lunes, 28 de marzo de 2016

La lucha de dos iconos: Lo bueno, lo malo y quizás lo feo de #BatmanVsSuperman






“Yo soy un peligro político. Tú eres una broma”
Batman a Superman en Batman:El regreso del Caballero Oscuro, de Frank Miller

Se suele decir que Superman es la encarnación moderna de lo que antiguamente fueron los Dioses grecorromanos. Que con su poderes ilimitados — y en ocasiones absurdos — , su extraña mezcla de humanidad y algo parecido a la una divinidad forzada, representa lo peor y lo mejor del ser humano. No obstante Superman — el símbolo — parece ser incluso más que eso: es la representación del sueño americano, una figura luminosa que brindó al país una metáfora sobre el optimismo en los oscuros años de la Postguerra. Más allá de eso, Superman es una idealización moral inquietante, que eleva los principios y dilemas del hombre común a una dimensión inalcanzable.

Por el contrario, Batman es violento, tenebroso y sobre todo, ambiguo. A pesar de que su origen es similar al de Superman — la muerte violenta de ambos progenitores — el hombre Murciélago no tiene la necesidad de cumplir un canon ético, sino que construye el propio. Al contrario que el héroe de Metrópolis, Batman se debate entre sus dolores y la responsabilidad moral que asume sin quizás prever sus consecuencias. Así que mientras Superman se cuestiona si el bien es algo más que una postura intelectual, Batman legitimó la estrategia y la cólera como una forma de comprenderse así mismo y la manera en que lucha contra el crimen en una ciudad complicada como Gotham. Un símbolo de una cierta concepción del mal necesario.
Visto así, ambos héroes se encuentran en extremos contrarios del espectro: Superman es una aspiración y Batman, una interpretación humana del dolor y la venganza. Como bien comentó David Macho, guionista español que tiene el honor de ser el único ibérico que escribió un cómic de Bruce Wayne, no es sencillo comprender al justiciero de la máscara negra: “Mientras Superman representa un objetivo inalcanzable de bondad que tememos plantearnos, Batman es la encarnación del poder de la inteligencia y el dolor humano. Planos superpuestos uno sobre otro”.

Quizás por ese motivo, el hecho de llevar a la pantalla la batalla entre ambos íconos es desde su origen, un planteamiento que conlleva un considerable riesgo. No se trata sólo que Superman y Batman son expresiones paralelas de una idea única, sino que incluso sus respectivos contextos parecen acentuar la diferencia hasta crear puntos de vista diametralmente opuestos: Mientras Gotham es una ciudad oscura, violenta, árida y peligrosa, muy parecida a la Nueva York de los años ’70 inmortalizada por Scorsese, Metrópolis es limpia optimista y casi ingenua. Ciudades espejos protegidas por héroes a su imagen y semejanza. Creaciones utópicas y distópicas de una interpretación que insiste en analizar la luz y las sombras a la periferia de cada uno de nosotros.

¿Cómo crear una película que pudiera abarcar ambas ideas sin menospreciar alguna en beneficio de la otra? ¿Como construir una visión sobre épica basada en un personaje tachado a menudo de bidimensional como Superman y otro que tuvo que adaptarse al gusto cinematográfico y sus transformaciones, como lo es Batman? ¿Puede una única propuesta visual contenerlos a ambos, contraponer ambas visiones sobre el hombre y su noción sobre la verdad, la justicia y el dolor?

Frank Miller lo logró con enorme éxito en su cómic de culto: Batman: The Dark Knight Returns. La miniserie, dividida en cuatro volúmenes, logra captar la oscuridad del Vigilante de Gotham y lo enfrenta directamente contra el bien ideal, encarnado por Superman. En el cuarto capítulo — Batman: La Caída del Señor de la Noche — Superman se enfrenta contra Batman en una pelea extraordinaria, donde no sólo parecen enfrentarse como individuos, sino como metáfora de algo mucho más grande y colosal. Para Miller, el hecho del bien ambiguo encarnado por Bruce Wayne parece construir un punto de vista nuevo sobre la concepción de la lucha por ideales que de pronto, no parecen tan claros. Superman en cambio, insiste en el bien absoluto, pulcro. Una moral extraña a la cualquier concepción humana.

