viernes, 14 de enero de 2011

De las culpas y otras abstracciones incomprensibles


Como libre pensadora, la idea cristiana de la culpa me produce angustia y desconcierto. Es una contradicción ideológica con las creencias que me educaron. La responsabilidad moral que tomo por mi comportamiento y mis acciones es totalmente personal, intima y sin posibilidades de conceptualizar un imaginario "chivo expiatorio" sobre quién descargar las consecuencias. Considero un facilismo teólogico incongruente, la filosofia judeo Cristiana que sostiene que una energía independiente a la racionalidad social, es quién sostiene la posibilidad del "mal". El sufrimiento, el miedo, la violencia, no son obra de la omisión o la acción de una creación sofista, sino de una estructura cenital ajena a cualquier dominio o comprensión humana. Una idea perturbadora, sin lugar a dudas y sobre todo, carente de coherencia y valor.

Constamente, releeo El dios sádico de François Varone, debido a que los argumentos que se exponen en sus páginas son congruentes con la liberalidad de mis ideas más intimas. Creo firmemente en la recreación de un mesianismo humano,basado en liberación del deseo. Un evangelio del Reino de las ideas, sin dudas. A grandes rasgos, esta es la tesis que propone:

1. El sufrimiento humano no es consecuencia del pecado original.
2. El sufrimiento humano no tiene para Dios ningún valor compensatorio ni reparador: no constituye placer ni exigencia jurídica de Dios.
3. El sufrimiento humano no le alcanza al hombre como si fuera efecto de una disposición divina o algo permitido concretamente por Dios a modo de prueba, advertencia o de castigo para tal o cual persona o grupo.
4. El sufrimiento humano es la consecuencia normal de la fragilidad física y moral de la humanidad y del mundo. El sentido de tal o cual sufrimiento es, pues, puramente inmanente al acontecimiento y a sus causas concretas, en principio reconocibles.
5. A esta primera causa que es la fragilidad se añaden, por desgracia, la maldad, la violencia y la injusticia del hombre.
6. La condición humana de fragilidad y de vulnerabilidad representa una provocación y un escándalo para el deseo ilimitado del hombre y provoca en él reacciones, activas o pasivas, que sólo consiguen agravar aún más el sufrimiento y la falta de sentido.
7. Aún sin ser querido ni enviado ni organizado por Dios en tal o cual acontecimiento para tal o cual persona, el sufrimiento en general forma parte del mundo material "en devenir".
8. Esta condición de fragildad y de vulnerabilidad son instrumentos del "devenir" histórico y personal de la humanidad.
9. El sufrimiento en sí mismo no es portador de valor. Su verdadera eficacia es que provoca el deseo y la libertad y es ocasión de fe y de perseverancia.


Un espiral de aspiraciones casuisticas, sin lugar a dudas. Un nudo gordiano, donde el hombro lobo de Hobbes tiene la forma del rostro que vemos al espejo. La recreación moral de la culpa es por tanto, nuestra manera más primita de expresar el temor al vacío, el temor cenital en el infinito rallano en la locura que se alza entre las ideas más veniales.

Sea pues, el mundo, en un laberinto de ideas inexpugnables. Una palpitación de oscuro dolor, quizá.

0 comentarios:

Publicar un comentario