lunes, 10 de noviembre de 2014

La imagen y el planteamiento visual contemporáneo: De la pizarra al primer click.





Desde hace tres años trabajo en una escuela de fotografía. Primero fui colaboradora informal — sus directores son lo más parecido a un mentor fotográfico que he tenido — y después, docente. Durante todo ese tiempo, he aprendido la manera como la fotografía se concibe desde el ámbito educativo y sobre todo, como se analiza como parte de una estructura académica, algo que puede resultar inusual para un arte/técnica basado — o así se supone — en la práctica. No obstante, la fotografía es mucho más que el resultado final de la imagen, algo más profundo y complejo que el manejo técnico de la cámara y sobre todo, una idea mucho más elemental que el simple acto de fotografiar. Porque de hecho, como bien lo dijo Ansel Adams, fotografíar es un ejercicio de imaginación que te permite crear un concepto en base a una imagen, estructurar una serie de percepciones de una manera única a través de lo que se fotografía y sobre todo, reconstruir la realidad. Crear una visión alterna de lo obvio y más allá, expresar ideas complejas a través del punto de vista personal.

Enseñar, desde luego, me ha permitido comprender la fotografía desde un punto de vista. O mejor dicho, el lenguaje fotográfico. Y ese lento recorrido me ha dejado unas cuantas lecciones que simbolizan para mi ese crecimiento conceptual sobre lo que considero es la fotografía. Unas cuantas lecciones que agradezco haber aprendido y que podría resumir de la siguiente manera:



1.- El Método hace al maestro:

La fotografía es un aprendizaje metódico. Seas autodictada o alumno de algún salón de clases de una escuela fotográfica, aprender sobre la fotografía requiere cierto método que beneficie tu capacidad para construir ideas visuales y no la entorpezca. De hecho, todo fotógrafo comienza obsesionado por el aspecto técnico de la fotografía y termina analizando ideas visuales desde puntos de vista profundamente personales. Esa evolución intima, emocional y hasta espiritual crea necesariamente una nueva perspectiva de la fotografía y sobre todo, una mayor profundidad de planteamiento. Todo gracias a ese sistemático aprendizaje, que permite al fotógrafo cuestionarse sobre los motivos por los cuales fotografía y aún más allá, por qué continúa fotografiando.

El método de enseñanza fotográfico no es único, tampoco exclusivo, mucho menos esencialmente académico. Pero sí, puede ser estructurado de tal forma que permita al fotógrafo avanzar de manera sistemática en sus planteamientos visuales. Desde la técnica — indispensable — hasta los elementos que crean el mensaje visual en creación — esenciales — la fotografía es algo más que el mero hecho de crear usando la cámara como herramienta. Es una idea que se muestra, un punto de vista que se analiza, una percepción única que se hace imagen.

2.- La experiencia crea la imagen:

Al fotografiar tomamos cientos de decisiones estéticas y técnicas inconscientes. Lo hacemos porque cada fotografía es una combinación esencial de percepciones, visiones y consideraciones que crean algo mucho más complejo y estructurado de lo que suponemos. Cada fotografía que se toma es una mezcla de visiones artisticas, de expresiones personales que se combinan con la técnica para mostrar una idea visualmente atractiva. Y cada fotógrafo crea esa visión a través de decenas de elementos que confluyen en un motivo, un mensaje, un lenguaje, una aspiración de belleza.

Pero la experiencia no es sólo práctica, aunque pudiera parecer que a medida que se fotografía con mayor frecuencia, se hace más notoria la intención visual del fotógrafo. Siendo la fotografía técnica y arte, ambos aspectos convergen en la capacidad del fotógrafo para expresar ideas complejas y en su manera de construirlas. Así que la experiencia no sólo se nutre de cuantas veces fotografía o que tan menudo pone en práctica los conocimientos técnicos que adquiere progresivamente, sino los motivos por los cuales los hace. La experiencia de una escuela de fotografía, puede permitirle el análisis de tu lenguaje de una manera profunda y significativa, mostrarte a través de la práctica dirigida, el debate, el intercambio de ideas, hasta que punto tu lenguaje forma parte de una noción mucho más amplia de lo que supones. Mucho más, el hecho de debatir tus ideas visuales desde un punto objetivo y basado en el método académico, puede depurarlas hasta permitirte esa necesaria madurez que convierta lo aprendido no sólo en una experiencia visual, sino en un concepto especifico sobre lenguaje visual.

