sábado, 17 de abril de 2010

Un sueño quebradizo


Dos días de lluvia ininterrumpida. Me hace sonreir la idea que Caracas comience a parecerse realmente a la Mitica Macondo Marquesiana: con su larga e incontestable sequia y finalmente, la lluvia, revitalizante, primitiva, cándida, simple, un poco inquietante. De pie, tomando un poco de mi único vicio secular - café para todo, café para siempre - miro el reflejo de una ciudad caótica que se reconstruye asi misma en pequeñas ideas incongruentes. Las calles manchadas de barro, el olor húmedo de los árboles sobrevivientes de la sequia. Y este silencio de tierra arrasada, Caracas solitaria, simple, silenciosa. Siempre me pregunto a donde se fue la ciudad de mi niñez. O mejor dicho si la imagen que tengo de ella no es otra cosa que una idealización casi desesperada: la ciudad simbolo de mis demonios, escenarios de esas viejas historias góticas de una niñez metódica. No lo sé en realidad. Suspiro, la imagen se hace quebradiza, desaparece, se derrumba en esa cotidianidad bastarda y un poco angustiosa del sueño que se crea asi mismo, se devora como una criatura esporádica de mi mente en vigilia.

Caracas, te quiero. Te añoro aun teniendote, te sueño en silencio, te mitifico en algun rincón radiante de mi memoria, te destruyo en mis temores. Pero te quiero, si, que inevitable, Diosa muda de mi memoria, elevarte al altar de mi memoria.

Otra vez.

1 comentarios:

Chaly Vera dijo...

La ciudad que amamos nunca mas la volveremos a ver ella quedo en nuestro recuerdo. En poco tiempo la ciudad cambia, se transforma y a veces se vuelve hostil. La queremos por costumbre, pero ay como la añoramos como cuando la conocimos...
http://eltauromquico.blogspot.com

Publicar un comentario