jueves, 3 de marzo de 2016

Crónicas del lector curioso: diez libros para llorar





Se dice que Tespis, padre del teatro clásico, consideraba una obra exitosa cuando provocaba el llanto. No se trataba de una inclinación melodramática o mucho menos, una provocación emocional. Para este griego curtido en cien artes, llorar era un ejercicio del alma, una forma de comprender no sólo la vastedad de las emociones humanas sino también de su sinceridad. Por lo tanto, las lágrimas eran una manera de asegurar no sólo el poder de la obra que se representaba sino su influencia en el auditorio. Esa conversión mágica de la palabra al sentimiento.

Algo semejante sucede con la literatura: Si hacer reír es complicado, llorar puede no parecerlo tanto. Pero no lo es. Después de todo, ¿qué hace que un libro se conecte con las emociones hasta conmoverlas? ¿Qué provoca esa profunda sensación de lo que se cuenta con el lector? Quizá se trate de un misterio, de esos que perduran y enriquecen el arte literario. O una idea tan sutil que se sostiene no sólo de la palabra que crea mundos, sino de ese enigma tan complejo como lo es la sensibilidad del lector.

Cualquiera sea el caso, una obra capaz de conmover siempre será una aventura inolvidable. Una jornada extraordinaria hacia una idea tan profunda como personal. De manera que recopilar una selección de los libros más cercanos a esa emoción en estado puro podría ser complejo e incluso, desigual. Aún así, en un ejercicio de imaginación, decidí escoger mis favoritos. Quizás los que no sólo me provocaron el llanto —el más sincero, el de un lector devoto— sino también, un recuerdo perdurable.

¿Y cuáles podrían ser esos libros inolvidables en su valor para conmover? Los siguientes:

“Un monstruo viene a verme” de Patrick Ness
La pérdida, el duelo y el dolor siempre serán temas universales y sobre todo, uno de los más comunes en cualquier obra literaria. No obstante, Patrick Ness no sólo crea toda una alegoría sobre el sufrimiento y la ausencia, sino que además, lo hace desde una perspectiva original que sorprende y logra evadir lugares comunes y clichés. Y es que esta historia de un niño y su madre enferma, quienes reciben la visita de un monstruo, es quizás una fábula extraordinaria sobre los pequeños entresijos del espíritu y su valor como una forma de comprender la vulnerabilidad de la naturaleza humana.

“De parte de la princesa muerta” de Kenize Mourad
Con un complejo contexto histórico y personajes magníficamente construidos, De parte de la princesa muerta es un recorrido desconcertante y conmovedor por la compleja vida —ficcional pero muy parecida a cualquier mujer de su época y condición— de Selma Hanim, la nieta del sultán Otomano Murad V. Se trata de un fresco detallado y profundo sobre las tradiciones que oprimen a la mujer turca y además, una interpretación por completo nueva sobre la forma como las costumbres y las obligaciones culturales se convierten en profundas heridas intimas para su protagonista, una mujer que lucha por su independencia moral con las pocas armas de las cual dispone. La novela abarca desde la niñez de su protagonista hasta su llegada a París, en plena Segunda Guerra Mundial y plasma con gran sensibilidad su decisión de no aceptar el peso de la tradición que la aplasta, desde una perspectiva tan íntima como sutil. Más allá de eso, Kanize Mourad crea un manifiesto contra la opresión religiosa y social contra la mujer que en el libro, toma alturas épicas.

“Deja escapar a los lobos” de Carol Rifka Brunt
Con un pulso dramático excepcional y evitando clichés habituales, Carol Rifka Brunt construye una novela sobre el amor, las complicadas relaciones entre hermanos y la amistad que asombra por su delicadeza y sensibilidad. Desde una perspectiva que podría parecer simple, la escritora logra crear una visión delicada no sólo sobre la dureza de las emociones humanas sino de esa inocencia que las sostiene y las alimenta. Con una prosa inteligente y un manejo narrativo de enorme fluidez, Rifka Blunt construye un universo de pequeños pesares y tragedias cotidianas, pero también de profunda belleza.

“El lenguaje secreto del Jin Shei” de Alma Alexander
Ambientada en el mítico Japón medieval, El lenguaje secreto del Jin Shei reconstruye el reino fabulado de Syai, fuente de leyendas tradicionales del país y también el origen del misterioso lenguaje Jin-Ashu. Se trata de un idioma creado por las mujeres entre mujeres y que es el símbolo la opresión y el aislamiento que sufren en medio de una sociedad clasista y estrictamente jerarquizada. A través de ocho mujeres distintas, Alexander reflexiona no sólo sobre los dolores secretos del aislamiento y la opresión intelectual que padecen sino también, esa complicidad profunda que construye entre ellas algo más duro y complejo la amistad. Todo un manifiesto sobre el poder de las ideas y su forma de comprenderse así mismas.

