lunes, 9 de junio de 2014

El dolor y la feminidad herida. Una interpretación sobre los cuentos de hadas actuales.





(Este artículo tiene algunos spoilers mayores de la película "Maléfica". Si no has visto la película, quedas advertido) 

La escena abruma y sorprende: Maléfica yace en el bosque, rendida en un sueño narcotizado. Su amigo de la infancia Stefan, torpe y ambicioso, la mira con una expresión inescrutable. Cuando levanta el pequeño cuchillo de plata, la escena tiene un cierto aire a una tragedia épica. Pero Stefan, tembloroso y ambiguo, quizás recordando su vieja amistad con la mujer hada que duerme a sus pies, arroja el cuchillo antes de asesinarla. Y sin embargo, luego de un momento de duda, se inclina sobre ella con una cadena de hierro - la única cosa capaz de herir a un Hada - y toma una decisión. El espectador no sabrá cual hasta que al día siguiente Maléfica despierta, dolorida y aturdida. El grito de dolor del personaje llena la oscuridad de la sala de cine, dejando tras de sí una sensación desconcertante y hasta inquietante.

El primer pensamiento que tuve ante la secuencia fue de sorpresa. Fue lo suficientemente dura para no ser sutil pero tampoco tan explicita como para lastimar la sensibilidad del público infantil que me acompañaba en la sala. Con todo, me sorprendió esa clara alegoria a la violencia como forma de opresión y la leve connotación sexual que me pareció adivinar en los símbolos que se utilizaron en la escena. Más tarde cuando leí el artículo The Maleficent Rape Scene That We Need to Talk About de  la escritora  Hayley Krischer,  comprobé que no había sido la única en tener una interpretación semejante, lo cual me hizo asombrarme de la osadía de Disney, no solo como casa productora sino además, como creadora de todo un nuevo planteamiento sobre su manera de contar historias. Una visión no solo renovada sino por completo asombrosa acerca de los usuales mensajes que Disney suele promover en sus productos fílmicos.

Como espectadora, realmente, tenía muy pocas expectativas con respecto a  la película “Maléfica” del debutante en las lides de la dirección, Robert Stromberg. Decidí verla, por simple curiosidad cinéfila y además porque, lo admito, me intrigaba como Disney replantearía esa “maldad” tan paradigmática de uno de sus personajes más emblemáticos. Me pregunté si tomarían la vía sencilla de justificarla o crearían una idea mucho más convincente, basada probablemente en la magnética personalidad de la célebre Maléfica. Y es que Disney, como símbolo de un tipo de aproximación a la cinematografía bastante especifico, parecía moverse con pocas opciones en el replanteamiento de un concepto sobre el mal originario. Después de todo "Maléfica" no sólo es lo suficientemente cruel para hechizar a una recién nacida, sino que además, se convirtió en la metáfora de la maldad en estado puro, sin concesiones ni atenuantes. Así que me pregunté si la intención de Disney al dotarla de historia propia, sería la de brindarle una mitología que nos permitiera asumir la maldad como necesaria o algo más edificante, lo maligno como contraposición al bien originario. Una idea aburrida donde las haya, por supuesto, pero que en el contexto de Maléfica - como personaje que atesoré desde mi infancia - me intrigó.

No obstante, me sorprendió el resultado de una película que probablemente por su manera de abordar el tema, desconcertó a una buena cantidad de espectadores. Porque a pesar de ser un espectáculo comercial — que de hecho, lo es, cosa inevitable en un producto de la factoria Disney— la película también propone una vuelta de tuerca del cuento tradicional que lo vincula con fuentes mitológicas más antiguas e intrigantes. Porque el guión medita sobre una serie de ideas que forman parte de un contexto mucho más sutil y que transforman a la trama, de una simple narración ambigua sobre el dolor y el renacimiento, en algo un poco más profundo y sobre todo, significativo. Una búsqueda de esa otra versión de la historia mucho más compleja — y dura — que su anterior aproximación animada.

Por días, esa reflexión sobre la naturaleza femenina y la visión del dolor me obsesionó. Quizás por ese motivo, me sorprendió las numerosas críticas que leí sobre el film, que lo tachaban “como innecesariamente revisionista” y una “aburrida historia de señoritas”. Más allá, el tema central de la discusión era lo que les parece una distorsión innecesaria del cuento de la Bella Durmiente. Destruir el mito de Maléfica (perfectamente malvada y exquisita en la película animada, dual e incluso melancólica en la actual) y sobre todo la manera como el guión insiste en desvirtuar esa “belleza” idílica del cuento de Hadas original. Intrigada por una interpretación tan inocente de la mitología medieval (fuente directa del cuento de la Bella Durmiente en el cual se basa la película), me dediqué a investigar durante los últimos días sobre el motivo por el cual el guión despertó tantas críticas y opiniones encontradas. Y me asombró lo que encontré.

No sólo descubrí que realmente en una versión medieval de la Bella Durmiente, se insiste en que Maléfica es un “hada” (en contraposición con la versión Disney animada, que habla sobre una bruja) sino que además, se le tiene por un personaje esencialmente maligno que fue “herido” por la ambición “de los hombres”. No se menciona por supuesto, el motivo por el cual el personaje carece de alas (como todas las hadas literarias y del folclore Europeo) pero si se insiste en que Maléfica es una criatura “mutilada”. El pensamiento me intrigó y me pregunté si en algún momento, alguna antigua narración esbozaría la misma conclusión a la que Linda Woolverton -guionista de la versión actual — llegó: ¿Eran las alas de Maléfica un símbolo de su libertad, belleza e incluso feminidad? La idea no parece descabellada: en una de las tantas versiones del cuento original de la Bella Durmiente, se insiste que un Hada “malvada y envilecida” se venga del Rey “por dolor”· Mucho más especifico, se le llama malvada “debido a la venganza”. Es una idea que asombra, no solo por el matiz que arroja sobre la visión que se tiene sobre el personaje sino además, la simbologia de la narración primitiva, que se aleja lo bastante de la versión actual, como para desconcertar al lector más desprevenido.

