martes, 6 de diciembre de 2011

Ejemplos: las personas que cambiaron mi manera de ver la vida este año ( y II )



Como comentaba ayer, en este, su blog de confianza, es inevitable hacer un resumen del año que culmina sin agradecer - comprender, asumir - el aprendizaje que todas las experiencias, buenas o malas, han brindado. En mi caso, descubrí que de alguna manera, un grupo de personas me permitieron no solo aprender con su ejemplo - su cotidiano, su manera de vivir - y creo que definitivamente, lo más valioso de esa visión del mundo es la posibilidad de creer y confiar a través de una perspectiva diferente de lo que haces. Mirar a través de otros ojos, quizá.

Como dije ayer, la lista que incluí era lamentablemente corta. De manera que creo necesario agradecer también a:

* Mi padre:

Mi relación con mi padre es casi inexistente. Debido a su temprana separación con mi mamá, apenas le conocí durante mi crecimiento y una vez que me volví adulta, la comunicación se hizo sino precaria, completamente circunstancial. Hasta este año.

Poco a poco, y tal vez fruto de un instinto personal que pocas veces comprendemos a cabalidad, comencé a conocer a mi padre de una manera que hasta hace pocos meses, no creí posible: No solo me escuchó y ha intentado comprenderme de una forma que me ha sorprendido por su sinceridad, sino que de alguna manera me demostró que no importa el tiempo transcurrido, siempre es buen momento para comenzar una relación con alguien que amas, pero apenas conoces - como es nuestro caso - de la manera más sencilla y sobre todo, respetuosa posible. Mi Padre me demostró, no solo con su solidaridad y complicidad, sino su profundo cariño, que quizá para comprender nuestro presente, hay que mirar el pasado y comenzar a construir tu propia historia,

¿Que aprendí de mi padre? A tener la humildad y sencillez de aceptar los errores. Y que siempre es buen momento para comenzar, otra vez.


* José Arato:

Pícaro, singularmente hedonista pero a la vez profundamente inquisitivo, este ciudadano del mundo me demostró durante este agitado año que la mejor manera de sobrellevar los obstaculos y los sinsabores, es asumir, con total libertad, que somos artifices de nuestro mundo. Porque para José, el mundo no ha sido simple, y probablemente no lo será nunca: apasionado, inquieto, fuerte, su propia naturaleza le lleva a construirse y reconstruirse constantemente, una busqueda de respuestas, un tiempo nuevo que le permita reconocerse como el Ave Fenix que se hizo tatuar, quizá para recordar ese espiritu eclético que le hace ser quien es. De manera que José, siempre sonriente, siempre intentando encontrar una manera de comprender el mundo sin tremendismo ni drama pero con enorme profundidad, me enseñó con su ejemplo el poder de confiar en las propias capacidades y sobre todo, de tener el suficiente sentido del humor para comprender que lo que vives, es sin duda reflejo de tus propias decisiones.


¿Que me enseñó José?  A reirme a carcajadas al caer, y sonreir triunfante al levantarme.

* Igora Latorraca:

Es mi hermana, tan cercana y real como si hubiesemos nacido de la misma madre. Bruja, diseñadora, extravagante, dura, sensible, versatil, impredecible, tiene el don de creer a ciegas, esa capacidad de los soñadores de confiar con absoluta convicción en lo que aun no existe, en lo que se comienza a formar a partir con la voluntad. Y es que mi Igora, con su cabello rosa y su sonrisa levemente malvada, tiene la capacidad de creer y construir lo que a todos los demás nos puede parecer disparatado, imposible lejano. Tal vez la mayor lección que aprendí de ella este año, es precisamente esa: Imposible es una palabra.

Lo explicaré mejor: Igo era hasta hace unos cuantos años, una estudiante de Ingenieria en la Universidad Simón Bolivar de Caracas. Hasta que decidió que su mundo se elevaba más allá de esa idea sobre si misma que todos parecian dar por cierta. Y elevarse, hasta romper sus propios limites, hasta creer en que somos artifices del futuro que vamos a vivir, cualquiera que ese sea. La pasión radiante por comprender que el mundo te pertenece en la medida que puedas confiar en tu capacidad para entenderlo a tu manera.