3.- De lo que se aprende, a lo que se crea. El debate del cómo se mira.

Aprendí como fotografiar por ensayo y error, lo que hizo de mi experiencia visual un proceso intimo y personal que llevé a cabo a través de decisiones muy personales con respecto a mi trabajo. No obstante, poco después, comencé a notar — o al menos, esa era mi preocupación — que cometía los mismos errores una y otra vez, al expresar mi punto de vista visual y que en algún punto — o bajo determinada perspectiva — mi crecimiento visual se había detenido. Fue una toma de conciencia dolorosa, sobre todo porque me hizo cuestionar los motivos por los cuales fotografiaba. Sobre todo, cuando comencé a frecuentar grupos de fotógrafos de mi edad y también de educación autodidacta semejante a la mía que encontraron mi trabajo visualmente atractivo pero sin profundizar en esa visión elemental que todo fotógrafo desea mostrar. Recuerdo que por meses, me preocupó no entender muy bien por qué continuaba fotografiando y de hecho, sentir de manera muy clara que había alcanzado borroso y confuso en mis motivos para continuar haciéndolo. Sobre todo, cuando encontré que comenzaba a repetirme y a mirar mis imágenes como versiones de un mismo tema no muy claro. Una sensación de haber perdido no sólo el impulso sino la intención al crear un lenguaje visual.

Cuando finalmente me senté en un salón de clases para aprender fotografía, de pronto todos mis aciertos y errores a nivel visual tomaron otra perspectiva. No sólo comencé a mirar mi trabajo fotográfico previo como una construcción muy esencial sobre como analizo lo que me rodea y mi propio concepto de la imagen, sino hacia donde deseaba dirigirme. Sobre todo, cuando me vi obligada a abandonar esa zona de comodidad intelectual y de planteamiento visual que por mucho tiempo fue la única manera en que pude expresarme. Logré replantearme algunos prejuicios personales sobre la fotografía y asumir nuevos planteamientos, que me permitieron comenzar a fotografiar otra vez con un considerable entusiasmo. Una reformulación del cómo veo la fotografía y también, del como la interpreto. Así que, si sientes que tu lenguaje visual perdió la chispa del comienzo o mejor dicho, necesita una nueva reflexión que le brinde una nueva manera de construirse, la educación fotográfica formal podría ayudarte al respecto.

4.- De los maestros y otras lecciones a medio aprender:

Con frecuencia, una de las objeciones sobre el hecho de estudiar fotografía, radica en que los grandes maestros de la fotografía tradicional jamás necesitaron que nadie les enseñara lo que sabían y aún así, lograron construir lenguajes propios y profundamente significativos. Lo cual, por supuesto es verdad, pero también debe ser comprendido desde las especialisímas condiciones de la fotografía como arte joven: Para la mayoría de los grandes pioneros de la imagen fotográfica, fotografiar fue un experimento, fue probar los límites de un arte/técnica que aún no tenía mayores características y mucho menos profundidad. Poco a poco, los pioneros de la fotografía construyeron toda una nueva visión sobre lo que la fotografía es y de hecho, lograron brindarle esa notoria interpretación como documento histórico y artístico que aún conserva. Pero los maestros de la fotografía no sólo aprendieron por ensayo y error, sino que tuvieron la posibilidad de ser educados de manera directa o indirecta, por fotógrafos que compartieron conocimiento y experiencia con cada uno de ellos. Además, casi todos los grandes maestros de la fotografía, cursaron estudios sobre arte, arquitectura, dibujo y otras tantas ciencias que le permitieron brindar una nueva perspectiva al hecho de la fotografía.

Las escuelas de fotografía moderna copian el método de aprendizaje histórico: brindan la oportunidad al autodidacta de crecer a través de los conocimientos adquiridos sobre la fotografía, reforzando su experiencia y creando una nueva perspectiva a partir del conocimiento del alumno. Y es que para las Escuelas de fotografía la idea de la enseñanza visual es una sola: brindar al alumno la posibilidad de crecer en su manera de concebir el mundo y cómo lo traduce en imágenes.