Quizás por ese motivo, la película de Zack Snyder, donde finalmente ambos Superhéroes se enfrentan en pantalla, divide opiniones. Como si se tratara de un reflejo de los temas que tocan y profundizan los personajes, nadie parece saber muy bien cómo catalogar que ha sido catalogada desde basura comercial hasta una película imprescindible para todo amante de la cultura Pop. En medio de ambas perspectivas — radicalizadas en medio de una lucha de críticas cinéfilas y una fervorosa respuesta de los fans — la película de Snyder parece encontrarse a medio camino entre haber logrado el propósito de sintetizar la personalidad de Batman y Superman en una alegoría fastuosa y sólo decepcionar. ¿Lo logró el director? ¿Pudo Goyer como guionista crear un fresco lo suficientemente amplio y bien ensamblado sobre los extremos que representan Superman y Batman?

Quizás la mejor manera de entender una película con tantas ambiciones y resultados fallidos sea analizando punto por punto lo que la hace extraordinaria y lo que definitivamente, afectó la estructura de lo que pudo ser la mejor propuesta del cine de Superhéroes hasta la fecha. De manera que vale la pena preguntarse: ¿Cuáles fueron los puntos buenos y malos de una pieza fílmica que ha generado un debate confuso y apasionado? Con toda seguridad, los siguientes:

Lo bueno

Otra visión del hombre de Acero:
La película “Batman vs Superman” es deudora directa de “Man Of Steel”, desde donde recoge la mayor parte de sus puntos argumentales y los analiza desde una perspectiva nueva. Y lo hace con enorme acierto. Desde esa transformación sucesiva de Superman de un hombre ingenuo a otro atormentado por el dolor y la confusión, hasta ese planteamiento enorme sobre la raíz del conflicto que atraviesa y que por primera vez, parece golpear la figura mítica de un héroe hasta ahora sin doblez. El Superman de Snyder (encarnado con gran sutileza por un Henry Cavill ponderado y contenido) está lleno de impotencia y horror. Hacia la responsabilidad que supone proteger a la humanidad de si misma y enfrentarse a las expectativas y temores que se reflejan sobre él. Quizás por ese motivo, el Superman de Snyder se comprende mejor en los silencios que en los pocos — y en ocasiones, lamentables — diálogos que el guión le brinda. Y es que este Superman hierático, pensativo y desconcertado es una percepción inédita de un héroe que hasta el mítico Frank Miller, tachó de inalterable. Snyder logra no sólo brindarle un lado humano de inestimable valor sino de una profundidad que por momentos, conmueve.

Es una película de Superhéroes adulta:
Asombra los niveles de épica violencia que alcanza la película, que la convierten quizás en la revisión más contundente del género hasta la fecha. Se trata de un panorama de miedo y odio que no sólo beneficia el tono general de la propuesta sino también la atmósfera. Snyder maneja con pulso preciso no sólo las múltiples facetas con que dota a sus personajes, sino que los convierte en interpretaciones de un tipo de visión sobre la heroicidad pocas veces vista. Ni Superman ni Batman parecen especialmente felices ni cómodos con el papel que les ha dado la historia. Atormentados, abrumados y sobre todo, convertidos en símbolos involuntarios de ideales difusos, Batman y Superman batallan no sólo sobre lo obvio, sino sobre esa consideración directa sobre lo que es esa necesidad de proteger a la humanidad de sus grietas, sin lograrlo. Y mientras el Superman de Snyder parece sofocado por el dolor y la inconformidad, su Batman batalla con crudeza, sin atenerse a miramientos. En una película donde todo involucra a sus dos personajes, esa percepción resulta un triunfo argumental que se agradece, a pesar de sus múltiples errores de forma.

La atmósfera oscura y decadente:
Snyder escogió para su película crear una atmósfera durísima sobre el contexto de los personajes y además, le agregó un ingrediente de pura decadencia que convierte a la película en un espectáculo pesimista. A pesar de los múltiples problemas de guión, el director logra sostener la película sobre una percepción aumentada del sufrimiento de sus dos protagonistas. Desde el génesis de Batman — versionado por enésima vez con una cuota de nostalgia innecesaria — hasta el rostro pétreo de un Superman confuso y cansado, la película no tiene remilgos en apuntar directamente al centro de lo que parece ser la propuesta del film y la futura saga que engendra: aquí nada será sencillo, luminoso ni agradable. La estructura se maneja desde las sombras, desde las vicisitudes humanas y avanza hacia un núcleo de sufrimiento real que el director supo mostrar a través de plano secuencias tenebrosos y una percepción pesimista de sus personajes. Una vuelta de tuerca original que dota a la película de una personalidad única.

