martes, 20 de septiembre de 2011

Proyecto 30 Libros: Uno que lo haya sorprendido por malo



Tengo una nada disimulada obsesión por esa figura entre  inquietante y asombrosa del siglo XVII llamada Castrati. Tal vez se deba a que todavía me parece inverosimil que se haya permitido la castración quirurgica de hombres jovenes en beneficio de la música - que no el arte, como se suele pensar - y aun peor, las restricciones sociales, culturales y religiosas que debian sufrir debido a la practica. Nunca ha dejado de sorprenderme - y aterrorizarme un poco - la costumbre no solo bárbara, sino cruel que condenaba a hombres con enorme talento, a padecer el ostracismo social y peor aun, una segregación social por completo inmerecida.

Lo lamentable del caso es que hay poca bibliografia al respecto: exceptuando algunas novelas de dudosa calidad y más interesadas en los interludios eróticos que se le atribuían a los Castratis, textos académicos dedicados exclusivamente a aspectos músicales y alguna que otra novela histórica sin mucha consistencia, no he encontrado demasiada información que me permita comprender el mundo de los Castratis a cabalidad. Y a pesar de mis investigaciones - incluso he escrito cartas a Profesores de Historia en Universidades Italianas en busca de información - continuo sintiendo que conozco poco al respecto. De manera que cuando escuché sobre el libro "El Canto del Ángel" , escrita por un erudito de la Lengua inglesa como lo es Richard Harvell, tuve la esperanza de finalmente encontrar una historia a la altura del mito y sobre todo, la recreación más fidedigna - y probablemente la más cercana a la realidad - de la realidad historica del castrato.

Lamentablemente me equivoqué.

De Lo futil a lo ridiculo:

"El canto del ángel" primera novela del literato Richard Harvell, se centra en la vida de un Castrato Suizo, Moses, quién desde niño tiene que afrontar mil viscitudes y terribles experiencias hasta alcanzar su sueño de cantar. Poseedor de un talento Innato y casi sobrenatural para la música, Moses es castrado por un maestro de música que intenta conservar su voz para siempre. Una historia con tintes de drama operático que podia anunciar una novela donde la trágedia, la pasión por la música y la singular identidad del Castrato podian otorgar una inusitada fuerza a la narración. No obstante, la novela naufraga muy pronto por la insistencia del autor en describir a un Moses aniñado, fragil y enfermizo, una victima de las circunstancias, incapaz de tomar una decisión sobre su futuro o menos aun, sobre su vocación o su necesidad de cantar . Y allí, donde el poder de la música debería crear un puente narrativo entre el espiritu pretendidamente indomito de Moses y el mundo al cual debe enfrentarse, la narración se desploma entre estereotipos y clichés que rompen el ritmo de la historia hasta sumirla en un caos argumental que no remotará en ningun momento. Por momentos, la novela se torna confusa, carente de interés, prodigandose en detalles sobre las viscitudes emocionales de los personajes principales, recreando situaciones inverosimiles que restan belleza a la conclusión final de la novela. Y es que como lectora, me encontré intentando comprender no solo las disparatadas decisiones de Moses, sino además, el mundo que el autor trata de crear a su alrededor, sin lograrlo. Tal vez se debió a que el autor combinó dos géneros tan contrastantes como disimiles: el histórico y el Romance, sin poseer el pulso necesario para bordar una historia lo suficientemente consistente para brindar firmeza a la historia que intentó contar.

1 comentarios:

Javier Darkona dijo...

Valga decir que es, entonces, una historia sin cojones.

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