martes, 17 de mayo de 2011

De la restricción de la libertad y la capacidad de creación: unas palabras sobre la homofobia





Podríamos decir que la Homofobia es un fenómeno de odio, pero creo que en realidad se trata de una muestra de ignorancia, que es, por supuesto,  una circunstancia aun peor. Porque la homosexualidad,  como una opción de vida, es sin duda una muestra de la diversidad del espiritu humano, de esa capacidad innegable del crear y construir una identidad propia a través de las infinitas decisiones personales. De manera que la homofobia no es otra cosa que destruir ese derecho profundamente intimo - al que por otra parte todos aspiramos -,  de recorrer un camino donde encontremos nuestras propias respuestas, satisfacciones, elementos de valor, opiniones. En suma, nuestra intima manera de mirar al mundo y eso incluye desde luego, nuestra sexualidad.

Sin embargo, lo más lamentable es que a pesar de la indudable evolución de las ideas sociales sobre la homosexualidad, aun se necesite celebrar un dia contra el "Odio de género" y contra la Homofobia. ¿No han sido contundentes las razones y motivos que llevaron a la abolición de considerar una opción sexual como enfermedad? ¿Todavía no hemos madurado lo suficiente como sociedad para comprender que cada individuo tiene el derecho y la virtud de recrear su visión sobre la vida de la mejor manera posible? Con toda probabilidad, lo más preocupante de la homofobia, no es su existencia, sino su perdurabilidad en el tiempo, y aun más, la admisión de sus formas más depuradas dentro de la moralidad cotidiana.

Antes y después: La homosexualidad como fenómeno histórico. 
Aunque muchos grupos religiosos y politicos consideran la homosexualidad un fenómeno transgresor de la convivencia social, en realidad la atracción entre dos hombres o dos mujeres, se remonta a las sociedades más antiguas. Desde la historia mítica de Gilgamesh y el gigante Enkidu, recogida en el poema épico más famoso de la cultura sumeria, pasando por el idiograma del tercer sexo que solía encontrarse entre los jeroglificos egipcios que describian la vida cotidiana hasta las exquisitas vivencias de los Griegos, la homosexualidad en la historia siempre se concibió en su verdadero peso: una manera  personalisima de construir la sexualidad. No obstante, a medida que la religión y la moralidad tomaron el sesgo de restringuir las libertades personales como forma de control, la sexualidad se reprimió hasta que se creó el concepto de "decencia y normalidad" más extendido: esa despiedada destrucción de la identidad del invididuo en busca de una restricción total de cada aspecto que pudiese considerarse fuera de la norma establecida. Tal vez, no solo fue el nacimiento de la Homofobia, sino del prejuicio, el odio, el racismo como forma de agresión y destrucción de la identidad individual.


Más allá del odio:

"Maricon" " pervertido" "pargo" son algunos de las frases y adjetivos que demuestran hasta que punto la homofobia no es un mal social sino una lamentable muestra de nuestra visión sobre la sociedad. Porque el mero hecho que dentro del lenguaje más habitual, exista una cierta aceptación sobre expresiones denigrantes y que inciten a la segregación, habla de la raíz de este problema: la necesidad de comenzar a comprender que el odio hacia lo diferente, es simplemente la más triste manifestación de la arrogancia de una mayoría silente y bovina. La atracción sexual entre dos seres humanos del mismo género se remonta a los comienzos mismos de la historia, y esa antiguedad dentro de la concepción del ser humano como un individuo dotado del derecho de decidir y crear su propia decisión sexual, solo nos demuestra que cualquier conjetura al respecto solo se trata de ese odio absolutamente injustificado por lo que no podemos comprender, no compartimos, no asumimos como propio. En otras palabras, la homofobia es el odio, ignorante y fortuito hacia la libertad de escoger y crear una alternativa válida poara vivir de alguien más.


Y en el futuro, la igualdad:
Indudablemente, la sociedad ha  dejado atrás los tiempos oscurantistas donde los homosexuales eran señalados y segregados de manera legal. El bochornoso y terrible final de Oscar Wilde, humillado y destruido por el sistema carcelario Inglés del siglo XIX, la espantosa muerte de  Mathew Shepard, Las condenas y ejecuciones de Jovenes homosexuales en Irán, la legislación que autorizaba los asesinatos por género en Uganda, las constantes agresiones a homosexuales y transgéneros, son solo simbolos de la manera como la sociedad percibe al diferente, al que se atreve a reinvidicar sus propios valores por encima de los limitados y esquemáticos de la sociedad. Es inquietante y sobre todo terriblemente desalentador comprender que en este mundo globalizado, tecnificado, carente de fronteras comunicacionales, aun la homofobia sea percibida como un elemento moral y subordinado a la identidad social de cualquier creencia o valor social. Una idea que se extiende incluso a todos los que se sienten que la Homofobia tiene un basamento ideologico más allá del simple odio, de la básica idea de desconocer al otro como sujeto de valor.


La historia futura espera por una reinvidicación de la igualdad como admisión del poder creativo de cada individuo. Y sobre todo, la esperanza de reconocer que todos tenemos el poder - el deber, el derecho - de vivir el mundo como nos dicte nuestra necesidad personal de aceptar nuestra propia identidad.




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