Incluso, las implicaciones de la manera como se aborda el personaje de Maléfica parecen meditar sobre puntos muy controvertidos de la versión original en que la historia en que se basa. En una versión más antigua de la historia de la Bella Durmiente, Aurora no despierta de su sueño interminable con un beso de amor: es violada por el príncipe hasta que queda embarazada. Una imagen profundamente chocante y cruel que convierte al cuento original en una de las acostumbradas metáforas sobre la violencia y el dolor tan comunes en la Edad Media. Aún más, la historia parece expresar esa idea del Principe “que rapta” a su “Dama” como derecho Divino. Una recreación del tristemente célebre derecho de “Pernada” que daba derecho al señor Feudal a tomar la virginidad de las hijas de sus siervos. ¿Es la misma visión sobre Maléfica, traicionada y herida por alguien en que confía que nos muestra la película? ¿Es esa imagen dolorísima de Maléfica, mutilada y desfigurada de una manera casi simbólica la que insinúa que hablamos sobre un tema mucho más profundo y doloroso? ¿Es su metafórica vulnerabilidad y su dolor un reflejo de esa feminidad rota que parece contener su versión más primitiva?

Una idea que cuando se analiza, parece mostrar todo un nuevo cariz sobre la historia de la Bella Durmiente que más conocida y sobre todo, la verdadera dimensión de los personajes. En la historia Original (Titulada Sol, Luna y Talía del italiano Giambattista Basile y que data alrededor del año 1634)  la Princesa tampoco despierta por un beso de amor.  Nueve meses después de ser violada por un noble desconocido, La Princesa da a luz a dos gemelos, un niño y una niña, Sol y Luna.  Los niños son cuidados por las hadas, que acompañan a la princesa mientras duerme. Un día el niño trata infructuosamente de cogerse al pecho de su madre, encontrando finalmente su dedo. Empieza a chuparlo y logra, casualmente, extraer de su piel la astilla envenenada que la mantiene en dormida. En ese preciso momento Talía recupera el conocimiento (unos cien años después de haber caído “muerta”). ¿Es entonces, la nueva reinvención del mito de Maléfica un homenaje al simbolismo del cuento original? ¿Es el personaje, con toda su dualidad y singular vulnerabilidad - que tanto ha molestado a los fanáticos de la versión original - una revisión de la historia original y su metáfora con respecto a la perdida de la inocencia?

Más allá, "Maléfica" (como planteamiento) parece subvertir esa noción occidental que insiste en la figura femenina como débil y accesoria, o en el mejor de los casos, como acompañante necesaria de la historia masculina. Para sorpresa de propios y extraños, Maléfica es una película de personajes femeninos en Universos y vicisitudes femeninas y eso a pesar de lo descafeinado que puede resultar algunas propuestas y giros argumentales. Pero el solo hecho que el guión rechace la idea del beso de amor, para brindar mayor importancia a la complicidad femenina - lo que ha hecho que más de un crítico insista sea "un alegato lésbico" -  crea un precedente muy intrigante sobre el planteamiento de estas nuevas heroínas femeninas, solteras y significativas por derecho propio. Desde la audaz "Merida" de Brave, que decidió romper el esquema del "Vivieron felices para siempre" por el "viví feliz y cómoda sola" hasta esa última imagen de Aurora coronada en medio de un Reinado solitario, deja muy claro que Disney reconstruye su discurso tradicional a favor de algo mucho más sustancioso: una construcción renovada de la mujer y del mundo femenino.

Más asombroso y puntual resulta su cuestionamiento a la demonización de lo femenino, que parece hacer referencia inmediata a toda la visión medieval de la mujer como "tentadora" y "perversa". El guión asume a Maléfica como parte de una naturaleza irracional, una idea que trasciende a la mera visión de la maldad por la maldad. Y es que el personaje, a pesar de su sencillez y de nuevo, ser concebido como una idea comercial, permite reivindicar esa idea de la mujer como poderosa y a la vez emocional. La fuerza de la mujer salvaje que forma parte de un imaginario sutil de la cultura universal.

En conclusión, “Maléfica parece ser una singular reflexión de esa noción de la historia original basada en la violencia, y también quizás una demostración que la cultura popular comienza a brindar una percepción mucho más profunda de la mujer que la que hasta ahora había tenido. Sobre todo, la película y desde su trinchera de lo infantil y lo apenas sugerido, es una reivindicación de la figura femenina a través de una historia que gira alrededor del dolor y el poder de sanar las heridas. El amor por supuesto, que crea y purifica, pero en esta ocasión, no sólo romántico, sino esa combinación de la complicidad y comprensión femenina que pocas veces se analiza en el cine. Y es que "Maléfica" desde su inofensiva apariencia de historia para niños, muestra de nuevo, ese camino del héroe atraviesa el dolor para finalmente encontrar una idea personal sobre la paz. Solo que ahora se trata de una Heroína, y más allá de una historia que re dimensionó su primera interpretación.

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