jueves, 28 de octubre de 2010

Diez Remakes de peliculas de terror: Lo Nuevo, Lo Viejo, lo Innecesario


Como saben todos los que me conocen, soy una asidua a las peliculas de Terror. Disfruto especialmente esa idea de recrear una emoción tan primitiva como el miedo, en variadas formas, en extrañas maneras desconcertantes, que solo consiguen revivir el viejo mito que el peor temor es el que el hombre mismo forja con sus quimeras. De manera que, puedo hablar con propiedad sobre el cine de terror, sino que opinar sobre lo que es el poder de evocación que puede tener, como vehículo visual.


Estando tan cercana la fecha del 31 de Octubre,  tradicionalmente asociada con el miedo y lo terrorifico, me dedicaré a realizar una pequeña recopilación sobre el terror como género y sobre todo, como forma de expresión filmica. ¿Y que mejor manera de comenzar que preguntandonos que clásicos revivieron en la nueva era? ¿Eran necesarios?


10. Toolbox Murders (2003): al versionar uno de esos oscuros semi-clásicos de los 70, Tobe Hooper logró exorcisar sus demonios estéticos y brindarnos un atmósfera cargante que no había logrado repetir desde los tiempos en que por primera vez liberara a Leatherface y compañía. La original de 1978, a pesar de gozar de cierta fama, no pasa de ser un video-nasty poco ambicioso, mientras que la versión de Hooper combina los desparpajos gore con un homenaje no tan solapado a los terrores de apartamentos de Roman Polanski. Dista mucho de ser una película perfecta, pero al menos posee más alma propia que su predecesora, y esto en un remake no es algo tan común.

9. Cuando llama un extraño (2003): la versión original de esta película, que data del año 1979, comienza muy bien explotando el filón de las niñeras-acosadas-por-el-psicópata-de-turno hasta que se hunde en una segunda mitad carente por completo de interés. La versión pop, en cambio, condensa los mejores elementos de la original y explota a la perfección nuestra paranoia burguesa a los intrusos. Su principal defecto, en todo caso, reside en una horrorosa campaña publicitaria que destripaba sus mejores sorpresas y reducía bastante el disfrute. Aún así, es una muestra de cómo se puede mejorar un material aun pecando de falta de originalidad.

8. La pequeña tienda de los horrores (1986): que me perdone el gran dios Roger Corman, pero su película de 1960 acerca de una planta gigante del espacio exterior se ve ampliamente superada por esta joya ochentera de las comedias de terror, protagonizada por un Rick Moranis en estado de gracia y dirigida por un Frank Oz que se mueve como pez en el agua entre las perversas y divertidas criaturas desatadas en una delirante pesadilla sub-urbana. ¿Cómo olvidar a ese genial Steve Martin en su papel de dentista sádico (valga la redundancia)? Recomendada para todos aquellos que hayan disfrutado con The Rocky Horror Picture Show, esta comedia de terror no tiene desperdicio. Si bien la original es también un clásico por méritos propios, no resulta tan deliciosamente operática como esta. Roger Corman, sin embargo, puede quedarse con el privilegio de contar en su elenco con un entonces desconocido Jack Nicholson.

7. Willard (2003): Ya no se hacen películas como esta, pero Glen Morgan supo tomar una bizarrada de 1971 y actualizarla para convertirla en una de las películas de terror más injustamente infravaloradas de los últimos años. Sin embargo, y a pesar de contar con numerosos aciertos, el mayor aliciente de esta nueva versión tiene por fuerza que ser el über-freak Crispin Glover como Willard, el gris hijo de mamá que descubre su lado megalómano al hacerse líder de un ejército de ratas, entre las cuales descubre los dos lados de su atormentada alma.

6. The Blob (1988): La versión original de esta película, estrenada en 1958, sobrevive hoy en la memoria colectiva principalmente como pieza camp y por haber dado a Steve McQueen su primer papel protagonista. Sin embargo, su remake ochentero es una de las joyas de videoculb más  desconcertantes de su época y una monster movie en toda regla, una que conocerán todos aquellos afortunados que, como yo, hayan crecido como televidentes de Cinemax Y es que no hay quien compita con escenas de cuerpos disolviéndose en medio de una gigantesca gelatina rosa con vida propia.

5. La invasión de los ultra-cuerpos (1978): a diferencia de las demás películas, existen tres versiones diferentes de los ultracuerpos (con una cuarta a estrenarse muy probablemente este año). Si bien la original de 1956 es considerada como una de las piezas más importantes del cine paranoico de la Guerra Fría, es la versión del 78 (dirigida por el siempre interesante Philip Kauffman) la más contundente y apocalíptica. Kauffman crea con sus alienígneas desalmados uno de los climas más opresores del cine de terror de los setenta, convirtiendo la suya en una metáfora bastante lograda de deshumanización y persecuciones despiadadas. Asimismo, logró solventar el mayor problema de la cinta original al mostrarnos un final demoledor, en el que Donald Sutherland desbarataba con un solo gesto las esperanzas de toda la Humanidad. Genial.

4. The Ring (2002): probablemente la pieza más polémica de toda la lista, ya que siempre he defendido (y defenderé) la opinión de que Gore Verbinski reinterpretó a su antojo la que probablemente es la más famosa de las películas del japo-terror. La original de Hideo Nakata, sin embargo, no me parece tan grandiosa como siempre se ha sostenido. Para mí, el director nipón alcanzó su cima creativa con Dark Water (su mejor película, en mi opinión), mientras que Verbinski no sólo alcanzó a hacer una tremenda versión, sino también una de las mejores películas de miedo en lo que llevamos de década. Imagino que muchos estarán en desacuerdo con esta afirmación, pero es algo que sostengo ad infinitum.

3. Las colinas tienen ojos (2006): seguir hablando de esta película sería redudante, ya que todos sabemos muy bien como Alexandre Aja subió el volumen al original de Wes Craven, resaltando un mensaje que se había quedado a media turbina cuando fuera recreado por primera vez en 1977. Rechazada por algunos debido a su exasperado salvajismo, pienso que lo más interesante de esta versión no es la violencia en sí misma, sino lo que esta quiere decir en su particular exageración.

2. La mosca (1986): al igual que hiciera Chuck Russell con The Blob, David Cronenberg resucitó una película famosa principalmente por su parodiable estética pop y convertirla no sólo en una asquerosidad cinematográfica, sino también en un contundente comentario acerca de la condición humana. Unos efectos especiales superiores y un tono oscuro y depravado ayudan a crear uno de los mayores clásicos de este director, y una de las mezclas mejor logradas entre el terror y la ciencia-ficción.

1. La cosa (1982): sin duda alguna el mejor argumento a favor de los remakes, La cosa es no sólo una versiòn superior al original de 1951, sino también la que muchos consideran la mejor película de John Carpenter. Su superioridad viene dada no sólo por sus grandiosos efectos especiales (cortesía de Rob Bottin), sino también por una historia que se afinca mucho más en la paranoia del relato original en el que se basan ambas películas. Carpenter creó una joya que hasta la fecha no ha sido capaz de superar, y que todavía es pieza obligada de culto (como bien prueban los estusiantas comentarios que despierta cada vez que se habla de ella).

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