lunes, 22 de enero de 2018

Crónicas de la Nerd entusiasta: Todas las buenas razones por las que deberías ver la serie “The Alienist” del productor Hossein Amini.






El concepto del asesino en serie es relativamente reciente, pero aún así, existe un preciso antecedente histórico que crea la percepción más exacta sobre el horror y el miedo que un tipo de violencia medular y secreta puede provocar. A finales del siglo XIX, un hombre medró en las calles de Londres y redefinió los límites de la cultura de la violencia. Se trata del asesino más notorio de la historia de la criminología y cuya identidad continúa siendo un misterio: Los asesinatos de “Jack, El Destripador” cambiaron la forma como nuestra cultura percibe el crimen y sobre todos sus alcances. Con los asesinatos perpetrados por el Destripador, la cultura del miedo adquirió un nuevo matiz y fuerza, para convertirse en una expresión de la oscuridad de la conciencia colectiva. El mismo asesino pareció imaginar el alcance que en el futuro tendrían sus asesinatos. En una de últimas cartas a la policía, afirmó que sus crímenes “parirían el siglo XX”, una frase que se atribuye a la leyenda alrededor de su figura pero que describe mejor que cualquier otra la conmoción cultural y social que Jack el Destripador — sus crímenes, la incapacidad de la polícia de su época y la década anteriores por descubrir su identidad — provocó en la Londres de finales del siglo XIX. Una estela que aún es perceptible y poderosa en la actualidad.

Tal vez por ese motivo, El libro “El Alienista” de Caleb Carr hace alusión en varias oportunidades a los crímenes del Destripador. Lo hace además, en un tono de asombro y reverencia que brinda un tono inquietante a la narración. Porque la novela de Carr está ambientada en una ciudad sumida en la decadencia (La Nueva York empobrecida y violenta de finales del siglo XIX) y sus personajes, también deben meditar sobre la violencia a través de la figura temible de un asesino salvaje. Pero además de eso, Carr parece asumir el hecho del asesino — el asesinato, el poder del miedo — como algo más que un símbolo. Para el escritor, los crímenes violentos que sacuden la ciudad, tienen una evidente y profunda relación con el terror que se esconde en cierta comprensión superficial sobre la realidad. La percepción sobre el tiempo, las calles convertidas en reducto de terroríficas posibilidades, convierten el libro de Carr en una meditada reflexión sobre el miedo como producto sociológico y ese quizás, es su punto más fuerte.

La serie “The Alienist” observa la realidad desde la misma perspectiva: esa comprensión de la violencia como un límite extraordinario que define no sólo a los personajes, sino al contexto que le rodea. Para la ocasión, el canal TNT logró recrear la atmósfera decadente de la Nueva York de finales del siglo XIX con una lujosa puesta en escena, que utiliza la noción sobre lo macabro y lo morboso como telón de fondo para la decadente belleza de una ciudad crepuscular. Con una temporada de diez episodios, la serie narrará el primer libro de la saga “El Alienista”, que enmarca la historia del doctor Laszlo Kreizler, un psiquiatra — o Alienista, en lenguaje de la época — excéntrico, brillante y por momentos irritante que junto a un improbable equipo, intenta desentrañar los crímenes que un asesino misterioso y especialmente cruel comente en la ciudad. Con una noción muy profunda sobre las dimensiones y estratificaciones del thriller psicológico, “The Alienist” lleva la propuesta del libro a un nivel por completo nuevo: la reflexión sobre lo moral, el terror y la vanidad del asesinato se convierte en una percepción sobre la naturaleza humana tan dura como cruel. Con su visión dura, cruel y descarnada sobre la posibilidad del miedo — la mayor parte del libro de Carr se hace preguntas muy específicas sobre la afición a la violencia de la cultura occidental que la serie explora de manera metafórica — el show intenta combinar la dureza de una percepción sobre el crimen como un hecho cultural y algo más amargo. El resultado es un argumento sólido, con varias capas de información superpuesta pero sobre todo, un punto de vista original sobre lo criminal y nuestra obsesión colectiva por los asesinatos. Con su elegante y mórbido recorrido por las implicaciones del asesinato pero sobre todo, sus relaciones con la moral y el espíritu del hombre — esa ambición invisible y perenne por ejercer el poder personal desde y como forma de violencia — “The Alienist” medita sobre el bien y el mal con una distancia moral que sorprende por su frialdad.

