miércoles, 21 de diciembre de 2011

Querida Aglaia de hace un año




Querida yo de hace un año:

Ahora mismo, eres una persona distinta a la que soy actualmente. No sabría decirte con exactitud en que consiste la diferencia, pero sí es enorme. Tal vez, sea tan sutil ese replanteamiento sobre la vida que tendrás durante el año que comienza para ti que me lleva un poco de esfuerzo explicártelo en esta carta que deseo enviarte, a través de este ejercicio de imaginación y de esperanza. De manera que no lo haré. Me temo que no comprendas realmente el valor de las cosas que vivirás y que te traerán a este día donde con una sonrisa y lágrimas en los ojos si te las explico todas, si las desmenuzo cuidadosamente.  Asi que redacto esto pensando en como este año me brindó un tipo de experiencia y aprendizaje que nunca pensé en obtener y que tu vivirás en poco tiempo. Y es que tu, Aglaia de hace doce meses, no podías esperar la manera que ahora, puedes apreciar tu propia vida como la suma de todas tus lagrimas, sonrisas, tristezas y alegrías. Porque este año, que ya es mi pasado, es sin duda, el momento donde la vida se abrirá para ti y tendrá un nuevo significado.

Vas a llorar, Aglaia. Muchísimo. Te dolerá la inexperiencia, la simplicidad, tu ingenuidad. Pero también vas a reir. A carcajadas, rodeandote el cuerpo con los brazos y balanceandote de un lado a otro. Perderas amigos, que tal vez nunca lo fueron, pero encontrarás - o descubrirás, recordarás  - los que siempre has tenido y que sostienen tu mano con firmeza. Atravesarás incertidumbre, sentirás terror ciego, te creerás al borde de la muerte y como nunca, apreciarás y paladearás la vida. Bailarás, te caerás, te lastimarás en más de una manera. Habrá anocheceres silenciosos y tristes, y amaneceres radiantes. Gritarás de furia, te quedarás en silencio de sorpresa, aprenderás a callar para escuchar y a suspirar para sentir tranquilidad. Y sí, habrá momentos espantosos, pero también, instantes tan bellos que serán parte de nuestra historia de ahora en más. Porque Aglaia este año que comenzarás a vivir y que para mí culmina, será el año donde el mundo se destruya y se reconstruya, donde brote la fe como una forma de creación, donde reirás con los brazos en alto, donde esperarás encontrar tu lugar y tu rostro bajo el sol.

Y lo lograrás, o al menos, ahora, estoy convencida que transito el camino para lograrlo.

Espero no haberte atemorizado con estas palabras. Tal vez, en el mundo de mi mente donde el tiempo no tiene significado, encuentres esta carta y temas un poco por lo que vendrá. No lo hagas. Siempre es preferible vivir intensamente a simplemente temer lo que se puede vivir.

Con enorme amor.

A.

Pd: Por cierto, nuestro año terminará con algo más que si puedo decirte: Una bicicleta y una nueva historia que contar.

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