a todas estas preguntas. Asusta tanto como el silencio que se extendió en todas direcciones ayer, luego de los enfrentamientos, una tranquilidad falsa y de ultratumba que parecía acentuar la idea de desastre, el dolor de la angustia que todos quienes padecimos esta situación, sentimos. ¿Donde estamos COMO ciudadanos mientras perdemos poco a poco nuestra ya mermada calidad de vida?

No estamos en ningún lugar y eso, es inquietante.

Porque mientras se desarrolla una campaña electoral atípica, en medio de una guerra de encuestas, acentuada por la obsesión nacional por la salud de uno de los candidatos, lo verdaderamente importante pasa por debajo de la mesa. Lo verdaderamente esencial. ¿Por qué nadie ha insistido en llevar a la agenda de discusión de cualquiera de los candidatos la seguridad personal de los ciudadanos de esta Caracas arrasada por el hampa y la violencia? ¿Por qué nadie ha exigido que cualquiera de los candidatos explique concretamente que se hará contra el hampa desbordada, contra los secuestros, contra la violación de los derechos humanos, la gravísima situación carcelaria? ¿Como es que ninguno de nosotros tiene una parte activa en promover una discusión social donde el ciudadano sea el protagonista? Porque olvidamos nuestra responsabilidad. Porque ahora mismo, los vecinos de El Paraíso, estamos agradecidos porque "todo termino", y el resto de los ciudadanos de Caracas, se siente aliviado que sea viernes y tenga un fin de semana por delante para descansar. Porque en este país que agoniza en medio de la desidia y el caos, se contabiliza un 30% de abstención invariable en cada elección, hay quienes ni siquiera tuvieron la intención de inscribirse en el registro nacional electoral. Los que ayer, mientras casi 200 ciudadanos temblábamos de miedo, encerrados en sus casas como rehenes de facto,  bromeaban por las redes sociales, se dedicaban a sus propios asuntos, que sin duda eran más importantes -  más hermosos, quizá - que esa realidad desagradable de las balas y la muerte, de la sangre y los gritos. Del terror.

Eso es lo que vivimos en Venezuela. Y ESA indiferencia es la responsabilidad que tenemos sobre lo que ocurre. Ese es el peor escenario con que debe enfrentarse Venezuela, más allá de la crisis económica, la destrucción del aparato productivo y otros tantos problemas que nos aquejan. Somos responsables de este silencio complice y lo que es aun peor, de la resignación por lo que vivimos.

Cuesta llegar a una conclusión así luego de una noche de insomnio por miedo. Y más aun, sentir que es tu deber enfrentarte a esas ideas para encontrar sentido a lo que ocurre. Pero es lo que pienso, es lo que necesito comprender, para tomar una posición concreta y si, Responsabilizarme - así, en mayúscula - sobre lo que ahora mismo ocurre en nuestro país. Porque como ciudadana, no soy inocente y mucho menos, anónima, en medio de este caos exponencial que se multiplica día a día en el país. O al menos, no quiero serlo.

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