Una violenta revisión al Batman cinematográfico:
Durante meses se criticó muchísimo la elección de Ben Affleck como Batman: se habló sobre su blandura actoral, su apariencia física de chico bueno e incluso, se habló sobre su incapacidad para comprender la psiquis de un personaje tan complejo como el hombre Murciélago. De manera que sorprende gratamente que su versión de Batman no sólo sea lo mejor de la película, sino la piedra angular sobre la cual se sostiene una película que por momentos parece flaquear en sus puntos más frágiles. El Batman de Affleck es el más parecido al cómic de todas sus revisiones cinematográficas: Violentísimo y definitivamente convencido de la necesidad de esa violencia. Desde la primera escena, el Batman de Snyder elabora una percepción sobre lo que vendrá a continuación desde una suprema angustia y rabia: Bruce, testigo de excepción en medio de la batalla de Zod y Superman, mira hacia el cielo y en esa única mirada se trasluce toda una declaración de intenciones. El vigilante de Gotham sabe que Superman es un tipo de amenaza que debe ser detenida y destruída. Sin cortapisas o disimulo alguno, Batman se convierte en enemigo de ese Semi Dios flotante por la mera idea de lo que puede significar.

Y tanto Affleck con una estupenda actuación como Snyder con una mirada pulcra sobre el héroe oscuro, lo muestra con enorme solidez. Batman se convierte no sólo en la mirada del público, que contempla a Superman sin comprender en realidad que es o cuales son sus intenciones, por lo que Snyder le concede no sólo estupendas escenas sino también, cortos diálogos que consiguen descifrar esa extraña percepción del hombre murciélago sobre el bien y el mal. Sobre todo, el guionista Chris Terrio se preocupa por profundizar en las ideas claves sobre el poder y la justicia que Batman predica y cuestiona a cada paso. Asombra además, el diseño visual del personaje — robótico, rígido, casi una armadura de hormigón — que no sólo lo convierte en una criatura inhumana y fatídica, sino en una a la que hay que temer. No hay un sólo momento en que el espectador se cuestione si Batman podrá enfrentarse a Superman. Y cuando lo hace, las expectativas son sobradamente satisfechas.

Una espléndida Wonder Woman:
La sorpresa de la función: La debutante Gal Gadot deslumbra por su buen hacer con un personaje que apenas aparece en medio de la conflagración entre Superhéroes, pero que se convierte en centro de atención por su solidez y elegancia. Gadot no sólo imprime a Diana Prince misterio y osadía, sino que además, crea un personaje poderoso que se sostiene a pesar de sólo aparecer en unas cuentas escenas. El personaje, ninguneado por décadas y que hace su primera aparición en la pantalla grande, sorprende por encarnar no sólo las cualidades que hereda del cómic sino además, sustentarlas por lo que parece ser un promisorio primer paso hacia su propia historia.

Un corrosivo Alfred Pennyworth:
El extraordinario actor Jeremy Irons encarna al clásico Alfred con un toque de sofisticación y buen gusto que se agradece. Alejado de paternalismos innecesarios, continúa siendo la conciencia de Batman, con un estilo corrosivo e irónico que se sostiene momentos álgidos dentro de la trama. Además, Irons actúa como catalizador de la violencia de Batman. De esa noción furiosa y elemental del héroe en busca de la redención a través de la amenaza. Impagable los diálogos de puro humor británico que el guionista Chris Terrio brinda al personaje.

Las referencias directas al cómic, sobre todo a la serie escrita y dibujada por Frank Miller:
La película está llena de escenas de extraordinaria riqueza visual, calcadas del cómic en el que bebe la mayoría de sus referentes y las películas animadas basadas en la obra de Miller, el Caballero Oscuro. Snyder no sólo es un evidente amante del mundo del Cómic sino que además disfruta al plagar de referencias visuales y estructurales su film. Por supuesto, por si sólo la numerosa cantidad de metamensajes y todo tipo de pequeñas alusiones al Universo DC no son suficientes para apuntalar la solidez de la trama.

No obstante, asombra la minuciosidad de la visión Snyder sobre las tramas argumentales que maneja y sobre todo, la forma como elabora con enorme pulso pequeños juegos de espejos que el fanático sin duda agradecerá.

Lo malo

Un Guión irregular y lleno de innecesarios vacíos:
Lamentablemente, quizás el punto más bajo de una película que se sostiene sobre una lucha conceptual, es su guión. Discordante, incompleto, blando y en ocasiones inconexo, el planteamiento de Batman vs Superman como historia falla en más de un ocasión y de manera aparatosa. Se trata de un caos a nivel de ejecución narrativa, donde los espacios vacíos parecen rellenarse con una sucesión de escenas sin mayor consistencia. De la misma forma en que Nolan apeló al corte secuencia rápido para apuntalar el ritmo de su obra, Snyder lo hace también, pero sin el mismo éxito. La película intenta abarcar tres historias en paralelo y no logra profundizar en ninguna. El resultado es una serie de escenas sin cohesión alguna, que se superponen en una confusión narrativa que resulta por momentos tediosa. Con giros argumentales superficiales, gratuitos y por momentos por completo previsibles, la película se desploma lentamente en una pirotecnia visual que se agradece y se disfruta, pero que no logra sostener la propuesta entera.

