martes, 5 de marzo de 2013

Atrapada país de las bellas: ¿Quién es la mujer real en Venezuela?




Más de una vez he escrito con respecto al tema: no es sencillo ser una mujer normal en un país vanidoso. Hablo qué, con mis 65 kilos y mis curvas heredadas y propias, no me ha resultado sencillo luchar contra un estereotipo que parece estar implantado, a fuego y costumbre en la conciencia cultural de mi país. Y es que Venezuela, cuna de las mujeres más hermosas o al menos, así lo asegura el mito popular, es tierra de prejuicios y estereotipos. Una presión que no es sencilla de sortear - y yo lo intento la mayor parte del tiempo - y que es parte de ese todos los días, de ese cotidiano de pie que forma parte de nuestra historia compartida.

De la curva a la linea recta: La mujer que sonríe.

Crecer en un país de "Misses" sin serlo, es quizá una de esas experiencias que te brindan una perspectiva muy aguda sobre como se define la identidad de la mujer en la cultura donde naciste. Porque Venezuela es un país vanidoso. Venezuela es un país donde la belleza es un concepto que define, que se crea a partir de una serie de ideas más o menos abstractas sobre la mujer, y la mayoría de ellas por completo irreales. Lo encuentras en las portadas de las revistas más populares, donde mujeres de extraordinaria y artificial belleza sonríen a la que simplemente aguarda, al otro lado del Cristal de la realidad. Lo miras a diario, en esa interminable profusión de prejuicios que con tanta frecuencia parecen bordear la identidad femenina, intentar definirla, limitarla, construirla a la fuerza.  Nunca fui lo que se llama una mujer "sexy" ni tampoco quise serlo, en realidad. Pero ha sido esa conciencia de encontrarme al margen, mirando desde la linea externa los prototipos de belleza dentro de una sociedad que presiona y empuja hacia un ideal irrealizable, lo que muchas veces me ha permitido analizar con mayor detenimiento la imagen que se acepta, que se toma por cierta y que es, sin duda, parte de esencial de esa imagen social que se tiene de la mujer en Venezuela.

Anecdotas sobran para hablar sobre esa tierra de "mujeres bellas" que mira casi con desdén a la que no encajan en ese gran molde general. Una más extraña que la otra, una más singular. Pero al final, todas cuentan lo mismo: La mujer Venezolana, la real, la poderosa, la que se ha construído así misma está bastante conciente del poder de su identidad individual, imperfecta, espléndida y original.

Hace poco, publiqué en Facebook una fotografía donde mi personaje favorito de la serie de libros  Games of Throne, Tyrion - enano, malhumorado y con distancia, el hombre fuerte que sostiene gran parte de la historia -  ponderaba: " Mis hermanos tienen armas, yo tengo mi cerebro, tan útil como un hacha". A propósito de la publicación, comenté que aunque jamás podría presumir de un cuerpazo, si podría hacerlo de cultivar - o intentar hacerlo - un gran cerebro. Y la reacción que sucitó el comentario - y la discusión que surgió después - me pareció muy elocuente sobre esa visión a dos bandas de la mujer - el estereotipo - que presiona y se intenta imponer en la cultura Venezolana. Se habló sobre el concepto de "cuerpazo", alguien más comentó sobre que una buena figura es una combinación de belleza y salud y poco después, uno de mis interlocutores completó la discusión con una frase sencilla y tal vez por ese motivo muy lapidaria frase: "Un Cuerpazo es el que te hace feliz".

Me hizo sonreír leer la frase. Durante casi todo un año, luche ferozmente con mis tradicionales diez kilos de sobrepeso hasta vencerlos: hice una dieta rigurosa, me ejercité lo mejor que pude y al final, me miré en el espejo preguntándome porque lo hice. ¿Salud? por descontado, pensé, casi con inocencia. ¿Estética? Un poco, sin duda. Recordé la incomodidad de recorrer decenas de tiendas hasta encontrar la talla correcta, la sensación general de percibirme inadecuada para una cultura que insiste en lo esbelto como un espejo del propio bienestar. Pero ¿Que había más allá? Me pregunté, de pie, muy desnuda en cuerpo y alma, contemplando mis imperfecciones, los músculos poco definidos, las finas estrias en la piel. ¿Que ocurrió en mi mente, en mi percepción de mi misma una vez que decidí luchar contra mi propia tendencia al caos corporal? Recordé de pequeña, cuando era muy delgadita y de rodillas huesudas, cuanto me dolían los insultos y las criticas. Y más adelante, cuando fui una universitaria de aire bohemio, cuanto me negué a "sentar cabeza" y "entrar por el redil" de la delgadez impuesta, de la estética de consumo. Y ahora ¿Que hago? Pensé con un suspiro, levantando los brazos para mirarme bien.  Miré mi cuerpo con los ojos muy abiertos y sonreí. Sonreí por encontrarlo bello y sano, a pesar que jamás podría encajar en la mitología del 90, 60, 90 en un país que aupa la leyenda de la perfección fisica femenina. Sonreí justo por esas imperfecciones, por el vientre desigual, las piernas de musculos invisibles. Sonreí por la piel que cuenta mi historia, por el peso de mi conciencia, por la enorme sensación de felicidad que me hizo sentir comprender que la belleza es un estado de ánimo y más aun, una absoluta comprensión del yo.

¿Quien es la mujer Venezolana - la real - en esta cuna de Misses? Camino por la calle, mirandolas a todas, las que sonríen, con sus rostros rollizos y espléndidos, con sus caderas amplias de la maternidad o del placer, la del busto pequeño y natural. Y  es que son todas las mujeres que ignoran a esa otra - la mujer irreal - las valientes, las que se atreven a romper la pieza que debería encajar, las que brindan el verdadero rostro femenino a esta Venezuela tan dolorosamente ingenua, casi niña, en busca de su identidad.

C'est la vie.

4 comentarios:

Gaby dijo...

Me senti super identificada contigo, es mi historia! lo mejor es acaptarse y ser feliz con lo que uno es, claro siempre mejorando lo que no nos hace feliz, lo demás no importa! saludos

Últimos en salir dijo...

Yo creo que la mujer venezolana, en un país en donde los hombres realmente no servimos para mucho, es ante todo una "luchadora". Puede ser por naturaleza o por necesidad, pero lo cierto es que esa es una realidad innegable a lo largo de la historia local; siento que la coquetería, si bien es un plus a nuestros ojos, es tal vez tan solo un reflejo de esta primera condición. La venezolana que está clara en lo que quiere lo consigue, y la energía que emana de esa aura victoriosa es simplemente irresistible.

Zailé Palacios dijo...

la mujer bella es aquella que disfrute de su anatomía plenamente y lo proyecta con mucha seguridad y sensualidad

Sergio DS dijo...

Muchas veces he pensado que una de los principales obstáculos que tiene la mujer para aceptarse tal cual es son las propias mujeres, la autoexigencia, la lucha por la talla ideal. Prefiero la realidad y naturalidad frente a lo artificial, mucho más auténtico.

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