viernes, 25 de marzo de 2016

Proyecto "Un país cada mes" Marzo: España. Javier Marias.





Se suele decir que Javier Marias es el fruto de su entorno, como si su talento literario fuera consecuencia directa de una línea biológica que lo predispuso para el mundo intelectual. Razones no faltan para concluir algo semejante: el escritor es el cuarto de una familia de cinco del renombrado filósofo y miembro de la real Academia Julián Marías. Un catedrático reconocido por sus argumentos complejos sobre el mundo y su capacidad para comprenderse así mismo que muchos reconocen en los libros de su hijo, el autor. Como si eso no fuera suficiente, Javier también pudo haber heredado la elocuencia de su madre, la escritora Dolores Franco Malenas o compartir conocimiento y complicidad intelectual con su hermano, el historiador de arte Fernando Marías Franco. Si alguien tenía dudas sobre la ilustre línea de parentesco que avala la reputación de Marías también habría que nombrar, para redondear el peregrino concepto, al Cineasta Jesús Franco, tío materno del escritor.

No obstante, Javier Marías es algo más que la suma de las partes de su enrevesado e intelectual árbol genealógico. No sólo se trata de una de las voces más elocuentes de la literatura Española, sino además, tiene el raro honor de construir su propia ideal sobre su visión de la palabra en cada oportunidad posible. Sagaz, audaz, extrañamente irónico, Marías es un portentoso narrador que ha sabido encontrar en los escenarios más improbables, una cuota de belleza que sorprende por su buen hacer y elegancia en la prosa. Pero además de eso, Javier Marías es un personaje en si mismo: Una visión sobre el creador literario a mitad de camino entre lo evidente, lo contradictorio y lo levemente desarticulado. Como si se tratara de una de sus novelas - piezas de milimétrica y maravillosa precisión - Javier Marías se concibe así mismo como un escritor que escribe sobre si mismo.

Y es que lo que sorprende de Marías, es quizás su cercanía, su don para la palabra elocuente, su amabilidad sentida y llana. En la entrevista que le realizó el periódico ElPaís de España luego que su novela "Así empieza lo malo" fuera elegida el mejor libro del 2014, demostró que no sólo es un hombre que ama escribir - y lo hace de manera espléndida - sino que también está muy consciente de su papel como escritor. De hombre frente a las cámaras y frente al periodista. Sonriendo, todo ojos en el rostro pálido de intelectual irreprochable, su primer comentario es para una broma  "Mi cardiólogo me va a reñir por salir fumando en las fotos” explica y luego explica que el médico se convirtió en uno de los personajes del libro homenajeado. Y es que para Marías, la realidad y la ficción parecen entrelazarse en finos hilos indeterminados, en un paisaje elemental que crea algo más que una página escrita. Se trata de una visión sobre lo que se cuenta tan vivaz como poderosa, tan profunda como real. Para Marías, el oficio de escritor trasciende la palabra, va a todas partes. Es el reflejo de los personajes en quienes conoces, de la personalidad del libro que es la suya propia. Y más allá de eso, un límite borroso entre quienes somos y quienes deseamos ser, esa percepción de la belleza y la ternura que parece zigzaguear entre lo bello, lo extraño y profundo a medida que avanza su percepción sobre el Universo literario que intenta crear.

También es un hombre modesto, como modestas son sus novelas, sus percepciones sobre su talento, sobre su fino olfato para crear ideas perpendiculares sobre la realidad que lo circunda. Tal pareciera que Marías no se cree demasiado su capacidad para crear y construir ideas, para soñar y asumir el valor exacto de sus logros como escritor. Del premio, llegó a decir que no se lo esperaba. Que era una sorpresa, que era una fantasía de ego, que ahora que se cumple, parece parte de algo mayor y muy más complejo. ¿Le sorprende que su libro sea el mejor en un universo denso de plumas noveles y reconocidas compitiendo por la atención del lector? Sí, le sorprende, admite.  “Por dos razones. Una, porque este año ha sido excepcional en cuanto a libros importantes de escritores importantes: Marsé, Muñoz Molina, Landero, Cercas, Luis Mateo Díez, Gimferrer en poesía, Ferrer Lerín, Molina Foix, Guelbenzu… No los he leído todos pero alguno mejor tiene que haber. La segunda, porque cada nueva novela la escribo más a tientas y con menos fe. Además, me sorprende que al cabo de 43 años de publicar mi primera novela todavía pueda seguir vigente lo que hago, cuando todo cansa tan rápidamente. De mí debe de estar la gente aburrida” explica. Y lo hace, rodeado de libros ajenos, de historias ajenas, que también admira, que disfruta que paladea. Porque para Marías la literatura no termina en su propio libro, sino que avanza más allá para crear un todo extravagante sobre lo que se crea por derecho propio y lo que se sostiene por una visión más elaborada de la realidad.  Ni siquiera considera la narrativa en prosa - su género natural - su favorito. Como si lo que hace y crea estuviera al borde de algo mucho mayor que mira con sorpresa, que analiza desde los límites, que asume poderoso y punzante. ¿Y cual es el libro favorito de este escritor en busca de algo más que la trascendencia? ¿De este hombre humilde y asombrado por la capacidad sonora y poderosa de la palabra? No es uno de los suyos por cierto, nada más lejos de su intención. Tampoco alguno de quienes se le parece o incluso, a quienes le gustaría emular. Es la  poesía. Y de Mark Strand,  nada menos. Una visión hacia lo intrínseco y doloroso, hacia la belleza y el silencio, hilvanado por ese gusto de Marías por lo denso, lo trágico y lo bello. “La poesía”  insiste “me sigue pareciendo la más alta expresión literaria posible”. Como si mirara a la distancia el poder de la palabra y su capacidad para construir ideas.