¿Donde está ahora Igo?

En París, Francia. Dandole las últimas puntadas a la que será su primera colección que presentará en la Escuela de Diseño de Modas donde estudia.

El poder de creer y confiar.

¿Que aprendí de Igo? A saber que si lo deseas, lo puedes lograr. No importa el que.


* Antonio Sifontes: 

Antonio es lo que podríamos llamar un caballero discreto: Curioso por naturaleza, dedica gran parte de su tiempo a disfrutar a leer e investigar por su cuenta todo aquello que despierta su interés. Sin ruido, sin temores, sin reservas, Antonio me demostró este año que la paciencia es un don - que estoy cultivando pero no tengo - y que la observación, una puerta abierta al conocimiento. Porque Antonio, con su peculiar manera de analizar las cosas, con esa penetrante idea del mundo que crea su norte, es capaz de comprender las ideas - las suyas, las ajenas, las que todos los dias le sorprenden - para asumir que el conocimiento no solo se encuentra en los libros, sino en nuestra capacidad de aprender de la experiencia.

¿Que aprendí de Antonio? A mirar atentamente. Y a saber que de esa observación, encontramos el poder de crear.

* Adalberto Nieves:

Si pudiera definir a un hombre que represente la idea que tengo sobre la amistad, probablemente el nombre de Adalberto sería el primero que tendría que decir. Porque Adal es uno de sus espiritus gentiles y fuertes, capaces de comprender que la educación, la firmeza y la amabilidad es parte integral de tu manera de comunicarte, de mirar el mundo de una forma mucho menos dura y árida de lo que estamos acostumbrados. Porque Adal, a diario, con una sonrisa, un comentario amable, la solidaridad sencilla pero inquebrantable que dedica a sus amigos y conocidos, me demostró que no estoy muy equivocada al pensar que la gentileza es una forma de expresión y la educación una bella manera de crear.

¿Que aprendí de Adal? El don de la gentileza, la educación y la solidaridad.

* Juan García:

Juan es como el hermano mayor que todo el mundo desea tener: paciente, divertido, solidario. Durante este año, Juan ha tenido que escuchar varias veces mi llanto nervioso: una y otra vez mi ordenador sufrió fallas, desde la más leves hasta las más graves, y fue Juan con su franqueza amable, su calidez a toda prueba lo que hizo menos terrible momentos realmente críticos de mi vida. Porque fue Juan el que con toda la paciencia que le caracteriza se dedicó durante casi seis horas de un sábado cualquiera, a intentar comprender porque mi pc sufría un desperfecto misterioso, o escuchar con toda objetividad y cariño, los problemas que durante este año he sufrido por diversas razones que para efectos de este pequeño homenaje, no tienen importancia. Lo realmente valioso aquí, es que Juan me demostró durante este año, y en cada ocasión, el enorme valor de la lealtad, de esa enorme ternura que implica apoyar con toda sinceridad a quienes forman parte de tu vida con gestos tal vez pequeños, pero sumamente valiosos. Y fue Juan, de quien aprendí, que para ser solidario y leal no hace falta otra cosa que solo serlo.

¿Que aprendí de Juan? Además que mi tarjeta de video antigua era una porquería, el valor de la autentica lealtad.




* María Teresa Madrid:

María T. es una de esas amigas que forman parte de tu vida por afinidad: ambas amamos los mismos tipos de libros, los mismos tipos de pelicula, y también, claro está la fotografia. Pero más allá de eso, Maria T. tiene la capacidad de la critica inteligente, de saber cuando es necesario decir lo que se necesario sin embagues. Admiro de ella su sinceridad, su critica directa, el amor por la belleza y el arte, y sobre todo, su firme decisión de crecer no solo como fotografa, sino como mujer y madre. María Teresa, en si misma, tiene esa idea espléndida de los grandes luchadores: mientras más grande sea el obstaculo, con más fuerza se dedica a vencerlo.


¿Que aprendí de María? La gran importancia que tiene la palabra justa, en el momento exacto.

Sigue estando incompleta la lista por supuesto. Pero creo que comprender, hasta que punto una persona puede cambiar tu manera de ver el mundo, es el mayor aprendizaje que este año me ha dejado.


0 comentarios:

Publicar un comentario