domingo, 3 de marzo de 2013

Brujeando en domingo: La magia de lo Cotidiano.






Antiguamente, la magia era cosa de todos los días. La religión era además de referencia moral, fuente de sabiduría esotérica y por lo general, las creencias de una cultura especifica, contenía también un claro ingrediente mágico religioso. Tal vez por ese motivo, durante muchos siglos, la religión - y la creencia - eran la base no solo de la relación espiritual del pueblo llano con el poder, sino su conexión con lo desconocido. Una idea que actualmente nos parece extravagante - esa unión Dios - Estado que por tantos siglos fue determinante - si no además, impensable. No obstante, la visión de la magia y lo cotidiano era algo tan frecuente en las antiguas sociedades como quizá necesaria para su coexistencia con esa naturaleza esencialmente espiritual de la mente humana.

La magia de lo Cotidiano: Una deidad sencilla.

En la antigua Grecia no eran solo los guerreros y reyes los que tenían a sus dioses protectores. Los pastores tenían también una deidad, que cuidaba de ellos y de sus rebaños. Éste era el dios Pan. Su culto se originó en Arcadia, y más tarde se expandió más allá del mundo griego.

Pan tiene una cara barbuda y llena de arrugas, con una expresión de astucia bestial. Dos cuernos nacen en su frente. Su cuerpo es velludo y sus miembros inferiores son los de un macho cabrío, con pezuñas hendidas en lugar de pies. Es muy ágil y veloz, puede trapar rápidamente árboles y rocas, y una gran habilidad para ocultarse entre las malezas, lo que hace a menudo para espiar a las ninfas. Los atributos de Pan son la siringa, un cayado de pastor, una corona de pino o un ramo del mismo árbol en la mano.

Se cuenta que era hijo de Hermes, el mensajero de los dioses, y de la ninfa Dríope. Cuando nació, su madre se asustó al ver al ser monstruoso al que había dado a luz, pero Hermes lo envolvió en una piel de liebre y lo llevó al Olimpo, donde lo mostró a los demás dioses. Todos se regocijaron al ver al hijo de Hermes, y por ésto fue llamado Pan, que significa "todos". En particular agradó a Dionisos, en cuyo cortejo Pan participa con frecuencia.

Pan disfruta descansando, como los pastores, en la sombra de los bosques y junto al frescor de los riachuelos. Pero el descanso no es su único interés. Pan representa las emociones y deseos animales que yacen en la psique humana, y a los que Pan da rienda suelta. Así es un dios lascivo, que persigue por igual a ninfas y a muchachos para saciar su deseo. Cuando no encontraba ninguno se daba placer a sí mismo. Por esa fuerza vital se le considera con frecuencia una divinidad de la fertilidad de los campos pero sobre todo del ganado.

En Roma fue identificado con los dioses de los bosques Fauno y Silvano. Según una tradición romana cuando los romanos y etruscos acababan de librar una batalla, ambos bandos habían sufrido tantas pérdidas que no se podía saber a ciencia cierta quién fue el victorioso. Durante la noche se escuchó la voz de Silvano, declarando ganadores a los romanos, pues habían perdido un hombre menos que los etruscos.

La principal característica de Pan, en la que se da mayor importancia a lo carnal que a lo racional, fue retomado en tiempos más recientes por las culturas occidentales, donde pasó a ser el Demonio, quien lleva a los hombres al deseo y la tentación. La irracionalidad representada por Pan se recuerda en la palabra usada para describir el miedo extremo que elimina toda forma de raciocinio, el pánico.

En la Tradición de la Brujería que practico, el Dios Pan es la divinidad cuya energía se encuentra vinculada a la emociones más pasionales y consideradas instintivas. En su nombre suelen realizarse pequeños rituales, que dan preponderancia a las emociones - como forma de expresión - y cuya energía se considera una fuente de sabiduría muy antigua. Uno de ellos es el siguiente:


Necesitarás:

Dos velas rojas.
Incienso de canela.

Disposición:

Coloca las velas a tu derecha e izquierda respectivamente. Frente a ti, el incienso de canela. Ahora, cruza las piernas y colocas tus manos sobre tus muslos. Cierra los ojos y toma una larga bocanada de aire. Concentrate en la sensación que te despierta el ritmo de tu respiración. Imagina que cada una de tus emociones y sentimientos se vinculan a tu respiración, a los movimientos de tu cuerpo. Disfruta de la sensación que experimentas al darle un sentido fisico a cada una de tus percepciones cognoscitivas. Cuando sientas que tu nivel de energía se encuentra en un punto óptimo enciende la vela a tu izquierda invocando de la siguiente manera:

"Dios de la Tierra ignota
Fuente de la sabiduría más profunda y violenta
te llamo ahora Dios Pan
para que en mí encuentre el conocimiento
del Bosque secreto del pensamiento
que sea nombre y voz
que sea tiempo y tormenta
Asi sea"

Ahora enciende la vela a tu derecha:

"Invoco el poder primigenio
del conocimiento fecundo
en mí
Así sea"

A continuación, enciende el incienso de canela y con los ojos cerrados, intenta imaginar como representarías las emociones más fuertes, más incontrolables. Brindales un símbolo o un objeto que tenga un profundo significado para ti. Otorgale textura y detalles e imagina que en tu mente, cada uno de esas huellas de tu expresión energética, tiene un sentido exacto sumamente personal. Siente esa fuerza, esa energía poderosa que te recorre y que procede de una parte muy profunda de ti mismo. Celebra de tu espiritu, más allá de la razón, un poder intenso y preciso que procede de ese pensamiento que la razón no contiene en si mismo. Acepta esos sentimientos en ti, dale forma, percibe la manera como esa poderosa fuerza interior impregna cada parte de tu cuerpo. Reconoce esa identidad primigenia que muchas veces desdeñamos o tememos, como parte de vida y de tu forma de expresión.

Abre los ojos. Apaga las velas ( comenzando por la derecha ) mientras invocas:

"Todos mis rostros en mí
Crea poder en mí
Crea fuerza en mí
Así sea"

Come y bebe algo para equilibrar la energía que has obtenido por medio del ritual.

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