5.- Siempre estudiante:

Llegar a ser profesora de fotografía no fue uno de mis objetivos cuando comencé mi lento aprendizaje fotográfico: digamos que ocurrió como consecuencia de mi profundo respeto hacia la imagen y sobre todo mi confianza en el hecho que enseñar fotografía es una interpretación esencial del lenguaje visual. Desde la primera ocasión en que estuve de pie ante un grupo de alumnos, comprendí un par de cosas importantes: la mayoría eran fotógrafos tan experimentados como lo era yo y que la experiencia sería una interacción de la imagen y los símbolos mutuos. Así fue: Enseñar fotografía me ha recordado que siempre seré estudiante, que siempre habrá algo profundo y significativo que aprender con respecto al arte de fotografiar, a esa noción profundamente intima de construir el mundo a través de símbolos visuales. Que la fotografía es una técnica/arte en constante reconstrucción y de la cual siempre habrá algo nuevo que aprender, crear e interpretar. Una renovación no sólo de la forma de aprender sino también de expresar las ideas visuales intimas de manera novedosa.

6.- Talento, instinto, perseverancia y disciplina:

Cuando comencé a estudiar formalmente fotografía — hará ya unos diez años — uno de mis amigos más queridos me insistió que no tenía mucho sentido “aprender un arte que es por completo instintivo”. La idea me desconcertó, no sólo porque no considero que la fotografía sea sólo el talento visual que pueda o no tenerse, sino que pareció una manera lamentable de resumir algo tan vasto como la comunicación visual. No obstante, el cuestionamiento me hizo hacerme unas cuantas preguntas sobre los motivos por los cuales decidía sentarme en un aula de clase y recibir clases acerca de una forma de expresión que con frecuencia se aprende solo a través de la práctica. De hecho, así lo había aprendido yo: Había fotografiado casi por década y media a solas, con esa perseverancia empecinada de los entusiastas apasionados y había obtenido importantes progresos, incluso uno que otro triunfo. Pero no era suficiente, o al menos a mi no me lo pareció. No fue suficiente la satisfacción de comprender técnicas y de aplicar conceptos por cuenta propia. Necesitaba comprender la fotografía a profundidad, asumir la experiencia como algo más estructurado que una serie de ideas aprendidas a través del ensayo y el error. Una razón tan buena como cualquier otra para asumir una nueva etapa de mi educación fotográfica.

Por casi una década, invertí una considerable cantidad de tiempo y dinero en mi educación fotográfica. Y aunque no considero que mi amor por la fotografía dependa de cuanto esfuerzo he brindado a mi aprendizaje formal, si estoy convencida que me ha permitido crecer de una manera que me habría llevado años lograr con los pasos lentos y un poco desordenados del autodidacta. Poco a poco, ese recorrido me permitió construir una nueva visión sobre la fotografía, basada en esa opinión académica de lo que es el arte de la imagen. Una nueva percepción de lo que puedo hacer y sobre todo, de lo que imagino puede llegar a convertirse mi forma de comprender el lenguaje visual.

7.- La fotografía es un arte/ técnica formal:

Mucho se ha hablado sobre lo que hace a un fotógrafo profesional o no: desde el hecho que su trabajo fotográfico le permita la remuneración económica hasta el estandar de calidad del resultado final. Cual sea la respuesta — que continúa en debate — la profesionalidad de un fotógrafo es una combinación de elementos que hacen impecable su desempeño. Desde su manejo la técnica, su capacidad para conceptualizar ideas visuales atractivas hasta la manera como comercializa su trabajo. Todo un conjunto de elementos que pueden aprenderse de forma estructurada bajo un régimen académico para alcanzar un óptimo resultado. En otras palabras, la educación fotográfica dota al fotógrafo de las herramientas para obtener el mejor resultado de sus conocimientos a largo plazo.



Probablemente el debate sobre la educación fotográfica no terminará pronto. Aún así, el hecho de que exista demuestra que el mundo fotográfico comienza a comprenderse de una manera mucho más sustancia y profunda de lo que lo ha hecho en las décadas anteriores. Y sobre todo, brinda la oportunidad a la nueva generación de fotógrafos en formación — en medio de una cultura de imágenes y para las imágenes — de construir sobre bases firmes su comprensión sobre el arte visual. Una nueva comprensión sobre lo que lo que es la imagen, sus alcances y hasta donde puede llegar como construir y lenguaje formal.

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