sábado, 7 de mayo de 2011

De la maternidad Divina y otras ideas insolitas




La idea de una concepción virginal no es propiamente exclusiva de los cristianos. Unos tres mil años antes de Cristo, cuando la civilización persa conquistó la India, la mayoría de la población se negaba a seguir las enseñanzas espirituales de los colonizadores, pues estaban acostumbrados a sus propios ritos mágicos. Fue por eso que los Devas decidieron que debía nacer un redentor que salvara a ese pueblo de su ignorancia. Por tal razón, seleccionaron a una bellísima y casta joven llamada Devaki, para que llevara en su vientre a ese hijo de dios que debía poner orden en la tierra. Ella, dedicada enteramente a una vida de meditación, quedó embarazada en un momento de éxtasis, mientras descansaba en un enorme árbol conocido como "el árbol de la vida". Entonces el supremo sacerdote reconoció en ella la madre de su dios y se lo manifestó diciendo "la voluntad de los Devas se ha cumplido. Has concebido en la pureza del corazón y en el amor divino. Virgen y madre, te saludamos. Un hijo nacerá de ti, que será el salvador del mundo y al que llamaras Krishna, el consagrado ". Tras el nacimiento del niño, Devaki mantuvo su virginidad y educó a su hijo en los preceptos de la verdad. Cuando él cumplió 15 años, Devaki fue transportada a la eternidad, sin que quedaran señalas de su cuerpo.

La historia de una concepción bendita:

Existió un rey llamado Kansa que había sido engendrado por un demonio. Este monarca era un tirano, cruel y criminal. Asesinaba a niños y no tenía ningún tipo de moral. Prohibió en sus dominios la adoración a Rama, y la sustituyó por Shiva. La situación llegó a ser tan insoportable que La Tierra tomando forma de vaca se dirigió a Indra para quejarse y pedirle permiso para abandonar el mundo. Indra pidió consejo a Brahma a Shiva y a Visnu, y éste último fue convencido para nacer de nuevo y enfrentar al temible Kansa. Visnu decidió que Devaki sería su madre terrenal.

Cierta vez, Kansa se hallaba acompañado de Vasudeva y de Devaki y de pronto surgió una voz del cielo que dijo: "Loco de ti, el octavo hijo de la dama que estás conduciendo te matará". Cuando Kansa escuchó esto quiso matar ahí mismo a Devaki, pero Vasudeva se lo impidió prometiendo entregarle cada uno de los hijos que tuviera ella.

Así se hizo, y al pasar del tiempo, fueron asesinados los niños que nacían del vientre de Devaki. El octavo hijo corrió otra suerte. Cuando Kansa lo soltó contra las rocas para asesinarlo vilmente, el niño no llegó a tocar el suelo, sino que se elevó al cielo y se hizo muy grande, y le salieron ocho brazos y con una sonrisa dijo: "De qué te sirve haberme arrojado a las roca, ya ha nacido quien ha de matarte,el más poderso de los dioses". A partir de ese momento Kansa vivió en una sola angustia. Mandó a matar a todo niño que tuviera dotes de mando o de valentía. Krisna fue escondido por un tiempo, y creció y se hizo fuerte tanto física como espiritualmente. Vivió muchas aventuras y enfrentó muchos peligros. Al final se enfrentó con el maligno Kansa. Éste lo había invitado a unos eventos deportivos donde pensaba matarlo traicioneramente. Pero Krisna fue más astuto, pudo superar el peligro y terminó con la vida de su mortal enemigo.

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