Eso, a pesar que Snyder compone un tramo final acertadísimo y coreografía lo que es quizás, la secuencia de lucha y acción más pulcra vista en el cine de género por mucho tiempo. Pero a pesar de eso, la película decae, tiene momentos por completo absurdos y otros que sólo se justifican por exigencias de producción que torpedean lo que pudo ser un buen resultado general. Especialmente lamentable la manera como el guión es incapaz de construir una visión múltiple sobre Superman y Batman enfrentados por ideales disímiles y contradictorios. Al momento de analizar por fin el motivo que sostiene el concepto general de la película, la trama languidece en una serie de clichés y giros facilones que destruyen su unidad temática con lamentable facilidad.

Un fatuo Lex Luthor:
Jess Eisenberg decepciona por completo en un papel plagado de tics y muecas absurdas que no termina de construir en realidad a pesar de sus esfuerzos. Llamado a ser un villano que encarnará la envidia y la avaricia que el poder incomprensible de Superman representa, se convierte en un personaje blando y superficial sin mayor motivación que el odio infantil por la superioridad física del héroe de Metrópolis. Eisenberg crea a un Luthor superficial, torpe e banal, que atraviesa la película en una colección de pequeños gestos nerviosos que intentan completar lo que la actuación intelectual no logra. Al final, el mal mundano y retorcido de Luthor, se transforma en una excusa para la acción de la película y jamás logra conectar como objetivo de la concepción d la maldad como consecuencia el miedo.

El Ritmo Irregular de la narración:
Basada en la violencia y la oscuridad, la película parece no ser capaz de sostener el discurso que propone. Y no lo logra, al decaer en momentos álgidos o de capital importancia. Tal pareciera que la película intenta no sólo abarcar líneas argumentales que no tiene la intención de completar sino que además, lucha con una cierta tendencia a la divagar del temor. Con docenas de escenas conectivas apiñadas en secuencias caóticas, la película no logra cohesionar todas las perspectivas que maneja en una única percepción, lo que la convierte en una serie de piezas rotas que no llegan a encajar y mucho menos sostenerse ante la avalancha de pirotecnia visual que maneja. Se trata de un blockbuster a toda regla y aunque eso no sería criticable a priori, si lo es la manera en que desmerece el buen trabajo técnico y creativo que intenta sostener a la película, sin lograrlo en todas las ocasiones.

La deficiente dinámica entre Batman y Superman:
Directamente relacionado con sus fallas de guión, Batman vs Superman falla al no lograr crear una comprensible idea que sostenga el enfrentamiento entre ambos íconos. No hay transición entre la percepción de este Superman cabizbajo y tambaleante y el estricto moralista que se enfrenta a Batman. Tampoco en los motivos que cimientan la extraña dinámica entre ambos personajes, que parecen ser enemigos más por requerimientos de guión que por verdaderos y fundados motivos. Y aunque ambos actores intentan brindar solidez a una batalla de ideales que el guión no muestra, los esfuerzos de Cavill y Affleck no son suficientes para brindar credibilidad al antagonismo que supuestamente apuntala la historia. La trama, mal desarrollada y construida sobre sus debilidades, es incapaz de explicar el motivo por el cual dos idealistas — ambos en lados distintos del espectro — deben enfrentarse en una guerra a muerte sin mayores consecuencias. Incluso el conflicto humano — que Snyder sugiere pero no logra construir con suficiente solidez — sabe a poco en medio de la colosal sucesión de efectos especiales y escenas cortísimas que torpedean la interacción. Tal pareciera que Snyder no permite a sus personajes desarrollarse lo suficiente como para explicar sus motivos — humanos e incluso conmovedores — y abarcar algo más que una sucesión de clichés sin demasiada sustancia.

¿Explica las razones anteriores el debate que suscitó una película que nació para construir toda una serie de visiones espejo sobre si misma? Quizás no, pero en resumidas cuentas, ya es bastante claro que el Universo de DC cómic tomó personalidad y comienza a construirse así mismo desde esta perspectiva oscura y tétrica. Una apuesta arriesgada sin duda pero que también, garantiza que lo vendrá a partir de ahora sin duda será digno de verse. O al menos debatirse lo mejor que se pueda.

1 comentarios:

Unknown dijo...

me encantan estos analisis profundos de historias de comics

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