Pero a pesar de esa humildad sugerida, apenas entrevista, Marías también es un escritor que elabora ideas esencialmente personajes en sus novelas. Y las construye a partir de su personalísimos puntos de vista, no obstante las contradicciones que eso pueda provocar. Para Marías, toda novela es un reto, es una percepción de la realidad ambigua, llena de pros y contra en los actos de los personajes. Y es que su narrador nunca emite juicios morales a pesar que podría hacerlo y permitir a Marías sermonear al lector desde la periferia. Sin embargo, el escritor se cuida de hacerlo: sus novelas avanzan entre lo extravagante, lo simple y lo extraño - una singular combinación que en manos menos hábiles podría no funcionar - y sostiene planteamientos de enorme agudeza, interpretados desde lo cotidiano y lo doloroso. Para Javier Marías no hay nada sencillo, nada elemental. Toda situación y circunstancia parecen entremezclarse en una perspectiva mucho más dura, coherente y directa sobre el mundo. Pero eso sí, vista entre los dedos, a unos pies por detrás. Porque para Marías el acto de escribir es una comunicación perfecta pero etérea. Una comprensión anodina y firme sobre la identidad de su autor.

Quizás por eso al escritor lo siga sorprendiendo que sus personajes sean capaces de atravesar las hojas y sorprender al lector. En una ocasión confesó que seguía sorprendiéndole que quienes le leían, pudieran asumir a sus personajes como criaturas de carne y hueso.  "En una firma de ejemplares una señora me dijo que estaba indignada con el comportamiento de un personaje. Otra le respondió: “Es que el marido...”. Supongo que es bueno que el lector se meta en una novela lo suficiente como para que las vicisitudes de los personajes le sean motivo de aprobación o de indignación. Me sorprende por el tipo de novela que yo hago, que no es de técnica realista, pero me agrada, claro. El mayor elogio que se le puede hacer a una novela es hablar de sus personajes como si fueran personas reales" contó en una entrevista. Y más adelante añadió "Es un poco como crear vida. Como asumir que la palabra sostiene la belleza desde lo que creas sin saberlo".


Sin duda, para Javier Marías, la escritura y la creación proviene de esa belleza perdida. ¿Heredada? ¿Asimilada? ¿Fruto de la experiencia? El escritor se niega a  ser comprendido de una manera sencilla. Y sigue escribiendo. Fascinado quizás por su capacidad para reconstruir la realidad y sostenerla a partir de una idea consecuente. Con una sonrisa, el mismo hombre que se sorprende del efecto de lo que escribe, admite que sus historias y sus personajes son suyos, una puerta abierta a la imaginación. "Todos los personajes tienen algo de realidad, y siempre hay algo de uno mismo en todos ellos. Yo tiendo a poner cosas mías en los más desagradables. A veces son meros detalles. Pero todos existen en mí: el escritor en busca de su espejo".

Una manera de asumir el valor de su propia pero sin duda también, una forma de celebrar esa visión personalísima del escritor sobre el mundo que crea, que asume como propio y que obsequia al lector como parte de un deseo de trascendencia. Toda una contradicción que nace de algún lugar misterioso de la mente de quien crea y que sin duda, es el mayor atributo de cualquier obra destinada a sorprender. Una forma de elaborar una nueva dimensión sobre lo real y lo profundo, en medio de lo que la palabra puede ser.

¿Quieres leer las obras completas de Javier Marías en formato PDF? Déjame tu correo electrónico en los comentarios y te lo envío.







2 comentarios:

deseopueril dijo...

Es posible? https://www.evernote.com/shard/s92/sh/7d64e78a-663e-41a6-9f71-6f208bb74da1/a8ab97f9bec68da6

deseopueril@gmail.com
gracias

ottoemezzo dijo...

Buenas noches
Tus publicaciones son excelentes, te leo con frecuencia.
Me podrias enviar las obras al correo eu_@yahoo.com
Gracias

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