lunes, 26 de julio de 2010

De diminutos y fascinantes enigmas

Alicia - si, la creación de Lewiss Carrol - fue una nínfula. Que ningún director se atreva a expresar la idea en imagenes, es otra historia, pero su padre literario la creo a imagen y semejanza de su musa personal: Alice Liddell, una niña de once años a quién el autor amo con pasión hasta que se convirtió en adulta y abandonó el País de las Maravillas de su mente. No hablo de Pedofilia, mucho menos de obsesiones eróticas. Me refiero en especifico a esas perturbadoras imagenes casi siempre literarias donde una niña con el espiritu de una mujer atemporal desconcierta y devora a su admirador masculino.

Ya la definió Nobokov, padre Literario de la Nínfula más conocida de la historia, Lolita. Y tal vez, sea la identidad de la Nínfula mejor creación de su memoria:


"Entre los límites de los nueve y los catorce años, surgen doncellas que revelan a ciertos viajeros embrujados, dos o tres veces mayores que ellas, su verdadera naturaleza, no humana, sino nínfica ( o sea demoníaca); propongo llamar nínfulas a estas criaturas escogidas.

¿Son nínfulas todas las niñas? No, desde luego. Si pedimos a un hombre normal que elija a la niña más bonita en una fotografía de un grupo de colegialas o girl scouts, no siempre señalará a la nínfula.

Podría pensarse entonces que el requisito de una nínfula es la juventud. Y no lo es. Si le pedimos a un hombre normal que señale a una Nínfula en un grupo de escolares, probablemente no la encontrará. Pero si podrá imaginarla. De manera que la Nínfula es una creación de una idea, de una necesidad, no de una fantasia erótica. Eso es sencillo. Una nínfula es una idea dura y creaconista.

De nuevo Nobokov:


Hay que ser artista y loco, un ser infinitamente melancólico, con una burbuja de ardiente veneno en las entrañas y una llama de suprema voluptuosidad siempre encendida en su sutil espinazo, para reconocer de inmediato, por signos inefables - el diseño ligeramente felino de un pómulo, la delicadeza de un miembro aterciopelado y otros indicios que la desesperación, la vergüenza y las lágrimas me prohiben enumerar- al pequeño demonio mortífero ignorante de su fantástico poder."


Dolores Haze, la eterna Lolita, es una nínfula. En la literatura es perfecta pero su tránsito al cine ha sido irregular: La de Kubrick no lo fue - era una adolescente -, la de Adrian Lyne lo fue en esta única pelicula - cuyo nbombre olvidé porque creció y pasó a ser una vulgar actriz en medio de una pléyade de vulgares actrices -. Pero Lolita, literataria o no, está en buena compañia: tenemos a la nínfula cruel y extravagante interpretada por Juliette Lewiss en cabo de miedo, o a Natalie Portman, maravillosamente bella y niña en El Profesional. Delicada, cruel, éterea, Atemporal. Y más adelante, la Portman acentuaría la identidad de la Ninfula con el delirante tormento de un adulto en "Beautiful Girls". Pero Natalie también creció y de nuevo el cine careció de Ninfulas.




Beatrice, Laura, Annabel Lee (y a esas tres las cita Nabokov como ejemplos) son putas nínfulas. La garota de Ipanema. Virginia Clemm (o sea, Annabel Lee). Alice Liddell (¡ay!). María Valverde (insuperable su "fue el verano pasado, yo era una niña" "¿y ahora?" "ahora me queda muchísimo mejor el bañador" o su respuesta a "a mí las bragas de las niñas no me importan nada" de Tosar, diciendo "mejor: yo no llevo" en La flaqueza del bolchevique -película que fui a ver sólo por la posibilidad cumplida de la nínfula-). Ellen Page da el pego en esta película que es una revisión de Caperucita y cuyo título he olvidado.

¿Hay una contraparte para la Nínfula en el género masculino? A punto de cumplirse cien años de la publicación de muerte en Venecia no podemos menos que recordar la pasión de Gustav von Aschenbach por el joven y androgino Tadzio. Una eterea y delicadisima obsesión ribetada de dolor y una angustia existencial inconmensurable. Pero al final, todo se resume a la fantasia, al dolo y la perdida. Y de nuevo la Ninfula - o su deseo, o lo que evoca, que es lo mismo - danzando en el rostro muy joven, muy bello, muy desconcertante de una criatura atemporal.

Y volvemos al tema de siempre. La juventud, el deseo, lo inalcanzable. Lo temible del tiempo que transcurre. También lo explicaba muy bien Houellebecq en La posibilidad de una isla, novela que no me gustó más que por eso:


" Claro, es un poco ridículo que una mujer de treinta años compre una revista que se llame Lolita; pero no más que el hecho de comprarse un top ceñido o unos mini shorts. Su apuesta era que el sentido del ridículo, que había sido tan fuerte entre las mujeres, y especialmente las francesas, iba a desaparecer poco a poco en provecho de la pura fascinación por una juventud sin límites.

Lo menos que se puede decir es que se ha ganado la apuesta. La edad media de nuestras lectoras es de veintiocho años, y aumenta un poco todos los meses. (…) Es normal que a la gente le dé miedo envejecer, sobre todo a las mujeres, siempre ha sido así, pero esto… supera todo lo imaginable, creo que todas se han vuelto completamente locas”.



Debo decir que las nínfulas solo son superadas en mi escala de enigmas preferidos por los vampiros y solo porque estos últimos cautivaron mi imaginación mucho antes y con mayor poder. Además, es algo de pura...¿cotidianidad? ¿El secreto del eterno vivir? En otras palabras, a la Nínfula te las puedes cruzar en la calle. Un vampiro no. ¿Un híbrido entre ambas tendencias? Claudia, por supuesto, la nínfula enloquecida y maravillosa de la de Entrevista con el vampiro. Pero la última vez que vi/leí la obra / pelicula estaba en edad de serlo yo - Nínfula, no vampiro. No lo fui, por desgracia y no por falta de vocación y no de fijarme en otras...
Y cual es la conclusión de este delirio? Que pocas cosas "no reales" me decepcionan tanto como cuando una nínfula (de las de dominio público) crece. Un infimo temor a la perdida del misterio ese procaz enigma de lo habitual.

2 comentarios:

corazon de gacela dijo...

Gracias por este exquisito escrito.
Debo confesar que acabo de descubrirme en ese texto que tocas de Navokov...las reconozco con una facilidad enorme...
De las doncellas, salgo corriendo en direccion contraria.
Creo que si algo me salva de no ser un trastocado mental, es que me encanta descubrir
ninfulas en mujeres maduras,
realmente no es cuestion de juventud.
Las mujeres no tienen edad.
¿como que si estoy trastocado?

Lunática (R.) dijo...

Fantástico. Este blog es maravilloso!!

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