miércoles, 5 de diciembre de 2012

En la semana de la Malcriadez: Soy una mujer inteligente ¿Y qué?




Soy bastante escéptica en muchas cosas, pero si en algo creo, es en las coincidencias. Hace unos días, ya tenía decidido que en la semana de la malcriadez, que comencé ayer, hablaría sobre un tema que me ha preocupado por años: mis creencias. En realidad, el término no es preocupación, es más bien, esa sensación un poco incomoda de no saber en donde encajo. Pero vayamos por parte: comentaba que creo en las casualidades. Y es así: y la de hoy, es cuando menos para pensar. Tal día como hoy, en el año 1484, Inocencio VIII decidió que las antiguas creencias mágicas eran enemigas de la Iglesia, lo que dio origen a la destrucción masiva de Tradiciones de cientos de siglos de antigüedad  así como la muerte de millones de mujeres, por llamarse "brujas". Lo más extraño, es que probablemente fueron pocas las verdaderas brujas que murieron a manos de los sanguinarios inquisidores. Las verdaderas victimas fueron las mujeres libres pensadoras, las independientes  las que se atrevían a oponerse a una cultura machista y degradante. Murió la curandera, murió la partera, la mujer del bosque. Porque para la Iglesia y una idea cultural muy especifica, la mujer inteligente ha sido - y es - una amenaza. Una transgresión a un papel supuestamente natural de servilismo y sumisión a la figura masculina, De manera que la mujer pensante, la fuerte, la poderosa, la que cree y crea, fue una rareza, fue una amenaza.

De hecho, este artículo iba a llamarse  originalmente Soy bruja, ¿Y qué? Pero meditando sobre lo comento antes, decidí que se llamaría: soy una mujer inteligente ¿Y qué? Porque aun hoy, la mujer inteligente sigue percibiéndose como una especie de excepción a la regla, un error de fábrica, como insiste una muy curiosa caricatura que vi hace poco en una red social. Porque de la mujer se espera una idea, se fabrica un estereotipo, se asume un comportamiento. Pero ¿que ocurre con las que no queremos ni el concepto y el esquema de la feminidad   que se vende  y se comercializa? ¿Que ocurre con las que caminamos al margen? ¿Con las que amamos los libros y la tecnología antes que el maquillaje? ¿las que no piensan en la maternidad? ¿Las que disfrutan su cuerpo y escogen con toda la potestad del poder de su vagina, a quién llevan a su cama?

Esa mujer, la furiosa. La mujer que no es rosa, si no verde. La mujer que disfruta de su independencia, de la que se asume en la fortaleza y la debilidad. La mujer que presume de un gran cerebro y no un cuerpazo - aunque lo tenga -, la que sonríe ante las criticas, la que sabe que su vida es la mejor obra de arte. La que discute, la que grita, la que dice groserías  La que ríe a carcajadas, la que lleva pantalones, la que paga la cuenta. La que abraza con pasión, la que besa con necesidad, la que grita a todo pulmón durante el sexo. ¿Quienes somos las mujeres de este siglo? Las herederas de las brujas asesinadas, las que nos educamos para crecer, las que caminamos por el mundo con la mirada alta, con los puños apretados, las que sueñan con el futuro, la que brindan amor. La madre que no solo es madre, la esposa que es compañera, la que corre hacia el sol cada mañana, la que sostiene la cámara y sueña en imágenes, la que no busca ser la mitad de si no es la integridad de. La que suspira por el olor de los recuerdos, la que construye el futuro a diario, la que siente placer y dolor. La mujer libre, la mujer sin ataduras, la mujer creadora. La mujer feroz.

Y es esa mujer a la que se denigra muchas veces. A la que se ataca por "masculina", a la que se le llama "Puta". La mujer que se silencia, que se menosprecia. ¿Por qué tanto temor por la mujer pensante? ¿Por qué tanto recelo por la mujer que se crea a sí misma? No lo sé. Pero existe. Y que lamentable que aún, la mujer inteligente sea fuente de recelo. Y tal vez por ese motivo, que delicia saberse con el poder de pensar y decidir. Que maravilla contradecir, maldecir con groserías  Que alivio ser llamada malcriada, transgresora, impertinente. Que satisfacción oponerme y a la vez sonreír  Que alegría la de llevar mi estandarte del pensamiento y la mente como moneda de cambio. Que extraordinario ser la bruja de la nueva generación. Y más allá de la palabra, ser una mujer que aprendió que el valor del mundo recide en tu poder para crearlo a a diario.

Un intimo poder.

De manera, que sí. Soy una mujer inteligente ¿Y qué?

3 comentarios:

Literatureleando dijo...

¡Que buen texto y que buen BLOG! ¿Cuál es tu nombre en tuiter para seguirte?

Miss B dijo...

Hola bella! soy @Aglaia_Berlutti! Gracias por leer y comentar!

Tanitart dijo...

Un texto, mejor dicho, un discurso excelente!!!! En este momento en que volvemos a las andadas, que parece que volvemos a perder todo lo que creíamos ya ganado... volvemos a necesitar alzar la voz y gritar: no estamos locas, soy inteligente ¿ y qué? Somos dueñas de nuestra vida.
@tanitart

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