“La habitación” de Emma Donogue
Hermano literario de la recientemente oscarizada The Room, del director Lenny Abrahamson, se trata de una mirada exquisita y en ocasiones descarnada hacia una situación monstruosa y por momentos insoportable. Pero Donogue evita los clichés habituales y crea un fresco asombrosamente íntimo sobre el dolor, el miedo y el amor, ajeno a cualquier circunstancia y violencia. El resultado es una historia pausada, cruda en su interpretación sobre el origen del miedo y la necesidad de supervivencia, sino también, de la capacidad del espíritu humano para sobrevivir a lo impensable. Basada de manera tangencial en una historial real, la escritora logra no sólo construir un discurso basado en el horror sino también, en algo más sutil: la capacidad de los sutiles lazos emocionales para sostener y enfrentarse al miedo.

“La hija del curandero” de Amy Tan
A simple vista, la novela podría parecer una crónica intima sobre la travesía emocional de LuLing, emigrante China en EE UU. Pero se trata de algo mucho más conmovedor y duro: Una revisión descarnada sobre las emociones, dolores y tragedias de una mujer que se enfrenta a la cultura donde nació y quizás, así misma. Tan, con un pulso exquisito y quizás en su mejor novela hasta la fecha, construye un personaje profundamente real que se desenvuelve en dos épocas, dos perspectivas sobre el pasado y el futuro y lo que resulta aún más desconcertante, que simboliza el insistente enfrentamiento entre lo moderno y lo antiguo en una cultura obsesionada por sus propios mitos y dolores. Una pequeña joya del buen hacer narrativo y sobre todo, esa capacidad de las historias personales para conmover.

“La llave de Sarah” de Tatiana de Rosnay
Una de las miradas más duras y hermosas sobre el holocausto judío: en julio de 1942, las autoridades francesas arrestan a casi 13 mil ciudadanos judíos, en un intento de evitar la destrucción de la capital gala por fuerzas alemanas. Un episodio oscuro de la historia francesa, que De Rosnay aborda desde la perspectiva de Sarah, una niña judía que encierra a su hermano en el armario de la casa, en un intento de protegerle. El hecho se transforma no sólo en metáfora de lo que vendrá después —uno de los sucesos más vergonzosos en la historia de Francia— sino también, en una reflexión durísima sobre el dolor de la guerra y los alcances de la violencia. Una historia pequeña que sin embargo, parece abarcar el mundo con su visión cruda sobre las heridas abiertas de la guerra y sus consecuencias.

“El dios de las pequeñas cosas” de Arundhati Roy
A través de lo que parece ser una historia familiar hindú, Arundhati Roy analiza la sociedad de su país y lo hace desde una perspectiva casi descarnada. No sólo se trata de la visión de tres generaciones que parecen representar a la India actual, sino de una mirada íntima sobre el dolor, el amor y los lazos fraternos, a través del inevitable matiz de las tradiciones y las pequeñas tragedias cotidianas. Una novela en ocasiones compleja, otras tantas de una belleza casi lírica que construye un Universo emocional de enorme profundidad.

“El arte de conducir bajo la lluvia” de Garth Stein.
Stein mira al mundo desde los ojos de un perro y eso le permite, crear una visión de privilegiada inocencia sobre la realidad sino también, una opinión excepcional sobre el género humano. Y es que el libro, mitad tragedia y mitad fábula sobre la redención, no sólo analiza el corazón del hombre desde su simplicidad sino, también desde esa esencial visión sobre si mismo basada en su naturaleza compleja. Una preciosa interpretación del mundo del hombre desde una mirada aparentemente marginal.

Mil soles espléndidos” de Khaled Hosseini
En ocasiones, se ha dicho que Hosseini crea pequeñas alegorías sobre la belleza y la sensibilidad a través de personajes contradictorios, que en la vida más allá de las páginas de los libros, jamás coincidirían. Mil soles espléndidos, parece no sólo resumir esa premisa sino además, crear toda una conmovedora metáfora sobre la diferencia, la tolerancia y la simple humanidad. Una historia que asombra por su compleja sutileza y sobre todo su capacidad para construir un discurso profundo y duro a través de escenas aparentemente cotidianas.


Una lista corta, sin duda, pero que aún así, trata de resumir algunas de las visiones sobre el corazón humano y su complejidad desde la palabra escrita. Y es que quizás, como bien lo sabía Tespis, la capacidad humana para conmoverse sea aún el más exquisito misterio a descubrir y sobre todo, construir a través del arte.

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