miércoles, 14 de marzo de 2012

De joyas visuales entrañables: American Beauty




Hay peliculas de las que se guarda un recuerdo perdurable y exquisito. Para mí, American Beauty es una de ellas. Y que estupendo,  llenar mi insomnio de esas imágenes perdurables, radiantes que mantengo como un icono del buen gusto cinematográfico. Y aunque mucha gente considera "American Beauty" sin otro valor que una curiosidad argumental en medio de una propuesta visualmente atractiva, a mi siempre me parecerá una bella poesía visual, una metáfora intrigante de la sociedad y la dimensión cultural de lo cotidiano.

Aunque por décadas los estadounidenses se han estado mudando a los suburbios, sus peliculas no han producido el equivalente de un John Cheveer ni un John Updike, narradores que celebran el oscuro esplendor de los trenes suburbanos y la parrilladas en los patios. Esa es una razón por la cual American Beauty, que sería el debut del director teatral Sam Mendes, fue en su oportunidad una sorpresa. Una especie de Híbrido entre Happiness y The Ice storm, este insólito retrato de la familia disfuncional captura la soterrada poesía y patetismo que redime a todos los centros comerciales, cadenas de restaurantes y conjuntos de viviendas de diseño uniforme.

Kevin Spacey interpreta a Lester Burnham, un publicista que presiente que ha perdido algo, pero no sbe lo que es. Su esposa, Carolyn - interpretada por Annette Bening -, no puede soportarlo; ella es una agente de bienes raíces rígidamente convencial, que desea que todo a su alrededor sea perfecto, y considera a Lester como un insensible gruñón. E lamentable distanciamiento de su hija adolescente, Jane ( Tora Birch), quien se ha convertido en la obsesión romántica de su joven vecino, Ricky Fitts ( wes Bentley ), un fanático del video con el aire de un hermoso extraterrestre. La infelicidad precariamente balanceada de la familia se viene abajo, cuando Lester comienza a mirar de forma insinuante a Angela ( Una Mena Suvari anterior a American Pie ), la libertina amiga de su hija, quien lo provoca con coqueterías. Pronto Lester empieza a ejercitarse porque quierer estar en forma para Angela - creo que todo el que haya visto la pelicula recuerda la magifica escena de la chica yaciendo en un lecho de pétalos de rosas rojas - y se regocija en su nueva hazaña. "Es algo grandioso" dice "cuando te das cuenta que puedes sorprenderte a ti mismo"

American Beauty fue el primero guión de cine dele scritor Alan Ball, quien comenzó en los programas de televisión Cybill y Grace Unfer fire, y la primera hora de la película está llena de ese humor crudo y desenfrenado que podría esperarse de un escritor de comedias de televisión que por fin puede dar rienda suelta a su malicia y a su libido. Al inicio los personajes de Ball parecen caricaturas: La aspirante a Martha Stewart, la casquivana adolescente...Pero, pocoa poco, les va dando un matiz emocional, y al final todos se han vuelto de carne y hueso. Sentimos latir la tristeza debajo de las actitudes hacia la vida que muestra cada personaje: en las insolencias de Lester, en las mantras de carolyn, en la sabiduría al estilo Zen de Ricky, quién afirma que hay todo un mundo debajo de la superficie inmediata de las cosas. Aunque Ball algunas veces lo hace demasiado fácil ( como cuando el padre Ricky, que odia a los gays, revela sus verdaderos colores ), rara vez nos da la impresión de que está manipulando las situaciones. Él hace creíbles las conmovedoras interpretaciones de Thora Birch y Wes Bentley ( antes de quedar relegados al ostracismo hollywoodense, luego de participar en varios desastres de taquilla ) cuya aguda inteligencia como Jane y Ricky obliga a sus padres a someterse a un severo juicio. Si bien Annette Benning es muy directa ( aunque muy graciosa ), el trabajo de Spacey es rico y variado: ataca con palabras a su esposa, canta desastrosamente el estribillo de American Woman, anda de puntillas alrededor de la joven Angela como un adolescente enamorado. En el transcurso de la cinta, Lester pasa de ser el Spacey familiar, presuntuoso y sarcástico, y hasta un poco mañoso, a ser un personaje genuinamente estremecedor: un hombre desilucionado que descubre, quizás muy tarde, como convertirse en un ser humano decente.

Mesurada y maravillosamente actuada, la película es un triunfo de Mendes, que hasta ese momento era más conocido por traer a Broadway Cabaret y the blue Room. Mendes fue entonces un doble "intruso": inglés y novato en el cine. Fue un debut notable, sin duda alguna. Orquesta muy bien los difíciles cambios de tono, desde la sátira mordaz y la escalofriante violencia al deseo irreprimible de la joven Jane, quién desnuda sus senos ante la ventana del dormitorio para que Ricky pueda grabarla en video. A medida que que su cámara periódica y lentamente rcorre las copas de los árboles del vencindario de los Burnham, Mendes revela las muchas resonancias del título del filme, no todas irónicas. American Beauty es el tipo de rosas que Carolyn cultiva con esfuerzo en el patio; es la inmaculada carne adolescente que enciende la lujuria de Lester; y es un tipo de gracia distintivamente americana en la vislumbramos lo trascendente en los momentos más inesperados: Un hombre preparándole una merienda a una asustada muchacha, o una bolsa plástica que milagrosamente danza al viento.

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