La serie, además parece especialmente interesada en reflexionar acerca de la naturaleza humana basada a través del miedo, lo que convierte el asesinato y el clima de terror que provocan en una fantasía de sorprendente verosimilitud sobre lo aciago y el terror de lo inmutable, todo en medio de un opulento escenario y un uso de la ambientación histórica que sorprende por su efectividad. El Doctor Laszlo Kreizler (interpretado por el actor Daniel Brühl) es un genio de la observación, un reducto de positivismo y un reflejo del mecanicismo de la época. De la misma manera que en el libro, el personaje se transforma en una expresión formal del bien y del mal, a través de la cual se elabora la evidencia del asesinato como un hecho dentro del orden de lo natural — para el personaje, el asesino es un depredador con apariencia humana, pero que se rige por las mismas características y límites que su par en el mundo animal — y lo recrea a través de una percepción durísima sobre la conciencia, la percepción del hombre como falible y los dolores del espíritu humano transmutados en una comprensión profunda sobre el asesinato. Más allá de toda reflexión moral, la serie parece más interesada en crear una percepción sobre lo moral que se expresa como un reflejo de lo social. Un misterio dentro de un misterio.

La serie “The Alienist”, mantiene el tono y la forma de la novela homónima, pero agregando además, el elemento novedoso de analizar la psiquiatría forense desde sus orígenes o esa parece ser la intención, de esta reflexión sobre las complejidades de la mente humana como reductor de un tipo de mal originario que el guión parece especialmente interesado en analizar. Con un elenco coral en que el además participan los reconocidos Dakota Fanning (“American Pastoral”) y Luke Evans (“La Bella y la Bestia”), la serie se mueve entre la belleza, el horror y el misterio con una sutileza que dota a sus escenas — filmadas en su mayoría en Budapest — de una sutil belleza levemente gótica que añade poder a la versión de lo macabro de la novela original.

De la misma manera que en la novela, la serie utiliza la noción sobre el asesinato usando la historia de Jack el Destripador como modelo: la historia transcurre en el año 1886 y también, utiliza el escenario urbano para retratar la crueldad de los crímenes. Las víctimas de su asesino también son prostitutas cruelmente descuartizadas y además, arrojadas a las calles de la ciudad, un antecedente histórico que el guión no disimula y que de hecho, utiliza como hilo conductor del relato. No es casual que el narrador de la historia sea un periodista, que parece sostener toda la narración a través de la comprensión de los espacios de la mente humana. Pero también se trata de un juego de poderes intelectuales y morales, que convierten a la novela en la búsqueda de significado sobre la identidad del hombre a través de sus peores vicios y una percepción durísima sobre su capacidad para el miedo. Al igual sus pares reales en la Londres azotada por Jack el Destripador, Kreizler arma un perfil psicológico del asesino basado en los rasgos más evidentes de sus crímenes — ¿Por qué está asesinando solo a jóvenes prostitutas? ¿Por qué se arranca los ojos? ¿Por qué las víctimas son exclusivamente de origen inmigrante? — y a partir de entonces, la novela asume su condición como reflejo del terror invisible de una época hermosa e inquietante.

Carr sin duda es un buen narrador que logra crear una tensión específica sobre lo que cuenta y ese quizás, es el motivo por el cual permite que sus líneas argumentales sean del todo creíbles, pero sobre todo, profundamente meditadas, una eclosión de diversas posturas sobre la mente humana, la maldad y la bondad, pero sobre todo, el análisis de la agresión y el asesinato como síntomas psiquiátricos. La serie trata de emular la riqueza narrativa del libro y lo logra, con su atmósfera densa y oscura, pero sobre todo, una compresión inteligente sobre lo criminal. Con su uso impecable de la referencia histórica para crear un contexto lo suficientemente poderoso como para usar las particularidades de la época en favor de la narración. Desde la forma de definir los trastornos psiquiátricos — desde las menciones a enfermedades específicas como la esquizofrenia por el nombre de “demencia praecox” hasta el hecho de la percepción de lo mental como “males del alma — hasta el uso de la tecnología en la investigación criminal, la serie logra crear una mezcla inteligente de la comprensión de lo referencial y la ciencia como punto de partida a su percepción acerca de lo criminal.

La novela “The Alienist” es mucho más que un thriller ingenioso. La serie basada en su historia es mucho más que una historia al uso sobre crímenes y violencia: el guión aporta buen gusto, delicadeza y elegancia a su descripción de la Nueva York decadente de finales del siglo XIX, pero también una enorme personalidad al hecho urbano que sustenta la novela entera. Tenebrosa, inquietante, pero sobre todo, dolorosamente humana “The Alienist” es una puerta abierta a un análisis más profundo y oscuro sobre la naturaleza del crimen, la violencia como reflejo de los misterios de la desviación psicológica y la noción del mal como límite de la incertidumbre. Inteligente, inquietante y sólida, “The Alienist” (al menos en sus primeros capítulos) compone un nuevo discurso sobre el terror psicológico y espiritual. Y lo hace desde las fronteras de lo inhumano y lo oscuro, quizás su mayor logro.


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